"…La libertad no se conquista de rodillas, sino de pie, devolviendo golpe por golpe, infringiendo herida por herida, muerte por muerte, humillación por humillación, castigo por castigo. Que corra la sangre a torrentes, ya que ella es el precio de su libertad.!" (Ricardo Flores Magón)
El 2 de octubre de 1968 es una fecha
grabada en nuestra memoria, por un lado un episodio crudo de violencia y
de terrorismo de estado y por otro lado evoca un periodo de
efervescencia y agudización de la lucha de clases, expresada en la
movilización y organización de distintos sectores del proletariado, de
explotados como tú y como yo.
I
Las “historias
oficiales” de la burguesía, desde las más reaccionarias, hasta las
académicas, pasando por las fabulas contadas por la intelectualidad de
izquierda del capital hacen todo lo posible por ocultar esta página de
la historia, diciéndonos que se trataba de una movilización que no
trascendía del “sector estudiantil” y que se limito a los márgenes
geográficos de México; más aun, todos repiten la misma idea de que se
trato de un movimiento que “luchaba por la democracia” y que nos heredo
los “derechos y libertades” que actualmente el Estado mexicano “nos
garantiza”. Otras visiones igualmente poco convincentes nos hablan de un
periodo que significo el “despertar de la juventud del mundo” contra
el “conservadurismo (sic)” de la sociedad, reduciendo mediocremente el
episodio a una serie de “expresiones contraculturales (sic)” que
contribuyeron a la “apertura de la sociedad”.
Lo que niegan estas visiones es que el
68 mexicano fue entre otras, una expresión de un periodo histórico de
agudización de la lucha de clases a escala mundial, donde el
proletariado (estudiantes, obreros, desempleados…y todos aquellos
privados de los medios para satisfacer nuestras necesidades, que se nos
niega la capacidad de elegir sobre nuestras propias vidas porque se nos
impone el trabajo asalariado, como única actividad, porque para el
sistema basado en la producción de mercancías solo existimos en tanto
mercancías productoras de valor) con un mayor o menor grado de
conciencia alrededor del mundo, escribió una de las páginas más valiosas
en su historia de combate contra el estado-capital por imponer sus
necesidades, valiéndose de los métodos de lucha y el terreno que le
corresponde como clase (asambleas generales, huelgas salvajes, boicot,
sabotaje de la producción, tomas de fabricas, escuelas y otros centros
de producción) y que igualmente en mayor o menor grado afirmo su
autonomía de clase poniendo a temblar los cimientos de esta sociedad de
explotación que no dudo en recurrir de acuerdo a su lógica al terrorismo
generalizado.
II
Al día de hoy la
dominación del estado-capital sobre nuestras vidas se ha agudizado. En
México como en el mundo se recrudecen los ataques a las condiciones de
vida de los proletarios con el fin de mantener las ganancias de la
burguesía y encontrar salidas para la circulación de capital. El 68
mexicano y todo el periodo de revueltas proletarias en el mundo nos
enseñan que no hay nada que esperar del estado-capital, sino la
prolongación y agudización de ataques cada vez más severos, al tiempo
que afirma el único camino posible para nuestra supervivencia: la lucha
intransigente hacia la destrucción del estado y el capital. La lucha por
la imposición de nuestras necesidades esta en contraposición a los
llamados de la izquierda y la extrema izquierda del capital que nos
llama a “luchar por más democracia”, por “reformar el estado”, por
“defender nuestros derechos y la constitución”, lo que no quiere decir
que se renuncia a defender nuestra situación inmediata frente a los
embates en curso, por el contario afirmamos que la mejor “defensa de
nuestras condiciones” es pasar a la ofensiva, es la acción directa y la
conducción de la lucha hacia nuestro terreno, afirmando nuestra
autonomía como clase por fuera y en contra de todas las estructuras del
estado-capital, rompiendo las mediaciones de quienes se proclaman
“lideres y representantes” apropiándonos de nuestra lucha y abriendo la
posibilidad siempre abierta de agudizar y generalizar el conflicto de
clases en el tiempo y en el espacio.
III
Desde la
cotidianidad de nuestros barrios, lugares de trabajo y en todos los
espacios de socialización, padecemos la violencia del estado-capital, la
explotación en el trabajo, el hambre, el tedio, la depresión, las
adicciones hasta la violencia y el terror sistemático del estado con su
policía, sus jueces, sus tribunales y sus cárceles, en estas últimas
irán a parar todos aquellos quienes no se plieguen al mundo de la
propiedad privada, y en particular a quienes han decido luchar de frente
a estas condiciones inhumanas de existencia, asumiendo plenamente una
vida de lucha.
La cárcel es un momento de la represión
del estado, es así que el día de hoy, proletarios combativos alrededor
del mundo enfrentan el terror directo de la democracia y sus cárceles.
En la ciudad de México, durante la democrática administración de Miguel
Ángel Mancera, fiel perro guardián de los intereses del capital, los
compañeros Mario Gonzáles y Abraham Cortés, cumplen un año de encierro
en los centros de exterminio, a ellos se suman Fernando Bárcenas y los
compañeros Carlos, Amelie y Fallon, quienes se encontraron en el camino
de lucha el terror de las cárceles de la democracia, no se trata de
“presos anarquistas” como sujetos aislados, son presos de la lucha de
clases. No se trata de casos aislados, ni son sucesos ajenos a nuestra
cotidianidad, la cárcel en tanto apéndice de la reproducción de esta
sociedad de explotación, es un momento de la represión al que nos
tenemos que enfrentar, y la mejor manera de luchar contra el encierro y
la liquidación cotidiana de nuestra libertad, es agudizar la lucha por
la destrucción de la totalidad del capital y su estado.
Por toda la geografía mexicana
observamos esfuerzos de sectores de nuestra clase en lucha de Oaxaca, a
Guerrero, Puebla, Michoacán, la ciudad de México, estudiantes,
campesinos, obreros y el magisterio, en suma el proletariado, tiene la
necesidad urgente de afirmar su autonomía de clase, de extender y
agudizar el conflicto desde sus propios medios, contra los limites y
engaños que le impone la izquierda del capital (partidos, sindicatos,
movimientos ciudadanos). Por lo tanto entendemos que la burguesía es
consciente de su condición como clase explotadora, presentándose como el
único medio organizador de la sociedad, legitimando al estado-capital y
a sus instituciones parasitarias, crea una falsa esperanza en los
explotados, haciéndoles pensar que la única manera de cambiar sus
miserables vidas es por medio de las votaciones. Es así que los
anarquistas, vamos por la destrucción de todo ente que reproduzca la
actual sociedad y de todo aparato estatal que fortalezca las condiciones
de miseria del proletariado, creemos que la única manera de sembrar un
nuevo mundo es por medio de la violencia y de una situación de
confrontación total contra lo que nos domina, derribando todos los
pilares de la sociedad de clases y de todos sus espacios donde esta
esparcido. Por lo tanto, como parte de la clase apostamos nuestros
esfuerzos hacia este camino, la lucha intransigente por la elevación de
nuestras condiciones de vida hasta la Revolución
Social.
¡Presos a la calle, calles para la insurrección!
# 2 de octubre 2014, México - Individuos y grupos anarquistas
Extraído de Antagonismo.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario