miércoles, 24 de noviembre de 2021

[Chile] Crítica de la crítica del texto “Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso”

23 de noviembre de 2021. Tomado de un muro de facebook

Ver también:  Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso

El autor comienza su crítica saludando la discusión que aporta el texto en entornos libertarios, sin embargo, nos anuncia -sin aún decirnos las razones- que el escrito realiza una lectura errónea de la “realidad que se nos viene encima”, y aprovecha de especular una falta de lectura acerca de los medios asociados a la clase dominante. Sobre este primer punto, señalar en primera instancia que dicha afirmación se basa en una falacia por desconocimiento de lo que efectivamente ha hecho la persona que escribió el texto que crítica -y por tanto lo único que nos anuncia es que el pretendido crítico cree saber más acerca del tema en cuestión- y, en segundo lugar, cuando queremos saber qué pasos dará la clase dominante no leemos los medios de reproducción de su ideología – y, por tanto, de su falsa conciencia- sino que observamos atentamente lo que realmente hacen.

Como nuestro crítico, vamos por parte. Es una labor tediosa, porque es un compendio de todas las imposturas que el primer texto quería criticar y, por otro lado, no sale de la misma retórica impotente que caracteriza al anarquismo y la ultraizquierda en la actualidad. Ya antes de terminar el texto sabemos la conclusión: hay una terrible realidad que “se nos viene encima” -haciendo aquí gala del pensamiento paranoico que ha invadido al conjunto de la izquierda ante el fenómeno Kast-, y que gane Kast es peor a que gane Boric. Tal conclusión va en contra de cualquier pretensión de pensamiento materialista, ni tampoco aporta nada a alguna alternativa emancipadora, simplemente afianzan el pensamiento izquierdista actualmente existente y con ello reproduce de manera ampliada su ideología. Sobre todo hoy, cuando los hechos presentes que se desarrollan frente a nuestros ojos nos muestran que el gobierno más progresista de Europa lanza tanquetas a los obreros del metal, cuando AMLO pacta con narcotraficantes y lidera una cacería humana contra inmigrantes o cuando Biden continua una política genocida con el beneplácito complaciente de toda la izquierda progresista norteamericana. La realidad grita, pero nuestro crítico no escucha porque está atrapado en la cámara de resonancia que denuncia.

Más aún, en ningún momento del texto se señala la posibilidad segura de que Boric gane por un potencial efecto anti-Kast, solamente señala que un número de unas cuantas miles de personas no fueron a votar por Boric por razones sumamente fundadas, a las cuales nuestro crítico parece ser ciego porque, recordemos, hay una terrible realidad que se nos viene encima y el nos la va a señalar. Se ha pasado completamente por alto la tesis principal del texto, a saber, que Kast y Boric son dos caras de una misma contrarrevolución que comienza el 15 de noviembre de 2019. De allí el absurdo que recorre todo el texto, nos llama en última instancia a votar por Boric cuando el auge del fascismo se debe precisamente al triunfo de la política socialdemócrata que aún mantiene a Piñera dentro del palacio de La Moneda, y no al revés. Por lo demás, el texto nos habla acerca de las ideas de derecha de Parisi, de los pactos del PDG con Republicanos y todo lo que ocurre en el cielo de la política, pero no nos explica cómo puede ser que un candidato que realizó una campaña exclusivamente de manera online haya sacado casi un millón de votos, a qué publico apunta y porqué Boric es impotente para obtener dichos votos. Simplemente nos señala la alta improbabilidad de que eso suceda. Por nuestra parte, no jugamos a la futurología, simplemente señalamos los hechos reales que han hecho naufragar a Boric y, además, evidenciar el peligro que él representa para cualquier movimiento emancipador a despecho de todas las esperanzas e ilusiones que se hayan depositado en su programa y su despliegue de ingeniería emocional progresista.

Pero el crítico va más lejos, incluso coincide con la lectura política de los comentarista de El Mercurio -hay que tener cuidado al leer los “medios de la clase dominante”-, puesto que afirma que “de ganar las elecciones Boric, el proyecto tiene pocas esperanzas de éxito. Los inversionistas van a presionar hasta el cansancio, la derecha liderada por Kast va a estar a sus anchas, lo que podría traducirse en un viraje posterior aún más a derecha”. Nuevamente la crítica falla, porque entonces tendría que explicarnos porqué un candidato que se ha codeado con empresarios, que firmó como individualidad el Pacto por la Paz y la Nueva Constitución, que fue a la ENADE a calmar a cualquier empresario indeciso, que se ha mostrado sistemáticamente a favor de medidas represivas que mantengan la paz social del capital, que empero hace todo eso y más, sería un gobierno en el cual los “inversionistas” van a sentirse incómodos. Por el contrario, Boric ha hecho todo lo posible para salvar, perpetuar y engrandecer el proyecto histórico de la elite chilena: el desarrollo del capitalismo. Por lo demás, todo sea dicho, nos dice que “es cuestión de recordar que el auge del nazismo también es consecuencia del fracaso de la socialdemocracia”. Pero, amigo crítico, la socialdemocracia no fracasó con el nacionalsocialismo, sino que este fue la expresión de su triunfo y continuidad. La socialdemocracia masacró a la revolución para, acto seguido, abrir la puertas a la reacción fascista. En el texto anterior también lo he señalado, toda contrarrevolución surge sobre el terreno del movimiento de subversión que le precede. El movimiento nazi es la continuación empírica de la ideología del trabajo de la socialdemocracia alemana, por ello el lema de los campos de concentración fue arbeit mach frei [El trabajo libera]. De la misma manera, uno de los responsables directos de la reacción fascista que hoy tanto temor genera es precisamente aquel por quien hoy la izquierda llama histéricamente a votar.

Por otro lado, la nota jamás dice que solamente la ultraizquierda y el movimiento mapuche serán las víctimas de la persecución política en un eventual gobierno de Kast, simplemente dice que Boric – levantado por la izquierda como el supuesto último muro de defensa entre el fascismo y las mujeres y las disidencias sexuales- es una amenaza para ell@s tanto como lo es Kast, puesto que es, como ya he señalado, Boric mismo quien ha pactado, fortalecido y abierto el espacio político institucional para al expresión fascista. Por otro lado, le aviso a nuestro crítico que, de la misma manera que Republicanos, la policía, el Estado y quienes lo sostienen jamás han tenido reparos en materia de derechos humanos. La prueba: los acontecimientos del 18 de octubre en adelante, para los cuales Boric se apresuró a asegurar la futura impunidad con tal de salvar la “paz social”.

La crítica afirma que “la nota no señala nada sobre la convención constituyente. ¿Parece raro?”. Bueno, la verdad es que el texto si lo señala, dice “Lo que ha pasado inadvertido hasta el momento para estas personas, es que el fascismo -es decir la reacción más conservadora de la burguesía frente al capitalismo amenazado- les ha derrotado sucesivamente desde el 15 de noviembre de 2019 en adelante, y Boric y la convención constituyente, el apruebo y Elisa Loncón, son la expresión viva de esa derrota que hasta hace poco celebraban como una victoria que anunciaba un cambio social venidero. Aún recuerdo cuando el artista progre favorito de la gente, Alfredo Castro, celebró una premiación diciendo que Pinochet estaba muerto con el comienzo de una nueva constitución. En realidad, lo contrario es la verdad: Pinochet y su legado capitalista están más vivos que nunca, y tanto la convención como estas elecciones son la prueba de ello, puesto que el capitalismo refundado por su régimen terrorista ha sido administrado y profundizado por los gobiernos democráticos de izquierda y derecha, y el pretendido candidato del antifascismo aspira a ser un administrador de ese legado, no su destructor”. Nuestro crítico omite lo esencial de esa crítica: la convención es una continuidad del legado de Pinochet ¿Parece raro no?

El autor señala que la convención constituyente implica una reestructuración del poder y de la composición de fuerzas del trabajo-capital. Sin llegar si quiera a cuestionar la poca realidad de esa afirmación, en cuanto a los límites que el propio Boric le puso a dicha instancia el 15 de noviembre, hay que señalar que un cambio en las relaciones entre el capital y el trabajo, sigue siendo un cambio dentro de los marcos del capital y el trabajo, es decir en ningún caso supone una alteración de las relaciones de producción capitalista, simplemente plantea una modernización necesaria e inevitable de dicha relación que fue precipitada por el movimiento de la revuelta. Para remate, el autor me recuerda lo que es ser un buen marxiano, y señala que yo desconozco que Marx habría apoyado un punto de vista similar a que nuestro crítico expone. Y bueno, quizás tenga razón, porque Marx fue el más grande crítico del trabajo hasta ahora, pero también su obra tiene una dimensión que ontologiza el trabajo. Mientras que nuestro crítico se centra en este último, yo me quedo con el de la crítica de la economía política. Y, como Marx diría, si el Estado entrega salud gratuita se debe a los aspectos civilizatorios del capitalismo, a la lucha social de las personas, y al momento de crisis que atraviesa el capitalismo en general (véase el debate de la renta básica universal, que antes era impensable). Bajo ningún caso este es mérito de Boric, así como tampoco el IFE lo es de Piñera.

Finalmente, la parte más lamentable del texto. En ella señala que como hablo de contrarrevolución entonces el “estallido” pasa a ser automáticamente una revolución. Bajo ningún caso, se trata, sí, de una erupción revolucionaria de consecuencias a largo plazo, de la misma manera que la revuelta de 1905 presupone la revolución de 1917. Y uso esta caricatura para mostrar que nuestro crítico bien podría haberles advertido a las minorías revolucionarias de votar por Kerenski ante el terrible futuro que se avecinaba con un zarismo cada vez más despótico. Vuelvo aquí a la “nota” que nuestro crítico señalaba como tan errónea: “ Hoy vivimos una restauración del capitalismo en un nivel superior, en un escenario histórico en el que salga quien salga como presidente deberá gobernar en un país polarizado, con un capitalismo que ya no funciona sin policía permanente en la calle, militares en el Wallmapu, leyes de control y represión del movimiento de personas y, por supuesto, sin una represión masiva sobre cualquier expresión de protesta”. Acto seguido, el crítico nos dice que los manifestantes en la revuelta no querían la revolución, ¿pero es que se trata todo esto de voluntades subjetivas? Querido crítico, la revuelta no debe ser juzgada por lo que sus participantes dicen de sí mismos, sino por lo que realmente hizo, y en esa línea yo señalaba algunas pistas acerca de donde residía el contenido verdaderamente radical de la revuelta. Así que, lamentablemente, nuestro crítico nos quería señalar la realidad no solo del terrible futuro que se nos avecina, sino también mostrarnos la realidad de la revuelta. Y en ambas, según lo que puedo juzgar hasta ahora, nuestro crítico ha fallado, su texto más bien constituye un triste reduccionismo y, en consecuencia, sus conclusiones son erróneas.


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