martes, 26 de febrero de 2013

DEMOCRACIA-DICTADURA DEL CAPITAL

Una vez más se nos llama a salir a la calle como pacíficos ciudadanos, en pos de una verdadera democracia y contra un ficticio golpe de estado de los mercados; por una falsa unión de las diferentes “mareas” (sectores laborales y sociales). Falsa porque de unión tiene poco o nada, cada cual con sus reivindicaciones, cada loco con su tema, juntos pero no unidos.

En esta situación de crisis del sistema de producción capitalista, la clase dominante ahoga las condiciones de vida del proletariado, dejando a una parte en la miseria y la marginación, mientras que obliga a otra a aceptar condiciones cada día más sangrantes en su función de esclava asalariada. Nada tiene esto de novedad, pero debido a los años de su siniestro estado del bienestar, en el que algunos se tragaron la mentira de la clase media, del fin de las clases, del fin de la historia,…La protesta social se manifiesta mayoritariamente bajo el corsé de la ideología burguesa, se nos quiere hacer creer que esto es consecuencia de tal política, tal gobierno, tal sistema bipartidista, tal exceso, tal corruptela,… toma fuerza una ideología que parte de esos conceptos; el ciudadanismo, ideología que se basa en una reforma democrática del capitalismo, en proporcionarle un ilusorio rostro más humano, mediante la participación de los ciudadanos en la esfera política.

Basado en conceptos y consignas simples (por otra parte asumibles incluso por la extrema derecha, como se ha podido comprobar recientemente en varias ocasiones), que niegan el antagonismo de clase y en la ilusión de que se puede cambiar el capitalismo democráticamente, a través de las mismas instituciones estatales que sirven para perpetuarlo (parlamento, sistema judicial…). Esta ideología destruye la conciencia de clase y nos divide en múltiples identidades, sociales, laborales, corporativas,… creadas por el sistema que miran por sus intereses grupales, parcializando las luchas del proletariado y reventando cualquier atisbo de solidaridad de clase.

Parece que para algunos ya no somos todos una misma clase, el proletariado que depende de que la burguesía, que posee los medios de vida y de producción, necesite, o no, comprar su fuerza de trabajo. Nos forjan identidades como mineros, trabajadores públicos, interinos, camareros, parados, etc. y nos impulsan a organizarnos como tal. Debemos pararnos a pensar que hoy somos interinos, pero mañana podemos ser camareros o parados, o estar pasando la noche en un cajero o muriendo de frió bajo cualquier puente.

Ese discurso niega toda lucha que se desarrolle fuera de los marcos democráticos, niega la constitución de nuestra clase en fuerza para abolir todas las clases y todo sistema de dominación y explotación. Nos hace creer que la única manera de luchar es defender la democracia, asumida como referente abstracto universal paraíso terrenal que cumple el mismo papel que antiguamente ocupaba la religión. Desde la extrema derecha hasta la izquierda “combativa” claman hoy por más democracia, por una democracia participativa, democracia real. La Democracia dios supremo de la modernidad que librará al capitalismo de sus contradicciones proporcionando un rostro humano (ejército pacífico, propiedad privada sin robos, trabajo sin explotación, producción mercantil sin destrucción de la vida y la naturaleza,…) y todo ello a sin tocar un ápice de las estructuras de dominación, ni del sistema mercantil que produce todas estas contradicciones.

Se nos dice que no hay crisis del modo de producción capitalista sino que el problema es que la democracia ha sido secuestrada por los mercados, cuando la democracia es en realidad una forma de dominación de la que se ha dotado el capital que va unida a la sociedad mercantil desde sus inicios y se generaliza con ella.

Se nos llama en esta fecha simbólica, el 23f, para mostrarnos la supuesta dualidad democracia vs. totalitarismo, cuando sabemos que ni la democracia excluye la violencia ni el totalitarismo, ni los regímenes democráticos y los totalitarios son opuestos, sino formas que se alternan y complementan con la única función de perpetuar la dictadura totalitaria del capital. Se nos llama a rechazar el supuesto golpe de estado de esos mercados, basándose en que esa fecha, fue la de la consolidación de la democracia frente a un ataque contra esta. Esa consolidación de la democracia fue el último paso que llevó a cabo el capitalismo para firmar finalmente la derrota de las luchas del proletariado contra el capital. La derrota de una lucha por acabar con las cadenas que nos atan a este mundo de esclavitud, miseria y muerte. Así pues, reivindicando la democracia, pedimos a gritos el mantenimiento de esas cadenas y el fortalecimiento del estado.

Hasta que no empecemos una lucha real, rompiendo con ideologías que no quieren sino perpetuar nuestra miseria, – los falsos críticos del sistema -y decidamos SALIR A POR TODO a acabar con quien nos roba la vida a través del trabajo y la mercancía, a acabar con quien según sus necesidades nos usa o nos tira a la basura, nos usa como máquinas, a acabar con los que controlan las formas de supervivencia atándonos a su esclavitud asalariada.

Mientras no destruyamos este sistema de muerte, no tomaremos el control de nuestras vidas y no seremos lo que nunca hemos podido ser: seres humanos.


NI SOMOS CIUDADANOS NI QUEREMOS SERLO

¡NO SE PUEDE! HUMANIZAR EL CAPITALISMO

EL CAPITALISMO NO SE REFORMA, SE DESTRUYE

UNÍOS HERMANOS PROLETARIOS




# por COORDINADORA ANTICAPITALISTA, Febrero de 2013
 ver ¿QUÉ ES LA COORDINADORA ANTICAPITALISTA?
coordinadoraanticapitalista.wordpress.com - luchacoordinada@gmail.com


martes, 5 de febrero de 2013

[VIDEO] FREIRINA REBELDE

Un documental acerca de la lucha del pueblo de Freirina contra Agrosuper, el más poderoso grupo agroindustrial en Chile. Un homenaje a todos los vecinos y vecinas que, dando muestras de una organización y arrojo ejemplares, lucharon en Mayo y Diciembre de 2012 para sacar la empresa de su territorio. Hoy existen alrededor de 10 comunidades en conflicto con la industria de producción de carne en Chile que, al igual que en Freirina, se han visto obligadas a coexistir con olores desagradables, aguas contaminadas y enfermedades. Problemáticas que se esconden tras el argumento del progreso, el crecimiento económico y la brutal tendencia de nuestra sociedad actual de producir millones de toneladas de alimento de sobra, de acuerdo a las necesidades del mercado y no de las personas.



¡FREIRINA REBELDE! Un documental sobre el avance del capital y la resistencia de la comunidad
Un acontecimiento bien comentado es el hecho de que a nivel mundial se están generando brotes de desobediencia masiva. Cualquier continente, hoy en día, puede ser potencialmente el escenario de una revuelta. Lo que no es muy comentado es el contenido que están teniendo estas insurrecciones, el cual esta cambiando de manera sustancial al que tenían las anteriores revueltas. El antiguo movimiento anticapitalista, que nació al calor de las fabricas, y que tenia al sindicato como prototipo organizativo, esta dando paso a nuevos tipos de organización y otras reivindicaciones que traspasan lo relativo a las condiciones de trabajo o el mundo laboral. Ahora, la lucha, al igual que el sistema capitalista, se ha diversificado y complejizado. El sistema económico se ha hecho mundial/global y su dominación a traspasado todos los procesos de nuestra vida. Sin embargo, el movimiento anticapitalista actual también ha profundizado la critica y ahora surgen reivindicaciones ligadas a las problemáticas de genero, la recuperación de los territorios, las luchas indígenas y la generación de una sociedad libre en equilibrio con la naturaleza. Son precisamente estas ultimas luchas las que parecen adquirir mas fuerza y virulencia por todo el planeta. En un mundo altamente tecnologizado y mecanizado, en donde las concentraciones obreras están en decadencia, la resistencia pasa a territorializarse. Del sindicato al territorio.

Los antiguos teóricos anticapitalistas y la base obrera combativa confiaban en la noción de progreso. El futuro utópico seria un mundo repleto de fabricas gestionadas por los productores mismos: la clase obrera. Esta fe en el progreso técnico fue característica en estos movimientos, quizás una herencia del pensamiento burgués de la ilustración, de amplia importancia en la elaboración de las primeras teorías criticas al capitalismo como lo son el comunismo y el anarquismo. Sin embargo, hoy en día vemos como la industrialización y el progreso técnico no son sinónimos de emancipación de la humanidad, la tecnología no es neutra, sino que responde a los intereses del pensamiento dominante. Cuando el desarrollo tecnológico va unido a condiciones de dominación, toda técnica deviene en sometimiento. Hoy en día la tecnología y la industrialización, aunque todos los medios de comunicación digan lo contrario, se están transformando en un sofisticado mecanismo de control social y nos esta llevando hacia una debacle ecológica sin precedentes. Los modos de vida actuales, la concentración masiva en las ciudades, la industrialización generalizada, la extracción indiscriminada de recursos naturales y otros procesos nos están llevando, de la mano de la figura del progreso, hacia una catástrofe global.
Es por eso que el movimiento actual, a diferencia del antiguo, esta dejando de confiar ciegamente en el progreso de la industria y la tecnología como emancipadores de la humanidad. Cada día se ve como el llamado progreso destruye territorios y comunidades en beneficio de las clases dominantes. Es por eso que ahora el futuro utópico no pareciera ser un mundo totalmente industrializado y bajo el poder de los trabajadores, sino un proceso mucho mas complejo de equilibrio con nuestro entorno y las diversas comunidades que viven en el planeta. Ya no solo importa quien es dueño de los medios de producción, sino cómo y bajo que logicas se produce. Ya no basta con que los trabajadores autogestionen el sistema productivo, en las condiciones actuales seria como que los oprimidos autogestionaran su propia extinción como especie. Las nuevas revueltas vienen con la idea de proteger el territorio de la destrucción irreversible. La revolución, entonces, vendrá con un cambio radical al modo de pensar y vivir actual, vendrá con una critica radical a la nociones de progreso e industrialización, solo así podrá tener alguna proyección.

El siguiente documental es un vivo reflejo de estos nuevos procesos que estamos viviendo. Se relata el viaje de resistencia de una pequeña localidad ubicada en el Valle del Huasco (región chilena), territorio altamente intervenido por empresas industriales ligadas a la minería, generación energética y la agro-industria. La revuelta de sus habitantes explotó en 2012 luego de que una empresa de cerdos no dejara vivir a los pobladores del sector. Las condiciones sanitarias eran alarmantes, el olor insoportable. El pueblo se levantó y el estado, como de costumbre, reaccionó. Militarización del territorio, represión al movimiento e impunidad a grupos paramilitares de la empresa de cerdos que buscaba amedrentar al movimiento. Por su parte los medios no pudieron invisibilizar el conflicto, ya que la resistencia fue notoria y radical, sin embargo lanzaron todo su arsenal de persuasión. Para ellos el problema de la industria era simplemente técnico, un desliz, nada que no pudiera solucionarse. Sin embargo, lo cierto es que los problemas como el de Freirina, no son un asunto técnico, representan una condición estructural para el desarrollo del modelo económico. La imposición de la ganancia sobre la vida y salud humanas no es un problema técnico, es un problema ideológico, es la esencia misma del capitalismo.
Freirina rebelde a través de la revisión de una lucha particular de un pueblo se constituye como un critica global al sistema capitalista. No se queda en el simple acontecimiento, sino que desentraña el modo de vida que se encuentra detrás del conflicto territorial en Freirina. El crecimiento extremo de las ciudades, la industrialización generalizada y el predominio total de la mercancía en las sociedades actuales. El siguiente documental, de solo media hora de duración, es por tanto, una critica unitaria al sistema de dominación capitalista, en cuanto centra su juicio al modelo mismo y a una de sus ideas con mayor fuerza para su reproducción como aparato de dominación: la idea progreso.

Las condiciones han cambiado, el capitalismo también. Es por eso que debemos readecuar y afilar nuestra critica. Esta última debe ir a las entrañas del modelo, las reformas no aseguran la revolución y lo que es mas preocupante aún: no aseguran nuestra permanencia como especie en el planeta. Nuestra estrategia debe adecuarse. ¿Esto quiere decir que debemos desechar todo lo hecho anteriormente? No, aunque las cosas cambian, algunas siguen latentes. El sistema capitalista tiene los mismos principios de glorificación de las mercancías. La lucha de clases, con todas sus complejizaciones, sigue vigente, y las revueltas a nivel mundial así lo comprueban. Las luchas pasadas de otros anticapitalistas nos pueden mostrar algunos caminos, pero el verdadero rumbo solo podrá ser definido con una critica nueva y radical, nacida de las entrañas de las luchas del movimiento actual. Es hacia ese objetivo donde debemos volcar la mirada. Solo una estrategia de emancipación que involucre todos los aspectos de la vida y nuestro entorno puede triunfar frente a un sistema que busca intervenir toda nuestra vida y nuestro entorno. La lógica es simple: o es el capitalismo o somos nosotros, es lamentable, pero no quedan otras posibilidades. Nuestra salvación como especie depende de la revolución social, pero de un nuevo tipo de revolución, una nunca antes vista, una que ponga en duda el modelo a cabalidad, una critica global. De nosotros y nosotras depende, de nadie más.




domingo, 3 de febrero de 2013

Sudáfrica: Golpe del proletariado al sindicato oficial

Una vez más el proletariado en Sudáfrica ha escrito una página de nuestra historia con letras de fuego. En agosto de 2012, los mineros de Marikana se cansaron de cerrar el pico frente a las condiciones de vida impuestas (tugurios repugnantes sin agua corriente, accidentes de trabajo, salarios irrisorios): «Les dijimos que estábamos hartos de vivir así. No hicieron nada y a pesar de eso, continuamos votándoles. Ahora siguen sin hacer nada y además asesinan a nuestras familias. Está claro que no votaremos más». 
Los mineros se declaran en huelga y piensan negociar su sudor lo más caro posible. Exigen el triple del salario que cobraban hasta entonces y unas condiciones de trabajo menos de mierda.
La burguesía, con su Alianza tripartita, ANC/SACP/COSATU (Congreso Nacional Africano, Partido Comunista de Sudáfrica y Congreso de los Sindicatos Sudafricanos), decididos a poner fin a lo que llaman «una huelga salvaje con reivindicaciones irreales», hace todo lo posible para socavar el movimiento: represión abierta, intervenciones policiales y militares, asesinatos, incursiones en los municipios para desarmar a los huelguistas y amenazas de despidos (100.000 mineros están bajo el yugo de la amenaza), intervención de los tribunales y negociaciones sindicales mina por mina.
La Alianza tripartita, que había prometido «una vida mejor para todos» cuando se acabase con el apartheid, se ve obligado a reprimir con pies de plomo. En febrero de este año, en Impala Platinum, una huelga fue reprimida gracias a los embrollos sindicales habituales del NUM (Unión Nacional de Trabajadores Mineros, por sus siglas en inglés, National Union of Minerworkers); en agosto, los mineros, recordando esa derrota, asestaron un golpe al sindicalismo con una lucha proletaria memorable.
El 16 de agosto de 2012 fue el día elegido para aplastar la huelga gracias a los 3.000 milicos (una combinación de policía montada, vehículos blindados y soldados) desplegados en Marikana con la intención de dar una buena lección a los mineros. Y no sólo para acabar con la huelga, sino también para vengar la muerte de dos policías y dos vigilantes durante los enfrentamientos de la semana anterior.
En la manifestación del 16 de agosto, varios miles de mineros fueron rodeados por las fuerzas de represión, que los tirotearon como a conejos. No satisfechos con la masacre (34 muertos y 78 heridos), detuvieron a 270 huelguistas acusados de asesinato, algunos de ellos justo cuando salían del hospital, y les dieron una paliza en la cárcel. Para justificar las detenciones masivas resucita una ley antimotines de 1956 que estipula que «toda persona presente en un tiroteo con la policía será arrestada y acusada por asesinato». Esta vez se trata de policías negros que disparan sobre mineros negros, así que no es posible recuperar la vieja propaganda antirracista para encuadrar la lucha, el problema no está en el color de la piel sino en demarcaciones tajantes de clase.
Las declaraciones de los pobres e indefensos policías, asegurando que pretendían defenderse de los ataques de unos mineros armados hasta los dientes, son contradictorias con las imágenes que se filmaron y que circularon poco después. A medida que se va conociendo el elevado número de mineros heridos y asesinados, por una bala por la espalda, el Estado encuentra más dificultades de mantener le argumento de la autodefensa. Para evitar una explosión social, libera a 162 inculpados (¡en libertad condicional!) y admite que puede haber habido algún exceso puntual de las fuerzas del orden, por lo que realizará una investigación policial exhaustiva «para determinar las responsabilidades de cada uno». ¡Qué alivio! También, afirma que la masacre, se produjo por por la «falta de experiencia y equipamiento de la policía», ante la «violencia de los mineros». Como en otras ocasiones, para calmar los ánimos, el gobierno decreta funerales nacianales y una semana luto. Por lo menos, mientras lloramos a nuestros muertos estamos tranquilos... ¡Buen intento!
En vez de romper la huelga, los muertos de Marikana provocan una intensificación del pulso entre el proletariado y la burguesía y la huelga se propaga como una mancha de aceite.
Muchas compañías mineras están afectadas por el movimiento: Madder East, Amplats, Aquarius, Xstrata, Béatrix, Altlatsa, la Gold One, la Gold Field, American Platinum… «Lo que nos inquieta realmente es que el movimiento se extienda a las minas de oro», se lamenta el secretario general del NUM. En el momento más álgido de la lucha hubieron 100.000 huelguistas. Y efectivamente el movimiento se extiende a las minas de platino, de oro, de hierro, de cromo, de carbón..., a los que se suman 20.000 camioneros del sector del transporte y los obreros de Dunlop.

El palo y la zanahoria
Como es habitual, las diferentes fracciones burguesas se reparten el trabajo. Por un lado, los sindicatos, entre los que el NUM es el más conocido, intentan imponer las negociaciones con los patrones para que los mineros retomen el trabajo en la mina, mientras que el gobierno promete un desarrollo de los pueblos mineros.
Por otro lado, las huelgas son declaradas ilegales por la justicia, lo que justifica el despido en masa de los mineros que se niegan a volver al trabajo.
En plena apoteosis, la policía y el ejército intentan mantener la situación bajo control, ya sea con balas de goma o fuego real, bombardeando con gases lacrimógenos o con granadas aturdidoras, matando o hiriendo a quienes se resisten.
La Alianza tripartita, completamente sobrepasada por la amplitud y la fuerza del movimiento, pide la intervención del ejército y de las fuerzas especiales para reprimir a «los elementos criminales de Rustenburg y las minas próximas». La radicalidad de los huelguistas empuja a los sindicatos a radicalizar su discurso, pero es en vano. Después del inicio del movimiento, los mineros rechazan la representación de quienes tantas veces los han embaucado y deciden por sí mismos las reivindicaciones que quieren defender: ¡La triplicación de los salarios ! Con esta situación, los inversores internacionales están intranquilos y el valor de las acciones no deja de bajar. En 2012, las huelgas costaron más de 900 millones de euros a la industria minera. Evidentemente, a la burguesía le importan un carajo las pésimas condiciones de vida del proletariado, lo que le preocupa son las pérdidas que las huelgas le ocasionan. Pérdidas que nosotros celebramos.
Crítica en los hechos del sindicalismo: Zokwana, presidente de la agrupación sindical NUM, va a visitar a los huelguistas de Lonmin, en un coche blindado, para intentar convencerlos de que paren la huelga, declarada ilegal. El sindicalista es abucheado por la multitud, que lo obliga a irse con el rabo entre las piernas bajo protección policial. El NUM negocia un bono de 179 dólares para aquellos que volvieran al trabajo antes del martes siguiente. Pero para su disgusto, las negociaciones se rompen porque «muchos se niegan a aceptar el compromiso y llaman a continuar el movimiento».
En el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU), al que el NUM, que sigue llamando a la unidad sindical, está afiliado, se organiza una manifestación antisindical. A la salida, trescientos manifestantes antisindicales son bloqueados por vehículos blindados y dispersados a golpe de granadas aturdidoras y gases lacrimógenos. Al grito de «estamos hartos del NUM», muchos queman camisetas del sindicato y declaran: «no retrocederemos, poco importa lo que digan o lo que hagan, lucharemos hasta la última gota de sangre»
El aspecto de la lucha proletaria más decidido e intransigentes fue el que impidió a los esquiroles (carneros) reiniciar el trabajo. De los sesenta muertos, que hubo en los dos meses y medio que duró el conflicto, buena parte debe atribuirse a las luchas antisindicales y antiesquiroles: «Los que van al trabajo son los responsables de la muerte de los otros»; «nadie dormirá la próxima noche, hay que controlar a los que quieren ir a trabajar». Llevar una camiseta con el logo del NUM se convierte en algo peligroso. Un sindicalista es asesinado por una bala proletaria y a otros les rompen la cara. En el punto álgido de la lucha, los esquiroles no se atreven a regresar a la mina y los sindicatos se quejan: «Los trabajadores que querían ir a trabajar han sido agredidos, intimidados» (portavoz del NUM, Lesiba Seshaka).
A nosotros ni nos extraña ni nos indigna que una ley de los tiempos del apartheid sirva para reprimir a los huelguistas de hoy. Sabemos que cualquier fracción burguesa, aunque se llame de izquierda, no tendrá ningún reparo en utilizar la legislación aprobada por una fracción llamada de derechas, y viceversa. La única razón de ser de toda ley es la de reprimirnos, ya sea individual o colectivamente. Y es también un viejo clásico de la burguesía destacar la violencia de las acciones de nuestra clase para justificar su propia violencia. Está legitimado por todo su arsenal jurídico e ideológico. Del mismo modo, otro viejo clásico del Estado es justificar la utilización de esos milicos tipo Robocop, sobrearmados, los vehículos blindados, los tanques, las granadas, las ametralladoras, los misiles y sus otras mierdas inventadas para reprimir a los proletarios en lucha, armados con lanzas, cuchillos o revólveres.
Sólo la burguesía puede utilizar la violencia con total impunidad, son sus leyes y sus tribunales de justicia, son sus milicos y sus armas las que nos la imponen por la fuerza. Cuando se trata de nuestra violencia de clase, se la tacha de terrorismo por parte de nuestros enemigos. El error sería creer que podría ser de otra manera, nada tenemos que esperar de su justicia y sus leyes, que han sido elaboradas para reprimirnos. La única violencia aceptada por el Estado es la suya, que no es otra que la violencia de la tasa de ganancia.
Estas luchas no surgen de la nada, su radicalidad nos muestra que la crítica de las prácticas sindicales tiene un largo recorrido, y que empezó mucho antes del inicio de estas últimas huelgas. Por el contrario, es difícil determinar cuáles son las formas de asociacionismo con las que se dotan los proletarios en lucha y cuál es el grado de autonomía. Como sucede a menudo en este tipo de contexto de enfrentamiento al sindicato oficial, surgió un sindicato disidente, la ACMU (Association of Minerwokers and Construction Union), que agrupa a muchos mineros en ruptura con el NUM. Sin embargo, y a pesar de la virulencia de COSATU (Congreso de los Sindicatos Sudafricanos) contra ella, no podemos afirmar si tiene o no una práctica de clase. Nos falta información sobre su práctica real, aunque es una fuerza que parece interesante, más cuando el Estado la tilda de anarquista y declara que su creación responde «a una estrategia política deliberada de intimidación y violencia».
El viejo cuento de la unidad sindical no tuvo demasiado peso entre las razones que provocaron la vuelta al trabajo. El decaimiento del movimiento huelguístico y el aumento de los beneficios por parte de la burguesía, se debieron más a la falta de extensión y unificación de las luchas. De todas formas, las huelgas salvajes continuaron, al menos, hasta noviembre, especialmente en las minas de carbón de Magdalena, donde los mineros exigieron que se doblaran sus salarios y se les otorgaran seis meses de licencia de maternidad. En esa lucha dos proletarios fueron asesinados al intentar tomar la armería de la mina.
El decaimiento del movimiento, no le resta valor a la experiencia que nuestros hermanos de Sudáfrica acaban de vivir. La demanda, no obtenida, de triplicación de los salarios tenía su razón de ser, porque intentaba impedir la obtención de beneficios y trataba de recuperar una parte de la plusvalía. Iba en el sentido de la lucha para el aumento del salario relativo contra la dictadura del beneficio.
Es difícil analizar con mayor profundidad las contradicciones que se producen en el seno de estas luchas. Al carecer de una red de información directa, seguramente, se nos escaparon muchos acontecimientos importantes. No obstante podemos rescatar de estas huelgas el rechazo a la política gubernamental, la ruptura con el sindicato oficial, la enorme combatividad y determinación demostradas por los proletarios, su violenta respuesta al terrorismo asesino del Estado, la lucha por sus necesidades contra el imperativo de la gestión «realista» y contra la tasa de ganancia. 

¡Saludos a nuestros hermanos de clase en Sudáfrica y a todos los que luchan hoy en el mundo!
¡Fuera y en contra de todos los encuadramientos burgueses!
¡Abajo la dictadura del beneficio!


# publicado originalmente en Communisme nro.64 (Diciembre de 2012), revista en francés del Grupo Comunista Internacionalista (traducción al español en el blog del GCI)