TŘÍDNÍ VÁLKA / GUERRA DE CLASES
24
de febrero de 2022
Los rumores de guerra vuelven a resonar ruidosamente en Europa,
los cañones se cargan, los cazabombarderos se llenan de balas y
bombas asesinas, los misiles apuntan sus cabezas nucleares hacia sus
futuros objetivos.
Estas
palabras que escribimos en 2014 están más que nunca de actualidad a
propósito del conflicto entre Rusia y Ucrania. Si el capitalismo es
visceralmente un fabricante de males, generador de miseria, de crisis
climáticas y sanitarias, ¡casi habíamos “olvidado” que era y
sigue siendo sin duda un belicista! Hoy se ha lanzado la ofensiva militar: hay informes de bombardeos en el Donbass, Odessa, Kiev, Marioupol, Kharkov…
Proletarios
con uniforme ruso. Desde hace años, les
han enviado por todo el mundo para proteger los intereses de “la
nación rusa”. Comenzó con la “defensa de la integridad
territorial de Rusia” contra los separatistas del Cáucaso Norte,
luego continuó con la “protección de los osetios en Georgia”
para culminar con la “protección de los hermanos rusos contra las
hordas de Bandera en Ucrania” y el “gobierno legítimo de Siria,
contra los terroristas islamistas”.
Una
historia similar fue contada a generaciones de proletarios, tanto
“soldados” como “civiles” en todos los conflictos
capitalistas anteriores en todo el mundo para
sangrarlos en el frente militar o en las
fábricas tras la frontera, en el frente de producción, en el frente
interno... Ellos estaban luchando por el “Zar” o el “Socialismo”
o la “Nación” o la “Democracia” o el “Lebensraum” o el
“Cristianismo” o el “Islam”. Y el mismo cuento de hadas se
les cuenta a los proletarios uniformados de EEUU, Turquía, Reino
Unido, Israel, Ucrania, la Siria controlada por Assad, Daesh, Rojava,
Georgia, Donetsk y Lugansk, Irán, las regiones gestionadas por
Hezbolá, Hamás... y cualquier otra falsa comunidad… nacional,
regional, religiosa o cualquier otra.
Proletarios
con uniforme ucraniano. Su
propia burguesía les
hace creer que tienen
una patria que defender contra el “agresor ruso”, que deben
unirse a sus
propios explotadores y exigir que Ucrania se adhiera a la Unión
Europea o a la OTAN. Pero al igual que todos los proletarios del
mundo, sólo tienen
que perder su
cadenas de esclavos asalariados.
Proletarios en el frente interno. Una vez más, se
les dice que se sacrifiquen, que sean “más productivos”, que
sean “más flexibles”, que “pospongan” la satisfacción de
sus necesidades inmediatas (incluso hasta el punto de preferir pasar
hambre, que comer “comida del enemigo”), etc. Todo ello por el
bien mayor de la Nación. Se les
dice que apoyen incuestionablemente esta o aquella “Guerra Santa”,
que se
olviden de las huelgas y de la
interrupción de la producción de material bélico, que envien
de buen grado a sus
hijos, hermanos, maridos y padres a
convertirse en mártires para los beneficios de sus amos burgueses.
El Capital
y su Estado siempre han encontrado la manera de convertir a los
proletarios en carne de cañón y dejar que se masacren unos a otros
bajo la bandera de esta o aquella “Patria”. Como si nosotros, el
proletariado, la clase explotada, tuviéramos alguna patria que
defender. Como si los “intereses nacionales” representaran algo
más que los intereses de la clase dominante. La guerra y la
posterior lucha por la reconstrucción no son otra cosa que una forma
concreta de competencia entre las distintas facciones capitalistas.
Es una expresión de su necesidad de ampliar su mercado para
compensar la disminución de la tasa de ganancia. Al mismo tiempo, la
guerra sirve para dividir a nuestra clase a lo largo de líneas
nacionales, regionales, religiosas, políticas, etc. con el fin de
suprimir la lucha de clases y romper la solidaridad internacional del
proletariado. En última instancia, la guerra sirve para deshacerse
físicamente de la fuerza de trabajo sobrante. O en otras palabras,
para masacrarnos…
Soldados
“rusos”, están destinados a
Siria o Ucrania para matar y ser matados por gente que al igual que
ustedes
y sus familiares en casa se ven obligados
a vender su fuerza de trabajo al Capital para poder sobrevivir, gente
que forma parte de la misma clase explotada que ustedes,
gente que son sus
hermanos y hermanas proletarios en “el otro lado”. Todas esas
aventuras militares, ejercicios y carreras armamentísticas están
empezando a paralizar la capacidad del Capital para apaciguar al
proletariado tirándole migajas de la mesa burguesa.
El
capitalismo sólo puede traernos explotación, miseria, alienación,
guerra y destrucción como siempre lo hizo. El proletariado mundial
se encuentra en una encrucijada: levantarse contra él o caer en la
mayor picadora de carne humana de la historia. En todo el mundo, los
conflictos militares más o menos abiertos y los enfrentamientos
entre las diversas facciones burguesas se agudizan. Se están
formando y rompiendo alianzas y contraalianzas, con una
centralización cada vez más evidente en unos pocos superbloques.
Ucrania está en el centro de todo esto y la guerra allí amenaza con
escalar a un conflicto global, que tiene el potencial de acabar con
toda la vida en este planeta.
Al igual
que en Irán, Irak, Chile, Líbano, Colombia, y muy recientemente en
Kazajstán, la única alternativa para el proletariado en Rusia y en
Ucrania es intensificar la confrontación con el Estado y atacar
directamente sus instituciones y expropiar los bienes y medios de
producción. No nos limitemos a protestar en las calles, sino
extendamos y generalicemos las huelgas y desarrollemos la lucha de
clases en el frente de la producción. ¡Convirtamos la lucha de los
familiares de los soldados, que en el pasado habían mostrado
repetidamente una fuerte postura antibélica, en una lucha
revolucionaria derrotista generalizada, sin limitaciones de ninguna
ideología legalista!
El
derrotismo revolucionario significa organizar todas las acciones
destinadas a minar la moral de las tropas, así como impedir el envío
de proletarios a la matanza…
El
derrotismo revolucionario significa organizar la deserción y el cese
del fuego más masivos entre los proletarios uniformados de ambos
lados del frente, abandonar los frentes lejanos y llevar la guerra,
no entre proletarios sino entre clases, es decir, la guerra de
clases, a los centros de las superpotencias bélicas…
El
derrotismo revolucionario significa fomentar la confraternización,
los motines, volver las armas contra los organizadores de la
carnicería de guerra, es decir, “nuestra” burguesía y sus
lacayos…
El
derrotismo revolucionario significa la acción más decidida y
ofensiva con vistas a convertir la guerra imperialista en guerra
revolucionaria por la abolición de esta sociedad de clases basada en
el hambre y la guerra, guerra revolucionaria por el comunismo…
¡Ustedes,
“soldados rusos” y “soldados ucranianos”,
proletarios de los ejércitos de las burguesías rusa y ucraniana, no
tienen
otra alternativa (¡si quieren
vivir en lugar de seguir sobreviviendo, cuando no croando en los
próximos campos del horror!) que negarse
a servir una vez más como esbirros globales de sus intereses! Al
igual que muchos de sus
predecesores en la guerra de Chechenia, ¡rompamos filas y no
luchemos más! Al igual que los soldados del “Ejército Rojo” en
Afganistán o los soldados estadounidenses en Vietnam, ¡puedes
disparar a tus propios oficiales! Al igual que los proletarios con o
sin uniforme en la Primera Guerra Mundial, ¡amotinémonos y
levantémonos juntos y convirtamos la guerra capitalista global en la
guerra civil por la revolución comunista!
Por
supuesto, no queremos limitarnos a dirigirnos sólo a los proletarios
con uniforme ruso o ucraniano, sino también a nuestros hermanos de
clase en lucha de todo el mundo y les instamos a seguir y desarrollar
los ejemplos de derrotismo ya existentes, por ejemplo los soldados en
Irán que expresaron su negativa a ser utilizados en la represión
contra nuestros movimientos de clase en 2018, los policías y
milicianos en Irak que hicieron lo mismo unos meses después durante
los disturbios que envolvieron la mitad del país desde Basora hasta
Bagdad, así como los policías y militares en Kazajistán a
principios de este año que se negaron a reprimir el levantamiento
proletario, obligando a la gendarmería rusa a intervenir para
restaurar el orden capitalista…
Proletarios
con y sin uniforme, ¡organicémonos juntos contra el
sistema capitalista de explotación del trabajo humano que está en
la raíz de toda la miseria, de toda la opresión del Estado y de
todas las guerras!
¡¡¡Proletarios,
no olviden
nunca que fueron nuestros hermanos de
clase de entonces los que pararon la Primera
Guerra Mundial desertando masivamente, amotinándose colectivamente y
haciendo la revolución social!!!
¡Abajo
los explotadores! De Moscú a Teherán, a Washington, a Kiev y al
mundo entero.
¡Contra
el nacionalismo, el sectarismo, el militarismo, oponemos la
solidaridad proletaria internacional e internacionalista!
Convirtamos
esta guerra en una guerra de clases para la revolución comunista
mundial.