jueves, 30 de junio de 2022

FIN DEL PARO NACIONAL: NADA QUE CELEBRAR. LAS MIGAJAS NO SON LOGROS

Proletarios Hartos de Serlo
Quito, 30 de junio de 2022

Las luchas y organizaciones reformistas de masas como la Conaie existen, más aún en el actual periodo histórico-mundial contrarrevolucionario. El fin de la revuelta en la región ecuatoriana es un triunfo del Estado burgués, aún intacto, mediante el típico libreto de la dictadura del Capital que en realidad es la democracia: el palo y la zanahoria. Más concretamente, mediante la represión brutal y luego mediante la negociación de migajas (diálogo y acuerdo). Migajas que ni siquiera "aliviarán" las malas condiciones de vida de la mayoría de la población trabajadora y empobrecida en tiempos de normalidad y paz social. ¿Y la burguesía o la minoría privilegiada y parasitaria que vive a costa de nuestro trabajo y empobrecimiento? Bien gracias. ¿Y los muertos, heridos y presos por luchar? Nada que celebrar.

Si bien la revuelta de Junio de 2022 fue más fuerte que la de Octubre de 2019, y dentro de ella hubo algunas acciones directas de masas, espacios de solidaridad y combatividad, y momentos de tensión y desborde interesantes; el fin del Paro Nacional es una derrota, pero no es el fin de la lucha. Los explotados y oprimidos de la ciudad y del campo tenemos que seguir aprendiendo a punta de más revueltas y derrotas, en la práctica histórica de la lucha de clases, hasta que podamos ir a las raíces de nuestro malestar cotidiano (las relaciones sociales capitalistas) y, entonces, dejemos de luchar por reformas o migajas de la clase capitalista y sus gobiernos, para así dejar de ser explotados y oprimidos de una vez por todas.
(Sí, basta de luchar por migajas. Hay que luchar por todo el pan y la panadería. Porque si los proletarios lo hemos producido todo, entonces todo debería pertenecernos en común. Pero, ya no como proletarios o explotados, sino como individuos libremente asociados para producir y reproducir nuestras vidas desde y para nosotros mismos. Ya no habría escasez ni inflación ni delincuencia. Alcanzaría todo para todos y hasta viviríamos en abundancia.)

Hasta que, de manera autoconciente y autoorganizada desde las bases, sin representantes ni mediaciones de ningún tipo, podamos tomar el poder, no del Estado (al cual hay que destruirlo junto con el mercado y el trabajo asalariado), sino de nuestras vidas y de las condiciones materiales que las hacen posibles.

En fin, hasta poder hacer la revolución social e instaurar la Comunidad humana real, aquí y en todas partes. Porque la revolución comunista mundial es lo único que puede poner freno a la actual catástrofe capitalista global que está devastando a la humanidad proletarizada y la naturaleza.

Mientras tanto, sólo habrá guerra de clases, velada o abierta. Mientras exista miseria, habrá rebelión.

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