domingo, 25 de diciembre de 2016

OBITUARIO: HA MUERTO UN SÁTRAPA DEL CAPITAL


¿Qué fue la revolución cubana?
Fue un caso más de “liberación nacional” en el contexto de la descolonización y la guerra fría. A mediados del siglo veinte, para que el capitalismo siguiera desarrollándose, muchas antiguas colonias tuvieron que constituirse en polos de acumulación de capital en un marco nacional: para ello tuvieron que modificar su estructura política y económica a fin de poder integrarse al mercado mundial. Las “revoluciones” tercermundistas de esa época no fueron, de hecho, mas que cambios abruptos en la jefatura: los dirigentes que no podían hacer crecer el capital nacional fueron reemplazados por otros que sí podían. En todos los casos, la debilidad de las nuevas economías en formación hizo que los nuevos Estados tuvieran que integrarse a una de las dos imperios comerciales en competencia: el capitalismo democrático occidental o el capitalismo soviético. Tras la revolución, en Cuba nunca se cuestionaron ni desaparecieron las categorías básicas del capital: la explotación salarial siempre fue la base de su sistema de producción. El único cambio importante fue que gran parte del capital fue transferido al Estado, asumiendo éste y el PC cubano la organización monopólica de la compraventa de actividad humana. Para ello debieron implementar formas de salario indirecto (prestaciones de salud, educación y vivienda) que asegurasen la reproducción de la fuerza de trabajo, lo cual es una parte normal de las funciones de cualquier Estado capitalista. De idilio, nada.

¿Quién fue Fidel Castro?
Un abogado liberal burgués que lideró dicho proceso en Cuba, para lo cual tuvo que conquistar por la fuerza el poder del Estado, en 1959. Para entonces, Castro no había leído una sola línea de Marx. Cuando se dio cuenta que el capital norteamericano le daría la espalda y que le iría mejor lamiendo las botas de los burócratas rusos, empezó a vociferar que él era marxista y que su toma del poder era el inicio de una “revolución socialista” en Cuba. En los años siguientes, para dejar claras sus lealtades, defendió el empleo de tanques rusos contra la insurrección del proletariado en Checoslovaquia, apoyó los campos de detención contra homosexuales y otros disidentes, dio refugio a un renombrado sicario de Stalin, respaldó a la dictadura argentina de Videla, mandó encarcelar a los opositores al régimen y decretó luto oficial en Cuba por la muerte del dictador español Franco, entre otras hazañas. Esta farsa, aclamada durante medio siglo por un ejército de trovadores y militantes de la inconsciencia, alcanza hoy, con la muerte de Castro, su apoteosis final: llorando a su héroe uniformado, la izquierda del capital reafirma su adicción a la jerarquía social, al poder político, a la desigualdad económica y a la opresión racial y de género. Los gorilas siguen entre nosotros.

Contra la comedia infame puesta en escena una vez mas por la internacional de los imbéciles, recordamos que “la emancipación de los trabaja dores tiene que ser obra de los mismos trabajadores”, tal como lo señalan los estatutos de la primera Internacional. Esto significa que el comunismo es la auto-emancipación de la especie humana, una obra colectiva y anónima, multitudinaria y creativa, que no necesita héroes y que, al destruir el viejo mundo, necesariamente los suprime a todos ellos.


# extraído de Anarquía y Comunismo nro.7, diciembre de 2016, Chile.

viernes, 2 de diciembre de 2016

[texto] El mito del "socialismo cubano": el izquierdismo burgués disfrazado de comunismo

COMUNISMO No.38 (Febrero 1996) DESCARGAR TODA LA REVISTA EN PDF
revista del Grupo Comunista Internacionalista

Índice:
El texto que a continuación se presenta es el resultado de un trabajo colectivo, efectuado por un círculo de compañeros, varios de los cuales han estado en Cuba varias veces y en distintas oportunidades, en colaboración con nuestro grupo y afirma posiciones clasistas y revolucionarias en torno a la denominada "revolución" cubana y al "castrismo". 
Economía / El mercado / ¿Abundancia o carencia? / Acerca del mito de la desaparicion de las clases en Cuba / Trabajo / Control / Represión / "La existencia del estado y de la esclavitud son inseparables" / Liberación nacional / Sobre la ideología del mal menor en Cuba / Resistencia / El exilio y la oposicion politico formal / ¿Y ahora que?
1. Dinero y enajenación / 2. Sociedad mercantil y deshumanización del hombre / 3. Producir como seres humanos / 
artículo escrito por Servando González en Guángara Libertaria en 1985


Respecto a la muerte de Castro

Cuesta guardarse las palabras más duras y mantener la calma cuando leemos ciertos comentarios con respecto a la muerte de Castro. Nuestro colectivo se indigna ante una demagogia vergonzosa de tantas y tantos "anticapitalistas". Punto a punto nos gustaría ir razonando lo que nos produce tanta rabia:

En primer lugar, cabe pensar que la izquierda es postmoderna hasta el momento en que ya no le conviene serlo. Parafraseando a Kurz, es vergonzoso que se vea etnocentrismo por todas partes, y sin embargo, cuando toca verlo de verdad, se obvie de manera flagrante. De este modo, la represión de Cuba a los homosexuales, o su política de apoyo a una intervención imperialista en Checoslovaquia, quedan absolutamente ocultas, al fin y al cabo, es un país tercermundista, por qué íbamos a esperar algo así; qué coño nos importan los homosexuales cubanos. Qué más da su apoyo a la represión de la primavera de Praga?

Segundo, en Cuba jamás se cuestionaron las categorías básicas del capital. De este modo, que nosotros sepamos, las relaciones salariales permanecieron tras la revolución sin ser suprimidas. Lo único que sucedió es que buena parte del capital fue estatalizado, convirtiéndose el aparato de Estado y del PCC, en el nuevo funcionariado del capital.

Tercero, las peculiaridades del régimen cubano, implantaron ciertas formas bastante importantes de salario indirecto de la fuerza de trabajo cubanas. Dicho de otro modo, el Estado subvencionó, como en otros muchos Estado capitalistas, algunos de los gastos de la reconstitución de la fuerza de trabajo. El éxito de estos salarios indirectos se debieron a la alianza que se labró Cuba con la URSS (así pues, transferencias de las plusvalías del proletariado de la URSS al proletariado cubano).

Cuarto, una vez que la URSS se hunde al ser incapaz de llevar a cabo la introducción de la revolución microelectrónica, Cuba se queda con una mano detrás y otra delante, y lo que vemos aparecer es la explotación más salvaje del proletariado cubano, que no tiene ni para comer y que introduce todas las modalidades de la venta de la fuerza de trabajo, como la ampliación de la prostitución. Nuestros chicos "anticapitalistas" no se les mueve un músculo con este asunto. Debe de ser que la venta de la fuerza de trabajo en condiciones de alienación tan salvajes, no son tan problemáticas si sucede en un país como Cuba. Al fin y al cabo, siempre podremos compararla con Haití.

Es increíble ver cómo abnegados demócratas son capaces de criticar nuestras posturas críticas con la democracia, que hagan apología de la conquistas democráticas, y sin embargo se conformen con dar palmaditas a regímenes como el cubano. Debe de ser que para la mitad del planeta "no está de dios" acceder a condiciones de vida dignas, se pueden conformar con las migajas que deja la máquina impersonal del capital mundial. Ni que decir tiene que lo que late detrás de esta forma de razonar es el pensamiento colonial de la ilustración, ni más ni menos.

# Colectivo Germinal http://colectivogerminal.org
# 29 de noviembre de 2016
extraído de su página de facebook (sin título, título nuestro)

OBITUARIO CASTRO RUIZ Fidel Alejandro

CASTRO RUIZ Fidel Alejandro. Falleció el contrarrevolucionario cubano el 25/10/16. A los 90 años. Sus herederos políticos, invitan a rezarle al Che Guevara y a continuar con la farsa hasta donde se pueda, teniendo fe que este líder está en Cielo, con Jesús, Néstor y Juan Pablo II en la asamblea constituyente creada allí por Chávez.

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Fanáticos y detractores tienen algo en común, obvian una de las características fundamentales de Castro. El “comandante” no era un revolucionario ni tampoco solo un líder autoritario y/o burocratico.
Fanáticos y detractores ayudaron a elevar el mito de una revolución comunista en la isla, y lo peor es que ambos coinciden en las características para apoyarla u odiarla: racionamiento de comida, control Estatal, nacionalismo militar tercermundista, adoctrinamiento escolar.

Nacida como nacionalista y democrática, la revolución se tuvo que apoyar en los capitalistas de URSS para poder sobrevivir, dándoles mas legitimidad a una de las organizaciones mas contrarrevolucionarias de la historia: el PC y sus filiales en el mundo.

Su foto entre los allendistas, haciendo la venia militar con Pinochet en noviembre del 71 podría definirlo perfectamente.

Su discurso  de bienvenida al Karol Wojtyla alias “el Papa”, alias “Su Santidad”  en 1998, caracterizaría su oportunismo.

«Como aquellos cristianos atrozmente calumniados para justificar los crímenes, nosotros, tan calumniados como ellos, preferiremos mil veces la muerte antes que renunciar a nuestras convicciones. Igual que la Iglesia, la Revolución tiene también muchos mártires. (...)
No habrá ningún país mejor preparado para comprender su feliz idea, tal como nosotros la entendemos y tan parecida a la que nosotros predicamos»

Su condición de patriarca de todos los gobiernos progres de la última década en Latinoamerica seria su mas sincero posicionamiento: el izquierdismo burgués.

No ha muerto un comunista, ha muerto el rostro barbudo del Capital.
Nunca dejaremos que su memoria descanse en paz.

# anónimo, noviembre de 2016.
recibido por email

martes, 15 de noviembre de 2016

Nos están matando


Nos están matando. En nuestras casas, en el trabajo, en las escuelas, en las comisarías, en la calle. Nos matan a los golpes, linchados, violadas, empaladas, desangradas, torturadas, envenenados, empastillados, encerradas, enfermos, depresivos. Nos matan porque es fácil, porque se puede, por portación de cara, por mujeres, por pobres, por putas, por salir a la calle, por querer tener sexo, por negarnos. Nos matan porque sobramos, en un mundo donde la ganancia es más importante que la vida, donde sometidos aprendimos a vendernos como mercancías y a ser tratados y a tratar a los demás como objetos, como medios para alcanzar un fin, como si fuésemos cifras cuantificables, como lo es todo en este sistema de muerte. Nos matan porque nuestra humanidad y vitalidad son opuestas a esta vida de miseria y porque son el germen de su destrucción.

El asesinato brutal, misógino y antihumano de Lucía en Mar del Plata es una chispa que desata la rabia, la frustración, el asco, el odio y la necesidad de terminar con esta masacre despiadada. «Paro cardíaco por empalamiento anal» realizado por hombres normales —y no monstruos—, hijos sanos del Capital, que tuvieron la frialdad de lavar el cuerpo y llevarlo a un hospital. Se responde con indignación y con una rabia masiva, aun en un necesario clima de catarsis, luego de siglos de invisibilización que sale de casa a la calle, de la conversación al grito, del aislamiento a juntarse masivamente en marchas autoconvocadas.

Sin embargo, cada caso se trata de manera aislada, y los dedos señalan al Estado en su supuesta ausencia, al gobierno de turno, a los medios de comunicación, a las políticas educativas, como si algo pudiera cambiar profundamente acudiendo a la legalidad o a través de nuevos discursos integradores. Algunos piden justicia y más intervención estatal, más policía, que se cumplan las leyes, que la democracia “funcione”. La democracia funciona. El Estado y su policía garantizan la trata a nivel nacional.

Otros, comprendiendo que poco se logra pidiéndole a los mismos opresores, apelan a sus semejantes a través de pintadas. Entre muchas que solo refuerzan posturas identitarias, hay muchas otras con la verdadera intención de poner en común, reflexionar, agitar, denunciar y desahogarse. Del mismo modo, salir colectivamente a la calle, saca de la esfera privada lo que nos quieren hacer tragar que son problemas particulares, personales, en los que no habría que meterse.

Por otro lado se pide la integración de nuevos contenidos en las escuelas, que se instruya a los niños para que sean mejores ciudadanos que sus padres, para que no roben, no maten, no violen ni sean violados, pero al mismo tiempo para que trabajen obedientes sometidos a una vida de miseria. ¿Cómo es posible enseñar a un niño a no violar y a no ser violado, si al mismo tiempo se le enseña a ser un empleado sumiso, eficaz y obediente, o por el contrario, un exitoso patrón? ¿Hasta qué punto puede esto funcionar, si la instrumentalización de la vida está presente en todos los momentos de nuestra existencia, en cada aspecto de nuestra vida cotidiana?

La misma sociedad indignada por estas cuestiones es aquella que cada domingo propone en los estadios de fútbol la violación como una amenaza: «Los vamos a coger», «les vamos a romper el orto». Aquella que concibe la sexualidad como instrumento de poder, es la misma que se horroriza cuando ocurren estos “excesos” que no salen de la lógica diaria. Mientras tanto, cada vez más personas comprendemos que lo personal es lo social, y que una de las llamas que permiten dar calor a la lucha por acabar con esta penosa existencia es poner en cuestión todas las relaciones sociales en las que existimos. No luchando por un nuevo mal menor: que maten y agredan a menos mujeres… Cuando decimos «ni una menos» es enserio.

La desoladora realidad que nos toca a todas las explotadas y explotados no va a cambiar ni con mejor y más educación, ni pidiendo justicia, ni haciendo más pintadas (y esperando que los obedientes las toleren), ni abocándonos a la especificidad de alguna minoría oprimida ni alentando a la venganza. Y no es porque estemos en contra de la venganza, ésta es la respuesta que tenemos más a mano como individuos que no aceptamos pasivos la brutalidad, sin embargo sabemos que aislada no soluciona nada. La salida al problema no es cuantitativa, no porque más personas violadas maten a sus violadores la situación va a cambiar, no porque más mujeres pinten más paredes la realidad va a ser mejor. Además de dejar salir nuestra bronca, de expresar la violencia en lo inmediato, también tenemos que pensar en lo que hay detrás de todas estas violencias individuales, pensar en la violencia general, en las condiciones generales que la permiten, por qué se genera y cómo destruirla. Esto es tan o más urgente como matar al que nos mata. Lo que hace falta es ir a la raíz: se trata de destruir las condiciones materiales que reducen nuestra vida a un producto aprovechable o prescindible según las circunstancias, la instrumentalización de nuestros cuerpos y su sometimiento a las necesidades de este sistema que nos deshumaniza y atomiza hasta la muerte.

# de Boletín La Oveja Negra.
# Rosario (SF - Argentina) Octubre de 2016.
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Palabras de lucha hacia la raíz


En los últimos años asistimos a todo un movimiento social que aborda la “cuestión de la mujer” desde distintas ópticas, vértices y formas. Así, libros, páginas webs, agrupaciones de todo tipo, marchas, programas de televisión, diarios y también los ámbitos cotidianos hacen presente este tema, generan opinión, debates, algunos encuentros y desencuentros.

Esta cuestión muchas veces se presenta aislada del resto de las problemáticas con que nos encontramos cada día sobre–viviendo en el capitalismo. Sin desconocer las particularidades y especificidades, es importante luchar contra la lógica capitalista, casi como una advertencia, al momento de pensar estas realidades.

La ideología dominante nos dice que el capitalismo siempre estuvo acá, que siempre hubo escuelas, que siempre trabajamos y morimos en los trabajos, siempre formamos familias, parejas monógamas y heterosexuales y que, además, siempre hubo una diferencia radical entre una esfera pública y una privada, en la cual los problemas “personales” e “íntimos” no tienen origen social (son naturales) y, por tanto, son problemas individuales y deben ser solucionados de esa forma.

Tirando por tierra toda esta basura, podemos empezar a pensar desde una perspectiva que no atomice los problemas, sino que los historice y los ponga a jugar como parte de lo que son: un sistema de muerte, de ganancia y valorización constante en el que las necesidades y padecimientos de los seres humanos no son relevantes. Porque el capitalismo no es solo un modo de producir objetos–mercancías, es una relación social y como tal se ha desarrollado y modificado a lo largo de la historia, moldeando la explotación de todos y los vínculos que establecemos, impregnando incluso aquellos ámbitos o actividades que parecieran escapar a la lógica capitalista.

La mujer ha sido explotada y subordinada por el capitalismo desde sus inicios y de distintas formas a lo largo de la historia. Este desarrollo no es lineal ni exento de contradicciones. El Capital y el Estado fueron diseñando ideales y roles femeninos diversos según sus propias necesidades, sostuvieron y reforzaron la subyugación e invisibilización del trabajo doméstico de la mujer, naturalizándolo al mero rol femenino en un “equilibrio armónico” con el masculino, ambos necesarios al sistema productivo. Acompañando este proceso se separó hombres de mujeres y se los enfrentó en polos opuestos y funcionales. El hombre como trabajador fue el administrador principal del salario que repartía en el seno familiar para la reproducción de la futura fuerza de trabajo. Por lo tanto, se lo concibió como el protagonista principal de la producción social. Sin embargo, la reproducción de la sociedad capitalista corrió por cuenta de todos los explotados y explotadas.

Esto no ocurrió siempre del mismo modo, antes hubieron de sucederse otras muchas separaciones en la reproducción de cada ser humano y de la sociedad en su totalidad. La tierra y los cuerpos fueron sometidos al principio de la propiedad privada, enajenados y regulados desde la Iglesia y el Estado.

La división social del trabajo, los ciclos históricos de exclusión e inclusión de la mujer en el mercado de trabajo asalariado, la caza de “brujas” y la imposición de atributos diabólicos que culminarían en su contrario, en la mujer virginal y pasiva, determinaron los roles adecuados al proyecto de sociedad que se instauraba a la fuerza. Yendo un poco más lejos aún, hoy encontramos otro rol que coexiste y que presenta a una “supermujer” que mientras no abandona su “vocación” maternal en la esfera privada, busca posicionarse, en la esfera pública, como profesional exitosa y que aprendió a ciencia cierta lo que el sistema dicta: pisotear cabezas, ser egoísta y competir en el sistema.

Votar, tener un salario y, por lo tanto, penetrar en el mundo de la explotación laboral —el tiempo muerto en el que nuestra vida depende de un horario, un patrón y obligaciones impuestas para poder consumir lo que el mercado nos ofrece—, ser profesionales, formar parte de las fuerzas represivas del Estado, son actividades que a lo largo de estos años nos han ido incorporando. Todo lo cual encima es propagandeado como un cambio en la sociedad, como un logro de las mujeres, como si nos susurraran al oído: «¡Muy bien! Pueden ser iguales a nosotros. Nuestro mundo es la única realidad posible, gracias por sumarse a contribuir a su crecimiento».

Mucho se ha dicho y se ha hecho en pos de la “liberación de la mujer”, mucho de eso sigue significando una mejor integración y adaptación en este mundo impuesto. La liberación y resistencia de la mujer ante un sistema que la necesita aplacada luchando por una ilusión de empoderamiento muy difícilmente podrá escapar de la lógica capitalista.

No se trata de estar agradecidas al sistema por permitirnos vendernos igual que los hombres en el mercado laboral o romper un poco el esquema psíquico de la pasividad que nos han inculcado resquebrajando el rol que nos impusieron para acomodarnos al siguiente que nos darán.

Sabemos que estos roles y relaciones sociales en las que estamos inmersas no están aquí desde siempre y no son eternas. Podemos destruirlas. Esa ha de ser la base que nos permita reflexionar sobre las particularidades de este tema y su imbricación con la totalidad del sistema que nos oprime.

Sabemos que las condiciones a las que nos enfrentamos no son nada sencillas y nos movilizan a preguntarnos muchas cosas: ¿Queremos mejorar nuestras condiciones en lo inmediato? Sí, claro, no queremos ser encarceladas por abortar, tratadas como cuerpos–objetos a los que violar y traficar, usadas para publicitar mercancías y otras tantas aberraciones. Pero, ¿para qué nos sirve pedirle al sistema que nos reduce a estos roles, nos encarcela y subyuga que cambie esta situación? ¿Por qué no pensar en la posibilidad de superar de raíz este estado de cosas? Son estas condiciones las que nos impulsan a luchar y es en la lucha donde vamos encontrándonos e inventando algunas respuestas. La imaginación y la creación son nuestras, destruyamos esta realidad y construyamos el horizonte que queramos.

# Anónimo, palabrasdelucha@riseup.net
Panfleto repartido por las calles de la ciudad de Rosario en Octubre de 2016 en el marco de Encuentro Nacional de Mujeres
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Y los súbditos reclamaban contra su propia sombra. La campaña #NiUnaMenos, cuestionada


Pocas veces, como en la campaña #NiUnaMenos, se ha visto un despliegue tan perfecto de unanimidad democrática, en que la condición para participar es, literalmente, no pensar en lo que se está haciendo.

¿Alguien en su sano juicio cree realmente que una marcha multituduinaria va a disuadir a los femicidas ocultos entre la masa de hombres que a diario se pierden de sí mismos en las urbes del capital?

No. En este momento ningún varón proclive al femicidio está reconsiderando sus ganas de violar y descuartizar a una muchacha; ningún hombre que odia a las mujeres se siente intimidado por la gran cantidad de marchantes del 19 de octubre. Y no: ninguna mujer debería sentirse más a salvo gracias a la campaña #NiUnaMenos. Si alguien creyó que esta campaña, con sus despliegues propagandísticos y sus marchas, iba a disuadir a los violadores y asesinos o induciría alguna reducción del riesgo de agresiones machistas, es que ya perdió la capacidad de pensar y sólo delira viendo sus propios deseos como fuerzas mágicas omnipotentes.

Dado que la marcha del 19 de octubre no va a disuadir a ningún femicida, y casi todo el mundo lo sabe, tenemos que preguntarnos para qué se marchó entonces. Es simple: por una necesidad de catarsis colectiva. Porque las recurrentes noticias de agresiones brutales contra mujeres producen una tensión emocional y psíquica insoportable que necesitamos liberar de alguna forma, ojalá acompañados, y sintiéndonos validados en nuestro malestar angustioso por lo que está pasando. Porque al no encontrar ninguna explicación razonable a la violencia que corroe la vida social, nos reunimos en grandes rebaños donde nos sentimos más seguros, más reconocidos y menos vulnerables que en el desierto helado de nuestras neuróticas relaciones personales.

Esta necesidad de catarsis no tiene nada de cuestionable, y quizás la pulsión gregaria que lleva a los humanos a buscar cobijo en los grandes rebaños, tampoco. Lo que es cuestionable es el efecto de unanimidad ideológica que esto genera: cuando miles o millones de personas están de acuerdo en sentir la misma necesidad de catarsis, rápidamente se aferran a patrones mentales estereotipados y simples que les ofrezcan una explicación sencilla para su propia conducta. Y una vez que han llegado a acuerdo sobre esa explicación simplificada, aumentan su sensación de seguridad al saberse portadores de una ortodoxia defendida por la mayoría. A partir de ahí, cualquiera que piense diferente y lo diga se vuelve candidato al linchamiento ideológico.

El mismo efecto de adhesión gregaria que antes se conseguía coreando "El que no salta es Pinochet", hoy se obtiene agitando la figura peligrosamente ambigua del "macho", que en rigor puede ser cualquiera que no muestre un acuerdo sumiso y entusiasta con las ilusiones de la mayoría. La condición para no ser condenado y lapidado -democráticamente, por supuesto, es decir en modo figurativo-, es nunca hablar del machismo o la violencia de género como si tuvieran alguna relación con otros aspectos de la vida real. Lo que hay que creer y repetir para ser aceptado por la masa es ésto: el machismo y la violencia de género son fenómenos tan profundamente arraigados en el ser del hombre, tan independientes de cualquier cosa que no sea el hecho de tener unos testículos entre las piernas, que cualquiera que intente relacionarlo con el sistema productor de mercancías, con la existencia de clases sociales, con el trabajo asalariado, con el Estado y con la alienación... tiene que ser, sin duda, un macho tratando de hacer aceptables sus propias ganas de quemar viva a una jovencita. La presión psicológica ejercida por la masa es tan poderosa que, al igual que en las procesiones religiosas de antaño convenía darse latigazos en la espalda o andar de rodillas frente al público para despejar cualquier sospecha de impiedad, hoy día a los hombres les conviene escenificar cualquier performance -ojalá lo más colorida,
inofensiva y simpática posible- para no perder el favor de las feministas y del público en general. No importa que en ese empeño terminen marchando juntos, cantando juntos y codeándose a gusto anarquistas revolucionarios con diputados socialdemócratas, feministas de derecha con comuneros mapuche, insurreccionalistas con cristianos progres... lo único que importa es demostrarle a todos que estamos de acuerdo en lo fundamental: a veces hay que guardarse las críticas y callarse la boca.

Las similitudes entre este clima de unanimidad represiva y el antifascismo de los años 30, son evidentes. En esa época, también, la aparición de un enemigo atroz identificado con el mal absoluto, sirvió a los amigos del capital para desactivar todas las expresiones de malestar social, canalizándolas detrás de unos reclamos que sólo reforzaban el poder del Estado y el orden de la explotación. Frente a la amenaza del fascismo, quienes hablaban de revolución social, de comunismo, de anarquía, fueron vistos primero como dementes y pronto como cómplices de Hitler y de Mussolini. En Chile, esta lógica seguía operando en tiempos de la UP, cuando la masa arrebañada prohibía cualquier crítica al gobierno de Allende acusando a los críticos de ser agentes del imperialismo.

Hoy, sin ir más lejos, la izquierda gobierna neutralizando las críticas bajo el pretexto de que todo el que la critique "le hace el juego a la derecha". Lo que está operando en el discurso feminista de masas, hoy día, es el mismo mecanismo de neutralización: no critiques, no problematices, o sea, no pienses, si no quieres caer bajo la sospecha de ser un "macho", un "violento", al fin y al cabo un potencial asesino de mujeres.

Pero tanta catarsis, tanta sublimación de tensiones psíquicas y tanta algarabía ciudadana-democrática, no pueden agotarse en sí mismas. Todo esto tiene un efecto político tan sencillo como eficaz: reforzar el poder de las estructuras que aseguran la dominación, fortalecer al Estado. ¿Por qué? Porque, dado que la marcha de ayer no ejercerá ninguna influencia directa sobre las actitudes de los femicidas ni de sus futuras víctimas, su único sentido práctico (aparte de la catarsis emocional) es, como lo es el de todas las marchas, enviarle un mensaje al poder. El mensaje es el siguiente:

“Exigimos nuestro derecho a que no se maltrate ni asesine a las mujeres. Este derecho, como todos los derechos, no es nada si no se lo hace valer, y sólo puede hacerlo valer quien tiene los medios prácticos para ello. Esos medios prácticos son medios de fuerza, medios que finalmente obliguen a los agresores a desistir de su violencia. El único que posee esos medios es el Estado, con sus policías, sus tribunales, sus psiquiátricos, sus sistemas de castigo y de vigilancia. Y aun cuando entre nosotros hay algunos que no le concedemos ninguna autoridad moral al Estado, reconocemos que sólo él puede darnos la protección jurídica que necesitamos, por eso exigimos al Estado que use sus medios de fuerza para garantizar el derecho de las mujeres a no ser abusadas.”

El #NiUnaMenos vociferado ayer por miles de personas en la calle y a través de sus cuentas de Facebook y Twitter, significa, entonces, ni más ni menos que esto:

"Nosotros, unánimemente indignados por la violencia de género, nos declaramos impotentes, perdidos e incapaces de hacernos cargo por nosotros mismos de esta violencia, lo cual requeriría que formemos una comunidad humana que en realidad no sabemos cómo formar, pues para ello tendríamos que criticar el contenido de nuestras propias vidas sometidas al trabajo asalariado, a la extorsión política, a la manipulación psíquica y emocional a través de los medios, al sinsentido de una vida que debemos comprar y vender. Nosotros, ciudadanos unánimemente indignados, hemos salido a la calle para sentirnos en compañía de nuestros iguales, y todos juntos nos hemos arrodillado una vez más frente a ti, Estado, consagrando así nuestra debilidad y nuestro extravío, el mismo que llenándonos de odio y frustración hacia nosotros mismos y hacia nuestros semejantes, nos convierte en potenciales asesinos y en víctimas disponibles para tantas pequeñas masacres."

La marcha del 19 de octubre fue, en fin, una rogativa hecha por los ciudadanos al Estado para que éste les proteja  de sí mismos. Ya que en medio de esa masa anónima de marchantes con rostros pintados, bailarines sonrientes y portadores de lienzos y banderas, en medio de la soledad generalizada de esa no-comunidad humana, nadie sabe realmente dónde están los torturadores y femicidas de mañana, ni sus víctimas.

A. U. 

# Octubre de 2016, Anónimo.
# Santiago de Chile

lunes, 7 de noviembre de 2016

[Grecia] Reivindicación de la ejecución de mafioso Habibi


Asumimos la responsabilidad por la ejecución del mafioso Habibi, que desde hace años estuvo en la vanguardia de los incidentes violentos hacia residentes y habituales en el barrio de Exarchia, culminando en el ataque asesino contra tres compañeros del Centro Social Okupado VOX, el mes pasado. El carácter paranoico de este individuo específico y la violencia despiadada que infligió a la menor provocación, le hicieron un potencial asesino en serie, el miedo y terror de la zona. El bullying, el robo y los apuñalamientos estaban incluidos en el repertorio de su presencia diaria en la plaza de Exarchia, dándole el espacio para pretender ser el líder con el que (supuestamente) nadie podría discutir. Con la fuerza de una horda de caníbales que le rodeaban, pero también con el respaldo de la mafia y la policía, actuó sin molestias vendiendo drogas y aterrorizando al vecindario, que estaba indefenso y e incapaz de tratar con él, subyugadxs a su poder y silenciadxs.

El miedo que causó su actividad criminal, le dio más y más audacia, ya que llevó a cabo repetidamente asaltos con intenciones asesinas ante los ojos de decenas de vecinxs, dejando tras él personas ensangrentadas y medio muertas, mientras él se quedaba en la zona sin ser molestado y orgulloso. Y esto porque, aunque era un drogadicto y un paranoico, sabía muy bien que no habría consecuencias para él. Porque él sabía que nadie intervendría, a causa de la consenso de sometimiento impuesto por el miedo. Porque él sabía que no sería arrestado, ya que siendo lo que era, un empleado de la mafia, era esencialmente un empleado de la policía también.

Sin embargo, su audacia demostró ser “suicida” al final, cuando cometió el error de atacar a tres compañeros anarquistas del Centro Social Okupado VOX, dañando a dos de ellos. La paciencia se acabó y la implementación de la justicia popular-revolucionaria requirió su sentencia de muerte. No sólo en el marco de la venganza por los compañeros heridos, sino también en defensa de un barrio afligido, que estamos segurxs que una vez oigan acerca de la ejecución de esta escoria se sentirá aliviado. Porque alguien tenía que tomar acciones. Por la restauración, incluso marginal, de las relaciones de poder en el barrio de Exarchia, por el recordatorio de que el brazo largo del para-Estado tiene que lidiar con el brazo castigador del movimiento.

Hablando de para-Estado, debemos aclarar que para nosotrxs la ejecución de este individuo específico, no se limita sólo a un golpe contra el “canibalismo” que reina en Exarchia. No percibimos la violencia “canibalística” como un fenómeno social generalizado. No somos sociólogos, sino que estamos posicionadxs en la clase que está en guerra con el capital y como tales entramos en batalla para ganar de nuevo Exarchia. Con esta orientación, esta ejecución específica se extiende también al conflicto físico con el conjunto para-estatal de la mafia/policía. Es decir, se extiende a la batalla contra una de las más duras expresiones del Capital. Y esto es porque Habibi fue reclutado por la mafia de Exarchia no sólo como uno más de las decenas de traficantes de droga que operan en la zona, sino también como un gendarme que violentamente guarda la rentabilidad fluida de sus jefes. El trasfondo rico de Habibi, que incluyó todo tipo de actividad antisocial, le hizo el secuaz, el perro guardián rabioso de la mafia en la plaza de Exarchia. Y fue el perro guardián porque esta violencia suya, al margen de ser psicótica e imprudente, funciona como una amenaza contra cualquiera que imaginase siquiera interrumpir el tráfico fluido de drogas. Contra, finalmente, cualquiera que molestase el reinado de la mafia en la plaza de Exarchia.

Ejecutando a Habibi, dejamos claro que nosotrxs disputamos con los hechos el reinado de los traficantes. Que nosotrxs también tenemos los medios para tratar con ellos y que si es necesario participaremos en una confrontación directa con ellos. Una confrontación que es histórica y políticamente imperativa. El clúster entre mafia y policía, a pesar de ser un fenómeno comprobado en numerosas ocasiones que ya no sorprende a nadie, en Exarchia es expresado con reveladores términos manifiestos. Aquellxs que viven, trabajan o pasan el rato en la zona,  saben muy bien que los puntos de venta de drogas no son zonas remotas, por el contrario se hacen cargo de los principales puntos alrededor de la plaza de Exarchia. También saben cuándo y por quién son vendidas las drogas, ya que estamos hablando de turnos de casi 24 horas llevados a cabo por individuxs que viven y se mueven alrededor de Exarchia. Saben qué comercios operan como fachadas para el lavado de dinero, quiénes son los líderes de la mafia, y dónde pasan el rato, visiblemente armados. También saben que el comandante de la comisaría de policía de Exarchia se reúne con algunxs de ellxs en un clima particularmente amistoso. Todo esto tiene lugar ante nuestros ojos todos los días y nadie dice ni una palabra. Y nadie dice ni una palabra porque el miedo o la indiferencia les dominan. Y aun peor, porque incluso entre las fuerzas más saludables en el barrio, domina la futilidad que nada cambia. De hecho , el rizoma de la red de matones , “anarquistas”, vándalos, grandes comerciantes, traficantes de droga y policías es profundo. Y es tan profundo que necesita un terremoto para ser arrancado. Este terremoto es nuestro objetivo, y para completarlo debemos inicialmente dividir claramente los campos. Quiénes somos y quiénes están contra nosotrxs. Así podemos medir y así la tolerancia, los tratos y el equilibrio entre dos botes cesa. No somos todo un barrio y no hay sitio para todxs nosotrxs en este barrio. Sería tragicómico para la policía reclamar la ignorancia sobre personas y situaciones y peor todavía sobre la incapacidad de intervenir por el miedo a lxs aanarquistas. Y seria tragicómico porque la policía hace redadas, tortura y arresta a lxs anarquistas con una habilidad y crueldad particulares cuando hay enfrentamientos en la zona. ¿Por qué no puede pasar lo mismo con los traficantes de drogas, los matones y los secuaces? La pregunta obviamente es retórica. Y es retórica porque debido a nuestra posición como luchadorxs sociales, no podríamos denunciar la inactividad de la policía, implicando que necesitamos su intervención para resolver el problema. Por el contrario, lo que estamos probando al hablar sobre la ausencia-protección de la policía es la flagrante fusión de intereses, es la existencia de un frente para-estatal, que puede ser enfrentado por la gente en la lucha y sólo por ellxs. No nos engañemos a nosotrxs mismxs por lo tanto, esperando la ayuda de cuerpos e instituciones oficiales. Todos ellos estan en el ajo y nosotrxs estamos contra ellxs.

Por tanto la cuestión de Exarchia, concierne en su núcleo al enfrentamiento con los mecanismos de acumulación colateral de capital, es decir, estamos hablando acerca del para-Estado, acerca de la otra cara de la rentabilidad capitalista. La llamada para-economía es una red de tamaño inimaginable que trae miles de millones. Además, hoy la admisión de que los capitales “negros” rescatan el sistema bancario internacionalmente es particularmente característica, probando así no sólo el tamaño de los beneficios, sino también la agregacion de la economía capitalista “ilegal” y la “legítima”. Por tanto, dada esta agregación, es obvio que las mafias son la expresión organizada de la economía “negra”, por tanto también la organización lateral del mecanismo del Estado. Jueces/zas, periodistas, políticxs, empresarixs y maderos consisten en la junta directiva de la para-economía, usando como “hombres de paja” a los varios tontos útiles para hacer el trabajo sucio. Así, los traficantes de drogas de Exarchia, compuestos de elementos lumpen-parasitarios, “gorilas”, pequeños criminales y aspirantes a gangster, son simplemente los tontos útiles para la comisaría de policía de Exarchia y el GADA (Jefatura Policial de Atenas), los centros oficiales para controlar la venta de drogas. Esta escoria, que pretenden ser Escobar y no tener miedo, son chivatos comunes y asociados de la policía, son matones y disimulados porque sin sus protectores jamás se atreverían ya no sólo a poner la mano encima, sino tan siquiera a poner su mirada encima de aquellxs que luchan por el barrio de Exarchia.

Entendiendo el problema desde su raíz, llegamos a la conclusión de que la guerra contra las mafias es una guerra en el corazón de la acumulación capitalista, es una guerra anticapitalista. Por esto, no nos perderemos en fantasiosos esquemas teóricos que nos llevan a no enfrentarnos con la mafia porque el capitalismo existe (existirá) sin ellos también, decimos que finalmente deberíamos empezar desde alguna parte. Porque el capitalismo no es una relación abstracta, sino por el contrario una relación tangible, material y muy específica. Esta, la guerra para mantener un barrio limpio del fango de la basura capitalista que la mafia lava, no es una guerra de ideas, sino una guerra por el cambio de la correlación material del poder. Claramente, el barrio de Exarchia está plagado por una serie de problemas. El principio de todo esto, es la transformación de Exarchia en una zona de consumismo masivo, que atrae a la mafia y finalmente trae el deterioro político y cultural del área. La concentración de decenas de servicios de comidas, que cosechan la carga histórica y política de la zona y se lucran vendiendo un estilo de vida alternativo y pseudo-insurreccionalista, tiene como una consecuencia la reunión de miles de jóvenes con términos de consumismo y despolitización. Y exactamente aquí es donde la mafia encuentra un suelo fértil para florecer. Porque el área la zona produce innumerables ganancias de la “protección” de decenas de comercios e incluso más de la venta de drogas.

Es un hecho triste que los miles de jóvenes que pasan el rato en un barrio de constante agitación política, parezcan tener una falsa interpretación de la libertad, que termina confundiéndose con el uso de drogas. Las ideologías urbanas que nutrieron todo tipo de formas de “estilo de vida alternativo” apuntaron a la desorientación y a la afasia ideológica, promueven el uso de drogas como una supuesta experiencia liberadora, transformando a miles de jóvenes chavales en usuarios adictos o no y en “consumidores” que apoyan económicamente las organizaciones criminales de la mafia. Nosotrxs llamamos a todxs estxs chicxs jóvenes, que podrían y deberían estar de nuestro lado, a considerar que las drogas son un medio de sedación y no de liberación, les llamamos a no contribuir económicamente con la mafia, les llamamos a tomar una posición en esta batalla, ya sea dejando de pillar drogas o marchándose de Exarchia. De otra forma, mientras la lucha se intensifica, lxs usuarixs y la enorme demanda que ofrecen a los traficantes de drogas, tendrá que ser enfrentada incluso con violencia.

Hablando de la cuestión de las drogas y de la cultura de las drogas en general como un fenómeno que principalmente inunda a la juventud, somos absolutxs, afirmando que envenenar nuestro cerebro y nuestro cuerpo con sustancias, es una experiencia fugaz, un engaño de nuestros sentidos oprimidos y un falso escape de los problemas reales y comunes que nos infectan. Específicamente en las sociedades occidentales donde el capital ha invadido cada aspecto de nuestro mundo emocional, el concepto de la personalidad ha sido deconstruido, a través de su colocación en un entorno social alienado y asfixiante. El de la soledad, la inseguridad, la amputación emocional y la depresión. En una exigencia irracional y una vida insoportable. La búsqueda justificable de salidas, cuando es llevada a cabo bajo un estado de falta de conciencia de clase, conducirá de hecho a caminos díscolos. Las drogas son uno de ellos. Y son probablemente la expresión más dura del auto-castigo y la introversión, ya que la deseada “salida” conduce de nuevo a nosotrxs mismxs y a nuestros problemas en los peores términos. En otras palabras, no respondemos con violencia liberadora a la violencia forzada en nosotrxs por la sociedad de clases, sino con una violencia que está dirigida contra nosotrxs mismxs. Esto es por lo que como revolucionarixs, luchamos contra las drogas, que son un soporte para el refuerzo de la parálisis social, pero también un ataque directo a la parte más animada de la sociedad, la juventud. Hemos dicho antes que ya no hay habitaciones para todxs nosotrxs en este barrio. Y con esto no nos referimos sólo a la mafia, sino también al hooliganismo donde quiera que se exprese. Ya sea con un manto político, o apolíticamente y en crudo. La lucha por Exarchia, incluso si tenemos que entrar en un conflicto armado, no se preocupa de los medios de la lucha sino del contenido que representan. La batalla de Exarchia, es una batalla entre civilizaciones por la simple razón de que no hay dos bandas enfrentándose sino dos mundos. EN un lado el mundo del para-Estado y la podredumbre y en el otro nuestro mundo, de libertad, solidaridad y lucha. Sin embargo, la formación de nuestro campo no está completa sólo con llamados declaratorios a la batalla, sino con educación y conformidad con los estándares culturales del nuevo mundo que representamos. Esto es por lo que la batalla de Exarchia es una batalla contra el capital y su mafia, así como contra la corrosión interna del movimiento. Contra la cultura de las drogas, la indisciplina, el anti-socialismo y la violencia sin sentido. De otro modo, estamos condenadxs a perder esta lucha o, peor aun, a convertirnos en parte del problema. Es un hecho que cuando algo no está limitado en algún punto se expandirá tanto que acabará chocando contigo al final. Se esparcirá como el cáncer. Así que en el caso de Exarchia, donde el carácter por el contrario romántico del barrio, que siempre abrazó a lxs parias, a lxs intransigentes y a los desheredadxs, hoy demuestra lo contrario. No porque esta gente no deba ser abrazada, sino porque deberían ser incorporadxs con reglas fundamentales de solidaridad social. Deberían aceptar la oferta pero también ser recíprocos, probando en la práctica que la solidaridad no es la puerta trasera del caos y el canibalismo sino el epítome de la madurez social, a través de su habilidad para auto-institucionalizarse y operar en armonía. La solidaridad social es por tanto una cuestión de responsabilidad y no de simple tolerancia.

Más particularmente, cuando estamos tratando con elementos criminales-antisociales, el manejo de los cuales no es ajustado por alguna mano invisible, sino por nuestra capacidad para mantener, al menos, un equilibrio de fuerzas. Deberíamos mantener un ojo sobre ellos, imponernos sobre ellos y recordarles que están en un ambiente hostil. De otro modo los mafiosos y los hooligans se sentirán a salvo y fuertes, impondrán su hegemonía y nos eliminarán. Por tanto, en respuesta a las incomprensibles teorías como “Exarchia siempre ha sido así”, decimos que aquellxs que reivindican esto pertenecen a las fuerzas conservadoras, a aquellxs que eso es, con su actitud perpetúan la decadente situación en el barrio. Por tanto, desde ahora en adelante serán también considerados una parte del problema.

Exarchia es una de las regiones más cargadas políticamente de Europa. Allí, duras luchas han sido combatidas, compañerxs han sido asesinadxs por la policía, insurrecciones han comenzado, movimientos e ideas han nacido. La imagen de este barrio ahora se rinde a la decadencia de las drogas, el pseudoentretenimiento y el hooliganismo, es una imagen triste. Sin embargo, debemos admitir que refleja los problemas estructurales, organizativos e ideológicos de nuestro movimiento. En nombre de una latente “anti-autoridad”, que identifica los términos de la formación del frente proletario, en un nivel de ética y relaciones, con los términos con los cuales peleamos contra el mundo civil, olvidamos que tú no respondes a la brutalidad con caricia. Así cuando nuestras ideas sobre relaciones sociales se transforman en una ideología, y no en un constante conflicto para protegerlas, entonces se crean lagunas, y el poder del enemigo encuentra el espacio para sentarse en nuestra “anti-autoridad”. Todo es juzgado por las correlaciones materiales reales y no por nuestras visiones abstractas. Lo “Anti-autoritario”, por tanto, para sobrevivir en el entorno urbano donde evoluciona, y para convencer de que se trata de una propuesta realista de organización social, debe ejercer autoridad en sus enemigos. De modo está condenada al fracaso. Por otro lado, el significado más amplio de la tolerancia, que permite a los elementos antisociales actuar sin molestias en el barrio de Exarchia, plantea algunas cuestiones básicas. ¿Por qué somos (debemos ser) tolerantes a cualquiera que usando como coartada su identidad nacional o supuestamente política (la de un inmigrante o un “anarquista”) ejerce violencia antisocial, y no somos tolerantes a la sociedad local que justificadamente protesta contra ello? ¿Por qué son los primeros atribuidos como fuerzas amistosas y los últimos como pequeño burgueses y fascistas? ¿A quiénes nos dirigimos y quiénes son nuestros aliados? Aquí es donde entramos en las profundidades del carácter histórico del movimiento, sus distorsiones al respecto de la lucha de clases y su papel dentro de ella.

La tolerancia por lo tanto no es un cupón de libre contribución al que se le pone precio a la voluntad. Tiene un precio considerable. El precio de la responsabilidad. Y ante el peligro de convertirnos en parias en nuestro propio barrio, ser ética y políticamente asediados e incapaces de defender nuestro espacio vital perdiendo la credibilidad de una propuesta política responsable hacia la sociedad, nosotrxs decimos que esa responsabilidad es nuestra. Cueste lo que cueste. Por lo tanto, ¿cómo defendemos con los hechos la auto-organización en el barrio de Exarchia, dejado solo cuando somos amenazadxs? Seguramente no sea simplemente reivindicándolo como una formación abstracta, o como una estructura que no se comunica en ninguna parte con el mundo exterior. La auto-organización significa la forma (y no el contenido) sobre la que se componen nuestras fuerzas. Significa que tenemos la habilidad, con nuestras propias herramientas políticas y experienciales, de formar el campo proletario organizado contra la clase burguesa. Uniones, asambleas, comisiones, okupaciones, grupos armados etc. son la expresión física de la auto-organización, son nuestras armas contra el Estado burgués y sus instituciones. Y exactamente porque la auto-organización no significa islas y comunidades de libertad, sino puntos de elaboración, puesta en alerta y embate de las fuerzas proletarias, debemos protegerlas del reformismo, así como del enemigo de clase.

Las milicias como una forma de auto-organización, donde sea y cuando sea que apareciesen como una necesidad, defendieron lo colectivamente establecido, pero también el derecho de la gente y del movimiento a contraatacar la violencia de lxs capitalistas y de aquellxs que les sirven. Contra la policía, los militares, los fascistas y toda clase de paramilitares. Las milicias siempre fueron sangre de la sangre de la gente y del movimiento, porque sirvieron a sus necesidades y expresaron la respuesta colectiva a la pregunta de cómo nuestras luchas serán protegidas de la violencia de los jefes, y cómo nos defenderemos a nosotrxs mismxs contra nuestro amenazado derramamiento de sangre. Porque, al final, expresaron su aceptación de hecho de la violencia como un prerrequisito necesario en el desarrollo de la lucha de clases y los inevitables obstáculos que encuentra cuando es llevada a cabo con términos revolucionarios reales.

Hoy en Exarchia, a pesar de que estamos en un tiempo y espacio completamente diferente del que dio a luz a las milicias del último siglo, encontramos las mismas cuestiones que nuestrxs antepasadxs encontraron. Cuestiones de organización y defensa de la lucha contra la violencia del enemigo de clase. Incluso si es inapropiado proceder con reducciones automáticas y mímica, estamos obligadxs a releer la historia, estudiar las razones que crearon las guardias armadas y aprender de ellas. Por tanto, estamos hablando primero de contenido y segundo de la forma. Y esto es porque el contenido es común y concierne la necesidad diacrónicamente existencial del movimiento de defenderse a sí mismo. La forma que esta defensa tomará hoy en día, dada la violencia requerida por un lado y las particulares correlaciones vigentes por el otro, está en la jurisdicción del movimiento el analizarla.

Por tanto, en el marco de esta necesidad, de encontrar respuestas concernientes a las cuestiones de proteger a la gente y al movimiento, incorporamos también la ejecución de Habibi. Motivadxs por la necesidad imperativa de dejar de contemplar impasiblemente la caída de Exarchia, de no inclinar la cabeza a la violencia que recibimos de los matones que actúan en la zona, pero también abrir con madurez la discusión sobre los medios de batalla que la situación demanda, llevamos a cabo esta acción específica. Esta elección nuestra está dialécticamente conectada con las movilizaciones que están teniendo lugar estos últimos meses en Exarchia contra las mafias y el “canibalismo” social en general. Nosotrxs, evaluando positivamente estas movilizaciones, quisimos contribuir con nuestros propios términos. Porque antes de nada, la unidad es importante bajo un objetivo común e imperativo y no las identificaciones ideológicas. Porque la mafia nos ha declarado la guerra y no tenemos más tiempo que perder. De otro modo, todo el mundo levantará la bandera de la pureza ideológica, mientras al mismo tiempo nos convertimos en una minoría indefensa. Por lo tanto todo el mundo debe hacer su elección. Ya sea con el movimiento y su historia o solo con sus desilusiones ideológicas.

SON ELLOS O NOSOTROS, NO HAY SOLUCIÓN INTERMEDIA.

# Grupos de milicia armada
# Septiembre de 2016

Extraído (traducción) por: https://vozcomoarma.noblogs.org/?p=13083 
[Texto] Grecia – Unas pocas palabras concerniendo a la reivindicación de responsabilidad por la ejecución de Habibi: https://vozcomoarma.noblogs.org/?p=14120

martes, 16 de agosto de 2016

Las dudosas virtudes de la propaganda: «Tierra y Libertad» de Ken Loach

Gilles Dauvé, 2014

Tierra y Libertad tiene una gran reputación en ámbitos militantes. El propósito de este material no es el de cuestionar esa reputación desde el punto de vista de un crítico de cine: el objetivo en este caso serán las cuestiones políticas y teóricas.

Tampoco nos centraremos en las cuestiones estéticas. Algunos favorecerán la ambigüedad en el arte, alejándose de novelas con un mensaje, creyendo que es con nobles sentimientos que la mala literatura se escribe (y probablemente la mala teoría también). Otros despreciarán el “arte por el arte”, y preferirán la ficción que relate hechos sociales sin tener grandes pretensiones.

No entraremos en esos debates. Esto es sólo sobre Tierra y Libertad, no sobre la filmografía de Ken Loach ni sobre sus posiciones políticas.

Primero, un breve resumen para aquellos que puedan no haber visto la película (estrenada en 1995).

Casi toda la narrativa es un racconto. Una joven mujer descubre el pasado de su recientemente muerto abuelo, David. En la década del 30, David, un joven trabajador, y miembro del Partido Comunista de Inglaterra, va a España a luchar contra Franco. Aunque originalmente su intención era integrar las Brigadas Internacionales, termina encontrándose en una pobremente equipada milicia del POUM en el frente de Aragón, junto a hombres y mujeres, voluntarios de toda Europa. Una de ellas es Blanca, una ardiente defensora del POUM. David se siente atraído hacia ella.

Cuando resulta herido, David va a Barcelona, donde se une a las Brigadas Internacionales. En mayo del 37, cuando el Estado republicano, apoyado por los stalinistas finalmente recupera el control de la ciudad y se libra de los elementos radicales, David primero toma el lado de las fuerzas gubernamentales, hasta que eventualmente rompe el carnet del partido y vuelve a su vieja compañía.

La milicia del POUM, mientras tanto, está en graves situaciones. Las Brigadas Internacionales primero le niegan cualquier apoyo militar, para luego forzar a que se desbanden (el POUM había sido prohibido acusado de agente del fascismo). En la lucha entre estas, Blanca es muerta a balazos.

Volviendo al presente en Inglaterra, en el funeral de David, vemos a sus viejos camaradas de armas en España. La película termina con un saludo con el puño en alto.

Como mostramos en este resumen, la película desarrolla eventos de gran importancia histórica pocas veces vistos en pantalla. Casos similares, como el film de Sam Wood, Por quién suenan las campanas, hecho en 1943 cuando Rusia y Estados Unidos luchaban juntos frente a Hitler, presentó al campo antifascista como un frente unido, en sintonía con la novela de Hemingway que inspiró la película. La temática de Tierra y Libertad es una que raramente se trata en el cine.

El problema es que, en vez de problematizar e instar al debate crítico sobre esos eventos, los narra de una manera en la cual fuerza conclusiones sobre nosotros como si fueran autoevidentes, y en última instancia evade el debate político.

Esto no quiere decir que el film carezca de debate. Todo lo contrario. Una de las escenas más largas (12 minutos) de la película, y una de las más importantes, según Loach mismo, describe una discusión sobre la colectivización de la producción en un pueblo liberado por la milicia del POUM. ¿Debe la colectivización darse inmediatamente o no? Un estadounidense argumenta que la guerra contra Franco debe ser prioritaria, y recomienda a los pobladores que no tomen medidas radicales que impidan que las democracias capitalistas apoyen a la República en su esfuerzo antifascista. En cambio, un voluntario alemán propone que la guerra y la revolución deben ir de la mano. La reunión eventualmente se decanta por la colectivización.
Esta escena está claramente en el núcleo de la cuestión.

Mirar un film, sin embargo, es diferente a leer y elegir posiciones políticas sobre papel. El observador se enfrenta a una pantalla: los personajes actúan en una sucesión de escenas, y la forma en la que cada escena toma relevancia depende de qué ha sido mostrado antes y después al espectador. En este caso, la discusión “guerra versus revolución” o “guerra más revolución” tiene sentido solo en relación con la totalidad de la trama, y especialmente con la escena donde el conflicto entre la milicia y el ejército regular explota en violencia y sangre. Ciertamente, la oposición entre esos dos grupos es central para la película: por ende, la impresión y el recuerdo que nos queda proviene directamente de la manera en la que son caracterizados.

Por un lado, la milicia del POUM se nos muestra como llena de vida y cálida. Una unión fraterna, donde cada miliciano tiene y mantiene su personalidad. También las milicianas, ya que no es una milicia excluyentemente masculina. Blanca no es solo bonita, cumple una función importante, política y emocionalmente. Por el contrario, en Por quién suenan las campanas, el personaje principal femenino, María, es una víctima, no una protagonista activa. Por el otro lado, el ejercito republicano, ahora “profesional”, es caracterizado como una masa de brutales y no diferenciables uniformados. Entre sus oficiales, observamos al americano que veíamos argumentar contra la colectivización.

Como todo el drama está visto (y narrado) desde los ojos de un buen muchacho, somos llevados a identificarnos con un grupo (el grupo al que este muchacho pertenece), y contra el otro: un poco debido a lo que estos grupos representan y mucho más debido a como lucen.

Imaginémonos un film soviético antitrotskista hecho a fines de los 30 (los stalinistas denunciaron al POUM como trotskista, lo cual no era: Trotsky fue abiertamente crítico hacia el involucramiento del POUM en el Frente Popular). Nos mostrarían por un lado a un pelotón de las Brigadas Internacionales donde socialistas, comunistas y demócratas pelearían como hermanos. Nos encariñaríamos con tres o cuatro de ellos, de diferentes países, con diversos pasados y personalidades, con algunos roces menores que se resolverían hacia el fin. Los veríamos peleando, cocinando y divirtiéndose. Gente decente y elocuente.

Del otro lado, se nos presentaría a una banda salvaje armada, incapaz de tener una conversación política coherente. Si el guionista se preocupara por la caracterización, nos mostraría a uno de ellos emborrachándose, a otro mirando el reloj que le robó a un burgués y a un tercero escapando con el dinero del grupo.

Con la misma lógica que en Tierra y Libertad, solo que de forma invertida, la historia nos sería contada desde las memorias de un joven e inocente trabajador. Hacia el principio tendría inclinaciones anarquistas pero, mientras la trama se va desarrollando, se convertiría gradualmente en amigo del camarada Stalin. En resumen, el primer grupo sería imbuido de lo que reconocemos como las virtudes de la humanidad, el segundo con los signos de la malicia. ¿Por quién sería llevado a simpatizar el espectador? Esto sería Tierra y Libertad invertida: Propaganda stalinista en lugar de antistalinista.

Lo malo de la propaganda no es solo que nos miente. Los propagandistas además nos mantienen pasivos: presumen que nos dan alimento para nuestro pensamiento, pero solo nos dan basura preprocesada.

La publicidad y la propaganda tienen mucho en común. Aunque la propaganda suele lucir pobre y cruda en comparación a las habilidades imaginativas de los spots publicitarios, los propagandistas usan técnicas similares. Un comercial de TV liga el producto que promociona con la imagen de algo que al potencial comprador se sabe de antemano que le gusta: un auto se mostrará junto a una familia feliz, comida para mascotas con un alegre gato jugando, una loción corporal con una modelo de pasarelas, etc. Funciona bajo el principio de la manipulación emocional. Asimismo, la propaganda nos da un signo positivo hacia lo que quiere que creamos, y uno negativo hacia lo que deberíamos rechazar. Esto es lo que la oposición milicia/ejército es en esencia en Tierra y Libertad: una confrontación entre los buenos y los malos.

En los 70, algunos críticos de cine atacaron a lo que denominaban ficción de izquierdas. Este género consistía en tomar prestados los códigos del cine mainstream para aplicarlos a otros de contenido antiburgués o antiestablishment. Como en los filmes detectivescos, el investigador iría desnudando la trama de un crimen, solo que esta vez el perpetrador sería un criminal social o político. El personaje principal, un buen hombre aunque con sus contradicciones, sería un periodista de investigación, un trabajador, un policía honesto, un “hombre de la calle”, haciendo lo mejor que puede contra los militares fascistas, un violador, policías racistas, un político corrupto o un patrón explotador. Como en una moderna moralidad (género teatral), los personajes personifican actitudes y grupos, y el protagonista principal representa a la humanidad (por ende a la audiencia) y actúa en su lugar. Mientras la trama se desarrolla, el héroe y el espectador desenmascaran la indecencia y la infamia de la sociedad actual. En ocasiones el film logra esto aun sin una búsqueda ni un héroe: la moral implícita de la historia es tan clara que no hay necesidad de corregir lo malo. 

Aquí hay dos buenos ejemplos:

Z (1969): en un país no especificado (aunque todos entendemos que se trata de Grecia), un obstinado juez da luz sobre el asesinato de un primer ministro de izquierda por oficiales del ejército. La confesión (1970): en 1952, un ministro del gobierno checo es arrestado bajo cargos falsos y obligado a confesar.

Ambas fueron dirigidas por Costa–Gavras e inspiradas en eventos reales (en La confesión está el juicio montado narrado luego por Artur London). Ambas fueron grandes éxitos comerciales y de crítica. Una atacaba a los fascistas, la otras a los stalinistas.

Pero, ¿cuánto clarificaron estas bien hechas películas acerca de la dictadura de los coroneles en Grecia entre 1967–1974 o sobre los regímenes burocráticos en Europa Oriental? Poco o nada, ya que el desarrollo histórico se reduce a una lucha entre héroes y villanos.

El lector objetará que Ken Loach dista mucho del mainstream Costa–Gavras: ¿no está su cine guiado por una perspectiva de clase? De acuerdo, pero hay mucho más que el análisis de clase. Las ideas que subyacen en un film, y más aún el punto político que trata de desarrollar, solo existen en relación a la forma en que su escritor o director nos la muestran. Siempre que el arte esté involucrado, la forma importa como mínimo igual que el contenido. Para entender integralmente la significancia histórica de Dickens o Zola, uno no puede contentarse solo con entender sus explicitas “ideologías”, también debemos interiorizarnos en la forma en que esos autores populares logran construir su apoyo y aprobación. ¿Cómo se relacionan con el lector? ¿Cuánto lo dejan situarse a sí mismo en la lectura? De hecho, autores como Zola o Dickens usan códigos y patrones que dejan muy poco espacio a una crítica distante y reflexiva. Lo que es claro en los libros se aplica aún más en las películas, ya que el cine apela más directamente a los sentimientos y emociones que otras formas de arte, puesto que su capacidad de manipulación es mayor.

Tierra y Libertad hace un gran uso de eso. Para enviar su mensaje a la audiencia, Ken Loach envía las señales adecuadas. Es cuidadoso al no presentarnos a un protagonista que entiende todo desde el principio. David va a España como un dedicado pero crédulo antifascista, con una creencia ingenua en el PC y la Unión Soviética. Es lo que millones de trabajadores en todo el mundo solían ser, ingenuos tal como quizás lo es el espectador promedio de la película. Solo paso a paso y tras dolorosas experiencias, incluyendo la perdida de la mujer que ama, podrá ver la verdad que nosotros los espectadores reconocemos gracias a él. España habrá sido una tierra de iniciación tanto para David, como al mismo tiempo para nosotros.

El problema es que nuestra conciencia no se genera al analizar y criticar diferentes opciones y posiciones. Ya que todo nos hace identificarnos con David, con sus sucesivas actitudes, sus dudas y sus certezas finales, se nos deja solo con una forma de pensar. Además, y como en muchas otras películas, el proceso por el cual empatizamos es más efectivo cuando nos podemos identificar con un individuo que dista de ser el prototipo de héroe de acción, que luce y actúa como tú y yo. El antihéroe es la forma más común de héroe de nuestros días, sea que prefieras a Loach o a George Lucas.

Algunos amigos me han dicho: «Tierra y Libertad puede tener sus debilidades, pero tiene el considerable mérito de mostrarnos los conflictos que existieron dentro del bando republicano, especialmente las revueltas de mayo del 37, en un film destinado a una audiencia masiva: por ende, ayuda a clarificar históricamente e incita al observador a aprender más por sí mismo». Este argumento esta errado por una serie de razones.

Primero, hacer conocer los eventos de mayo de 37 tiene una diferente significancia en 1937 que 70 años luego. Orwell, cuya experiencia en España fue similar a la de David, tuvo una gran dificultad para ver su libro Homenaje a Cataluña publicado. Algunas de las 1500 copias publicadas en 1938 todavía no habían sido vendidas cuando una segunda edición salió en 1951. Cuando Orwell murió en 1950, solo había una sola traducción (en italiano). La edición americana apareció solo en 1952, la francesa en 1955. Desde entonces, el libro se ha convertido en parte del trasfondo cultural de gran parte de las personas políticamente involucradas o educadas de occidente. Solo el seguidor de Ken Loach puede tener conocimiento previo de las luchas “intestinas” o “fratricidas” entre stalinistas y anarquistas durante la guerra civil. Es cuando menos dudoso que el film esclarezca algo al espectador promedio. A él se le muestra un conflicto entre protagonistas que permanecen extraños. POUM, CNT, trotskistas, comunistas, ¿Qué significa todo eso? Y ¿Qué diferencia hay entre comunistas y stalinistas? Todo lo que el espectador recordará es que los derrotados (POUM y anarquistas) tenían la razón pero que eso no fue suficiente para hacer algo con ella, y que los stalinistas ganaron… hasta que Franco ganó. Afortunadamente la historia ya pasó de página: el totalitarismo ya terminó, en sus versiones fascistas y stalinistas. Franco está muerto y también lo está la URSS (una vez más y en relación a la diferencia entre comunismo y stalinismo, continua la confusión, el stalinismo se muestra simplemente como una mezcla de autoritarismo, militarismo, decepción y mentiras). Las escenas de lucha callejera de mayo del 37 tampoco nos aportarán mucho.

En segundo lugar, ¿Qué es lo que podemos entender al identificarnos con una forma de bien frente a una del mal? Si tomamos la lección seriamente, debemos prepararnos para pelear (incluso en una guerra) contra un enemigo caracterizado como un villano absoluto, contra quien cualquier medio, aún aquellos que suelen verse como inaceptables, como la tortura o los asesinatos extrajudiciales, aparecerían como un mal menor. Cuando lidiamos con aquellos que hacen volar a inocentes en una estación del subterráneo, todo parece permitido. «Un terrorista es alguien que tiene una bomba pero no una fuerza aérea», escribía William Blum. Ken Loach ciertamente no apoya la “Guerra contra el terrorismo”, pero la lógica binaria de Tierra y Libertad es compatible con cualquier versión de malmenorismo.

Tercero y más importante, el film elude las cuestiones políticas importantes de la guerra en España:
Básicamente, para la Izquierda comunista (principalmente para la “italiana” pero también para la “germano–holandesa”) desde el momento en que los proletarios aceptaron combatir al fascismo bajo el liderazgo del estado democrático, estaban perdidos de dos formas distintas, primero perderían las victorias y reivindicaciones que habían obtenido de la burguesía hasta el momento, y luego perderían la batalla militar antifascista. La posición de la izquierda comunista fue y continúa siendo la de una pequeñísima minoría.

Sin embargo, si uno no toma esta posición, si uno cree que Franco solo podría ser destruido por la acción de una fuerza armada efectiva, apoyada por todas las tendencias democráticas de la población, incluyendo a la burguesía, entonces ¿quién está en lo correcto? ¿La pequeña milicia del POUM cuya única fuerza se deriva de su experiencia proletaria y su actividad insurgente? ¿O una fuerte y estructurada maquinaria militar, popular y moderna al mismo tiempo, que no tiene miedo de hacer uso de la disciplina, ni de incorporar oficiales conservadores siempre y cuando luchen por la república contra el fascismo?

Tierra y Libertad no se posiciona respecto a esa cuestión. De hecho no se posiciona en prácticamente nada, solo nos hace sentir empatía por la gente común frente a los poderosos. No esta mal… pero no hace nada por expandir nuestra conciencia.

Este no es el lugar para proponer otra versión de la historia. Digamos solamente que en 1937, cuando la contrarrevolución prevaleció en todo el mundo, incluyendo en España, buscar una forma revolucionaria de luchar contra el fascismo era como intentar cuadrar el círculo. La victoria del ejército regular contra las milicias, y finalmente su derrota contra Franco, eran inevitables. Como escribió Orwell unos años después:
«Las milicias del gobierno español durante los primeros seis meses de la guerra —el primer año en Cataluña— eran un ejército genuinamente democrático, pero eran un tipo primitivo de ejército, solo capaz de acciones defensivas (…). Pero si se quiere eficacia militar en el sentido tradicional, no hay forma de escapar del soldado profesional, y mientras que el soldado profesional este en control, él se encargara de que el ejército no sea democratizado. Y lo que es verdad entre las fuerzas armadas también lo es de la nación como un todo: cada aumento de la fuerza de la maquinaria militar significa más poder para las fuerzas de la reacción» (Democracia en el ejército británico, septiembre de 1939)

Un ejército democrático no es a lo que apuntamos. Además, las milicias no eran tan “primitivas” como Orwell sugiere. Cualquiera sea el caso, el film de Ken Loach ni acuerda ni desacuerda. Esquiva el asunto. El problema de Tierra y Libertad es que nos deja con la impresión de que más allá de las condiciones de la época (con un estado burgués con las riendas del poder), las milicias como la que caracteriza el film pudieran haber resistido contra Franco.

Tierra y Libertad no es criticable porque sea un film con un mensaje, sino porque pretende educarnos mientras nos entretiene con verdades masticadas. Su hilo narrativo no es tan diferente de la típica producción de Hollywood con sus buenos chicos, sus loquillos, su muchacho honesto que entra en la adultez, pierde la inocencia y un poco el rumbo hasta que vuelve a la senda correcta. Todas estas características de la ficción mainstream se encuentran en Tierra y Libertad, sin olvidar a la inteligente y bella chica que muere por el héroe: la muerte trágica de Blanca es el paso final en la ruptura de David con el stalinismo. El film piensa por nosotros. Nos muestran a un héroe positivo que sirve de ejemplo para nuestra propia conducta. David aprende su lección duramente en 1937, la narración de su toma gradual de conciencia, su pérdida de ilusiones acerca del PC, nos instruirá 60 u 80 años después. Todo se nos muestra a través de los ojos de David, cualquier otra ventana a la realidad está cerrada para nosotros. David se enfrenta a una sucesión de elecciones que son de hecho impuestas sobre él, y estamos atados a suscribir a sus (forzadas) decisiones ya que cada miembro de la audiencia se identifica con él. De hecho, ese es exactamente el propósito de focalizar todo en un héroe positivo (un observador crítico debería de rechazar el film en su totalidad, así como un fanático stalinista… pero estas son especies en extinción). En lugar de tomar control de su comprensión, el espectador se ve empujado a permanecer pasivo.

Aunque pueda ser interesante hacer un análisis de otros films de Ken Loach (incluyendo sus documentales), este texto no es sobre él en general, es tan solo una pequeña intromisión en la práctica de la propaganda. (Por ejemplo, si el método usado en Tierra y Libertad también puede ser visto en El viento que mueve la cebada (2006), no lo es así en Miradas y sonrisas (1979))

La autonomía —tanto individual como colectiva— no es claramente la llave para todo, pero es una condición necesaria en una lucha consistente para la emancipación humana. Por ende, no puede haber ninguna actividad de propaganda “útil”. La autoempoderación es incompatible con el control de las emociones, los héroes positivos, los modelos a seguir, y las conclusiones inducidas. Nada es obvio. La alienación no puede combatirse con medios alienados.


Original extraido de: http://www.troploin.fr/node/82

Traducido por la Biblioteca Ghiraldo (Argentina) para el ciclo: «A 80 años de la Revolución Social en España», realizado entre julio y agosto de 2016. En PDF

miércoles, 27 de julio de 2016

Video-panfleto: Lucha de clases en Oaxaca 2016

Breve balance sobre la actual situación agudizada a raíz de los sucesos en Nochixtlan Oaxaca.
¡Por la extensión y generalización de las luchas proletarias, no sólo en Oaxaca, sino en todo el mundo!
¡Por la autonomía de clase!
¡Contra el reformismo y contra todos los partidos políticos


Rojava: realidad y retórica

Traducido por A.K. y Agintea Hausten. Publicado originalmente en Troploin en febrero de 2015


Cuando la gente (N. del T.: ‘proletarios’ en la versión francesa resumida) toma sus problemas en sus propias manos para sobrevivir, se abre la posibilidad de un cambio social. Lo que ha estado ocurriendo en Rojava desde 2012 es un intento de cambio social, especialmente debido al rol que han jugado las mujeres.
Los kurdos están forzados a escribir su propia historia bajo condiciones en las que sólo pueden incidir en la vorágine de una guerra civil internacionalizada, una situación bastante alejada de un escenario ideal para la emancipación.

  • De la nación sin Estado a la construcción nacional
  • Autodefensa
  • La nación tiene un nuevo rostro
  • “La construcción de una nación democrática”
  • ¿Un pueblo sin clases?
  • ¿El poder para el pueblo?    
  • Mujeres armadas
  • Llamada a las armas
  • Radicalismo mainstream
  • ¿Qué critica al Estado?
  • Perspectivas

G.D. & T.L.

 
   

jueves, 23 de junio de 2016

[México] Comunicado de personas detenidas el 20/06/16

Este Lunes 20 de mayo, varixs compas en la Ciudad de México intentaron realizar una actividad en solidaridad con la gente que lucha en el Estado de Oaxaca, México, el resultado fue un operativo de decenas de granaderos y policía de la Ciudad de México que impidieron se realizara dicha actividad, acá les compartimos las palabras de lxs compas después de haber sido liberados lxs detenidxs… -Antagonismo-
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Ante la represión que se vive en el estado de Oaxaca por el asesinato de al menos siete compañeros, y ante el ejemplo de la digna resistencia del pueblo insurrecto; colectivos e individualidades anarquistas decidimos realizar una acción solidaria frente a la casa de representación del gobierno de Oaxaca en la Ciudad de México.

Como era de esperarse, hubo un fuerte operativo policiaco compuesto por granaderos, grupos fuerza-tarea (fuerzas especiales) y policías de transito, nos persiguieron durante varias cuadras tratando de encapsularnos. A la altura de circuito interior iniciaron las primeras detenciones, 9 compañerxs fueron llevadxs a la coordinación territorial MIH 3. Posteriormente continuó el encapsulamiento donde los esbirros de la policía del gobierno del DF amenazaron con violar y desaparecer a varias de nuestras compañeras, quienes también fueron golpeadas y agredidas sexualmente con tocamientos y amedrentamiento psicológico. El resto de compañerxs también fueron golpedxs en todo momento con escudos patadas, cascos y radios.

Al llegar a la esquina de Guadalquivir y Reforma ya no se nos permitió caminar, iniciaron los cateos e inclusive el robo de equipo fotográfico por parte de la fuerzas policiales. Todo lo anterior seguido de la detención de todxs quienes nos encontrábamos en este operativo policiaco para ser traslados a la CUH 5.

Después de unas horas, al ser puestxs en libertad, nos percatamos del robo de nuestras pertenencias y objetos de valor.

Pese a la represión, insistimos en nuestra firme decisión de seguir tomando las calles, seguir caminando con nuestros hermanxs libertarixs de Oaxaca, con su pueblo y con la rebeldía que enarbola esa y otras luchas.

Porque la solidaridad entre anarquistas no es sólo palabra escrita.

Fuego al orden patriarcal!!!
A diez años, les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre!!
Oaxaca siempre, siempre, siempre ingobernable!!!!
La lucha está en las calles!!!!!






[México] No hay lugar para la duda

Que los profes del magisterio dejen de ser carne de cañón de líderes serviles, cuantas muertes, cuantos golpes tendrá que aguantar, soportar, resistir,  la clase para darse cuenta que por nada y por nadie debemos negociar nuestra rabia y el hastió de trabajos y esta sobrevivencia inhumana.

La lucha y consignas de los profes del magisterio son reformistas, la educación actual no es un bien sino una mercancía donde se ahoga la humanidad de millones de niños y jóvenes en aras de la continuidad de la explotación, los derechos que quieren defender no son “nuestros derechos” son los suyos, todo actualmente gira en función de sus necesidades, no de las nuestras.

Sin embargo el arrojo, y la valentía con la que miles de profesores y gentes han salido a las calles desde el anuncio y puesta en marcha de la reforma educativa en México son indudablemente revolucionarias, no nos hace falta más odio, mas coraje, mas frustración, nuestras vidas son un cumulo de toda esa mierda… ¿Qué porque millones de proletarios defienden sus míseros trabajos de profesores, mineros, enfermeras, etc., etc. en el mundo? Por qué tenemos el instinto guerrero de sobrevivencia, no queremos morir de hambre ni que nuestras familias perezcan por ello. Pero cuando arrojamos la piedra, el cohetón o la molotov contra el policía, los palacios de gobierno, las tiendas de burgueses, se nos olvida reflexionar el fin de nuestra acción aquí, en Francia o en Chile es lo mismo, queremos acabar con nuestra miseria, pero no hemos entendido cual es el objetivo… ¿De verdad solo queremos el paraíso democrático que nos ofrece el capitalismo? ¿De verdad solo queremos educación pública y gratuita y que nos mal paguen en los distintos trabajos por los que luchamos y queremos conservar? ¿En serio solo queremos esas limosnas y regresar maltrechos  por la noche a nuestras casas a ver tv?

¿Porque preferimos migajas si en otros tiempos los abuelos de la humanidad nos enseñaron a querer todo, a matar o morir pero por todo, por la vida, que esta mucho, mucho más allá que un trabajo en una escuela del estado, o en un sanatorio, o en una fábrica, porque querer solo eso si podemos y debemos heredar el mundo? El mundo para vivir, para disfrutar no para preocuparnos por sobrevivir en esta barbarie cotidiana tan ajena a la humanidad y tan cercana a sus desechos.

Estamos matándonos de tanto capitalismo.

Nuestras luchas están rotas, unos luchan por más y más trabajo asalariado, echándose la soga al cuello;  otras prefieren reivindicarse fanáticamente libres desde un género y rol impuesto por el propio sistema, sin criticar el hecho en sí del u , otros más gozan la ignorancia e infamia que da el prestigio de las mercancías de moda, otrxs repiten y repiten hasta el cansancio que la educación y la cultura salvaran a la humanidad… ¡Basura todo esto! Fragmentos hechizos de lo mismo que nos han metido poro a poro siempre…y no acaban.

¡¡Buscar el bienestar para todxs no es buscar la correa que mejor luzca en nuestros cuellos!!

Estamos que nos arde el corazón, estamos que reventamos de amor y odio y todavía algunos se atreven a señalar con sus dedos…

# Reflexiones dispersas, Región Mexicana
# Verano 2016

Extraído de: https://antagonismorp.wordpress.com/2016/05/26/no-hay-lugar-para-la-duda/ (nuevo sitio web de Antagonismo, México)