Hemos visto, sin el menor asombro, como la izquierda del Estado-capital, se prepara a la comparsa. Luego-luego se presta, unánime, a la defensa del capital nacional mediante la gestión del Estado. Es la lógica de la izquierda del Estado-capital. Ante el denominado “neoliberalismo” y la “globalización”, la respuesta de la izquierda es la afirmación del Estado nacional, la defensa de “nuestro” capitalismo y, si fuera capitalismo de Estado, aún mejor ―a defenderlo con uñas y dientes, porque será “nuestro” Estado-capital. Es la lógica liberal que les impulsa a comportarse como propietarios; a ofrecerle todos los ropajes necesarios al continuismo, a facilitarle todos los disfraces que hagan falta. Lo importante es que cambie en apariencias. Hoy lo vestimos con los colores patrios, mañana lo engalanamos de amarillo, pasado mañana de rojo y hasta se le puede agregar al atuendo un pasamontañas ¿por qué no? Haría al disfraz mucho más atractivo.
Mientras tanto, harán exactamente lo que están acostumbrados a hacer: continuar. Por eso sus marchas multitudinarias de dulce, verde y mole (¡No fueron cientos! ¡Fueron millones!, reclaman eufóricos los participantes del carnaval). Por eso la unidad. Por ello el coro al unísono con las gastadas consignas: ¡El pueblo unido jamás será vencido! O la típica (debemos confesar que está, realmente, nos parece mucho más divertida): ¡SI NO HAY SOLUCIÓN, HABRÁ REVOLUCIÓN!
Pero ¡tranquilos! Siempre hay “solución”. Es por eso que la izquierda reclama el diálogo permanente con papá Estado-capital ―evidenciando que son parte del juego― Es precisamente aquí, que el Estado-capital sabe mostrar su eficacia en la previsión de los remedios para todos los malestares que él genera. Y no escatima, enseguida se esfuerza por suministrar la aspirina o el remedio requerido. Mecánicamente pone en práctica el tratamiento adecuado. Primero nos aconseja “sudar la fiebre” y la izquierda del Estado-capital, sabe como hacerlo: rápidamente nos receta la formulita “marcha-mitin-plantón”. Claro está si la marcha, el mitin o el plantón es por la zona centro: no abstengan ni limiten. Hagan sus acostumbradas compras; preferiblemente si estas son “políticamente correctas”. No consuman Coca-Cola, compren Pascual. No olviden el boicot a Mc Donald, K.F.C. y Burguer Keen. ¡Aliméntense sanamente! Coman en Toks, en VIPS o en California. Es mucho mejor si se tragan unas palanquetas, unos muéganos o una barra de amaranto, realmente no importa si son industrializados o comprados en la Central de Abasto ¡estamos contribuyendo al desarrollo del producto nacional! Ahhhh, no caigan en la tentación: Si pasan cerca de una sucursal Wall-Mart no olviden que también está en lista de empresas a boicotear. Continúen su marcha, seguramente, unos pasos más adelante, encontrarás un super de la cadena Bodega Aurora o Comercial Mexicana. Por último, si se te antoja un café ―bien caliente puede contribuir a “sudar la fiebre”― no vayas a tomártelo en un 7 Eleven o en una tienda Oxxo, preferiblemente consume café orgánico, mucho mejor si es producto de la explotación autónoma (todos estaremos de acuerdo en que no es lo mismo un coyote que trabaje para Nescafé que un coyote zapatista), para estos fines, nada como disfrutar de un buen café en Café La Selva ―tampoco es para preocuparse mucho porque se estén matando por el control de la explotación del grano, esos “conflictos intercomunitarios” son históricos, además, detrás esta la mano del “mal gobierno”, la guerra de baja intensidad, los paramilitares del PRI_PAN_PRD, bla, bla, bla...―, uno de sus accionistas principales es nuestro querido Paco Ignacio Taibo II (¡Ay, tan a la izquierda y tan abajo que tiene el corazón el gordo!) junto a uno que otro asambleísta, diputado y senador pejelagartista.
Después de la aspirina y de “sudar la fiebre”, la izquierda del Estado-capital reclama su parte del botín. Entonces, viene el “medicamento de patente”. Claro éste no está al alcance de tod@s. Así que papá Estado-capital será muy selectivo y les suministrará la dosis necesaria a los líderes. Toda esa bola de contenedores y delimitadores de la guerra social se dispondrán a recibir su medicina. Desde luego, a ellos les toca continuar con el trabajo sucio y aplicarle la anestesia a las “masas”; proveer suficiente opio a la multitud para adormecerla un rato: Ya viene el “Día Internacional de Lucha contra la Pobreza”, ¡Luchemos contra la Pobreza! Y después, le sigue otro aniversario de la revolución mexicana ¡Viva la revolución! ¡Marchemos del Monumento a la Revolución al Zócalo! ¡Zapata Vive, la lucha sigue! Se aproxima el maratón Guadalupe-Reyes ¡Viva la Santa Patrona y que nos ilumine en la lucha! Un momento, un momento. Nos estamos brincando el aniversario de la irrupción zapatista: ¡Viva el EZLN! ¡Vivan las juntas de “buen gobierno”! ¡Viva la digna rabia! ¡Viva la otra campaña! ¡Marchemos al Zócalo capitalino los mil ciento un pueblos del color de la tierra! ¿Qué sigue? Estamos rumbo al mundial ¡Viva la selección! Y ahora sí prepárense, se acerca el 200 aniversario de nuestra independencia, ahí sí arderá Troya. Todas las fuerzas de izquierda uniremos esfuerzos y construiremos un gobierno obrero-campesino y popular que pondrá fin a la injusticia… Bla, bla, bla.
Bueno ¿y l@s provocadores? ¿Qué hacemos con tod@s es@s desafinad@s que no se suman al coro, que no se unen a la marcha? ¿Cómo enfrentamos a tod@s est@s refractari@s que se nieguen a consumir su dosis de opio? ¡Plomo, cárcel y camisa de fuerza! Así se combate la Anarquía.
¡Esa es la izquierda! La lacaya histórica. La sepulturera de todas las Revoluciones. Es el inmenso dique que se alza a la siniestra del Estado-capital, el enorme rompeolas de estiércol construido por sindicatos, partidos y demás dispositivos de neutralización. ¡Falsos críticos! Enemigos jurados de l@s oprimid@s y explotad@s del Planeta. Por eso, cuanto más se profundizan las contradicciones, mientras más se agudizan los antagonismos, cuando más ímpetu cobran las fuerzas refractarias, cuanto más se acerca la implosión, mientras más se verifica la guerra social; más invoca la izquierda a “la sociedad civil”. Cuanto más se recrudece el terrorismo de Estado, cuando más se comprueba la impunidad de las fuerzas represivas, mientras más controles impone el Estado-capital, más exhorta la izquierda a la denuncia, a la protesta pacífica, a la desobediencia civil y civilizada. Mientras más crece la urgencia de insurrección, más nos persuade la izquierda a esperar. La izquierda (TODA LA IZQUIERDA) es la válvula de escape por excelencia del Estado-capital. Por eso, mientras más se consolida, cuanto más se empodera, cuando más se organiza más se desvanecen las posibilidades insurrecciónales, menos se concreta la destrucción total del Estado-capital. Más se aleja nuestro sueño de Revolución Social. Esto se comprueba desde La Habana a Caracas, de La Paz a Montevideo. Se demuestra en Brasilia, en Quito y en la Selva Lacandona. La misión de la izquierda es alimentar las ilusiones que nos paralizan. Su vocación es contenernos, implementar la espera en nombre del progreso y afianzar la fe: ¡Nuestros sacrificios recompensaran a las generaciones futuras!
Ciertamente, habrá quien asegure que así no piensan tod@s l@s anarquistas. Y no faltará quien afirme que también hubo “anarquistas” en la marcha de apoyo al Sindicato Mexicano de Electricistas y en defensa de la industria paraestatal de Luz y Fuerza del Centro. Así lo asegura un artículo bajo el título La izquierda dura muestra su rostro ‹“…corrientes trotskistas, marxistas, anarquistas y feministas (…) Juntos fuimos la esperanza de un pueblo.”›. Esto sólo ratifica la confusión.
Que haya “anarquistas” que se reclaman de izquierda únicamente confirma la presencia del liberalismo existencial, el predominio del ideal socialdemócrata, la evidencia del triunfo del mercado ―que lo mismo nos vende una Biblia, que una playera con la (A) o con la imagen del Che, del Papa o de Mao―, los niveles de la intoxicación progresista, la cultura invocatoria del “otro mundo es posible”. Razones que sin duda explican lo nutrida que está la lista de “anarquistas” de izquierda: desde Chomsky, hasta Havelaar, pasando por Michael Albert al Profesor J.
La perspectiva de negación, la lógica revolucionaria de destrucción total del Estado-capital, exige estar inmunes a la anestesia, al opio, a la virulencia del liberalismo existencial, a la intoxicación progresista, a la contaminación de la cultura del “otro mundo es posible”. Reclama la identificación y el ataque a los falsos críticos, la eliminación de las “soluciones” ilusorias. Requiere la extensión de la guerra social, la multiplicación de las insurrecciones, la exacerbación del antagonismo, el quebrantamiento de todas las leyes, la contundencia del contraataque, el abandono de las prácticas “constructivas”, el incremento de nuestra capacidad destructora.
¡Por la destrucción del Estado-capital!
¡Por la autogestión de la lucha!
¡Contra toda Autoridad!
¡Viva la Anarquía!
PD: Mención aparte consigue la “solución” que propone el comediante Luis Cisneros, digna de seguimiento. Conocemos a estas lacras de la izquierda del Estado-capital y sabemos que siempre están dispuestos a usufructuar en la menor oportunidad que se les ofrezca.
# Octubre de 2009, México.
CIA -Coordinadora Informal Anarquista
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