lunes, 18 de noviembre de 2024

Sobre la catástrofe capitalista en Valencia

Publicaciones en la cuenta de La Torre Magnética (Grupo Surrealista de Madrid)
Noviembre de 2024

02/11/2024

¡No pasará!, decían los desarrollistas.

¡No pasará!, gritaban los tecnófilos por las calles.

¡No pasará!, se oía a todas horas del Tiempo del Progreso y la Economía.

Por informes, artículos, papers, simposios, programas electorales, cumbres gubernamentales, radios, televisores, redes y tuits con expertas voces miserables.

Pues ya ha pasao: ya habéis pasado. Y pasará una y otra vez.

¡Os tomamos la palabra infecta, la superchería culpable! No le echaremos esta vez (toda) la culpa al cambio climático. Ni a sus avatares pánicos, se llamen DANA, ciclogénesis explosiva, bomba meteorológica, Gloria, Filomena.

El peligro viene por alto: y por debajo, desde muy cerca, en lo inmediato.

Se llama ecocidio, deforestación, urbanismo frenético, lepra del hormigón, servilismo a la turistificación triunfante, mórbida y mortífera, que acapara el agua y roe la playa; se llama artificialización de ríos, vegas, barrancos, ramblas, y todo lo que se asemeje a lo que un día fue Naturaleza, más o menos humanizada, en mayor o menor armonía. Se llama exterioricidio.

Se llama esclavismo salarial y prepotencia señorial, pues el siervo de la masa desclasada no puede abandonar el feudo empresarial ni aunque se hunda la tierra, y se abra el cielo en canal, y el diluvio anegue la vida frágil y el trabajo mal pagado que no sirve a fin de mes.

Se llama soberbia criminal de una clase política que se cree sus propias mentiras cínicas, necias y atávicas, y nada hace porque nunca pasa nada, o todo lo fía al milagro tecnológico con su panoplia salvífica de infraestructuras reslientemente suicidas, satélites ebrios, drones perdidos, sensores apagados y simulaciones matemáticas y digitales que si alguna vez se parecen a la realidad sensible y palpitante es por mera coincidencia.

Se llama capitalismo industrial.


02/11/2024

Dice la lúgubre apparatchik impía que “no vamos a permitir que las familias de las víctimas se acerquen a la Morgue”. A velar a sus muertos, a llorar la riada arrolladora e incontenible de las más negras lágrimas.

Y remacha el siniestro y máximo jerarca, pidiendo a los voluntarios que “vuelvan a sus casas porque pueden colapsar vías que necesitan nuestros efectivos”. Porque el Colapso soy Yo. Y después de mí, el Diluvio. Por lo que “no descartamos en las próximas horas medidas restrictivas adicionales”.

¿Cómo, cómo lo haréis?

¿Levantando muros y alambradas, desatando la jauría de los antidisturbios, pilotando drones asesinos como en Gaza?

El Estado no solo esclaviza, explota y mata, sino que, como la Gran Hiena, como el Vampiro, se encarniza hozando sus cadáveres porque también la muerte es suya, y antes y siempre del Mercado: como la vida.

Pero la vida, decía Voltairine de Cleyre, “la Vida exige vivir, y la Propiedad le niega su libertad de vivir; y la Vida no se someterá. Y no se debería someter”.

¡Y no se someterá!

Cuidado burócratas del gobierno, mucha atención, esclavistas de la Economía: ¡un día volveremos!


02/11/2024

¿Dónde vais, oh peregrinos? ¿Qué os convoca?

Contra el mar vertical y enloquecido que ha escupido la Naturaleza violentada, se alza otra ola inesperada que, como ya pasó en la Galicia del Prestige, se levanta entre la muerte física y espiritual y vuelve a la vida, para llevar el consuelo y la ayuda, tal vez torpe, ingenua y confusa, a los lugares donde crepita el fuego insoportable del dolor y la injusticia: donde esperan los insaciados.

Y no. No es una estampida de una película de zombis: es que han dejado de serlo aun en el brevísimo y cegador instante y resplandor que se llama solidaridad.

Y no, no van al futbol, ni a los stalags donde se oficia la misa negra de la mercancía, ni al festival musical que subvencionan todas las marcas de nuestra miseria y sometimiento: porque esta vez el espectáculo se apaga, y se enciende la presencia, la intensidad, la verdadera vida.

Y no. No solo ni necesariamente responden cual perros amaestrados a ningún silbato de la campaña institucional, el meme prefabricado, la consigna partidista o teledirigida: es que, como la poesía, la libertad y el amor, la espontaneidad existe, y el apoyo mutuo, y la autogestión de la llamarada pasional que abrasa nuestros corazones y precede a la acción.

Abandonar la ciudad siquiera por un día para hundirse en el barro y tocar la tierra y abrazar el dolor a pleno cielo trágico y verdadero, unirse a los desconocidos hasta forjar el egrégoro aún efímero, no esperar órdenes, desobedecerlas y burlarse de ellas, enarbolar las viejas herramientas olvidadas de aquel tiempo perdido en que fuimos campesinos, redescubrir la fraternidad en un mundo desalmado, tentar el milagro comunal: esta es la imagen visionaria del sueño que despierta a la conciencia, este es el Gran Transparente que comunica con la otra parte, este es el mito nuevo, tal es la poesía necesaria esta mañana.

Y de mañana.

Tan frágil, tan delicada…


02/11/2024

Solo el pueblo salva al pueblo.

Lo que sucede es que no lo sabe todavía, y cuando lo descubre no extrae todas sus consecuencias. Poder, ¿dónde está tu victoria? En la ignorancia y la indiferencia que creas y contagias. Por eso no quieres que nadie se eche a las calles.

Porque el nigromante es débil, la realidad implacable, el deseo todopoderoso, y sus sicarios pocos y nosaltres muchos. Y la pala que quita el barro, utilizada con garbo y determinación, bien podría cortar cabezas. Por eso ahora sacan al ejército a pasear, y pretenden domesticar y recuperar la espontaneidad y el gesto generoso con el pretexto de la coordinación.

Cuando la dominación se prepara para maquillar las cicatrices que ella misma desgarra, y se sugiere, todavía con la boca pequeña y eufemismos de novolengua, imponer un “estado de excepción climático”, ecologista por supuesto; cuando se deslizan ominosas alusiones a los futuros ejércitos del trabajo disciplinario que dirigidos por el gobierno esclarecido tendrán que reparar los destrozos medioambientales del capital pues no queda más remedio, y suministrar la energía que el declive de los combustibles fósiles augura en pos de un agónico ciclo de crecimiento económico, verde por supuestísimo; cuando se difama la libertad caprichosa, las subjetividades ingobernables y/o echadas a perder, y la autonomía irresponsable y veleidosa que suele tender hacia el socialismo salvaje de la Comuna en cuanto se la deja a su aire, desde tantos ángulos del tablero ideológico incluyendo los que se sientan a la izquierda de Dios Estado…no podemos desdeñar, ¡no podemos despreciar!, la más mínima señal de vida otra que todavía late, tiembla y titubea bajo tanto odio, aislamiento, terror y anomia.

Y que se manifiesta por puro libre arbitrio: porque se lo pide el cuerpo y porque le place.

Lo que no cancela ni suspende el rigor de la razón crítica, la elucidación teórica, el análisis necesariamente severo: siempre que se enraíce en lo sensible, solo si no se aleja del deseo.

Una belleza terrible ha nacido. Tan frágil, tan delicada: tan incompleta e insuficiente. Durará tanto como dura el tiempo de las cerezas.

Pero volverá. Volverán. Volveremos.


04/11/2024

“La Unión Europea debe elevar la capacidad de respuesta de los ciudadanos ante un escenario de crisis grave o guerra. El objetivo es que los hogares sean capaces de afrontar todo tipo de emergencias con programas educativos especiales, incluso incorporándolos en los currículos de enseñanza, y otras medidas extraordinarias”.

Dice el informe que Ursula von der Leyen, la Gran Sátrapa de la UE, ha encargado a sus mandarines.

Estamos de acuerdo. Solo que nos dan asco sus “currículos de enseñanza” que desertifican la inteligencia y asfixian lo imaginario, y aún más pavor sus “medidas extraordinarias” que lo extraordinario propiamente dicho, donde y cuando, como en el huracán, tal vez se pueda encontrar el camino tortuoso que transforma el mundo y lleva a la verdadera vida: «miedo de la muerte, tú das a la vida su valor. Miedo del futuro, tú das un sentido a la salud, a la riqueza», invocaba Pierre Mabille en “El espejo de lo maravilloso”, pues hay veces que «el hombre implora el diluvio salvador, el ángel del exterminio, el espíritu ansía una razón de tales cataclismos, y la encuentra en la necesidad de borrar el mal, de renovar y mejorar el mundo».

Si encontramos ese camino, esa necesidad, ese destino.

Y así Rebecca Solnit especula en “Un paraíso en el infierno” sobre las “extraordinarias comunidades que surgen en el desastre”, y que se enfrentan al mismo fuera y muchas veces contra el Estado que las gestiona y la Economía que las crea; y el colectivo Out of the Woods afila esta apuesta en “Comunismo de desastre y otros textos contra la catástrofe capitalista”, alertando de sus inevitables y previsibles límites (que no fronteras infranqueables): apoliticismo inofensivo y conformista, neurosis del paréntesis que se abre en la catástrofe y se cierra cuando la “normalidad” vuelve, cooptación, recuperación, infiltración indeseable, realismo colaboracionista.

Sí: necesitamos nuevas enseñanzas que unir a las que ofrece la vida inmediata, y medidas extraordinarias.

¡Las nuestras!


06/11/2024

Mientras tanto, un prócer, un mecenas, uno de esos hombres que en España lo hace todo y todo lo hace en España, babea insultos a quienes le piden cuentas por haber retenido a sus trabajadores en su tripalium cuando la tormenta arreciaba. Como siguen haciendo los de su misma calaña después y más allá de la inundación, aunque la incertidumbre reine y el duelo arrecie, pues la acumulación de valor debe continuar y si el trabajo no nos hace libres lo hará la muerte.

Mientras tanto, un grupo de voluntarios se planta y se niega a limpiar los establos de la mercancía de un centro comercial cualquiera, allí donde es indiscutiblemente mejor y más sensato custodiar y velar sus pecios arruinados por el agua y el barro antes que repartirlos concediéndoles un postrer e inédito valor de uso a quien más lo necesita, porque “estamos aquí para ayudar a la gente”: porque cuando las mercancías mueren, las personas despiertan.

Mientras tanto, las palas todavía no cortan cabezas pero aprenden a lanzar la inmundicia a la cara de los inmundos, aunque todavía se cometa el error garrafal de seguir haciendo distingos según el abolengo de cada jerarca o el color de su correa, y se toleren turbios compañeros de viaje hacia la ninguna parte del fascismo.

Que ocupan el espacio que no les pertenece y que consustancialmente les repele, porque quizás lo hemos abandonado.

Pues se diría que no solo ya no sabemos desear, sino tampoco odiar a quienes se lo merecen ahora durante la DANA y siempre.

Y entonces desembarcan los especialistas del resentimiento para desorientar la brújula del odio hacia la nada inofensiva que amortigua la rabia y esteriliza el conflicto, hacia la política inane, o hacia los chivos expiatorios que este siglo descompuesto y trastornado ansía para purgar sus propios pecados, y exorcizar su miedo y su delirio.

Mientras transijamos. Mientras nos conformemos. Mientras reine el realismo y el sentido común de la común tiranía tiranice al deseo.

¡Mientras tanto!


06/11/2024

Mientras tanto el apoyo mutuo del pueblo sigue salvando al pueblo a duras penas improvisadas, pues aunque quiera no puede todo lo que quiere porque no tiene ni dirige los medios materiales y las herramientas imprescindibles que precisamente ha creado, producido y pagado con su sudor y con su sangre.

Minucia banal de base que obvian los juglares, pajes y escuderos más progresistas del Estado, que se lanzan a señalar al lobo ultraderechista bajo la piel de plexiglás del pueblo populista, esa entelequia que siempre hay que disolver, y elegir otro en su errado lugar lunático y licántropo, y volver a disolverlo tantas veces como sean necesarias.

Es que tras abandonar la bandera de la libertad, la libertad única e indivisible que nunca amaron, porque tampoco saben ni imaginan cómo defenderla y menos aún reinventarla, tras dejarse arrebatar la vieja y venerable insignia libertaria que les sobra y molesta, ahora entregan la rama dorada y la varita mágica del apoyo mutuo libre y pasionalmente ejercido a sus mayores enemigos.

Pues como nos recuerda el colectivo Heura Negra, “la función histórica del fascismo siempre ha sido copiar el lenguaje revolucionario para intoxicar, manipular y mentir con el objetivo de proteger los poderosos “. Y criticar, ¡sí, criticar! “un Estado podrido, corrupto y negligente que, ante una tragedia que se podía haber evitado, incluso envía al rey a pasear rodeado de policías, no es ser de extrema derecha (...) es ser conscientes del abandono institucional".

Pero al parecer “si el Estado no aparece el problema lo tiene la izquierda”.

En efecto: el problema lo tiene esta izquierda. Así llamada. Esa que, como aclaran los compas del Grupo Barbaria, coincide con la dominación en la misma fobia: “no pueden soportar ver cómo en los pueblos y ciudades la gente se organiza para satisfacer sus necesidades sin esperar a que el Estado haya dado la voz de mando”.

Mientras tanto el Invierno no solo se acerca sino que ha llegado, y cómo y con qué intenciones.

Pero entonces, ¿puede estar muy lejos la Primavera?

Solo si sabemos, solo si deseamos.

¡Mientras tanto!

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