Al analizar cualquier arista de la cárcel, primero hay que establecer o más bien, hacer visible su historia y su propósito. Somos los que estamos en el vertedero de esta sociedad, otro instrumento de opresión a través de la ley para perpetuar el privilegio de la sociedad de clases, hecha por el poder a su imagen y semejanza, la cana sería como todo lo malo del sistema apretado entre paredes de cemento.
La misma existencia de la cana es política, engranaje que hace rodar la maquinaria de muerte del Estado, control social, amedrentamiento, aislación, se dirija contra quien sea es necesariamente para exaltar los valores triunfantes de la burguesía, competencia, sumisión, explotación, hostigamiento, individualismo burgués, violencia; todo esto refleja su peor cara en este lugar.
Acá se crían lxs hijxs de la violencia, la pobreza y la ignorancia, una escuela del temor que mantiene el lucrativo negocio carcelario, al ser un producto de la dominación jamás tendrá un fin reformador, que proclama con la voz de un preso enfermo de rabia. No se puede sacar nada bueno del encierro y la uniformidad, por lo tanto, la mera existencia de la prisión refleja el tipo de sistema que nos gobierna, tenga el color que tenga, se adorne como se adorne, la existencia de la cana tiene un fin político, por lo tanto, sea por la razón que sea, todx presx es un presx políticx, porque trasciende por el filtro de la ley, que es el hijo preferido del poder.
¿Qué hacer con el canibalismo social si no existieran las prisiones? Es la pregunta que hay que soñar…
Construir las condiciones para que se haga impensable echar a pudrir a la cárcel a lxs hijxs del pueblo. Dicho esto, también hay que reconocer que son muy pocos (aún) lxs privadxs con una conciencia y práctica revolucionaria. El campo político en el que se mueve este lugar ha cambiado un poco desde el comienzo de la revuelta, en Santiago 1 se ha habilitado un módulo especial donde nos juntan a lxs manifestantes, molotovs, incendios, saqueos, asaltos a grandes capitales o a fuerzas represivas, son la mayoría de los cargos que nos imputan, pero esta es solo la historia más reciente de la prisión política, que en este país tiene una larga trayectoria desde el principio de la existencia del Estado chileno, que ha tragado y escupido a millones de explotadxs que se rebelan, con las más diversas intenciones, pienso que todxs lxs presxs son presxs políticxs, mas no necesariamente revolucionarixs. Incluso en este módulo, no se trata de mejor o peor, sino de las instituciones y fines de sus protagonistas.
Hay quienes son antiyuta y salieron valerosamente a enfrentarse a la represión, hay cabros choros, que dado el contexto salieron a saquear grandes empresas y capitales, algo absolutamente válido si me preguntan. Aunque sus partícipes hayan tenido una conciencia de lucha y de clases, el medio y el tiempo ocupado transforman esos actos en semilla para rebelar aún más a los enemigos de lxs explotadxs para que la violencia y sus herramientas dejen de apuntar entre nosotrxs y apunten para arriba, hacia los opresores.
Dicho esto, creo que la prisión política declarada es un asunto de cada reo, en el sentido de exclamar a viva voz que sus actos y/o consecuencias se encuadran en la rebelión contra el poder. Admitiendo los matices y la heterogeneidad, cada cual declara por qué y cómo habla y actúa. Yo asumo este encierro como una prisión política, dadas mis prácticas e ideas. Esto no es un capricho del ego sino una consecuencia de desde dónde me levanto, donde no hay claudicación posible. La mayoría de acá asume la prisión como consecuencia de sus prácticas insurrectas, con mayor o menor grado de elaboración. Nos reconocemos en una lucha colectiva, no solo desde la hermosa fecha del 18 de octubre, sino como la continuidad de la lucha desde que existe dominación, mas yo solo puedo hablar por mí, pues no quiero ni poseo el deseo de ninguna representación ni intermediario, admitiendo que la discusión aún ronda mis pensamientos y los análisis al respecto.
Repito que la cana es un hecho político y de clase, reflejo absoluto de esta podrida sociedad y que no se puede olvidar que los que estamos aquí alimentamos obligadxs con nuestros cuerpos uno de los sistemas de control más grandes y sádicos que existen. Pero también repito que son nuestras intenciones y hechos los que nos hacen reconocernos como presxs políticxs, porque afuera los tratan de amedrentar con el miedo al encierro, no saben que cargamos la antorcha de la voluntad y no logran doblar, ni afuera ni adentro, hay que rescatar la semilla rebelde para surcar los prados donde nacerá la hiedra revolucionaria, la de la praxis asumida y consciente que enfrenta con estrategia, fuerza y proyección al poder, con las más diversas herramientas, pero con la viveza de entender que la institucionalidad es la trampa que nos frena a auto organizarnos de amplias formas, libres, horizontales, etc.
Cariños y newen allá afuera,
A seguir afilando las ideas
Procuren que viva la anarquía!
P.P. Anarquista
CP Santiago 1
8 de enero de 2020
Extraído de: Publicación El Refractario, para mas información sobre los presos por la revuelta en Chile:
https://publicacionrefractario.wordpress.com/tag/detenidos-por-la-revuelta-de-octubre-2019/
lunes, 20 de enero de 2020
lunes, 13 de enero de 2020
Declaración del colectivo anarquista ERA sobre el asesinato de un terrorista del estado iraní
En el mundo, 3 de enero de 2020
Qasem Soleimani ha atormentado durante mucho tiempo a la gente y felicitamos a los sobrevivientes de sus crímenes en el Medio Oriente, particularmente Siria, Irak y Yemen. Y aunque estamos contentos por la muerte de este criminal de guerra, declaramos nuestra fuerte oposición a la posibilidad de una guerra de estado (entre el terrorismo de estado de EE. UU. Y el terrorismo de estado iraní).
Hace horas, Qasem Soleimani, uno de los principales funcionarios militares del gobierno iraní responsable de Medio Oriente, fue asesinado por orden directa de Donald Trump en Bagdad.
Qasem Soleimani fue un hombre genocida que mató a miles de hombres, mujeres y niños en los conflictos en Siria, Irak y Yemen. Lideró asedios para Assad y reclutó refugiados afganos en Irán, muchos de ellos niños, para morir en la guerra civil siria. Este asesinato estatal fue llevado a cabo por los Estados Unidos en el obvio interés elegido por Donald Trump y lo que se hizo no ha sido ni será de interés en la gente del Medio Oriente.
A pesar de la gran conmoción y controversia del régimen islámico sobre sus capacidades de seguridad e inteligencia, vemos que, de hecho, este régimen no es capaz de mantener su fuerza transnacional más importante y Qasem Soleimani fue asesinado tan pronto como Estados Unidos decidió removerlo.
Por un lado, la crueldad del régimen criminal islámico se hizo más evidente y, por otro lado, mostró aún más la naturaleza corrupta del terrorismo de estado de EE. UU., que no se preocupa por la vida propia ni la de la gente del Medio Oriente; de lo contrario, estos terroristas estatales iraníes podrían haber sido cazados fácilmente a lo largo de los años.
Reiteramos que el Medio Oriente contemporáneo está formado por guerras, masacres, desplazamientos y hambrunas debido a fanáticos religiosos y terroristas, por un lado, y la interferencia de capitalistas y patrocinadores internacionales (imperialismo oriental y occidental) por el otro.
Esperamos que todos estos terroristas religiosos sean asesinados lo antes posible y que estos gobiernos estatales asesinos sean destruidos para que la gente de Medio Oriente vuelva a vivir en paz y prosperidad.
Esta declaración apareció por primera vez en el sitio web de la Unión Anarquista de Afganistán e Irán.
Qasem Soleimani ha atormentado durante mucho tiempo a la gente y felicitamos a los sobrevivientes de sus crímenes en el Medio Oriente, particularmente Siria, Irak y Yemen. Y aunque estamos contentos por la muerte de este criminal de guerra, declaramos nuestra fuerte oposición a la posibilidad de una guerra de estado (entre el terrorismo de estado de EE. UU. Y el terrorismo de estado iraní).
Hace horas, Qasem Soleimani, uno de los principales funcionarios militares del gobierno iraní responsable de Medio Oriente, fue asesinado por orden directa de Donald Trump en Bagdad.
Qasem Soleimani fue un hombre genocida que mató a miles de hombres, mujeres y niños en los conflictos en Siria, Irak y Yemen. Lideró asedios para Assad y reclutó refugiados afganos en Irán, muchos de ellos niños, para morir en la guerra civil siria. Este asesinato estatal fue llevado a cabo por los Estados Unidos en el obvio interés elegido por Donald Trump y lo que se hizo no ha sido ni será de interés en la gente del Medio Oriente.
A pesar de la gran conmoción y controversia del régimen islámico sobre sus capacidades de seguridad e inteligencia, vemos que, de hecho, este régimen no es capaz de mantener su fuerza transnacional más importante y Qasem Soleimani fue asesinado tan pronto como Estados Unidos decidió removerlo.
Por un lado, la crueldad del régimen criminal islámico se hizo más evidente y, por otro lado, mostró aún más la naturaleza corrupta del terrorismo de estado de EE. UU., que no se preocupa por la vida propia ni la de la gente del Medio Oriente; de lo contrario, estos terroristas estatales iraníes podrían haber sido cazados fácilmente a lo largo de los años.
Reiteramos que el Medio Oriente contemporáneo está formado por guerras, masacres, desplazamientos y hambrunas debido a fanáticos religiosos y terroristas, por un lado, y la interferencia de capitalistas y patrocinadores internacionales (imperialismo oriental y occidental) por el otro.
Esperamos que todos estos terroristas religiosos sean asesinados lo antes posible y que estos gobiernos estatales asesinos sean destruidos para que la gente de Medio Oriente vuelva a vivir en paz y prosperidad.
Esta declaración apareció por primera vez en el sitio web de la Unión Anarquista de Afganistán e Irán.
Anarchist Era Collective es una comunidad de anarquistas de Irán y Afganistán que operan tanto dentro como fuera de sus países.
Traducido del inglés por Semilla Negra (Anarquismos) de https://freedomnews.org.uk/the-anarchist-era-collectives-statement-on-the-assassination-of-an-iranian-state-terrorist/
Publicación original en https://asranarshism.com/
Publicación original en https://asranarshism.com/
Contra todas las guerras, contra todos los gobiernos. Comprendiendo la guerra Estados Unidos-Irán
Luego del ataque aéreo de Estados Unidos que mató al general iraní Qasem Soleimani el 3 de enero, y de los ataques con misiles iraníes contra posiciones estadounidenses en Irak el 7 de enero, ha habido considerable ansiedad sobre la escalada de la guerra entre Estados Unidos e Irán. En un ecosistema de medios impulsado principalmente por el miedo y la indignación, las malas noticias viajan rápido, y las peores interpretaciones de las noticias viajan aun más rápido. Por nuestra parte, creemos que la guerra se intensificará, pero adoptando una forma más difusa que el tipo de guerra convencional que la mayoría de la gente espera. Como enemigos declarados de la guerra y la tiranía, creemos que es importante formular estrategias en consecuencia a ello.
Luego de los ataques con misiles, el gobierno iraquí anunció que el ejército iraní había disparado 22 misiles, y que 17 de ellos atacaron la base aérea estadounidense de Al-Asad, 15 de los cuales detonaron (aunque sin víctimas). En una declaración posterior, el gobierno iraquí declaró que los funcionarios iraníes les habían advertido de los ataques por adelantado. De ser aquello cierto, parece probable que el gobierno iraní estuviera evitando intencionalmente matar tropas estadounidenses pero demostrando que es capaz de atacar objetivos estadounidenses. Esta es una manera en que el gobierno iraní puede salvar las apariencias y aplacar a los intransigentes, dejando a Estados Unidos la opción de no escalar la situación.
La respuesta real al asesinato de Soleimani por parte de Estados Unidos probablemente tendrá lugar fuera del teatro oficial de guerra, en la forma de violencia subsidiaria y ataques terroristas. Irán respalda a fuerzas en todo el Medio Oriente, especialmente en Irak y el Líbano, donde su representante Hezbolá podría decirse que es más poderoso que el gobierno oficial. Iraq y Siria ya han sido testigos de muchos años de violencia; ahora parece inevitable que toda la extensión de territorio desde el Mar Caspio hasta el Mediterráneo se vea afectada por la guerra civil en los años venideros. El Estado Islámico, que perdió el último de sus territorios hace menos de un año, será sucedido por otros grupos que han aprendido de su rápido ascenso y caída.
De modo que, independientemente de que la escalada de los EE.UU con Irán desencadene un conflicto terrestre o propicie una ocupación, representa otro paso hacia una política exterior de los EE.UU. que presupone y apresura un futuro de guerra civil mundial. Como oponentes tanto de la guerra como de la tiranía, tenemos que analizar lo que los autoritarios de todas las tendencias pueden ganar con este enfoque.
Primero, vale la pena repetir que la escalada del conflicto de Estados Unidos con Irán confirma nuestra tesis de que cuando Donald Trump alentó al presidente turco Recep Tayyip Erdoğan a invadir Siria, no fue un paso hacia el retiro de Estados Unidos de la región, sino simplemente una reorganización de las alianzas de Estados Unidos en el Medio Oriente hacia actores más autoritarios. Estados Unidos ya había enviado 14.000 tropas más a la región antes de darle a Erdoğan la luz verde; desde entonces, miles de tropas más los han seguido. Los supuestos “antiimperialistas”, que repitieron la mentira de Trump de que estaba sacando a Estados Unidos de “guerras interminables”, ingenuamente le dieron cobertura a sus esfuerzos por instigar las ambiciones imperiales turca y rusa, mientras sentaban las bases para que él intensificara el conflicto con Irán.
A pesar del temor generalizado de los demócratas de que Trump esté tratando de iniciar una guerra para distraer de los (estancados) procedimientos de impeachment o manipular al público (ya polarizado) de cara a las elecciones, parece claro que Trump no está buscando una guerra convencional con Irán. Quiere lanzar el peso militar a los EE.UU sin verse involucrado en operaciones terrestres. Siguiendo el ejemplo de Israel, espera poder ordenar ataques aéreos quirúrgicos contra adversarios extranjeros de alto rango sin tener que hacer ocupación de otro país; de esa manera, puede obtener crédito de su base islamofóbica por ser duro, mientras perpetúa el engaño fino de que está “sacando a Estados Unidos de guerras interminables”.
La verdad es que la guerra del siglo XXI va a ser diferente de la invasión y ocupación de Irak en 2003. El conflicto en Siria nos da una idea de lo que podemos esperar: una guerra civil que duró años y que involucró a apoderados que representaban a la mayoría de los actores de poder globales, en la que las distinciones entre civiles y militares se difuminaron en todos los lados. Probablemente veremos más casos en los que la violencia oficial del Estado es performativa, como los ataques con misiles iraníes de ayer, mientras que la verdadera lucha y muerte la realizan representantes de poderes, fuerzas paramilitares y civiles.
Las principales víctimas de la escalada de Trump serán civiles, tanto ciudadanos estadounidenses como también iraníes e iraquíes. Sin embargo, parece claro que a Trump no le preocupa la probabilidad de que los civiles estadounidenses sean blanco de ataques como consecuencia de su decisión. Por el contrario, puede que incluso agradezca esos ataques, contando con que conduzcan a los estadounidenses más temerosos e ignorantes hacia su bando.
Desde el 2001, el Partido Republicano de Estados Unidos solo se ha beneficiado de las políticas que han polarizado poblaciones completas, resultando en el surgimiento de ISIS, ataques terroristas, y muertes de civiles por cientes de miles. Ellos cuentan con la amenaza del fundamentalismo islámico para hacer ver a su fundamentalismo autoritario más atractivo. Esto da otra interpretación del tweet de Trump declarando “¡Todo está bien! Y “Hasta aquí todo bien”, inmediatamente luego del ataque de misiles iraní.
No hay fuerza bruta capaz de mantener unido el orden neoliberal, y Trump no está tratando de mantenerlo unido. Más bien, él y sus compatriotas nacionalistas buscan asegurar que los conflictos que suceden al orden neoliberal se desarrollen según líneas étnicas y nacionales, en lugar de unir a todos contra la clase gobernante que representa. Caso concreto: el gobierno iraní, amenazado por disturbios masivos hace apenas dos meses, ahora puede usar la escalada del conflicto con Estados Unidos para legitimar su autoridad interna.
En respuesta a las maquinaciones de los gobiernos iraní y estadounidense, nuestro objetivo es identificar y resistir todos los esfuerzos por enfrentarnos entre nosotros. Nuestro objetivo es construir solidaridad que cruce las líneas nacionales, étnicas y religiosas, mientras hacemos todo lo que podemos para derrocar gobiernos autoritarios de DC a Teherán. Nuestra esperanza es que los movimientos revolucionarios estallen a ambos lados de cada frontera. Las escaladas en la violencia del estatal se calculan para hacer esto imposible, para sustituir la guerra por la revolución. En un mundo que se dirige a guerras cada vez más difusas, impulsado por caudillos nacionalistas, nuestra mejor oportunidad de supervivencia es construir vínculos entre movimientos sociales combativos como los de Líbano, Egipto e Irán (y no hace mucho incluso en Rusia y Turquía) y, con suerte, pronto en Estados Unidos como también en Hong Kong y Chile. Luchemos contra los que nos harían morir en su nombre, no entre nosotros.
Esto contrasta marcadamente con la estrategia que implica el enfoque de ciertos izquierdistas autoritarios en Estados Unidos, que siempre buscan una autoridad que afirmar, se han decidido a legitimar al gobierno iraní. Seamos claros: hacerlo es escupir las tumbas de las 1500 personas que el gobierno iraní mató para acabar con el reciente levantamiento. Es legitimar todas las prisiones y la policía en Irán y todas las formas de tiranía contra las que el pueblo iraní se levantó. No tenemos que afirmar la legitimidad de las autoridades iraníes para condenar a Trump por intentar convencerlos de que nos ataquen. Si hay aliados naturales para nosotros en esta situación, deberían ser los que resistan la autoridad del gobierno iraní de la misma manera que nos oponemos a la autoridad de Trump.
Por nuestra parte, nuestra red incluye a refugiados que fueron obligados a huir del gobierno autoritario de Irán. No podemos apoyar “el menor de dos males”, ni podemos aceptar el tipo de razonamiento binario que sugiere cualquiera al que el gobierno de Estados Unidos se oponga debe ser, por lo tanto, un gobierno bueno y legítimo. Apoyamos a aquellos en Medio Oriente que han declarado que: "la oposición a los ataques aéreos del imperialismo estadounidense y a las amenazas de guerra contra Irán e Irak sólo pueden ser efectivas cuando están enraizadas en solidaridad con las fuerzas progresistas y revolucionarias en la región de Medio Oriente y el norte de África y en total oposición a todos los gobiernos autoritarios y potencias imperialistas en la región."
Nos gustaría ver a otros en Estados Unidos poner más empeño en aprender sobre los movimientos de resistencia antiautoritaria en Irán y otras partes del Medio Oriente, y menos energía en tratar de rehabilitar a Soleimani como un héroe “antiimperialista”. Los dos bandos que quieren forzar la falsa dicotomía de “Trump o Irán” sobre nosotros son simétricos en el sentido de que cuentan con la amenaza representada por la alternativa para obligarnos a ponernos del lado de ellos. Tenemos que hacer que otra opción sea pensable: un camino compartido hacia la libertad.
Es por ello que estamos en contra de todas las guerras, contra de todos los gobiernos, contra todas las opresiones. Creemos apasionadamente en el potencial de que todos los seres humanos tienen a la autodeterminación, al apoyo mutuo y a la coexistencia pacífica. Las autoridades a ambos lados quieren hacernos temer los unos a los otros, pero sabemos que ellos son nuestro enemigo principal.
Luego de los ataques con misiles, el gobierno iraquí anunció que el ejército iraní había disparado 22 misiles, y que 17 de ellos atacaron la base aérea estadounidense de Al-Asad, 15 de los cuales detonaron (aunque sin víctimas). En una declaración posterior, el gobierno iraquí declaró que los funcionarios iraníes les habían advertido de los ataques por adelantado. De ser aquello cierto, parece probable que el gobierno iraní estuviera evitando intencionalmente matar tropas estadounidenses pero demostrando que es capaz de atacar objetivos estadounidenses. Esta es una manera en que el gobierno iraní puede salvar las apariencias y aplacar a los intransigentes, dejando a Estados Unidos la opción de no escalar la situación.
La respuesta real al asesinato de Soleimani por parte de Estados Unidos probablemente tendrá lugar fuera del teatro oficial de guerra, en la forma de violencia subsidiaria y ataques terroristas. Irán respalda a fuerzas en todo el Medio Oriente, especialmente en Irak y el Líbano, donde su representante Hezbolá podría decirse que es más poderoso que el gobierno oficial. Iraq y Siria ya han sido testigos de muchos años de violencia; ahora parece inevitable que toda la extensión de territorio desde el Mar Caspio hasta el Mediterráneo se vea afectada por la guerra civil en los años venideros. El Estado Islámico, que perdió el último de sus territorios hace menos de un año, será sucedido por otros grupos que han aprendido de su rápido ascenso y caída.
De modo que, independientemente de que la escalada de los EE.UU con Irán desencadene un conflicto terrestre o propicie una ocupación, representa otro paso hacia una política exterior de los EE.UU. que presupone y apresura un futuro de guerra civil mundial. Como oponentes tanto de la guerra como de la tiranía, tenemos que analizar lo que los autoritarios de todas las tendencias pueden ganar con este enfoque.
Primero, vale la pena repetir que la escalada del conflicto de Estados Unidos con Irán confirma nuestra tesis de que cuando Donald Trump alentó al presidente turco Recep Tayyip Erdoğan a invadir Siria, no fue un paso hacia el retiro de Estados Unidos de la región, sino simplemente una reorganización de las alianzas de Estados Unidos en el Medio Oriente hacia actores más autoritarios. Estados Unidos ya había enviado 14.000 tropas más a la región antes de darle a Erdoğan la luz verde; desde entonces, miles de tropas más los han seguido. Los supuestos “antiimperialistas”, que repitieron la mentira de Trump de que estaba sacando a Estados Unidos de “guerras interminables”, ingenuamente le dieron cobertura a sus esfuerzos por instigar las ambiciones imperiales turca y rusa, mientras sentaban las bases para que él intensificara el conflicto con Irán.
A pesar del temor generalizado de los demócratas de que Trump esté tratando de iniciar una guerra para distraer de los (estancados) procedimientos de impeachment o manipular al público (ya polarizado) de cara a las elecciones, parece claro que Trump no está buscando una guerra convencional con Irán. Quiere lanzar el peso militar a los EE.UU sin verse involucrado en operaciones terrestres. Siguiendo el ejemplo de Israel, espera poder ordenar ataques aéreos quirúrgicos contra adversarios extranjeros de alto rango sin tener que hacer ocupación de otro país; de esa manera, puede obtener crédito de su base islamofóbica por ser duro, mientras perpetúa el engaño fino de que está “sacando a Estados Unidos de guerras interminables”.
La verdad es que la guerra del siglo XXI va a ser diferente de la invasión y ocupación de Irak en 2003. El conflicto en Siria nos da una idea de lo que podemos esperar: una guerra civil que duró años y que involucró a apoderados que representaban a la mayoría de los actores de poder globales, en la que las distinciones entre civiles y militares se difuminaron en todos los lados. Probablemente veremos más casos en los que la violencia oficial del Estado es performativa, como los ataques con misiles iraníes de ayer, mientras que la verdadera lucha y muerte la realizan representantes de poderes, fuerzas paramilitares y civiles.
Las principales víctimas de la escalada de Trump serán civiles, tanto ciudadanos estadounidenses como también iraníes e iraquíes. Sin embargo, parece claro que a Trump no le preocupa la probabilidad de que los civiles estadounidenses sean blanco de ataques como consecuencia de su decisión. Por el contrario, puede que incluso agradezca esos ataques, contando con que conduzcan a los estadounidenses más temerosos e ignorantes hacia su bando.
Desde el 2001, el Partido Republicano de Estados Unidos solo se ha beneficiado de las políticas que han polarizado poblaciones completas, resultando en el surgimiento de ISIS, ataques terroristas, y muertes de civiles por cientes de miles. Ellos cuentan con la amenaza del fundamentalismo islámico para hacer ver a su fundamentalismo autoritario más atractivo. Esto da otra interpretación del tweet de Trump declarando “¡Todo está bien! Y “Hasta aquí todo bien”, inmediatamente luego del ataque de misiles iraní.
No hay fuerza bruta capaz de mantener unido el orden neoliberal, y Trump no está tratando de mantenerlo unido. Más bien, él y sus compatriotas nacionalistas buscan asegurar que los conflictos que suceden al orden neoliberal se desarrollen según líneas étnicas y nacionales, en lugar de unir a todos contra la clase gobernante que representa. Caso concreto: el gobierno iraní, amenazado por disturbios masivos hace apenas dos meses, ahora puede usar la escalada del conflicto con Estados Unidos para legitimar su autoridad interna.
En respuesta a las maquinaciones de los gobiernos iraní y estadounidense, nuestro objetivo es identificar y resistir todos los esfuerzos por enfrentarnos entre nosotros. Nuestro objetivo es construir solidaridad que cruce las líneas nacionales, étnicas y religiosas, mientras hacemos todo lo que podemos para derrocar gobiernos autoritarios de DC a Teherán. Nuestra esperanza es que los movimientos revolucionarios estallen a ambos lados de cada frontera. Las escaladas en la violencia del estatal se calculan para hacer esto imposible, para sustituir la guerra por la revolución. En un mundo que se dirige a guerras cada vez más difusas, impulsado por caudillos nacionalistas, nuestra mejor oportunidad de supervivencia es construir vínculos entre movimientos sociales combativos como los de Líbano, Egipto e Irán (y no hace mucho incluso en Rusia y Turquía) y, con suerte, pronto en Estados Unidos como también en Hong Kong y Chile. Luchemos contra los que nos harían morir en su nombre, no entre nosotros.
Esto contrasta marcadamente con la estrategia que implica el enfoque de ciertos izquierdistas autoritarios en Estados Unidos, que siempre buscan una autoridad que afirmar, se han decidido a legitimar al gobierno iraní. Seamos claros: hacerlo es escupir las tumbas de las 1500 personas que el gobierno iraní mató para acabar con el reciente levantamiento. Es legitimar todas las prisiones y la policía en Irán y todas las formas de tiranía contra las que el pueblo iraní se levantó. No tenemos que afirmar la legitimidad de las autoridades iraníes para condenar a Trump por intentar convencerlos de que nos ataquen. Si hay aliados naturales para nosotros en esta situación, deberían ser los que resistan la autoridad del gobierno iraní de la misma manera que nos oponemos a la autoridad de Trump.
Por nuestra parte, nuestra red incluye a refugiados que fueron obligados a huir del gobierno autoritario de Irán. No podemos apoyar “el menor de dos males”, ni podemos aceptar el tipo de razonamiento binario que sugiere cualquiera al que el gobierno de Estados Unidos se oponga debe ser, por lo tanto, un gobierno bueno y legítimo. Apoyamos a aquellos en Medio Oriente que han declarado que: "la oposición a los ataques aéreos del imperialismo estadounidense y a las amenazas de guerra contra Irán e Irak sólo pueden ser efectivas cuando están enraizadas en solidaridad con las fuerzas progresistas y revolucionarias en la región de Medio Oriente y el norte de África y en total oposición a todos los gobiernos autoritarios y potencias imperialistas en la región."
Nos gustaría ver a otros en Estados Unidos poner más empeño en aprender sobre los movimientos de resistencia antiautoritaria en Irán y otras partes del Medio Oriente, y menos energía en tratar de rehabilitar a Soleimani como un héroe “antiimperialista”. Los dos bandos que quieren forzar la falsa dicotomía de “Trump o Irán” sobre nosotros son simétricos en el sentido de que cuentan con la amenaza representada por la alternativa para obligarnos a ponernos del lado de ellos. Tenemos que hacer que otra opción sea pensable: un camino compartido hacia la libertad.
Es por ello que estamos en contra de todas las guerras, contra de todos los gobiernos, contra todas las opresiones. Creemos apasionadamente en el potencial de que todos los seres humanos tienen a la autodeterminación, al apoyo mutuo y a la coexistencia pacífica. Las autoridades a ambos lados quieren hacernos temer los unos a los otros, pero sabemos que ellos son nuestro enemigo principal.
“El mundo no está dividido entre países. El mundo no está dividido entre Oriente y Occidente. Tu eres estadounidense, yo soy iraní, no nos conocemos, pero hablamos juntos y nos entendemos perfectamente. La diferencia entre tú y tu gobierno es mucho más grande que entre tú y yo. Y la diferencia entre yo y mi gobierno es mucho más grande que entre yo y tú. Y nuestros gobiernos son muy parecidos.” (Marjane Satrapi)
CrimethInc., 9 de enero de 2020
https://es.crimethinc.com/2020/01/09/contra-todas-las-guerras-contra-todos-los-gobiernos-comprendiendo-la-guerra-estados-unidos-iran
domingo, 12 de enero de 2020
[Medio Oriente] "Desde Bagdad a Beirut. Ni suníes ni chiies. ¡Continuemos la lucha!"
El gobierno iraquí se compone de todas las facciones burguesas
que hay en Irak, y es aclamado tanto por las fuerzas regionales
como por la burguesía mundial, sin embargo, el proletariado
intentó derrumbarlo.
La «Zona Verde» es el centro del capitalismo mundial en Bagdad. El proletariado trató de tomarlo, perdiendo numerosas vidas en el intento.
El puerto de Basora es un corredor global para las exportaciones y el comercio internacional de petroleo. El proletariado lo bloqueó e intentó tomar el control del mismo.
La policía, las fuerzas de seguridad, y las fuerzas especiales y militares en Irak son fuerzas del capitalismo mundial en las que participan chiíes, sunníes, cristianos,kurdos y turcomanos, con una amplia dotación de fuerzas regionales e internacionales,incluyendo tropas de Estados Unidos, Europa, Turquía, Irán, etc. El proletariado los atacó, tanto a sus centros como a los destacamentos en las calles. Hubo muchos proletarios muertos (más de 650) y más de 20.000 heridos (sin mencionar el numero de secuestrados y encarcelados).
En todas las áreas rebeldes en Irak, el proletariado quemó las sedes de los partidos políticos (religiosos y nacionales sin excepción), asaltó e incendió las casas de los miembros del parlamento, de funcionarios del Estado, y también llevó a cabo ataques contra edificios de seguridad y de la policía, medios de comunicación, instituciones judiciales, el Ministerio de Justicia, periódicos y estaciones de televisión.
Al hacer todo esto, el proletariado atacó a la totalidad del Estado.
De acuerdo con el primer ministro Adel Abd Al-Mahdi, este movimiento ha destruido la economía nacional (capitalista) en todos sus aspectos.
En esta lucha, el proletariado atacó todo sin excepción: todo símbolo, persona o lugar ligado con la historia de la autoridad y la represión, incluyendo militares, instituciones diplomáticas, centros comerciales y servicios secretos, tanto internos como externos. Los ataques sobre las fuerzas represivas de Pasdaran y el consulado iraní en la ciudad de Karbala, no son ataques anti-iraníes como los medios dicen, sino que forman parte de la acción de clase contra las fuerzas y centros represivos en todas sus formas, igual que el ataque a la “Zona Verde” y otros lugares.
¿No está del todo clara la unidad de acción proletaria y sus consignas -«Abajo todos los ladrones», «De Bagdad a Beirut, ni sunníes ni chiítas», «¡Ni patria, ni trabajo estamos todos en las calles, ni patria, ni trabajo, hasta derrumbar este sistema!»– y que el proletariado apunta a la contrarrevolución en su totalidad, tal como lo hizo en Basora durante septiembre del 2018?
La burguesía siempre ha tratado de distorsionar y desviar el camino de clase de nuestro movimiento revolucionario. Han recurrido a diversos métodos para vaciar el contenido revolucionario de nuestra lucha, tejiendo todo tipo de tramas a su alrededor para transformarlo en cualquier cosa. Todo para ocultar su represión sangrienta y la destrucción del movimiento revolucionario mediante conflictos burgueses.
El proletariado se ha levantado socialmente contra los explotadores y tiene la intención de poner fin a su poder. Es consciente de que los capitalistas externos e internos (chiítas, suníes, kurdos, cristianos, judíos..., los ricos y los explotadores de todo el mundo) son los verdaderos miembros del Estado y todos ellos están unidos para explotar a la humanidad. Por consiguiente, la lucha proletaria es, sin duda, una lucha unitaria contra todos ellos.
El proletariado militante no permite que nadie lo represente, no tienen demandas, ni nada que negociar. No forma parte de ningún programa político. ¿No es acaso esta rebelión una profunda lucha de clases contra el sistema capitalista en su totalidad? El único programa que tiene el proletariado, su única demanda, es continuar y dirigir su lucha unitaria contra la dictadura del capital y el Estado. «Estamos en contra de todos ellos y lo tomaremos todo». Esa es la autonomía de la clase y la fuerza de la lucha de nuestro movimiento. Por lo tanto, no es una cuestión fácil para el Estado erradicar este movimiento.
El proletariado no está en situación de espera o pasivo. Desde que el movimiento estalló, incluso con la represión masiva y asesinatos por parte del Estado, este movimiento continúa, y sus luchas y tácticas se están extendiendo día tras día. Por ejemplo, en Bagdad el movimiento formó unidades de combate repartidas por toda la ciudad para interrumpir el tránsito y tomar el control de puentes o áreas importantes. Coordinó de forma colectiva sus actividades para ampliar el alcance y la amplitud de su lucha, planificar el día siguiente, el siguiente objetivo, hacer publicaciones acerca de su lucha, cuidar a los compañeros heridos... Todo eso es coordinar, organizar y expandir su capacidad de lucha.
Del mismo modo que en el pasado las luchas proletarias tomaban energías unas de otras, y así continuaba el proceso de lucha, asumiendo sus intereses de clase y su internacionalización, y al romper los límites geográficos, ideológicos, económicos, así como los marcos democráticos y del Estado nacional... este movimiento apuntaba contra el capital y el capitalismo mundial, hoy sucede exactamente lo mismo.
El proletariado hoy en día, de Haití a Francia, de Francia a Hong Kong, de Egipto, a América Latina, de Líbano a Irak e Irán, está en una misma lucha, luchando contra el mismo enemigo, con los mismos intereses y con la misma esperanza: derrocar el capitalismo y afirmar una comunidad de vida humana sin explotación, lucro, capital,trabajo asalariado, contaminación, injusticia, guerra y destrucción.
Esta lucha proletaria no es una lucha «anarquista», tampoco es una lucha “socialista”ni en aras de democratizar el poder o el Estado nacional, sino que es una lucha revolucionaria, de clase e internacional contra la dictadura capitalista sobre la vida(sobre la Tierra). Es una lucha para liberar la vida de todas las formas de esclavitud humana.
Si hoy jóvenes militantes han salido a las calles participando y tomado la iniciativa dela lucha, ¡Es algo completamente natural! Porque esta generación, mientras huía de la catástrofe cotidiana del capital, soñaba con la vida. Son quienes no tienen estabilidad en la vida. Lo que ellos tienen hoy quizá no lo tengan mañana. Lo que sienten cerca hoy, mañana podría estar lejos. La codicia del capitalismo, sus guerras y sus desastres sucesivos los han dejado en una lucha constante. Esta situación se intensifica cada vez más en todo el mundo y se convierte en un infierno que empuja al proletariado ala lucha, y su lucha es la lucha de la vida contra este infierno capitalista. Los proletarios en la lucha comprenden el capitalismo y su catástrofe, se sienten vivos yfelices en la lucha por la vida.
La lucha proletaria es la lucha de la clase explotada contra el mundo capitalista. Es una lucha por la vida contra las relaciones de explotación y muerte del capital mundial.
El proletariado continúa luchando: desde Francia hasta Líbano, desde Irak hasta Chile,desde Hong Kong hasta Irán... y llama al levantamiento de todas las áreas vecinas donde es posible la unidad y coordinación de acciones de clase en esta lucha contra el capitalismo.
En nuestra región, la lucha del proletariado en Turquía, Israel e Irán... bloquea las posibilidades de la guerra capitalista y empuja nuestra guerra de clases internacional hacia una mejor perspectiva
¡Abajo la explotación y opresión!
¡Abajo la guerra!
¡Abajo el capitalismo!
¡Por la continuidad de la guerra de clases en todo el mundo!
Compañeros de la lucha internacional
Proletarios Internacionalistas
Medio Oriente
Noviembre de 2019
Comunicación Compañera Internacional: internationalist@riseup.net
info@proletariosinternacionalistas.org
Extraído de: www.es.proletariosinternacionalistas.org
La «Zona Verde» es el centro del capitalismo mundial en Bagdad. El proletariado trató de tomarlo, perdiendo numerosas vidas en el intento.
El puerto de Basora es un corredor global para las exportaciones y el comercio internacional de petroleo. El proletariado lo bloqueó e intentó tomar el control del mismo.
La policía, las fuerzas de seguridad, y las fuerzas especiales y militares en Irak son fuerzas del capitalismo mundial en las que participan chiíes, sunníes, cristianos,kurdos y turcomanos, con una amplia dotación de fuerzas regionales e internacionales,incluyendo tropas de Estados Unidos, Europa, Turquía, Irán, etc. El proletariado los atacó, tanto a sus centros como a los destacamentos en las calles. Hubo muchos proletarios muertos (más de 650) y más de 20.000 heridos (sin mencionar el numero de secuestrados y encarcelados).
En todas las áreas rebeldes en Irak, el proletariado quemó las sedes de los partidos políticos (religiosos y nacionales sin excepción), asaltó e incendió las casas de los miembros del parlamento, de funcionarios del Estado, y también llevó a cabo ataques contra edificios de seguridad y de la policía, medios de comunicación, instituciones judiciales, el Ministerio de Justicia, periódicos y estaciones de televisión.
Al hacer todo esto, el proletariado atacó a la totalidad del Estado.
De acuerdo con el primer ministro Adel Abd Al-Mahdi, este movimiento ha destruido la economía nacional (capitalista) en todos sus aspectos.
En esta lucha, el proletariado atacó todo sin excepción: todo símbolo, persona o lugar ligado con la historia de la autoridad y la represión, incluyendo militares, instituciones diplomáticas, centros comerciales y servicios secretos, tanto internos como externos. Los ataques sobre las fuerzas represivas de Pasdaran y el consulado iraní en la ciudad de Karbala, no son ataques anti-iraníes como los medios dicen, sino que forman parte de la acción de clase contra las fuerzas y centros represivos en todas sus formas, igual que el ataque a la “Zona Verde” y otros lugares.
¿No está del todo clara la unidad de acción proletaria y sus consignas -«Abajo todos los ladrones», «De Bagdad a Beirut, ni sunníes ni chiítas», «¡Ni patria, ni trabajo estamos todos en las calles, ni patria, ni trabajo, hasta derrumbar este sistema!»– y que el proletariado apunta a la contrarrevolución en su totalidad, tal como lo hizo en Basora durante septiembre del 2018?
La burguesía siempre ha tratado de distorsionar y desviar el camino de clase de nuestro movimiento revolucionario. Han recurrido a diversos métodos para vaciar el contenido revolucionario de nuestra lucha, tejiendo todo tipo de tramas a su alrededor para transformarlo en cualquier cosa. Todo para ocultar su represión sangrienta y la destrucción del movimiento revolucionario mediante conflictos burgueses.
El proletariado se ha levantado socialmente contra los explotadores y tiene la intención de poner fin a su poder. Es consciente de que los capitalistas externos e internos (chiítas, suníes, kurdos, cristianos, judíos..., los ricos y los explotadores de todo el mundo) son los verdaderos miembros del Estado y todos ellos están unidos para explotar a la humanidad. Por consiguiente, la lucha proletaria es, sin duda, una lucha unitaria contra todos ellos.
El proletariado militante no permite que nadie lo represente, no tienen demandas, ni nada que negociar. No forma parte de ningún programa político. ¿No es acaso esta rebelión una profunda lucha de clases contra el sistema capitalista en su totalidad? El único programa que tiene el proletariado, su única demanda, es continuar y dirigir su lucha unitaria contra la dictadura del capital y el Estado. «Estamos en contra de todos ellos y lo tomaremos todo». Esa es la autonomía de la clase y la fuerza de la lucha de nuestro movimiento. Por lo tanto, no es una cuestión fácil para el Estado erradicar este movimiento.
El proletariado no está en situación de espera o pasivo. Desde que el movimiento estalló, incluso con la represión masiva y asesinatos por parte del Estado, este movimiento continúa, y sus luchas y tácticas se están extendiendo día tras día. Por ejemplo, en Bagdad el movimiento formó unidades de combate repartidas por toda la ciudad para interrumpir el tránsito y tomar el control de puentes o áreas importantes. Coordinó de forma colectiva sus actividades para ampliar el alcance y la amplitud de su lucha, planificar el día siguiente, el siguiente objetivo, hacer publicaciones acerca de su lucha, cuidar a los compañeros heridos... Todo eso es coordinar, organizar y expandir su capacidad de lucha.
Del mismo modo que en el pasado las luchas proletarias tomaban energías unas de otras, y así continuaba el proceso de lucha, asumiendo sus intereses de clase y su internacionalización, y al romper los límites geográficos, ideológicos, económicos, así como los marcos democráticos y del Estado nacional... este movimiento apuntaba contra el capital y el capitalismo mundial, hoy sucede exactamente lo mismo.
El proletariado hoy en día, de Haití a Francia, de Francia a Hong Kong, de Egipto, a América Latina, de Líbano a Irak e Irán, está en una misma lucha, luchando contra el mismo enemigo, con los mismos intereses y con la misma esperanza: derrocar el capitalismo y afirmar una comunidad de vida humana sin explotación, lucro, capital,trabajo asalariado, contaminación, injusticia, guerra y destrucción.
Esta lucha proletaria no es una lucha «anarquista», tampoco es una lucha “socialista”ni en aras de democratizar el poder o el Estado nacional, sino que es una lucha revolucionaria, de clase e internacional contra la dictadura capitalista sobre la vida(sobre la Tierra). Es una lucha para liberar la vida de todas las formas de esclavitud humana.
Si hoy jóvenes militantes han salido a las calles participando y tomado la iniciativa dela lucha, ¡Es algo completamente natural! Porque esta generación, mientras huía de la catástrofe cotidiana del capital, soñaba con la vida. Son quienes no tienen estabilidad en la vida. Lo que ellos tienen hoy quizá no lo tengan mañana. Lo que sienten cerca hoy, mañana podría estar lejos. La codicia del capitalismo, sus guerras y sus desastres sucesivos los han dejado en una lucha constante. Esta situación se intensifica cada vez más en todo el mundo y se convierte en un infierno que empuja al proletariado ala lucha, y su lucha es la lucha de la vida contra este infierno capitalista. Los proletarios en la lucha comprenden el capitalismo y su catástrofe, se sienten vivos yfelices en la lucha por la vida.
La lucha proletaria es la lucha de la clase explotada contra el mundo capitalista. Es una lucha por la vida contra las relaciones de explotación y muerte del capital mundial.
El proletariado continúa luchando: desde Francia hasta Líbano, desde Irak hasta Chile,desde Hong Kong hasta Irán... y llama al levantamiento de todas las áreas vecinas donde es posible la unidad y coordinación de acciones de clase en esta lucha contra el capitalismo.
En nuestra región, la lucha del proletariado en Turquía, Israel e Irán... bloquea las posibilidades de la guerra capitalista y empuja nuestra guerra de clases internacional hacia una mejor perspectiva
¡Abajo la explotación y opresión!
¡Abajo la guerra!
¡Abajo el capitalismo!
¡Por la continuidad de la guerra de clases en todo el mundo!
Compañeros de la lucha internacional
Proletarios Internacionalistas
Medio Oriente
Noviembre de 2019
Comunicación Compañera Internacional: internationalist@riseup.net
info@proletariosinternacionalistas.org
Extraído de: www.es.proletariosinternacionalistas.org