jueves, 15 de noviembre de 2007

¡¡CON LA PRENSA A LA CABEZA!!LA PERSECUCIÓN SOCIAL Y POLICIAL CONTRA LOS NUEVOS SACCO Y VANZETTI

Cuando se cumplen 80 años del asesinato legal de los anarquistas Nicola Sacco Y Bartolomeo Vanzetti (asesinados en la silla eléctrica en 1927 por el Estado de Massachusets, EE.UU), el Capital-Estado sigue llenando de proletarios las cárceles y centros de exterminio. El terror blanco se hace sentir a cada momento de nuestras vidas. No importa que se sea ladrón, traficante, rebelde o un honesto ciudadano. El mensaje está emitido, quien no se someta al redil de la democracia, es candidato seguro para ser atrapado por la policía y los carceleros. La prensa fiel sirviente del capitalismo, señala los errores del gobierno para corregirlos, señala las llagas de los proletarios para camuflarlas y alienta a los explotados a seguir sumisos y conformes con sus vidas miserables.

Gran parte de los noticieros de radio y TV, en conjunto con la prensa escrita, nos bombardean constantemente con especulaciones estúpidas sobre la delincuencia, induciendo en la conciencia del esclavo, un clima de temor e indignación ante sus hermanos de clase, manteniendo relaciones de competencia y servilismo. Repitiendo los mandamientos de la sacrosanta democracia y la propiedad privada, los ciudadanos repiten las estupideces que emanan de la prensa, distanciándose de esa forma de quienes no pueden o no quieren ser parte del rebaño que camina pacíficamente a su propia muerte. Tenemos ante este panorama, de tan avanzada enajenación y de total ignorancia de los males que aquejan a la humanidad, a un público pasivo ferviente colaborador del Estado y a la deriva de los caprichos de la economía. Es así como vemos una sociedad consternada por un asalto y la muerte de un policía, pero muy poco sensible a la hora de valorar a sus propios caídos por las balas asesinas de las instituciones burguesas.

Los crucificados de turno se apellidan Aliste, Fuentevilla, Villarroel, Gutiérrez y Jerez. Los cuatro primeros compañeros, son ex presos políticos que estuvieron en las celdas del Estado por combatir primero la tiranía de Pinochet y la Junta Militar y luego la democracia y la hipócrita transición pactada. El último es un delincuente habitual, cuestión que para nosotros resulta superflua, pues bien mal estaríamos los comunistas el día que nos cause rechazo quien por fiereza, dignidad o por las condiciones que el capital reserva a los proletarios, se transforme en asaltante de bancos.

La prensa burguesa muestra la viuda del cabo Moyano rompiendo en llantos, maldiciendo a los "asesinos" y pidiendo explicaciones a los parlamentarios que firmaron el indulto para los presos políticos, tratando de amedrentar aún más a nuestros compañeros y a todo el que ose luchar contra el Estado. En esta misma línea de agudización de la guerra contra el proletariado, se aprovecha de militarizar aún más las comunidades mapuches y los barrios obreros de todas las regiones del país.
Con el pretexto de proteger a las personas de bien, se llenan los cupos en las escuelas de las fuerzas armadas con mercenarios dispuestos a defender a sangre y fuego las ganancias del capital, pues aún hay seres humanos que no se resignan a vivir su vida esclavizados por el trabajo asalariado.

¡Compañeros!, es nuestro el deber de solidarizar y ser cómplices de todos aquellos que rompen la paz del capital y el Estado. Si nuestros compañeros son o no culpables es algo que no nos preocupa en lo absoluto, eso se lo dejamos a las instituciones de la sociedad del espectáculo y a la izquierda burguesa que se orina ante las imbéciles palabras de un Chávez u otro milico izquierdista de turno, que no dudan en conciliar con la clase dominante y al mismo tiempo acribillar al proletariado insurrecto. Tal como Allende lo hizo ayer contra los compañeros de la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo) y rebeldes anónimos en los Cordones Industriales.
De todas formas sabemos que para esta sociedad nuestros compañeros no son inocentes, pues lucharon contra la explotación y el dominio a costa de sus vidas, y pese a todo lo que sufrieron siguen con la esperanza intacta.

Sólo de nuestra acción espontánea, cómplice y organizada depende que no sean asesinados por algún escuadrón de la muerte o sean apresados por los perros legales de la burguesía. Y a todos los intelectuales bienpensantes, que los llaman a aparecer y dar la cara (es decir a entregarse), les decimos que ellos no son estúpidos, nunca confiarán ni se darán la mano con los verdugos.
Compañeros Aliste, Fuentevilla, Villarroel y Gutiérrez, un abrazo rojo e iconoclasta donde quiera que se encuentren.
Por la destrucción de las cárceles, el Estado y la policía.
Por la Revolución Social
Corran compañeros corran, el viejo mundo los persigue.

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