martes, 18 de noviembre de 2014

¡A los caídos, despertad es hora de levantarnos!

Proletarios y proletarias

     “La calma del momento contiene en potencia la insurrección del mañana. La revolución es la consecuencia lógica de los mil hechos que han constituido el despotismo que ahora vemos en agonía. Ella tiene que venir indefectiblemente, fatalmente, con la puntualidad con la que aparece de nuevo el sol para desvanecer la angustia de la noche. Y vais a ser vosotros, obreros, la fuerza de esa revolución.” Ricardo Flores Magón.

Vecina, vecino, tú que te levantas a diario para ir a trabajar, tú que pasas tanto tiempo en el trasporte público, tú qué sabes que cada día alcanza menos el salario, ya de por sí miserable, te preguntas por qué a pesar de tantos sacrificios, limitaciones, deudas, ahorros… todo sigue igual o peor y no le vemos salida a este mundo de humillación, donde nuestra dignidad está cada vez más pisoteada y nuestra vida cada vez más devaluada.

La respuesta, la causa de nuestros males es el Capitalismo, que domina al mundo en nuestros tiempos… pero ¿Dónde está? ¿Quién es? ¿Qué es el capitalismo? No es un señor vestido de traje, no es el presidente de una república, ni mucho menos… el capitalismo está con nosotros todos los días, cerca, en nuestras relaciones sociales mercantilizadas, en el poder que le permitimos tener a los dueños del Capital (burgueses), en cuestiones de dominación que aparentan ser muy simples como el mecanismo de compra-venta….

Nuestro mundo se basa en la sagrada mercancía, en el hecho de que todas nuestras relaciones están objetivadas a partir del hecho de comprar y pagar, de obtener dinero para poder sobrevivir: desde que nacemos hay que pagar el parto, los chequeos, la ropa, los pañales, la leche, todo, y así durante toda nuestra vida, -y si no tenemos para pagar todo ello nos queda la mendicidad, la vagancia, la miseria o la muerte- es entonces y hasta que morimos que pagamos nuestro funeral, la tumba, el cementerio, las flores, etc… Y esto es importante saberlo porque es a partir de nuestra necesidad de obtener dinero para sobrevivir que los que carecemos de la propiedad del capital-medios de producción no tenemos más opción que vender la única mercancía que tenemos -nuestra fuerza de trabajo- a los dueños del Capital, los adinerados, los patrones, la burguesía. Y es ésta, nuestra condición de asalariados y explotados la que nos condiciona como la clase proletaria.

En otros tiempos los regímenes monárquicos y los Estados despóticos administraban la esclavitud de los hombres, en nuestros tiempos este papel lo ha tomado el Estado democrático, cuya labor es legitimar a la clase que nos explota. La democracia es el sistema de leyes que avalan que haya ricos y pobres, patrones y empleados, la democracia es la dictadura del rico capitalista, y las instituciones del Estado son las encargadas para que estas leyes se cumplan. La democracia nos convierte en dóciles-maleables y mansos “ciudadanos”. Es por todo ello que ningún político nos dará las condiciones para reapropiarnos de nuestras vidas, ya que todo político sea de partidos de derecha o de izquierda, “todos” son empleados de la clase privilegiada, ellos sólo son perros lacayos sedientos de poder, dispuestos a todo para mantener las cosas como están, es decir, conservar las relaciones entre oprimidos y opresores.

Negar la democracia es negar nuestra condición de ciudadanos, de sumisos al poder y negar nuestra credibilidad a todo “politicucho” que se burla de nosotros con sus leyes que nos hacen más miserables. Es negar también la dictadura del capitalismo, sistema que exprime nuestras vidas y que mediante nuestro trabajo nos esclaviza a costa del enriquecimiento de unos cuantos patrones y empresarios burgueses.

Compañero, compañera proletaria, no votes, tu voto es la muestra que ellos necesitan para seguir oprimiéndonos, para continuar con el orden actual del capitalismo y la mercantilización de nuestras vidas. Todos prometen y prometen, años y años de democracia y ningún cambio, siempre ricos y pobres. Incluso en los países más democráticos como en Estados Unidos o Inglaterra existe la miseria, existe la explotación y la humillación a nuestros hermanos y hermanas de clase. Mientras continúe el capitalismo como poder totalitario, seguirá destruyendo el mundo, seguirá quitándole las tierras a los campesinos, seguirá asesinando estudiantes, en síntesis los explotados, masacrados, desplazados y encarcelados seguiremos siendo los mismos.

¿Pero acaso entonces ya no hay solución? Sí, si la hay, pero no es mediante sus instituciones ni mediante “políticos héroes”, la única posibilidad para acabar con la explotación y miseria, es la toma de consciencia primero y la puesta en práctica de esa conciencia, organizados, trabajando entre nosotros de manera autónoma, sin ninguna representación, sin ningún líder. Sólo nosotros de manera organizada y enmarcados en la lucha contra todo lo que nos explota, es decir no sólo contra los políticos corruptos o las malas administraciones, sino que también saboteando su lógica democrática, aboliendo nuestra condición de trabajadores esclavizados, sólo así podemos acabar con estas condiciones, enterrando y destruyendo lo que nos destruye.

Es hora compañero, compañera de pasar al frente, asumiéndonos como revolucionarios, entonces acabaremos de una vez y para siempre con la sociedad de clases y todas las formas que nos explotan.

 ¡Ni políticos ni patrones! ¡Ni dictadura ni democracia!
¡Revolución social! ¡Por el comunismo, por la anarquía!
 
# Proletarios Sembrando Rebelión, México (Noviembre) 2014
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