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lunes, 13 de enero de 2020

Declaración del colectivo anarquista ERA sobre el asesinato de un terrorista del estado iraní

En el mundo, 3 de enero de 2020

Qasem Soleimani ha atormentado durante mucho tiempo a la gente y felicitamos a los sobrevivientes de sus crímenes en el Medio Oriente, particularmente Siria, Irak y Yemen. Y aunque estamos contentos por la muerte de este criminal de guerra, declaramos nuestra fuerte oposición a la posibilidad de una guerra de estado (entre el terrorismo de estado de EE. UU. Y el terrorismo de estado iraní).

Hace horas, Qasem Soleimani, uno de los principales funcionarios militares del gobierno iraní responsable de Medio Oriente, fue asesinado por orden directa de Donald Trump en Bagdad.

Qasem Soleimani fue un hombre genocida que mató a miles de hombres, mujeres y niños en los conflictos en Siria, Irak y Yemen. Lideró asedios para Assad y reclutó refugiados afganos en Irán, muchos de ellos niños, para morir en la guerra civil siria. Este asesinato estatal fue llevado a cabo por los Estados Unidos en el obvio interés elegido por Donald Trump y lo que se hizo no ha sido ni será de interés en la gente del Medio Oriente.

A pesar de la gran conmoción y controversia del régimen islámico sobre sus capacidades de seguridad e inteligencia, vemos que, de hecho, este régimen no es capaz de mantener su fuerza transnacional más importante y Qasem Soleimani fue asesinado tan pronto como Estados Unidos decidió removerlo.

Por un lado, la crueldad del régimen criminal islámico se hizo más evidente y, por otro lado, mostró aún más la naturaleza corrupta del terrorismo de estado de EE. UU., que no se preocupa por la vida propia ni la de la gente del Medio Oriente; de lo contrario, estos terroristas estatales iraníes podrían haber sido cazados fácilmente a lo largo de los años.

Reiteramos que el Medio Oriente contemporáneo está formado por guerras, masacres, desplazamientos y hambrunas debido a fanáticos religiosos y terroristas, por un lado, y la interferencia de capitalistas y patrocinadores internacionales (imperialismo oriental y occidental) por el otro.

Esperamos que todos estos terroristas religiosos sean asesinados lo antes posible y que estos gobiernos estatales asesinos sean destruidos para que la gente de Medio Oriente vuelva a vivir en paz y prosperidad.



Esta declaración apareció por primera vez en el sitio web de la Unión Anarquista de Afganistán e Irán.
Anarchist Era Collective es una comunidad de anarquistas de Irán y Afganistán que operan tanto dentro como fuera de sus países.

Contra todas las guerras, contra todos los gobiernos. Comprendiendo la guerra Estados Unidos-Irán

Luego del ataque aéreo de Estados Unidos que mató al general iraní Qasem Soleimani el 3 de enero, y de los ataques con misiles iraníes contra posiciones estadounidenses en Irak el 7 de enero, ha habido considerable ansiedad sobre la escalada de la guerra entre Estados Unidos e Irán. En un ecosistema de medios impulsado principalmente por el miedo y la indignación, las malas noticias viajan rápido, y las peores interpretaciones de las noticias viajan aun más rápido. Por nuestra parte, creemos que la guerra se intensificará, pero adoptando una forma más difusa que el tipo de guerra convencional que la mayoría de la gente espera. Como enemigos declarados de la guerra y la tiranía, creemos que es importante formular estrategias en consecuencia a ello.

Luego de los ataques con misiles, el gobierno iraquí anunció que el ejército iraní había disparado 22 misiles, y que 17 de ellos atacaron la base aérea estadounidense de Al-Asad, 15 de los cuales detonaron (aunque sin víctimas). En una declaración posterior, el gobierno iraquí declaró que los funcionarios iraníes les habían advertido de los ataques por adelantado. De ser aquello cierto, parece probable que el gobierno iraní estuviera evitando intencionalmente matar tropas estadounidenses pero demostrando que es capaz de atacar objetivos estadounidenses. Esta es una manera en que el gobierno iraní puede salvar las apariencias y aplacar a los intransigentes, dejando a Estados Unidos la opción de no escalar la situación.

La respuesta real al asesinato de Soleimani por parte de Estados Unidos probablemente tendrá lugar fuera del teatro oficial de guerra, en la forma de violencia subsidiaria y ataques terroristas. Irán respalda a fuerzas en todo el Medio Oriente, especialmente en Irak y el Líbano, donde su representante Hezbolá podría decirse que es más poderoso que el gobierno oficial. Iraq y Siria ya han sido testigos de muchos años de violencia; ahora parece inevitable que toda la extensión de territorio desde el Mar Caspio hasta el Mediterráneo se vea afectada por la guerra civil en los años venideros. El Estado Islámico, que perdió el último de sus territorios hace menos de un año, será sucedido por otros grupos que han aprendido de su rápido ascenso y caída.

De modo que, independientemente de que la escalada de los EE.UU con  Irán desencadene un conflicto terrestre o propicie una ocupación, representa otro paso hacia una política exterior de los EE.UU. que presupone y apresura un futuro de guerra civil mundial. Como oponentes tanto de la guerra como de la tiranía, tenemos que analizar lo que los autoritarios de todas las tendencias pueden ganar con este enfoque.

Primero, vale la pena repetir que la escalada del conflicto de Estados Unidos con Irán confirma nuestra tesis de que cuando Donald Trump alentó al presidente turco Recep Tayyip Erdoğan a invadir Siria, no fue un paso hacia el retiro de Estados Unidos de la región, sino simplemente una reorganización de las alianzas de Estados Unidos en el Medio Oriente hacia actores más autoritarios. Estados Unidos ya había enviado 14.000 tropas más a la región antes de darle a Erdoğan la luz verde; desde entonces, miles de tropas más los han seguido. Los supuestos “antiimperialistas”, que repitieron la mentira de Trump de que estaba sacando a Estados Unidos de “guerras interminables”, ingenuamente le dieron cobertura a sus esfuerzos por instigar las ambiciones imperiales turca y rusa, mientras sentaban las bases para que él intensificara el conflicto con Irán.

A pesar del temor generalizado de los demócratas de que Trump esté tratando de iniciar una guerra para distraer de los (estancados) procedimientos de impeachment o manipular al público (ya polarizado) de cara a las elecciones, parece claro que Trump no está buscando una guerra convencional con Irán. Quiere lanzar el peso militar a los EE.UU sin verse involucrado en operaciones terrestres. Siguiendo el ejemplo de Israel, espera poder ordenar ataques aéreos quirúrgicos contra adversarios extranjeros de alto rango sin tener que hacer ocupación de otro país; de esa manera, puede obtener crédito de su base islamofóbica por ser duro, mientras perpetúa el engaño fino de que está “sacando a Estados Unidos de guerras interminables”.

La verdad es que la guerra del siglo XXI va a ser diferente de la invasión y ocupación de Irak en 2003. El conflicto en Siria nos da una idea de lo que podemos esperar: una guerra civil que duró años y que involucró a apoderados que representaban a la mayoría de los actores de poder globales, en la que las distinciones entre civiles y militares se difuminaron en todos los lados. Probablemente veremos más casos en los que la violencia oficial del Estado es performativa, como los ataques con misiles iraníes de ayer, mientras que la verdadera lucha y muerte la realizan representantes de poderes, fuerzas paramilitares y civiles.

Las principales víctimas de la escalada de Trump serán civiles, tanto ciudadanos estadounidenses como también iraníes e iraquíes. Sin embargo, parece claro que a Trump no le preocupa la probabilidad de que los civiles estadounidenses sean blanco de ataques como consecuencia de su decisión. Por el contrario, puede que incluso agradezca esos ataques, contando con que conduzcan a los estadounidenses más temerosos e ignorantes hacia su bando.

Desde el 2001, el Partido Republicano de Estados Unidos solo se ha beneficiado de las políticas que han polarizado poblaciones completas, resultando en el surgimiento de ISIS, ataques terroristas, y muertes de civiles por cientes de miles. Ellos cuentan con la amenaza del fundamentalismo islámico para hacer ver a su fundamentalismo autoritario más atractivo. Esto da otra interpretación del tweet de Trump declarando “¡Todo está bien! Y “Hasta aquí todo bien”, inmediatamente luego del ataque de misiles iraní.

No hay fuerza bruta capaz de mantener unido el orden neoliberal, y Trump no está tratando de mantenerlo unido. Más bien, él y sus compatriotas nacionalistas buscan asegurar que los conflictos que suceden al orden neoliberal se desarrollen según líneas étnicas y nacionales, en lugar de unir a todos contra la clase gobernante que representa. Caso concreto: el gobierno iraní, amenazado por disturbios masivos hace apenas dos meses, ahora puede usar la escalada del conflicto con Estados Unidos para legitimar su autoridad interna.

En respuesta a las maquinaciones de los gobiernos iraní y estadounidense, nuestro objetivo es identificar y resistir todos los esfuerzos por enfrentarnos entre nosotros. Nuestro objetivo es construir solidaridad que cruce las líneas nacionales, étnicas y religiosas, mientras hacemos todo lo que podemos para derrocar gobiernos autoritarios de DC a Teherán. Nuestra esperanza es que los movimientos revolucionarios estallen a ambos lados de cada frontera. Las escaladas en la violencia del estatal se calculan para hacer esto imposible, para sustituir la guerra por la revolución. En un mundo que se dirige a guerras cada vez más difusas, impulsado por caudillos nacionalistas, nuestra mejor oportunidad de supervivencia es construir vínculos entre movimientos sociales combativos como los de Líbano, Egipto e Irán (y no hace mucho incluso en Rusia y Turquía) y, con suerte, pronto en Estados Unidos como también en Hong Kong y Chile. Luchemos contra los que nos harían morir en su nombre, no entre nosotros.

Esto contrasta marcadamente con la estrategia que implica el enfoque de ciertos izquierdistas autoritarios en Estados Unidos, que siempre buscan una autoridad que afirmar, se han decidido a legitimar al gobierno iraní. Seamos claros: hacerlo es escupir las tumbas de las 1500 personas que el gobierno iraní mató para acabar con el reciente levantamiento. Es legitimar todas las prisiones y la policía en Irán y todas las formas de tiranía contra las que el pueblo iraní se levantó. No tenemos que afirmar la legitimidad de las autoridades iraníes para condenar a Trump por intentar convencerlos de que nos ataquen. Si hay aliados naturales para nosotros en esta situación, deberían ser los que resistan la autoridad del gobierno iraní de la misma manera que nos oponemos a la autoridad de Trump.

Por nuestra parte, nuestra red incluye a refugiados que fueron obligados a huir del gobierno autoritario de Irán. No podemos apoyar “el menor de dos males”, ni podemos aceptar el tipo de razonamiento binario que sugiere cualquiera al que el gobierno de Estados Unidos se oponga debe ser, por lo tanto, un gobierno bueno y legítimo. Apoyamos a aquellos en Medio Oriente que han declarado que: "la oposición a los ataques aéreos del imperialismo estadounidense y a las amenazas de guerra contra Irán e Irak sólo pueden ser efectivas cuando están enraizadas en solidaridad con las fuerzas progresistas y revolucionarias en la región de Medio Oriente y el norte de África y en total oposición a todos los gobiernos autoritarios y potencias imperialistas en la región."

Nos gustaría ver a otros en Estados Unidos poner más empeño en aprender sobre los movimientos de resistencia antiautoritaria en Irán y otras partes del Medio Oriente, y menos energía en tratar de rehabilitar a Soleimani como un héroe “antiimperialista”. Los dos bandos que quieren forzar la falsa dicotomía de “Trump o Irán” sobre nosotros son simétricos en el sentido de que cuentan con la amenaza representada por la alternativa para obligarnos a ponernos del lado de ellos. Tenemos que hacer que otra opción sea pensable: un camino compartido hacia la libertad.

Es por ello que estamos en contra de todas las guerras, contra de todos los gobiernos, contra todas las opresiones. Creemos apasionadamente en el potencial de que todos los seres humanos tienen a la autodeterminación, al apoyo mutuo y a la coexistencia pacífica. Las autoridades a ambos lados quieren hacernos temer los unos a los otros, pero sabemos que ellos son nuestro enemigo principal.

“El mundo no está dividido entre países. El mundo no está dividido entre Oriente y Occidente. Tu eres estadounidense, yo soy iraní,  no nos conocemos, pero hablamos juntos y nos entendemos perfectamente. La diferencia entre tú y tu gobierno es mucho más grande que entre tú y yo. Y la diferencia entre yo y mi gobierno es mucho más grande que entre yo y tú. Y nuestros gobiernos son muy parecidos.” (Marjane Satrapi)


CrimethInc., 9 de enero de 2020
https://es.crimethinc.com/2020/01/09/contra-todas-las-guerras-contra-todos-los-gobiernos-comprendiendo-la-guerra-estados-unidos-iran


domingo, 12 de enero de 2020

[Medio Oriente] "Desde Bagdad a Beirut. Ni suníes ni chiies. ¡Continuemos la lucha!"

El gobierno iraquí se compone de todas las facciones burguesas que hay en Irak, y es aclamado tanto por las fuerzas regionales como por la burguesía mundial, sin embargo, el proletariado intentó derrumbarlo.

La «Zona Verde» es el centro del capitalismo mundial en Bagdad. El proletariado trató de tomarlo, perdiendo numerosas vidas en el intento.

El puerto de Basora es un corredor global para las exportaciones y el comercio internacional de petroleo. El proletariado lo bloqueó e intentó tomar el control del mismo.

La policía, las fuerzas de seguridad, y las fuerzas especiales y militares en Irak son fuerzas del capitalismo mundial en las que participan chiíes, sunníes, cristianos,kurdos y turcomanos, con una amplia dotación de fuerzas regionales e internacionales,incluyendo tropas de Estados Unidos, Europa, Turquía, Irán, etc. El proletariado los atacó, tanto a sus centros como a los destacamentos en las calles. Hubo muchos proletarios muertos (más de 650) y más de 20.000 heridos (sin mencionar el numero de secuestrados y encarcelados).

En todas las áreas rebeldes en Irak, el proletariado quemó las sedes de los partidos políticos (religiosos y nacionales sin excepción), asaltó e incendió las casas de los miembros del parlamento, de funcionarios del Estado, y también llevó a cabo ataques contra edificios de seguridad y de la policía, medios de comunicación, instituciones judiciales, el Ministerio de Justicia, periódicos y estaciones de televisión.

Al hacer todo esto, el proletariado atacó a la totalidad del Estado.

De acuerdo con el primer ministro Adel Abd Al-Mahdi, este movimiento ha destruido la economía nacional (capitalista) en todos sus aspectos.

En esta lucha, el proletariado atacó todo sin excepción: todo símbolo, persona o lugar ligado con la historia de la autoridad y la represión, incluyendo militares, instituciones diplomáticas, centros comerciales y servicios secretos, tanto internos como externos. Los ataques sobre las fuerzas represivas de Pasdaran y el consulado iraní en la ciudad de Karbala, no son ataques anti-iraníes como los medios dicen, sino que forman parte de la acción de clase contra las fuerzas y centros represivos en todas sus formas, igual que el ataque a la “Zona Verde” y otros lugares.

¿No está del todo clara la unidad de acción proletaria y sus consignas -«Abajo todos los ladrones», «De Bagdad a Beirut, ni sunníes ni chiítas», «¡Ni patria, ni trabajo estamos todos en las calles, ni patria, ni trabajo, hasta derrumbar este sistema!»– y que el proletariado apunta a la contrarrevolución en su totalidad, tal como lo hizo en Basora durante septiembre del 2018?

La burguesía siempre ha tratado de distorsionar y desviar el camino de clase de nuestro movimiento revolucionario. Han recurrido a diversos métodos para vaciar el contenido revolucionario de nuestra lucha, tejiendo todo tipo de tramas a su alrededor para transformarlo en cualquier cosa. Todo para ocultar su represión sangrienta y la destrucción del movimiento revolucionario mediante conflictos burgueses.

El proletariado se ha levantado socialmente contra los explotadores y tiene la intención de poner fin a su poder. Es consciente de que los capitalistas externos e internos (chiítas, suníes, kurdos, cristianos, judíos..., los ricos y los explotadores de todo el mundo) son los verdaderos miembros del Estado y todos ellos están unidos para explotar a la humanidad. Por consiguiente, la lucha proletaria es, sin duda, una lucha unitaria contra todos ellos.

El proletariado militante no permite que nadie lo represente, no tienen demandas, ni nada que negociar. No forma parte de ningún programa político. ¿No es acaso esta rebelión una profunda lucha de clases contra el sistema capitalista en su totalidad? El único programa que tiene el proletariado, su única demanda, es continuar y dirigir su lucha unitaria contra la dictadura del capital y el Estado. «Estamos en contra de todos ellos y lo tomaremos todo». Esa es la autonomía de la clase y la fuerza de la lucha de nuestro movimiento. Por lo tanto, no es una cuestión fácil para el Estado erradicar este movimiento.

El proletariado no está en situación de espera o pasivo. Desde que el movimiento estalló, incluso con la represión masiva y asesinatos por parte del Estado, este movimiento continúa, y sus luchas y tácticas se están extendiendo día tras día. Por ejemplo, en Bagdad el movimiento formó unidades de combate repartidas por toda la ciudad para interrumpir el tránsito y tomar el control de puentes o áreas importantes. Coordinó de forma colectiva sus actividades para ampliar el alcance y la amplitud de su lucha, planificar el día siguiente, el siguiente objetivo, hacer publicaciones acerca de su lucha, cuidar a los compañeros heridos... Todo eso es coordinar, organizar y expandir su capacidad de lucha.

Del mismo modo que en el pasado las luchas proletarias tomaban energías unas de otras, y así continuaba el proceso de lucha, asumiendo sus intereses de clase y su internacionalización, y al romper los límites geográficos, ideológicos, económicos, así como los marcos democráticos y del Estado nacional... este movimiento apuntaba contra el capital y el capitalismo mundial, hoy sucede exactamente lo mismo.

El proletariado hoy en día, de Haití a Francia, de Francia a Hong Kong, de Egipto, a América Latina, de Líbano a Irak e Irán, está en una misma lucha, luchando contra el mismo enemigo, con los mismos intereses y con la misma esperanza: derrocar el capitalismo y afirmar una comunidad de vida humana sin explotación, lucro, capital,trabajo asalariado, contaminación, injusticia, guerra y destrucción.

Esta lucha proletaria no es una lucha «anarquista», tampoco es una lucha “socialista”ni en aras de democratizar el poder o el Estado nacional, sino que es una lucha revolucionaria, de clase e internacional contra la dictadura capitalista sobre la vida(sobre la Tierra). Es una lucha para liberar la vida de todas las formas de esclavitud humana.

Si hoy jóvenes militantes han salido a las calles participando y tomado la iniciativa dela lucha, ¡Es algo completamente natural! Porque esta generación, mientras huía de la catástrofe cotidiana del capital, soñaba con la vida. Son quienes no tienen estabilidad en la vida. Lo que ellos tienen hoy quizá no lo tengan mañana. Lo que sienten cerca hoy, mañana podría estar lejos. La codicia del capitalismo, sus guerras y sus desastres sucesivos los han dejado en una lucha constante. Esta situación se intensifica cada vez más en todo el mundo y se convierte en un infierno que empuja al proletariado ala lucha, y su lucha es la lucha de la vida contra este infierno capitalista. Los proletarios en la lucha comprenden el capitalismo y su catástrofe, se sienten vivos yfelices en la lucha por la vida.

La lucha proletaria es la lucha de la clase explotada contra el mundo capitalista. Es una lucha por la vida contra las relaciones de explotación y muerte del capital mundial.
El proletariado continúa luchando: desde Francia hasta Líbano, desde Irak hasta Chile,desde Hong Kong hasta Irán... y llama al levantamiento de todas las áreas vecinas donde es posible la unidad y coordinación de acciones de clase en esta lucha contra el capitalismo.

En nuestra región, la lucha del proletariado en Turquía, Israel e Irán... bloquea las posibilidades de la guerra capitalista y empuja nuestra guerra de clases internacional hacia una mejor perspectiva

¡Abajo la explotación y opresión!
¡Abajo la guerra!
¡Abajo el capitalismo!
¡Por la continuidad de la guerra de clases en todo el mundo!

Compañeros de la lucha internacional
Proletarios Internacionalistas
Medio Oriente
Noviembre de 2019

Comunicación Compañera Internacional: internationalist@riseup.net
info@proletariosinternacionalistas.org

Extraído de: www.es.proletariosinternacionalistas.org

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¡Amenaza de bombardeos en Siria! ¿Tercera Guerra Mundial? ¡Ninguna guerra sino la guerra de clases!

Más de 110.000 muertos, dos millones de refugiados en países limítrofes, más de tres millones desplazados internamente, 130.000 arrestados o desaparecidos, toneladas de bombas, misiles, proyectiles, bombas de racimo… ¡Esta es la realidad de la guerra en Siria desde hace dos años y medio!

Y como si esta materialización de la guerra permanente del capitalismo contra el proletariado no fuera suficiente, los medios de comunicación anunciaron el 21 de agosto pasado el “horror extremo”: Se utilizaron armas químicas en un suburbio de Damasco, matando a más de 1.300 personas e hiriendo a 3.600.
Se acusa de esto al actual régimen sirio, y es verdad que esta no sería su primera atrocidad ya que ya ha probado de lo que es capaz en términos de represión. Otros acusan a grupos de “rebeldes”, o más precisamente yihadistas apoyados militarmente por Arabia Saudita y Qatar.

Nosotros, los comunistas, no queremos ocupar ningún rol en este debate, y menos aún colaborar de manera marginal aportando alguna teoría conspirativa, algo tan común actualmente en ámbitos “militantes” y de “ultraizquierda”. Porque fundamentalmente, sea que haya sido el régimen del partido Baath o su “oposición” burguesa con el apoyo de poderes regionales e internacionales, es en ambos casos terrorismo estatal, el terrorismo del Estado capitalista, que es el responsable de este antihumano y antiproletario gaseo, y que es responsable de esta y de toda guerra.

Pero hoy, cuando el capitalismo atraviesa su más aguda crisis de valorización desde la Segunda Masacre Mundial, su única alternativa es nuevamente la destrucción masiva de fuerzas productivas excedentarias (de mercancías en tanto que trabajo muerto, pero también de trabajo vivo, ¡proletarios!)… La única salida viable para el capitalismo (para lanzar un nuevo ciclo de valorización) es entonces, la guerra generalizada, la “Tercera Guerra Mundial”… Su único problema (¡que es uno muy grande!) es como movilizar al proletariado mundial para reclutarlo en cualquier campaña ideológica que justifique las masacres venideras.
Los tambores de guerra que suenan las potencias occidentales anunciando su intervención militar son parte de esta campaña ideológica. Especial-mente en Siria, que se encuentra en el corazón de una región de histórica y superlativa importancia geopolítica para los voraces apetitos capitalistas. Dos grandes constelaciones de Estados separan ya el ámbito participando de la reorganización de la región. De un lado están Rusia, China e Irán, que apoyan al régimen existente (¿pero hasta qué punto este apoyo no debilitará sus intereses regionales?), y del otro Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, y sus aliados regionales, Qatar y Arabia Saudita…

La amenaza de la intervención militar fortalece esta polarización y también se apoya en su análisis de la opinión pública, la propaganda burguesa, los “expertos” en el tema, e incluso los grupos y las organizaciones que reivindican la revolución social, la lucha anticapitalista, la insurrección proletaria, la lucha por el comunismo y/o la anarquía, todos ellos repitiendo ad nauseam desde hace dos años que los eventos en Siria no son más que una guerra por procuración (entre estos Estados que mencionamos antes), o al menos una guerra civil entre dos campos burgueses (con el apoyo entre los mismos poderes): el régimen Baath contra la “oposición democrática” (que en algunos casos es reducida a su más simple expresión yihadista)…

Sin embargo, esta versión y forma de aprehender la historia, y por ende, de los hechos que ocurren frente a nuestros ojos, aunque cubre una parte de la realidad inmediata, pura y simplemente elimina otro aspecto de esta cuestión social en movimiento, que es esencial para nosotros los comunistas: la lucha de clases que ha disparado lo que venía ocurriendo hasta ahora. En marzo de 2011, un significativo movimiento de lucha, comenzó un levantamiento de naturaleza proletaria contra la pobreza, contra la suba de precios, contra el desempleo, contra las drásticas medidas de austeridad impuestas durante la década previa en Siria, contra la represión… Desde el comienzo, proletarios han tratado de ir más allá de la espontaneidad del movimiento, se formaron algunas estructuras de lucha, en medio de otros cientos de comités coordinadores (Tansiqyat) que tratan de responder de manera práctica a las necesidades de la lucha, su organización sobre el terreno, su coordinación, su centralización, su consolidación, su ramificación, y su autodefensa, aunque desarrollan niveles algo contradictorios de radicalismo en relación a las perspectivos. Muy rápidamente también el movimiento de nuestra clase contrarrestó el terror estatal con acción directa, promoviendo el derrotismo dentro de los aparatos centrales represivos…

Debido a la falta de desarrollo de perspectivas, debido a la falta de dirección revolucionaria, y bajo la influencia de la dirección dada por diversas facciones burguesas, que tratan de lograr sus propios intereses mediante la lucha proletaria, esta lucha de clases, esta guerra de clases, se convierte parcialmente en una lucha interburguesa, en una guerra civil y en una guerra por procuración. Esto de ninguna manera nos distrae de la importancia fundamental de la naturaleza proletaria del movimiento. Siempre y en todos lados cuando las clases antagonistas se enfrentan, las facciones burguesas se unen temporalmente contra un enemigo común o continúan enfrentándose entre sí, de manera que solo un polo contrarrevolucionario emerge, capaz de derrotar a la única clase históricamente capaz de terminar con esta vieja pesadilla que es el capitalismo (como lo intentó en la Comuna de París, en Rusia, Alemania, España). En todos lados y siempre en esta misma historia, “potencias extranjeras” intervienen tanto para suprimir directamente el movimiento de nuestra clase (operaciones de los gendarmes internacionales) o para apoyar a un campo burgués contra otro (la “Guerra Civil Rusa” entre 1918 y 1921 donde varias potencias occidentales apoyaron a los “blancos” contra los “rojos”) o incluso al pelear una guerra por procuración (España durante 1936-39)… Y seguirá siendo así en todos los futuros conflictos que se den mundialmente y que intentarán poner en llamas este mundo de valor hasta darlo por muerto violentamente por la fuerza de la revolución social.

Volvamos a Siria y recordemos lo que escribimos hace seis meses en otro material: “no hay duda que los bombardeos sobre las ciudades y las masacres masivas, el terrible estado de represión y su militarización, representa un persistente acoso que busca reclutar proletarios en lucha (…) para una u otra facción, oponiéndose entre ellas en la tentativa por conquistar el poder y dirigir el antagonismo social. La totalidad de los poderes estatales regionales e internacionales (…) empuja a la confrontación de clases hacia la militarización, de forma que el proletariado pierda sus propias dinámicas de subversión de este mundo miserable, privando al proletariado de su autonomía de clase… El tercer campo en Siria (así es como se ha llamado al proletariado que se opone a ambos polos de la contrarrevolución) está camino a la ruina y a ser reclutado si no quiebra el aislamiento al que ha sido empujado, si el contenido universal de esta lucha (el cual emerge en todas las luchas de nuestra clase) no es puesto en frente, si rápidamente no encuentra eco a sus luchas, si una nueva fuente de hostilidad insurreccional no se desarrolla por todas partes de modo que no haya nunca más un minuto de descanso para la voraz burguesía…

Cada momento de lucha y subversión de las relaciones sociales en la historia tiene sus propias dinámicas, que, de no crecer, de no expandirse, comienzan a esfumarse para finalmente para finalmente desvanecerse. Ciertamente desde hace dos años y medio, las dinámicas del movimiento de lucha de nuestra clase en Siria se van evaporando, por una parte debido a los simultáneos empujones de bombas, muertes, masacres, encarcelamientos, y por otro lado, debido a la acción de varias políticas reformistas que usan al proletariado como carne de cañón en la guerra interburguesa, pero también debido a la influencia de las tendencias yihadistas que están convirtiendo a la guerra de clase en una guerra sectaria, a pesar de la fuerte resistencia proletaria.

Esta resistencia del proletariado hacia las varias facciones yihadistas que intentan apropiarse de nuestra lucha y que intentan forzar un retorno de la ley y el orden (en tanto que moral y ley religiosa) en las “zonas liberadas”, continúa expresándose en la últimas semanas a través de una serie de acciones que la prensa burguesa obviamente ignoró.

En Raqqa, por ejemplo, que se encuentra en medio de fuertes luchas contra el ejército sirio, una continua protesta contra los arrestos de proletarios hechos por el grupo yihadista “Jabhat al-Nusra” se viene desarrollando desde junio. Las mujeres gritan: “¡Debería darles vergüenza! Nos traicionan en nombre del Islam”. A través de agosto, los residentes de al-Raqqa protestan casi diariamente contra el “Estado Islámico de Iraq y Levante” demandando la liberación de cientos de prisioneros, secuestrados y personas desaparecidas. De la misma forma en Alepo, los proletarios lanzan la campaña “¡Basta es Basta!”, llamando al fin de los abusos cometidos por los grupos armados. Algunas de estas expresiones obviamente abandonaron el terreno de clase y ya no expresan su propósito original de defensa y protección de las protestas diarias contra el régimen y contra la represión, sino que comenzaron a utilizar la violencia sin ningún criterio de clase. Se realizaron manifestaciones frente a la “Tribunal Islámico” en Alepo luego de que un niño fuera asesinado por supuestamente insultar al profeta Mahoma. Entre las consignas de los manifestantes se escuchaban cosas como: “El comité Islámico se ha convertido en la Inteligencia de la Fuerza Aérea” en referencia a la brutal rama del régimen, cuyas cámaras de tortura han alojado a miles de proletarios. En Idlib ocurren también protestas contra el comité Islámico local.

¡A todos los proletarios en lucha en Siria!

Finalmente, queremos avisar a los proletarios en lucha en Siria que se encuentran de rodillas sufriendo bombardeos y masacres orquestados por el régimen actual, y que continúan teniendo ilusiones acerca de una intervención de la “comunidad internacional” (que es un eufemismo para referirse a una banda de gangsters capitalistas), que piden por bombardeos al régimen o porque se declare una “zona sin vuelos”… Nada podemos esperar de un poder estatal, todos los estados han luchado siempre por la supresión de las revueltas proletarias. Sea en Indochina o Argelia durante los 50 o en Vietnam después, los ejércitos franceses y americanos dejaron los campos con miles de muertos. Sea en Iraq, Somalia, Yugoslavia, Afganistán o recientemente Libia, tanto con el pretexto de la “Guerra contra el terror” como con la “ayuda humanitaria”, la agenda imperialista no significa otra cosa que la reorganización de la explotación y el reemplazo de un dictador por otro o por una agrupación de más presentables y respetables torturadores… No, no hay nada que esperar en el desarrollo de nuestras luchas si elegimos un mal menor frente a otro mayor.

¡A todos los proletarios en lucha en Siria!

En el comienzo, los proletarios en Siria se rebelaron contra la miseria y la represión impuesta por una facción burguesa particular (Baath). Pero demasiados proletarios se han convertido en auxiliares de otra facción burguesa en el trascurso de la guerra, en el lado del nacionalismo y el sectarismo. Les dicen y les hacen creer que esta guerra contra Assad no es como otras. Todos los representantes del frente “anti-Assad” susurran a los proletarios que pospongan el ataque contra el capitalismo y las relaciones sociales actuales hasta que el demoníaco Assad sea derrotado. Aceptando esto, no expresan la vida de su clase, sino su muerte. Sus aliados ya no son los proletarios, los explotados, sino la burguesía. Apoyar al frente de unidad significa pelear por alguien más, y ser un representante del nacionalismo y el sectarismo.

La perspectiva de un ataque contra la miseria y el desangramiento capitalista en esta guerra, que nunca fue tan imperiosa, depende de la habilidad para hacer aparente la frontera que existe entre la acción y la necesidad del proletariado por un lado, y la burguesía con su dictadura democrática por el otro. No señalar esta frontera significa subestimar el rol histórico del proletariado, pero particularmente es fallar en asumir el funda-mental rol de la vanguardia en la lucha. El Capital es la guerra y la guerra es el Capital. En guerra como en la paz, aún hay ganancia capitalista, explotadores y explotados.

¡Rechazar todo frente de unidad en favor de una u otra facción burguesa! Parar esta guerra entre aparatos militares burgueses. Apuntar las armas contra “tus” oficiales, tiburones políticos, ase-sores militares extranjeros y jefes capitalistas de “tu propio” campo. Seamos vanguardia y mostremos a los proletarios que usan uniforme en las filas de Assad que solo existe una unidad, la de los explotados de todo el mundo contra las fronteras artificiales del Capital. Expandamos los métodos de la acción de clase más allá del frente de batalla para unirnos con los soldados “enemigos” y ejecutar a los carniceros imperialistas que lucran con esta tragedia humana.

Más que nunca reafirmamos nuestro apoyo a los proletarios en lucha en Siria, como en cualquier rincón del mundo, Turquía, Brasil, Egipto, Túnez, Colombia, Chile…

Llamamos a los proletarios a denunciar la intervención militar que se prepara y a oponerse a ella fuertemente mediante la acción directa, el sabotaje y la huelga general insurreccional.

Vengan de donde vengan, aviones y buques, misiles y gas, detrás de ellos siempre hay hombres y mujeres que tienen que producirlos, transportarlos y distribuirlos. Sólo los proletarios en lucha pueden y deben para la maquinaria de guerra.

Desarrollemos nuevos caldos de cultivo de lucha proletaria, consolidemos los que ya existen, apliquemos la huelga a los ejércitos, fábricas, minas, oficinas, escuelas, y en todos lados en donde se sufra la explotación de este mundo de muerte y explotación.

Contra “nuestra” burguesía y contra “nuestro” Estado belicista, en los Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, Irán, Turquía, Siria… organicemos y desarrollemos el derrotismo revolucionario.

“Con humos nos emborrachan
Los reyes y los déspotas
¡Fraternidad entre soldados
Para las guerras acabar!
Si estos caníbales se empeñan
En tener soldados leales
Sabrán que nuestras balas matan
A nuestros propios generales”
(La Internacional)


# Tridni Valka (Guerra de Clases)
 

EGIPTO: Nada ha cambiado, pero todo comienza…

Todos, cualquier cosa que digamos, cualquier cosa que hagamos, tomamos parte en la lucha de clases… Sea de forma activa o pasiva… Sea profundizándola y extendiéndola o sea negándola… Como sujeto de su propia existencia o como objeto de su supervivencia bajo la dictadura del valor… En el área del proletariado o de la burguesía… Como un ser humano o como un idiota útil al capital… “La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases.” (Karl Marx)

En este corto texto acerca de las actuales luchas en Egipto, queremos enfatizar las importantes afirmaciones de la histórica lucha de nuestra clase contra la tiranía del valor, contra la explotación. Nuestro objetivo es obviamente no analizar estos eventos solo para simplemente comprenderlos, sino para transformarlos, para interrumpir la naturaleza cotidiana de nuestra vida como proletarios con la miseria que nos ahoga, para que erradiquemos definitivamente la relación social capitalista de nuestro planeta. No queremos derrochar nuestro tiempo describiendo en incontables páginas los horrores de esta sociedad de muerte y sufrimiento. Obviamente no queremos ser seres pasivos o académicos. Tampoco estamos interesados en la biología del Capital, ni nos interesa describirla de una manera objetiva. Por el contrario, nuestro propósito es tomar parte en su destrucción final actuando en el movimiento de su necrología… Y esto implica erguirse firmemente en el corazón de los eventos que ocurren frente a nuestros ojos, para ser una parte determinada de ellos como una fuerza activa y decisiva.

Desde hace más de dos años, una importante ola de revueltas ha corrido a través del Magreb y Máshrek. Una tras otro, Túnez, Egipto, Bahréin, Yemen, Libia, y Siria… han estallado en las llamas de la revuelta… Algunos “dictadores” han caído, otros se han aferrado a los remanentes de su poder. La represión es feroz en todos lados, pues el proletariado está determinado a no estirar la pata en el altar del valor sin al menos vender cara su vida. Revueltas contra el hambre, contra la miseria, contra los aumentos de precios de la “canasta básica”, contra el desempleo, contra la impunidad de los torturadores, contra la arrogancia de los señores atrincherados en sus cada vez menos inaccesibles fuertes…

Y cuando los “dictadores” han sido sacados por la presión “de la calle” (un eufemismo periodístico para no referirse al genuino sujeto de estos movimientos: a saber ¡el proletariado en lucha!), o mejor dicho, cuando la burguesía mundial y su aparato central remueven a tal o cual administrador que se ha mostrado incapaz de controlar la situación, entonces “nuevas” caras aparecen, “alternativas” políticas más creíbles emergen en orden de restituir la paz social y la ley y el orden de los negocios. Pero rápidamente, la lucha recobra sus dinámicas como hemos visto en los últimos dos años…

En Túnez, no pasa un día sin protestas, piquetes, ocupaciones, huelgas salvajes en Túnez (capital), Sfax, Siliana, Kasserine, El Kef, Gafsa, Redeyef, etc., sin que las estaciones de policía hayan sido incendiadas por proletarios enfurecidos, quienes claramente no se creen más ningún cuento hecho por los administradores de su supervivencia, mientras van sembrando sus semillas de un llamado cada vez más global a cuestionar éste mundo de miseria. Los “nuevos” líderes (una mezcla de facciones “progresistas” e islámicas) son usualmente abucheadas en sus apariciones públicas, como por ejemplo en el aniversario de “la revolución”, los líderes del partido Islamista de gobierno “Ennahda” fueron prendidos fuego por proletarios más que hartos de ser siempre engañados y jodidos por la burguesía.

A comienzos de febrero, el asesinato de un “oponente de izquierda” en el medio de la calle hizo que estallara todo y miles de proletarios explotaron de rabia. Chokri Belaid era el líder del “Partido Unificado de Patriotas Democráticos” (¡con un programa burgués!), una de las organizaciones más importantes dentro del “Frente Popular” el cual tuvo que radicalizar su discurso de algún modo ante la presión del proletariado para parecer una alternativa más convincente frente a los islamistas y el “vacío de poder” como consecuencia del desarrollo de los disturbios. El asunto aquí no es tanto si algunos proletarios se identifican a sí mismos como la “oponentes” al gobierno de “Ennahda” o no. Ellos solo expresan un tipo de empatía con alguien a quien consideran víctima del mismo Estado enemigo, el cual por medio de milicias islámicas, escuadrones de la muerte y la policía persiguen y maten día y noche a los proletarios radicalizados. Desde entonces, no es sorprendente que nuestra clase incremente su ofensiva y apunte a las más evidentes y odiadas representaciones de éste Estado…

En Siria no hay duda que los bombardeos sobre las ciudades y las masacres masivas, el terrible estado de represión y su militarización, representa un persistente acoso que busca reclutar proletarios en lucha (tengan estos armas o no) para una u otra facción, oponiéndose entre ellas en la tentativa por conquistar el poder y dirigir el antagonismo social. La totalidad de los poderes estatales regionales e internacionales (Rusia, Irán, China por un lado, Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Francia, Estados Unidos, etc. por el otro) empuja a la confrontación de clases hacia la militarización, de forma que el proletariado pierda sus propias dinámicas de subversión de este mundo miserable, privando al proletariado de su autonomía de clase… El tercer campo en Siria (así es como se ha llamado al proletariado que se opone a ambos polos de la contrarrevolución) está camino a la ruina y a ser reclutado si no quiebra el aislamiento al que ha sido empujado, si el contenido universal de esta lucha (el cual emerge en todas las luchas de nuestra clase) no es puesto en frente, si rápidamente no encuentra eco a sus luchas, si una nueva fuente de hostilidad insurreccional no se desarrolla por todas partes de modo que no haya nunca más un minuto de descanso para la voraz burguesía…

Y es precisamente desde Egipto, donde los tambores de nuestra guerra social resuenan siempre con más fuerza, que podemos escuchar las voces anunciando con profunda determinación que el antagonismo social que ha comenzado antes por esta región deberá expandirse por todo el mundo.

“No votes por nadie…”
Cuando el “dictador” Mubarak fue depuesto, toda la burguesía proclamó que la “democracia” debía ser establecida, que el “pueblo soberano” debía participar en la construcción de su futuro y su voz finalmente sería escuchada. Pero rápidamente fue creciendo la desilusión de la burguesía pues la elección de la Asamblea Constituyente en noviembre del 201, así como la elección presidencial de junio del 2012 (con más de un 58% de abstención) y el referéndum para la nueva constitución en diciembre del mismo año (donde la abstención superó el 68%), a saber, cada ronda del circo electoral fue rechazado por importantes sectores del proletariado en un activo boicot. Cerca de la plaza Tahrir, alguien escribió en sobre una pared: “No vote por nadie. Nadie mantendrá sus promesas. Nadie escucha al pobre. A nadie le importa un carajo esto”. Sin embargo el estado logró movilizar a millones de tontos útiles quienes se hicieron cómplices en forma voluntaria de esta orgía electoral. Y es gracias a “el pueblo” que los “Hermanos Musulmanes” y otros islamistas son (¡temporalmente!) los “nuevos líderes” del país. Por lo tanto, podemos ver como, a través del mito democrático del “pueblo soberano”, se desarrolla el enfrentamiento de dos polos que se oponen dentro de la misma población: por un lado “el pueblo egipcio” que toma parte en las elecciones y posteriormente en la consolidación de una dictadura democrática, y al otro lado de la barricada social al proletariado en lucha que rechaza estas elecciones y proyecta la continuidad de la acción directa para expresar su desprecio (ciertamente aún confuso y limitado) por la democracia.

Aquí también debemos enfatizar la contundente respuesta que los militantes que se denominan a sí mismos “Camaradas del Cairo” enviaron a “Occupy Wall Street” (OWS) en noviembre del 2011. OWS, como forma de “solidaridad”, quiso enviar algunos “monitores electorales” a Egipto de modo que la farsa electoral “marchara sobre ruedas”. Esto es lo que “Camaradas del Cairo” declaró: “La verdad sea dicha, la noticia nos chocó bastante; simplemente pasamos la mayor parte del día tratando de imaginar quién podría haber solicitado esta ayuda en nuestro nombre. Tenemos algunas consideraciones respecto a vuestra idea, y queremos sumarnos a su conversación. Nos ha parecido que ustedes han tomado las calles y ocupado parques y ciudades ante la insatisfacción con las falsas promesas del juego de la política electoral. […] ¿Por qué, entonces, nuestras elecciones podrían ser una causa de celebración? ¿Cuándo, incluso en el mejor de los mundos posibles, puede existir una entidad supuestamente “representativa” basada en el interés del 1% sobre el restante 99% de nosotros? […] ¿Es esto lo que ustedes desean monitorear?”.

A pesar de los obvios límites de éste texto, solo nos queda expresar nuestra genuina solidaridad con la respuesta de “Camaradas del Cairo”. De hecho, lo que OWS proponía significa que el mundo capitalista se puede dividir en al menos dos partes, con situaciones diferentes y tareas diferentes que asumir: por un lado el próspero “mundo occidental” donde las elecciones y el parlamentarismo no son un problema a tratar en la agenda, y por el otro lado los países “subdesarrollados” del “Tercer mundo” donde las tareas de las masas proletarias serían defender a la facción progresista de la clase dominante y usar medios burgueses como las elecciones… Esto es obviamente completamente falso, paternalista y tiene la mala leche de dividirnos como compañeros y compañeras alrededor del mundo que enfrentáramos los mismos enemigos, la misma opresión, la misma explotación, y que usamos las mismas armas y medios para revolucionar éste mundo, para abolir la sociedad de clases.

Pero desde que el islamista Morsi fue electo presidente, ha sido evidente que esta facción de la burguesía ha terminado rápidamente desacreditada por su incapacidad para lidiar con la tarea fundamental, la cual es manejar las relaciones sociales capitalistas a favor de la clase dirigente, y al mismo tiempo pretender satisfacer las ilusorias promesas de cambios y bienestar social que solo un puñado de idiotas (“el pueblo egipcio”, trabajando y votando) ha creído. De cara a la desilusión, los recortes de salarios, los aumentos de precios de los bienes básicos, enfrentando una permanente represión feroz, el proletariado ha reanudado su ofensiva y recién electo Morsi como presidente ha salido a la calle a rechazar en las calles con más fuerza y determinación de lo que fue Mubarak hace unos pocos meses atrás…

“No hacer las cosas rentables para los capitalistas”
La operación para mantener la paz social en Egipto (la cual desplazó, luego de solo dieciocho días de protestas y combates del proletariado, a un “dictador” demasiado manso e incapaz de manejar las relaciones sociales capitalistas de forma más conveniente para los negocios) no dio frutos después de todo. Una de las primeras medidas para restaurar la ley y orden capitalistas tomado por la camarilla militar después de la caída de Mubarak fue prohibir las huelgas (“¡que destruyen al país!”). Sin embargo, debemos hacer hincapié que en los últimos dos años el proletariado ha estado rechazando todo tipo de disciplina del trabajo, todo tipo de sacrificio, en resumen, han luchado para “no hacer las cosas provechosas para los capitalistas”, para parafrasear a los camaradas del KAPD a comienzo de los años 20. El pasado octubre, lo que es lo mismo que decir un par de semanas después de las elecciones presidenciales, el Banco Mundial expresó su “preocupación” (por lo bajo) respecto de la escala que había alcanzado el descontento social en Egipto donde se habían registrado más de 300 huelgas en las primeras dos semanas de septiembre, la mayor parte de ellas en sectores clave de la economía perteneciente al ejército. Más de 2000 huelgas se registraron en septiembre y octubre a pesar de la represión y la criminalización de los trabajadores militantes.

Durante noviembre y diciembre, alguna gente se indignó por el hecho de que el nuevo proyecto de constitución impuesto por los “Hermanos Musulmanes”, y en última instancia por el estado de los capitalistas, del cual estos islamistas y algunos militares solo son sus representantes políticos, contenía medidas “liberticidas” (así fue expresado por todos los liberales y otros devotos de ésta hipocresía que es la dictadura democrática). Pero éstas maniobras solo taparon torpemente otras medidas de la misma constitución las cuales consolidan la represión anti-obrera y esto es solo la continuación de numerosos arrestos y seguimientos contra los militantes obreros involucrados en la extensión de las huelgas salvajes. Y éste no es más que el enésimo intento de amordazar a nuestra clase, esa donde miles de proletarios se encuentran luchando en las calles de El Cairo, Alejandría, Suez, Port Said, Ismailía, etc., esa que asaltó el palacio presidencial, esa que combatió a la policía pero también a los militantes islamistas, y con los matones del brazo armado de los Hermanos Musulmanes, incendiando decenas de sus oficinas por todo el país. Debemos enfatizar que al mismo tiempo que se expresaba el desprecio por el “nuevo poder” islamita (“democráticamente elegido, debemos recordarlo), nuestros hermanos y hermanas de clase deseaban conmemorar la importancia de los sangrientas protestas de noviembre del 2011 (conocidas con el nombre de “batalla de la calle Mohamed Mahmud”), boicoteando la elección de la asamblea constituyente, donde más de cuarenta compañeros murieron.

Toda esta rebelión, toda esta revuelta, todo este rechazo profundo y radical a someterse a los estándares del funcionamiento del capital general, todo este rencor, incluso cuando a nuestra clase la engañan con el circo electoral, en resumen, todo este sabotaje de la economía nacional ha llevado a la economía de Egipto a un catastrófico estado de crisis. La actual moneda, el peso egipcio, deberá ser devaluado, las reservas monetarias del Banco Central, que llegaban a los 36 mil millones en enero del 2011 (es decir, justo antes de la caída de Mubarak), hoy llegan solo a los 13 mil millones, tan solo dos años después, difícilmente esta cantidad alcanzará para pagar 3 meses de bienes básicos de importación. El gobierno egipcio necesita con urgencia 15 mil millones para equilibrar su presupuesto; pero lejos de esta cifra solo Qatar ha accedido a prestarle 5, lo cual está lejos de ser suficiente. El verano pasado, el presidente Morsi negoció préstamo por 4,8 mil millones con el Fondo Monetario Internacional, pero el aumento de las huelgas salvajes y la agitación social pospusieron un posible acuerdo. El mensaje “subliminal” de FMI fue que Egipto debe primero restaurar la ley y el orden así como la paz social en el país, y terminar con los subsidios a los productos básicos garantizados por el gobierno, lo que inevitablemente generaría una nueva oleada de agitación… Cada vez más la burguesía local como la mundial está llegando a un camino sin salida en ésta crisis sistemática…

Como en el 25 de enero, 2013 se acerca…
En este día que marca oficialmente el segundo aniversario del comienzo de “la revolución” que tumbó a Mubarak, las fuerzas del proletariado se han expresado una vez más de forma masiva en las calles enfrentando a las fuerzas que buscan conservar este mundo. Estos hechos no representan un “segundo asalto de la revolución”, y mucho menos una “segunda revolución”, pues se trata del mismo movimiento de nuestra clase, el mismo proceso de cuestionamiento de lo existente, es el mismo movimiento el que continúa, el que se desarrolla y afirma a sí mismo cada vez más fuerte. Y en esto no solo hay continuidad en el tiempo, de hecho, acá no ha habido un “cese de las hostilidades” entre proletarios y burgueses en los últimos dos años. Esto también se refiere al contenido de la lucha, y su reflexión hacía la clarificación del movimiento no sólo respecto a la lucha aquí y ahora, sino también por la lucha en el contexto histórico. Para muchos de los que se rebelaron contra Mubarak hoy es claro que en realidad ellos se han estado revelando contra toda personificación de la relación capitalista de explotación. Se trata de continuar y profundizar la ruptura esbozada en enero del 2011 la cual ha ido obteniendo colores brillantes en un proceso de radicalización inevitable. Nuestra clase no se conforma con solo unos cambios cosméticos (por ejemplo alcanzar varias vueltas en el circo electoral, una nueva constitución, “libertad de prensa”, etc.) combinados con diversas medidas que aspiran a volver a la economía nacional nuevamente sobre sus rieles y por lo tanto incrementar nuestra tasa de explotación.

Tras el aprendizaje obtenido en las violentas confrontaciones de noviembre y diciembre pasados, algunos de los sectores más determinados y avanzados de nuestra clase desarrollaron la ofensiva y seguridad de las protestas proletarias organizando grupos de choque autónomos para resistir cualquier intento de los matones islamitas de sofocar nuestro movimiento. Los medios de comunicación se hicieron un festín con la historia de “un nuevo grupo de Black Bloc en Egipto”… Sensacionalismo, una mierda. Pero es hace semanas y meses, incluso de antes de “la revolución” del 2011, que el asociacionismo proletario (derivados de las dinámicas del movimiento de lucha) se ha desarrollado, reforzado y consolidado en Egipto tan bien como en todo rincón del planeta donde nuestra clase levanta cabeza tras décadas de sufrimiento, sometimiento, silencio… Muchas expresiones militantes y estructuras re-emergieron de las profundidades de esta vorágine social y la antigua confrontación entre las fuerzas antagónicas de ambas clases sociales, desplegando las potencias y debilidades de nuestra clase, sus límites e incomprensión: “socialistas libertarios”, “sindicalistas revolucionarios”, socialistas revolucionarios”, “anarquistas”, “comunistas”, “Black Blocs”, “Ultras”, “barras bravas”, etc. son algunos de los nombres que estas minorías han usado para etiquetarse a sí mismas o que la prensa burguesa le ha colgado a sus acciones, sus rupturas y sus vacilaciones.

A partir del viernes 25 de enero, importantes protestas y choques sacudieron todo el país, mostrando así el agravamiento de la crisis global (“social”, “económica”, “política”) y la reducción a los términos básicos del antagonismo entre los sectores del proletariado en lucha y la última alternativa política (los “Hermanos Musulmanes”) impulsados por el sistema de administración del capitalismo.
El día después, el anuncio de la sentencia a muerte de 21 hinchas de Port Said provocó una nueva ola de agitación: estaciones de policías fueron asaltadas e incendiadas así como las oficinas de los “Hermanos Musulmanes”, algunos grupos armados atacaron la principal prisión e intentaron liberar a los presos… En tres días cerca de cuarenta proletarios fueron asesinados por los policías, lo que llevó al gobierno a imponer el estado de emergencia y el toque de queda en Port Said así como en las ciudades industriales de Ismailía y Suez. Pero la población desafió abiertamente esta decisión organizando protestas nocturnas y partidos de fútbol en las calles, en los cuales, los soldados que se suponía debían vigilar el toque de queda, también participaron. Luego de algunos días, el toque de queda fue “aflojado”, aunque no del todo bien abolido por falta de confianza en el acatamiento de los soldados…
En la misma disposición de derrotismo dentro de las “fuerzas de seguridad”, notamos que al mismo tiempo que un grupo de policías protestaba pidiendo al gobierno mayor capacidad de represión, más armamento para “defenderse” y colaboración de “matones armados”, otros sectores de la policía salieron a las calles por todo el país, el 12 de febrero, para expresar su rechazo a ser usados como instrumentos de la maquinaria represiva contra la población.

Queremos enfatizar el desprecio de nuestra clase hacia la actitud “camaleónica” (nada para sorprenderse…) de la oposición burguesa (principalmente representada por la coalición del Frente de Salvación Nacional) en el transcurso de estos eventos. El FSN, siempre marcando el paso atrás del movimiento de nuestra clase, temerosos de su energía y radicalización, intentando en vano de canalizarlo, finalmente firma un acuerdo con los “Hermanos Musulmanes” condenando “toda forma de violencia” en la víspera de la gran protesta del viernes primero de febrero, con el fin de tomar el control del movimiento y pacificar nuestra rabia. Pero nuestra clase dio una respuesta clara a estos “opositores” burgueses así como al gobierno y una vez más (por varios días) el palacio presidencial fue asaltado… todos los llamados posteriores del FSN para “derrocar al opresivo régimen y la dominación política de los Hermanos Musulmanes”, intentando así de estar a la saga de la perspectiva de un movimiento radicalizado, son infructuosos pues estos profesionales de la política se han desacreditado completamente ante los manifestantes salvo un puñado de tontos útiles que siguen creyendo sus mentiras…

Dicho esto, no pretendemos discutir aquí sobre el contenido de los eventos de febrero del 2012, los cuales son la causa para la sentencia a muerte en Port Said, cuando más de 70 personas que estaban en un partido de fútbol entre el equipo local (Al-Masry) y un club de El Cairo (Al Ahly) fueron muertos en enfrentamientos. Sin embargo, no hay dudas de que un sector de los militares deliberada e intencionadamente quisieron castigar a los “barras” de El Cairo famosos por su participación y militancia en la ola de agitación social que ha sacudido a Egipto. Por el otro lado, el hecho que proletarios de la barra de Por Said puedan haber sido usados como mercenarios en éste terrible hecho, aún no ha sido probado, y aunque ese sea el caso, no sería la primera vez en la tormentosa historia de la lucha de clases que un grupo de proletarios defienda (temporalmente) los intereses de la burguesía aún así sea contra sus propios intereses y los de toda nuestra clase… Como haya sido este asunto turbio cocinado de antemano, el proletariado en lucha en Port Said demostró claramente de que lado de la barricada se plantan durante estas últimas semanas…

En efecto, desde el domingo 17 de febrero, amplios sectores proletarios de Port Said empezaron, fuera de toda estructura sindical o partido político, una campaña de “desobediencia civil”, consistente en bloquear toda actividad económica en la zona industrial del Canal de Suez a la vez que imponían una huelga general, forzando a algunos buques a ser desviados, levantando piquetes y barricadas en los principales puntos de la ciudad, cortando rutas y las vías del ferrocarril, organizando piquetes itinerantes para que trabajadores de otras fábricas se unieran a la huelga, cerrando las escuelas y los edificios de la administración pública, rechazando el pago de los impuestos, boicoteando el pago de las facturas de el servicio eléctrico, enfrentándose directamente con la policía, atacando e incendiando sus guaridas, provocando cantidad de muertes en ambos bandos, etc. Lo que parece caracterizar el desarrollo de esta lucha es la auto-organización de las masas descontentas, las que se dotaron una vez más de estructuras autónomas (“comités populares”, etc.) tomando a su cargo los diversos aspectos esenciales de la vida, como la distribución (gratis o no) de comida, como cuestionar la producción (¿qué se debe producir y por qué?), rechazando el trabajo y el sistema escolar, etc. A causa de todas estas expresiones de ruptura con el orden social establecido, algunos militantes han dicho (tal vez un poco a prisa) que esta experiencia en Port Said es “una realidad sin precedentes” así como “un experimento de una nueva forma de vida, producción y existencia”, y yendo más lejos llamándola “La Comuna de París Egipcia”…(1)

En los días siguientes, esta campaña de acción directa se propagó rápidamente como un fuego incontrolable a otras ciudades de la zona del canal, como Ismailía y Suez, así como a otras del delta del Nilo: violentos choques entre las “fuerzas de seguridad” de la burguesía y proletarios cada vez más decididos a dar combate estallan en Mansura (muchos muertos), Tanta, El-Mahalla, El-Kubra, etc., los que parecieron estar fuera del control de los partisanos de la paz social… y así hasta Alejandría y El Cairo. Desde el 5 de marzo docenas de estaciones de policía y la mayoría de las gobernaciones del país fueron afectadas por una huelga de policías quienes rechazaban ser enviados al choque contra las huelgas y manifestaciones. Todo esto indica una vez más el nivel de disolución de los aparatos de represión central del Estado… Este asunto de la “seguridad” se volvió central para el Estado al punto de que el gobierno consideró la creación de una “policía privada” para restaurar la ley y el orden o como propuso el grupo islamista “ultraconservador” Al-Gamaa Al-Islamiya la organización de “milicias de seguridad” para “proteger la propiedad privada y los bancos”…

Finalmente no podemos dejar de mencionar la explosión de violencia que siguió a la confirmación de la sentencia a muerte de los 21 de Port Said el sábado 9 de marzo y especialmente el veredicto que dejó libres a varios oficiales de policía y a otros que sólo dieron una sentencia simbólica. En Port Said los protestantes intentaron bloquear el Canal de Suez, así como en El Cairo los edificios de la policía ardieron. Lo mismo sucedió en las oficinas de la “Asociación de Fútbol Egipcia”, lo que muestra la pérdida de interés que una parte importante de sectores combativos y activos del proletariado empiezan a sentir hacia el fútbol y los deportes en general, el cual deja de cumplir su propósito social de distracción y de alimentar el nacionalismo. Los estadios han sido abandonados por los proletarios que tienen cosas mejores que hacer como charlar por las calles, discutir de “política” y atacar el deterioro de sus condiciones de vida… Grupos de hinchas de equipos de fútbol, como los “Green Devils” de Port Said o los “Ultras Devils” y los “Ultras Ahlawy” de El Cairo se han involucrado en el movimiento social y han creado sus “tropas de choque”. Incluso más de algún conocido jugador de fútbol ha pasado a rechazar este aspecto de la sociedad espectacular para involucrarse en el movimiento de nuestra clase…

Deseamos terminar este breve texto sobre la lucha de clases en Egipto con algunas consideraciones programáticas, las cuales no son creación de nuestros cerebros sino que son el resultado directo de este movimiento que ha ocurrido frente a nuestros ojos. También hay algunas “lecciones” que podemos bosquejar y otras que las minorías revolucionarias ya han planteado a raíz de las luchas del pasado. Ya sea en el momento del movimiento proletario en Francia en los años 1870-71, mejor conocido como “La Comuna de París”; o de la época del proceso revolucionario que impactó al mundo entre 1917 y 1921, especialmente en Rusia, pero también los las repúblicas de consejos de Baviera y Hungría en 1919; o incluso en España en 1936-37, etc. En todos esos momentos álgidos de la lucha del proletariado, el Capital fue capaz de animar todo tipo de alternancias democráticas. De cara a un enemigo común (el proletariado) que amenaza los fundamentos mismos de la expansión de la reproducción de la relación social existente, todas las facciones burguesas que hasta ayer (formalmente) se “odiaban” unas a otras, hoy se unen o asumen una tras otra la administración de la sociedad y su paz social. Incluso el Capital está dispuesto, si es necesario, a cooptar elementos del proletariado derivados de la lucha, para colocarlos a cargo de cierta función esencial del “poder” y de ese modo transformarlos en administradores de las relaciones sociales y enterradores de la lucha (como el rol que jugó la CNT y los “camaradas ministros” en España)…

El Estado es una relación social
Como sea, todo esto es para decir, contrariamente a todas las creencias idealistas transmitidas por la ideología dominante, y por lo tanto repetidas por un gran número de proletarios y militantes en lucha, contrariamente a lo que en general se entiende por Estado, es decir su reducción a un “aparato”, a una “institución”, o a una simple “estructura”; el Estado no es una herramienta “neutral” que el proletariado puede tomar bajo su control y utilizarla como tal para sus propios fines, o incluso pasar de la toma de decisiones “vertical” a la toma de decisiones “horizontal” (¡el fetichismo y la miseria del federalismo!). Un gran número de revolucionarios del pasado, hayan sido “anarquistas”, “comunistas”, “Marxistas”, “socialistas revolucionarios”, etc., siempre comprendieron el Estado como una “herramienta” o más simplemente como “el gobierno”…

El Estado es una relación social compuesta de diversos aparatos (gobierno, parlamento, policía, ejército, empresarios, sindicatos, partidos políticos, sistema educacional, etc.). En éste sentido solo podemos reafirmar lo expuesto por Malatesta a fines del siglo 19, que el Estado se encuentra aún dentro de nuestras asociaciones…
El Estado es una relación social que se reproduce aún dentro de nuestras luchas y lo cual combatimos con vehemencia.
El Estado es una relación social y en Egipto se hace visible cuando todas las facciones burguesas se candidatean para administrarlo: desde los militares que asumieron durante el “período de transición democrática” tras haber “despedido” al incapaz de Mubarak, hasta los Islamistas y su poción mágica de ultraliberalismo divino, y por último los próximos candidatos como El Baradei y otros charlatanes que son lo mismo… Y es seguro que todas las tendencias del arco-iris izquierdista están esperando tras bambalinas su turno para aparecer…
El Estado es una relación social y hasta el presente nivel de desarrollo de las sociedades de clases (y el capitalismo es el resultado final de este desarrollo, como una síntesis de los modos previos de producción), el Estado solo puede ser el Estado de los capitalistas, y por lo tanto solo puede ser destruido por la fuerza de una revolución social, a través del movimiento de subversión de éste mundo que terminará todas las formas de explotación para abrazar la sociedad comunista…
¿Qué cambio? ¿Qué revolución?
Nos diferenciamos claramente de todos aquellos (“aquí” como “allá”) que hacen llamados por “más democracia”, rechazamos esa falsa dicotomía entre “dictadura” y “democracia”, pues en todas partes funciona el mismo Estado, la misma dictadura de la ganancia y el dinero que se impone sobre nuestras necesidades humanas, en todas partes se vive el antagonismo irreconciliable entre la clase de los ricos que impone sus normas y la de los desposeídos, se trate de una democracia “parlamentaria” y “multipartidista” o de una “militar” y de “un solo partido”… Esta democracia genera muchas ideologías, las cuales se vuelven fuerzas materiales, como el mito del “pueblo soberano”, lo cual se traduce en que esta fuerza niega en la acción el antagonismo de clases. Bajo la democrática dictadura del valor, el proletariado se ve disuelto en “el pueblo” y termina codo a codo con su enemigo histórico, la burguesía, en defensa de los intereses de la nación y la economía. Ya se trate de Túnez o más aún, de Egipto, es el “pueblo soberano” el que elige un nuevo amo, aunque el voto esté teórica y prácticamente en oposición directa al proletariado, del cual importantes sectores rechazan esta comedia infernal. No se trata solo de la burguesía en contra del proletariado, sino especialmente del pueblo contra el proletariado mismo… y de vuelta, el proletariado se tiene que organizar su lucha en contra del “pueblo”…

Titulamos este texto “Nada ha cambiado, pero todo comienza…”, para hacer evidente que estamos enfermos y cansados de todos esos “cambios” y esas “revoluciones” de las que habla la burguesía, y que no son nada más que premisas a la luz de los enormes levantamientos que estamos esperando y los cuales hemos de conducir con fuerza. De hecho, todo comienza y es especialmente necesario que todo continúe, que el movimiento de subversión de este mundo no se detenga, al menos no antes que encontremos la solución de las contradicciones y antagonismos sociales, no antes que toda la humanidad sea libre, y se libre por sí misma de sus antiguas y milenarias cadenas…

Pero sabemos que al mismo tiempo, muchas cosas han cambiado y muchas otras están cambiando… Acontecimientos como los de Egipto, Túnez, Siria (a pesar de la enorme represión que intenta suprimir nuestra energía bajo un diluvio de fuego y sangre, de cenizas y rublos), en Grecia, en Sudáfrica… y donde sea que nuestra clase levante su cabeza y luche por vivir, estos acontecimientos nos transforman, nos llenan de energía, nos otorgan nuevas perspectivas a esta despiadada y lamentable supervivencia a la que estamos condenados sobre el altar de sumisión al Dios Capital. Los hombres y mujeres lanzados de cabeza a la lucha ya tienen otra concepción de la vida, han forjado y alcanzado una “conciencia política”, lo que es lo mismo que decir que han transformado sus relaciones con otros hombres y mujeres que están en lucha, sus relaciones con el mundo… El miedo empieza a moverse al otro bando…

En este breve texto respecto a las presentes luchas en Egipto, queremos enfatizar las importantes afirmaciones de la vieja lucha de nuestra clase contra la tiranía del valor, contra la explotación. Nuestro punto obviamente no es analizarlos para simplemente entenderlos, sino más bien para transformarlos, para interrumpir la naturaleza histórica de nuestra vida diaria de proletarios sujetos por la miseria, por lo que debemos erradicar definitivamente la relación social capitalista de la superficie de nuestro planeta. No pretendemos gastar nuestro tiempo describiendo a lo largo de estas páginas los horrores de esta sociedad de muerte y sufrimiento. Obviamente no queremos ponernos en un rol pasivo y académico. Tampoco nos interesa la biología del capital, y no tenemos ninguna intención de describir las cosas de forma objetiva. Por el contrario nuestro propósito es tomar parte directamente en su destrucción final y participar en el movimiento de su necrología… Y esto significa plantarse firmemente en el corazón de los acontecimientos que tiene lugar frente a nuestros ojos, ser parte determinante de ellos como una fuerza activa y decisiva…

Como decía el viejo amigo Karl Marx “La historia de todas las sociedades existentes hasta nuestro días es la historia de la lucha de clases”… Pero si la lucha de clases está siempre presente, incluso cuando el proletariado se muestra impasible, agotado, invisible, ausente, debemos enfatizar que el desarrollo de las luchas en el mundo desde hace algunos años nos señala que estamos comenzando a transitar de un periodo de luchas de “baja intensidad” (como le gusta decir groseramente a la burguesía y sus estúpidos ejércitos) a un período de “mediana intensidad” previos a abordar luchas de “alta intensidad”. Esta última clase de luchas se han de traducir en una afirmación global de un proceso revolucionario a escala mundial que considere teórica y prácticamente la destrucción de la relación social capitalista, de la tiranía del valor y de un mundo basado en la producción de mercancías…

Camaradas proletarios en lucha en Túnez, Siria, Egipto… En Sudáfrica, China, Grecia… y en todo rincón del planeta… el capitalismo no tiene nada más que ofrecernos salvo austeridad, miseria, explotación, represión, guerra, muerte…

La lucha por vivir, por el desarrollo de una sociedad sin clases, sin Estado y sin explotadores, sin patrones, sin policía, ejércitos, cárceles, etc. pasa por la destrucción de todas las facciones burguesas que manejan nuestra vida cotidiana y nos mantienen en la miseria: “dictadores” y “demócratas”, los militares y civiles de “izquierda” y “derecha”, ultraliberales, socialdemócratas, islamistas y secularistas…

Abracemos el internacionalismo, rompamos las fronteras nacionales (así como las fronteras entre diferentes sectores) que envenenan las luchas de nuestra clase. Promovamos el derrotismo revolucionario: la mayor solidaridad con los proletarios que están lejos es luchar en nuestro propio territorio contra nuestro enemigo común, contra nuestra propia burguesía, contra el propio Estado que nos somete, contra el Estado Mundial del Capital.

¡Que nada sea rentable para los capitalistas!
¡La economía está en crisis, que reviente!
¡El enemigo es el capitalismo y la dictadura del mercado mundial!
¡El objetivo es en todos los sitios el mismo: revolución social!
¡Destrucción del Estado y el Capital!

# Tridni Valka (Guerra de Clases)


(1) Ver el texto publicado por el blog militante italiano infoaut.org: “Egipto. La autogestión de Port Said y la lucha obrera” disponible en español en http://anarkismo.net/article/25078/

domingo, 9 de diciembre de 2012

REVOLUCIONES EN LOS PAÍSES ÁRABES E INTOXICACIÓN DE LA CONTRARREVOLUCIÓN MUNDIAL


REVOLUCIONES EN LOS PAÍSES ÁRABES E INTOXICACIÓN DE LA CONTRARREVOLUCIÓN MUNDIAL primera parte 
Extraído de “Su Capital” nro.15, boletín anticapitalista. Asturies, Estado español, 2011.

Con el paso de los meses las revueltas en los países árabes han dejado de ser retransmitidas por los medios burgueses de intoxicación. Ya no hemos podido deleitarnos con los malabarismos manipuladores, las mentiras evidentes y obscenas, ni con los llamados al apoyo de las primavera árabe (como apoyo a la primavera capitalista) y ni siquiera con los tan socorridos comunicados de condena al señor fulanito o manganita, enemigos teóricos de occidente. Incluso ya no se habla nada del muy moderado Consejo Consultivo y de Cooperación del Golfo, traducido a lenguaje de la calle, alianza de monarquías despóticas petrolero-financieras. ¿Que paso con la primavera, se marchito? o es ¿que hay alergia al polen? Las plazas tomadas en los países árabes pueden ser sinónimo de modernidad o nuevas oportunidades de negocio visto desde aquí, pero las plazas tomadas de nuestras ciudades son sinónimo de vandalismo, desorden, caos… Quizás sea por eso que no se puede hablar demasiado sobre las primaveras no vaya a ser que se les indigesten a los déspotas capitalistas de por aquí.
Aun así hasta que dejaron de emitir masivamente noticias poco claras, tendenciosas, mutiladas nos dejaron un buen repertorio que tenía como misión que el resto de explotados no entendiera nada de lo sucedido. Por ello analizaremos caso por caso la autentica situación de la correlación de fuerzas en cada estado burgués entre las fuerzas de la revuelta y las de la contrarrevolución.
  • Libia: insurrección, derrotismo y guerra interburguesa impuesta desde el exterior.
  • Siria un país capitalista que decidió reprimir al enemigo interior (los refugiados)
  • Yemen contra el títere, reformismo armado e intervención occidental contra los rebeldes
  • Arabia Saudita el infame y divino ejército del dinero (el caso de Bahréin)


REVOLUCIONES EN LOS PAÍSES ÁRABES E INTOXICACIÓN DE LA CONTRARREVOLUCIÓN MUNDIAL segunda parte
Extraído de “Su Capital” nro.16, boletín anticapitalista. Asturies, Estado español, 2012.

Las revueltas de subsistencias que azotaron todo el norte de África, oriente Medio, la península de Arabia… que se terminaron convirtiendo en autenticas tentativas insurreccionales, posteriormente canalizadas para servir de comparsas del recambio burgués de la dictadura autócrata a la dictadura democrática, persisten obstinadamente igual que persiste y se intensifica la miseria, las subidas de los precios de los productos de primera necesidad y las leyes represivas se endurecen cada vez más. Debido a dicha obstinación y a otras contradicciones en el seno de la burguesía árabe, este movimiento de revuelta internacionalista está intentando ser arrastrado en muchos lugares hacia un enfrentamiento interburgués entre las principales facciones burguesas en el mundo del clero musulmán. Guerra interburguesa entre las (en la teoría) dictaduras medievales de la burguesía petrolero-financieras y la supuesta republica islámica de la industria integrada islámica.  Aliados a su vez de la burguesía del occidente democrático y de la burguesía de la fábrica del mundo liberal, organizada en lo que llaman PCC, respectivamente. En las fincas Siria, Libia, Yemeni, de Bahréin… y otras se pretende desviar, dividir al proletariado, contraorganizarlo en dos bloques interburgueses enfrentados. Uno representado habitualmente por el dinero y los milicos de las monarquías del petróleo directamente, o por las bandas salafistas- talibanes (estudiantes del Corán-libro de las costumbres) de forma indirecta. El otro representado por las cadenas por satélite que airean los crímenes de sus adversarios, el dinero del petróleo para la burguesía china y algunas milicias, sectas o partidos. Aun así en algunos lugares el proletariado sigue combatiendo a la burguesía de forma autónoma en masas incontroladas o desde las minorías revolucionarias. El caso de los proletarios en Egipto es muy destacado. Los incontrolados siguen siendo muy activos y algunas minorías revolucionarias siguen defendiendo la autonomía proletaria a pesar de la represión venida de todas partes, desde los milicos, hasta los demócratas pacifistas y pasando por supuesto por los empresarios fundamentalistas.
  • Egipto, una situación prerrevolucionaria continúa
  • Los incontrolados y la matanza en el estadio
  • Minorías revolucionarias o tentativas de rupturas revolucionarias
  • Guerrillas
  • Libia: combates sangrientos a plena luz
  • La primavera del Shagel
  • Yemen, la Siria que no se retransmite.
  • Asedios a ciudades, asaltos y combates entre facciones rebeldes.



jueves, 14 de abril de 2011

¡CONTRA LA DICTADURA DE LA ECONOMÍA! - ¡VIVA LA REVUELTA INTERNACIONAL DEL PROLETARIADO!

¿Cuál es la diferencia entre las revueltas que estallan en Mundo Arabe y las revueltas anteriores en América Latina o la de Grecia o los barrios pobres de Francia? ¿Qué diferencia puede haber entre la lucha de los proletarios en Argelia, Tunes, Egipto, Yemen, Libia, Bahréin, Siria, o con la de Bolivia o China? No hay causas diferentes, no hay enemigo diferente, no puede haber perspectiva diferente. Si la revuelta proletaria estalla en forma separada es por la capacidad (cada vez menor) del capital mundial de atacar paquete por paquete al proletariado, en base a la dosificación de los planes de austeridad, en función de los consejos de los aparatos de contrainsurgencia y también por la incapacidad organizativa del proletariado de coordinar su propia lucha.

Los medios de falsificación de la opinión pública han hecho lo imposible para ocultar la revuelta proletaria generalizada en todo el mundo árabe. Para la burguesía, la perspectiva de que su dominación internacional sea desestabilizada no es una ficción: a cualquier precio se intenta evitar que la lucha sea un ejemplo para los otros proletarios del mundo. Todo debe ser presentado como diferente, salvo la mistificación democrática que sería un paraíso para todos. La lucha social, que estamos viviendo en una parte cada vez mayor del planeta, no es sólo una lucha contra tal o cual dictador, no es una lucha por imponer tal o cual secta religiosa o por más o menos democracia, sino bien por el contrario, es una profunda revuelta social contra el capitalismo mundial, que condena a una parte siempre mayor de seres humanos a soportar toda la catástrofe de este sistema social.

Los aumentos de precios de todos los cereales, de las legumbres, de la carne…volvieron a generalizarse a fines del 2010 y principios de este año. Las revueltas en Tunes, en Argelia, Egipto, Palestina, Irak, Libia, Siria… son, antes que nada, revueltas de la misma clase social y por las mismas razones. La supervivencia es mucho más difícil, la lucha contra una mayor opresión capitalista es una necesidad. Es esa identidad de necesidades y perspectivas lo que más se busca ocultar con las ideologías de “revoluciones democráticas” y/o religiosas.

Claro que la revuelta ataca frontalmente a la dominación política burguesa formal de tal o cual país, tal o tal monstruoso dictador y que es normal que las fracciones burguesas de oposición tratando, de terminar la revolución lo antes posible, griten a la “revolución democrática” o determinen que el objetivo de la misma sea sólo la liquidación de tal o cual tirano.

Nada más normal que la sublevación proletaria se estrelle primero contra los opresores de su propio Estado. Nada más normal que, cuando no basta el terrorismo de Estado, la burguesía como clase mundial deje caer a quienes siempre había apoyado. Pero, más allá de la liquidación de tal o tal odiado jefe de Estado, lo que hace de las diferentes revueltas una sola lucha mundial, es esa lucha fundamental por la supervivencia, por la vida, contra el mundo del capitalismo y contra la consecuente dictadura del mercado y la ganancia. Lo importante no es lo que figure en cada bandera o consigna, sino que esa negación de tal o tal personaje contenga, al mismo tiempo, la negación del mundo capitalista y que el proletariado en otras latitudes se reconozca en esa misma lucha.

Saludamos el ataque de los proletarios contra los bastiones y símbolos de cada una de las dictaduras regionales, contra cada uno de los tiranos, de los torturadores. Pero dentro de ese ataque reafirmamos la universalidad de esa lucha, que surge de la contradicción general entre capitalismo y humanidad, entre capital y la tierra, entre la pervivencia de este sistema social y la necesidad de la especie humana de destruir para siempre todo el sistema social mundial.

Si, se trata de luchar contra la dictadura, pero no contra tal o cual dictadura política particular, sino bien por el contrario, contra la dictadura social y general del capitalismo.

¡Viva la lucha contra todos los dictadores!

¡Viva la lucha contra la dictadura social y mundial del capital!

La fabricación ideológica de las “revoluciones democráticas” no es evidentemente, sólo una cuestión ideológica. Las banderas que las compañías de información levantan, y con las que se dirigen a las masas en revueltas, son a su vez los límites del movimiento mismo del proletariado. Además, todas las agencias de seguridad, las fuerzas militares, y las estructuras de espionaje y de sabotaje actúan prácticamente para transformar esas profundas revueltas sociales en meras luchas políticas entre fracciones burguesas, entre potencias imperialistas. Frente al proletariado mundial, especialmente cuando este reafirma su perspectiva revolucionaria internacional de destruir el capitalismo mundial, la burguesía internacional tiene como única perspectiva la desestructuración de esa fuerza canalizándola en polarizaciones interburguesas, interimperialistas.

Es a esa realidad que obedecen las acciones militares bajo la dirección de los Estados Gendarmes en Libia. No sólo quieren apropiarse el petróleo libio y tienen intereses particulares como fracciones burguesas. Su acción sigue teniendo el mismo objetivo que el de Gadhafi: ¡liquidar la revuelta proletaria! ¡Alinear a los combatientes en uno u otro bando imperialista!

LA LUCHA DE LOS PROLETARIOS EL MUNDO ÁRABE, ES NUESTRA LUCHA.

EL ENEMIGO ES EL CAPITALISMO Y LA DICTADURA DEL MERCADO MUNDIAL.

EL OBJETIVO ES EL MISMO EN TODAS PARTES: ¡REVOLUCIÓN SOCIAL!

¡DESTRUCCIÓN DEL CAPITALISMO Y EL ESTADO!

# por Grupo Comunista Internacionalista www.gci-icg.org
# Marzo de 2011

miércoles, 13 de abril de 2011

Dos revueltas: Túnez y Egipto 2010-11


[se publica a continuación un análisis, mas que un panfleto sobre este tema, del cual es tan complicado encontrar información por fuera de los medios masivos de propaganda del Capital]



El mundo árabe contiene el aliento y mira hacia Egipto. La lucha que allí está a punto de desplegarse prefigura el resultado de las luchas que quizá surjan pronto por toda la región. Una derrota del levantamiento egipcio, sea a manos de los militares o a manos de los islamistas, se traduciría en una derrota para los levantamientos ya en curso, en Libia, el Sudán árabe, Yemen y Argelia. Determinará lo que salga de ellos de un modo u otro.


1. En Egipto las cosas han llegado a un punto en el que hay claros indicios de descomposición revolucionaria y reorganización de la sociedad.

La odiada policía casi se ha desintegrado, se ha retirado de la calle, no se la veía por ninguna parte. Esta asombrosa observación, que nadie pudo pronosticar y que topó con la incredulidad y la desconfianza de los manifestantes, no es indicio de la relativa fuerza de estos últimos —en términos militares— sino de la debilidad interna de la policía.

Dicha fuerza se mostró medianamente fiable mientras se vio a los manifestantes como gente de clase media con formación universitaria. Parece ser que esta noción se vino abajo cuando personas de los estratos inferiores de la sociedad, tras algunas vacilaciones, comenzaron a interesarse por su lucha y salieron a la calle a apoyarles.

La policía, compuesta en su mayor parte por gente de esos estratos inferiores, parece haber titubeado instantáneamente frente a un levantamiento que en gran medida ha demostrado ser proletario.

La desaparición de la policía de la calle, y la oleada instantánea de saqueos que le siguió —según la mayoría de los egipcios organizada por la propia policía— provocó una respuesta de las masas: empezaron a organizar comités de barrio dedicados a salvaguardar a la población y a organizar su defensa, tanto contra el Estado como contra las bandas.


2. Otra forma de autoorganización cobró existencia de un modo muy parecido: comités de fábrica obreros, al menos en los bastiones industriales, donde los trabajadores se unen para defender (lo que podríamos traducir como: ocupar) su lugar de trabajo y organizar una huelga general. También partió de estos círculos el intento de formar sindicatos independientes.

Estos acontecimientos son significativos en la medida en que en esta fase ya no existía el control estatal sobre partes de la vida social. A la gente se le dio la ocasión, y la obligación, de organizarse a sí misma.

Parece que si hay un criterio que defina a la social revolución frente a la mera revolución política, es éste. Lo que ahora estamos presenciando en Egipto es una auténtica revolución social.

A juzgar por cómo fracasó la revolución iraní en 1979, ya se puede deducir que existe un peligro profundamente arraigado en la doble estructura de esta autoorganización nueva y espontánea. Las dos ramas, si se quiere, podrían tender a tomar rumbos divergentes porque representan necesidades completamente diferentes y obedecen a una dinámica totalmente distinta; y eso podría acabar utilizándose para arruinarlas.

En 1978-1979, los comités de barrio, los komiteha, acabaron bajo la influencia de los clérigos islamistas y sus seguidores porque en esos círculos tenían muchos seguidores y muy devotos, temerarios y organizados, que no estaban dispuestos a respetar las reglas de la democracia revolucionaria, y que decidieron aplastar a sus adversarios. Más tarde, su brazo armado se incrustó en lo que acabaría siendo la organización pasdaran, de una forma muy semejante al modo en que Feliks Dzershinsky creó la Cheka a partir de lo que quedaba de los comités militares de los soviets locales, tras purgarlos de todos los no-bolcheviques y convertirlos en un mero instrumento.

Por otra parte, los consejos obreros fueron controlados poco a poco por grupos leninistas y populistas de izquierda que redujeron la trascendencia y el impacto potencial de estos consejos a la condición de un mero instrumento político; cuando llegó el momento en que los islamistas se volvieron contra los obreros, toda su organización cayó en cuestión de meses.

Así fue cómo la autoorganización del proletariado sucumbió ante la contrarrevolución islamista.

Estas dos ramas representaban dos tendencias diferentes, y en última instancia servían a dos clases distintas: los comités de barrio representaban cada vez más a lo que podría llamarse una pequeña burguesía, y los consejos de fábrica al proletariado industrial. No había ninguna organización, sin embargo, capaz de ocuparse de la organización de la sociedad posrevolucionaria en su conjunto; la democracia insurgente, nacida de la necesidad de autodefensa, demostró su parálisis, y en última instancia fue incapaz de hacer frente al enemigo.

En estos momentos no vemos qué podría ayudar al levantamiento egipcio a evitar este escollo.


3. El ejército egipcio no parece saber si volverse contra Mubarak o contra el levantamiento. Ha entrado en las ciudades, donde fue vitoreado por la multitud, que lo acogió como contrapeso a la detestada policía; hasta el momento se ha abstenido de reprimir al pueblo insurgente.

Son pocos los analistas que no creen que pueda hacerlo. No es nuestro caso, sin embargo, porque no vemos cómo el ejército podría evitar correr la misma suerte que la policía; y si lo hiciera, entonces los desertores armados se sumarían al levantamiento, que entonces estaría armado. Y eso supondría el fin de cualquier intento de restaurar el orden pronto, que es lo que pretende el liderazgo militar.

Además, los militares quieren desesperadamente ser percibidos como parte de la solución, no como parte del problema. Por tanto, sólo reprimirán las protestas si se encuentra una solución política, es decir, un llamado gobierno de unidad nacional bajo Baradei u otro, con o sin la participación del PND.

El día en que se encuentre esa solución será el día en que comience en serio la represión.

El último factor de la ecuación son los Ikhwan al muslimun. Los islamistas no parecen estar a punto de saltar al primer plano ni de tratar de hacerse con el poder. Aguardarán al momento en que se sepa quién es el ganador, y entonces harán su apuesta. Mantienen una presencia en gran medida simbólica dentro de las protestas y negocian entre bambalinas. Saben que formarán parte de cualquier solución política, y que tienen suficiente fuerza en la calle para que su voz sea oída en ella en caso necesario.

Son un enemigo a tener en cuenta. Nadie puede pensar que hayan sido marginados. Sólo se muestran cautelosos. De un modo u otro, tendremos noticias suyas.

Cualquier supuesta solución política, recordémoslo, no es una solución. Esto no tiene que ver con el establecimiento de un nuevo gobierno; de haber sido ese el caso, nada de esto habría sucedido.

El mundo árabe, y no sólo el mundo árabe, está observando. Están a punto de suceder grandes cosas. Nadie sabe cómo saldrán. Todo podría salir horriblemente mal. Para que no salgan horriblemente mal, las cosas necesitan asistencia. Hacen falta iniciativas, en Europa y en otras partes. Todos los interesados en el éxito de la revolución egipcia deberían ponerse en movimiento. Si no sois unos completos chalados —cosa que algunos sois— sabréis lo que tenéis que hacer.


# traducción de un análisis en alemán publicado en el blog In The Absence Of Truth en Enero de 2011 por No había futuro