miércoles, 14 de enero de 2015

[España] DOCE MUERTOS

Doce muertos. De personas a cuerpos sin vida en tan solo unos minutos. Sabemos que en las guerras mueren muchísimas más personas en mucho menos tiempo, por una bomba lanzada desde un avión, por gases letales, por una mina antipersona. Pero no estamos en una guerra. Estamos en una democracia. El mundo libre soñado. La imagen que el mundo entero anhela: la gran Europa, la civilización ejemplar.

Doce muertos asesinados a balazos por unos personajes que sí están en guerra, que sí están entrenados para matar.

No os confundáis. No es la imagen explotada en todos los sentidos de la muerte de unos dibujantes y otros miembros de una revista satírica parisina hace unos pocos días la que nos viene a la mente, sino el recuerdo de los 12 cuerpos de esos migrantes subsaharianos acribillados y ahogados en pocos minutos por la Guardia Civil en Ceuta hace casi un año, el 6 de febrero de 2014, cuando esta policía militar los obligaba a retroceder hacia el mar. Fueron más los asesinados pero solamente se encontraron 12 cuerpos. El resto fue tragado por el mar.

No hubieron grandes marchas ni repudio, y nadie pensó en la consigna “Todas y todos somos migrantes muriendo en las puertas de Europa”. Claro, no eran blancos ni venían de países ricos, pero fueron asesinados de una manera cruel y terrible. No en defensa de ninguna religión ni fundamentalismo, aparentemente, sino en defensa de la sagrada frontera y el Estado. Para marcar, con sangre y fuego, una vez más, su frontera.

No se quería matar a los migrantes que osaban entrar en territorio español, asegura el ministro de Interior Jorge Fernández y su Guardia Civil, sino que “se quería trazar una especie de frontera acuática con los impactos de bala en el agua”. No hay espacio a la broma. Lo dicen seriamente.

Solamente en el mar Mediterráneo, la frontera marítima de Europa, este año 2014 batió su propio “record” (como dicen los medios) con más de 3.200 migantes intentando entrar en el continente muriendo ahogados en menos de 12 meses, sin contar todos los muertos en las diferentes fronteras, en los desiertos donde son dejados sin agua y sin alimento por las diferentes policías fronterizas o a manos de matones fascistas y fuerzas del orden, ni tampoco aquellos muertos una vez llegados al paraíso europeo en Centros de Internamiento para Extranjeros o en las calles a manos de la policía, ya que una vez dentro del territorio Europeo la bienvenida no es muy distinta al trato que reciben en sus puertas de entrada. El acoso policial contra poblaciones enteras (principalmente aquellos que llevan marcada en la piel su procedencia), la creciente xenofobia, el racismo fomentado por los medios de comunicación y los políticos, las campañas contra todo lo que no sea identificable con “lo europeo”.

Charlie es europeo y por eso no todos somos él. Hay valores, costumbres, incluso bromas (algunas un tanto pesadas) que son muy identificables con ese ente abstracto que se quiere hacer llamar “lo europeo”. Pero lo cierto es que hay muchísima gente, principalmente aquellos que no se pueden identificar con los valores dominantes, esos que definen lo que “es” y lo que “no es” europeo, que no se pueden identificar con Charlie ni con sus valores, y mucho menos con su sentido del humor.

Ese “Yo soy Charlie” que intenta definir una línea muy precisa: quien no está con nosotros está contra nosotros. Bajo el lema marcharon miles de personas en París. A la cita no faltó Rajoy, quien también es uno de aquellos que aterrorizan a los migrantes en las fronteras y calabozos españoles, entre muchas más hazañas, tampoco faltó Netanyahu que acribilla con su ejército a centenares de palestinos en su Terrae Sanctae y encierra cada año a aquellos israelíes que se niegan a participar en su particular forma de aterrorizar, y como era de esperar tampoco faltó el presidente turco Erdogan, que siembra el terror contra el pueblo kurdo. Tampoco faltaron los jefes de las principales potencias capitalistas. Todos los jefes de Estado, guardianes del imperio y la civilización, marcharon contra la barbarie. Junto a éstos, miles de fascistas alrededor del continente aprovecharon el impulso de Charlie para salir a sembrar en terreno más que fértil su mierda que breve comenzará a dar frutos de lo más ácidos.

Y las calles de París y Barcelona, entre muchísimas ciudades, se militarizan todavía más en defensa de esos valores. Con rifles y ametralladoras se puede ver a los mercenarios del Estado preparados para marcar a balazos, como hicieron en las aguas de Ceuta, una frontera: con impactos de bala se demarcarán los límites que separarán el adentro y el afuera, lo que es y lo que no es Charlie.

¿Qué dice Charlie de ese terrorismo? ¿También hace graciosas y divertidas viñetas de él? Porque a nosotros poca gracia nos hace el mundo de mierda en el que vivimos. ¿Eso significa “apoyar” al fundamentalismo? Para nada. No queremos que ningún fundamentalismo nos asuste ni nos oprima. Nos da igual que en su epígrafe se lea “Estado Islámico”, “Estado Laico”, “Estado Charlie” o “Estado” a secas.

Nos hablarán de libertad de expresión, como siempre. Pero quienes conocemos la “libertad de expresión” del Estado sabemos la relación que éste guarda con el terror: su existencia se basa en el miedo. La “libertad” de la que habla el Estado es la expresión del monopolio de la violencia.

Por eso, una vez más, estos acontecimientos nos demuestran que todo Estado es terrorista.

# Algunas anarquistas
# Barcelona, 14 de enero de 2015

domingo, 11 de enero de 2015

¡ARRIBA PARIAS DE LA TIERRA!

Una molotov es encendida en el barrio de Exargia en Atenas. Su parábola ilumina el cielo de un barrio negro en Ferguson y estalla en la puerta del Palacio Nacional de México DF.

GRECIA. El día 10 de noviembre el anarquista Nikos Romanos, de 21 años,  preso desde febrero del 2013 y salvajemente torturado por expropiar un banco, se declaró en huelga de hambre y la mantuvo durante 31 días  negándose a recibir cualquier tipo de suero. El motivo era exigir salidas para educación negadas por parte del Estado griego.

En el ínterin que duró su postura, en toda Grecia -pero también en Madrid, Estambul, Buenos Aires, Santiago o Bruselas- hubo manifestaciones de solidaridad: enfrentamientos con la policía, quema de cajeros automáticos, marchas pacíficas, etc.

La situación de Nikos le agregaba un tinte especial a la convulsionada realidad griega. Él era quien estaba con Alexis Grigoropoulos el día de su asesinato a manos de la policía el 6 de diciembre de 2008.(1) Este crimen del Capital, desató la revuelta más grande en la historia del país helénico, propagándose por más de un mes. Cada aniversario se conmemora, no con marchas de silencio ni festivales, sino con lucha callejera, barricadas y tomas de edificios públicos. Este 6 de diciembre no fue la excepción. Finalmente Nikos Romanos obtuvo el permiso para asistir a la universidad con una pulsera electrónica.

ESTADOS UNIDOS. El día 9 de agosto es asesinado a balazos en Ferguson, Missouri, el joven negro Michael Brown por el policía blanco Darren Wilson. ¿Su crimen? Ser negro y pobre. Al otro día, y durante una semana,  se extienden los disturbios en la ciudad. El gobierno moviliza a la Guardia Nacional e impone el toque de queda,  lo que va disminuyendo los enfrentamientos.

El día 24 de noviembre Wilson es absuelto y la furia popular nuevamente se expande,  aunque esta vez no sólo en Ferguson. Más de 170 ciudades vieron sus calles abarrotadas de cientos de personas negras, blancas y chicanas, algunas en protestas pacíficas y otras atacando a la policía. Hubo saqueos, cortes de ruta, sabotaje a comercios y al infame “Black Friday”, el día de la estupidez consumista.

El 4 diciembre también es exonerado el policía que en julio asfixió y mató a Eric Garner,  recrudeciendo las protestas. Incluso en Palestina hubo demostraciones de solidaridad al respecto. El lema: «I can't breathe» («no puedo respirar»), sus últimas palabras.

Obviamente esto no es nuevo. Por motivos similares se dieron las revueltas de Watts (1965), Detroit (1969) y Los Angeles (1992). (2)

MÉXICO. Desde la desaparición de los 43 estudiantes en Guerrero (ver La Oveja Negra nro.22) las diferentes demostraciones de los explotados mexicanos siguen en pie al día de hoy.

El 8 de noviembre una enorme multitud se congrega en el Zócalo de México DF. La consigna general es «Fue el Estado» y en el piso de la plaza inscriben un gigante «Que se vayan todos», la histórica consigna de la revuelta del 2001 por esta región. Un grupo de incontrolados intenta asaltar el Palacio Nacional. Llueven las molotov a la puerta y los cimbronazos con las vallas o a patada limpia. La policía reprime y desde los sectores más ciudadanistas intentan instalar la idea de que los encapuchados son agentes del Estado. Mientras tanto se continúan buscando los restos de los estudiantes que, si bien no aparecen, sí se encuentran otros cuerpos en fosas comunes a lo largo y ancho de Guerrero. México es una enorme fosa común. El 15 de noviembre tras varios meses de asedio la policía tirotea el Okupa “Che” en las instalaciones de la UNAM. Los estudiantes resguardan el lugar con barricadas y se enfrentan a la policía.

El 20 de noviembre se lleva a cabo la huelga general en México con una participación masiva en las calles. Hay enfrentamientos con la policía camino al aeropuerto del DF y en el Zócalo. El Estado responde encarcelando en penales de máxima seguridad a 11 personas, acusándolas de terrorismo. El 14 de diciembre la policía reprime violentamente un recital en apoyo a los estudiantes desaparecidos en Chipalcingo. Se da un nuevo enfrentamiento donde un participante de la revuelta toma una camioneta y atropella algunos policías. El día 26 de diciembre padres de los desaparecidos, estudiantes y maestros anuncian que sabotearán las elecciones. México es un polvorín y el Estado no da marcha atrás.(3)

¿Qué podemos decir de las protestas y disturbios que hemos visto en los últimos meses en México, Grecia y Estados Unidos? En esta región del mundo, donde la paz social parece inquebrantable, donde acostumbramos a aguantarlo todo, donde la palabra luchar parece haberse transformado en sinónimo de procesiones, tambores y urnas… Desde aquí queremos hablar de las luchas pero también escuchar su mensaje en común. Mensaje que en muchas ocasiones puede parecer poco explícito por no estar codificado en comunicados rimbombantes ni en el programa de algún partido político, pero no por ello pierde precisión: la paz del Capital no es perenne y la violencia cotidiana que éste nos ejerce se puede devolver.

¿Qué une a un afroamericano con un joven blanco de Grecia con unos estudiantes mexicanos de origen campesino? Su condición de explotados y oprimidos, de ser –al igual que nosotros– considerados mercancías por el Capital, que cuando dejan de servir pueden ser reemplazadas por otras.

En el caso de Nikos Romanos y sus compañeros, de los estudiantes de Guerrero y de otros núcleos radicales de explotados mexicanos, se da la acción consciente de pasar a la ofensiva. De buscar, atacando, una vida distinta a la cotidiana. Es ahí cuando la violencia del Estado se redobla, con cárceles, desapariciones y represión. Comienza el circo de los infiltrados, de la estigmatización de los que luchan, de la caracterización -por parte del Poder-  de los explotados como unos tontos que para todo necesitan jefes y caudillos. Los periodistas y especialistas de todo tipo lloran porque estos episodios no se pueden definir. ¡Como si la miseria material y espiritual no fuera motivo más que suficiente para querer derribar este sistema!

Muchos proletarios que son parte de la revuelta intentan ir más allá de ella, buscan generar situaciones de no retorno a la normalidad, de ir afilando los ataques y de hacer de esa fuerza arrolladora un golpe colectivo que hiera de muerte al Capital. Lejos de la ira proletaria colectiva estas acciones quedarían en la nada. Bien decía Bakunin hace más de 100 años: «La insurrección popular, por su misma naturaleza, es espontánea, caótica y despiadada; supone siempre la destrucción de su propiedad y de la ajena.(...) Esa pasión destructiva, sin embargo, está lejos de elevarse a la altura de la causa revolucionaria, pero sin ella la revolución sería imposible, porque no puede haber verdadera revolución sin una destrucción arrolladora y apasionada, una destrucción beneficiosa y fecunda, pues sólo de ella nacen y surgen mundos nuevos.» (Métodos del período preparatorio en Tácticas Revolucionarias).

Estos episodios recientes, contra todos los pronósticos de socialdemócratas y académicos, vuelve a confirmar la vieja guerra de clases siempre latente y la necesidad de ataques a nivel mundial al Estado y al Capital. En 2 meses, y casi en los mismos días,  oprimidos de latitudes diferentes atacaron los mismos objetivos: policías, bancos, sedes de partidos políticos, oficinas estatales. Incluso saludándose entre ellos a miles de kilómetros. El internacionalismo no es una bonita idea, sino la condición necesaria para que triunfe la Revolución ¿Cuánto más habrá que explicar las cosas?

Hermanos explotados de otras partes del mundo gritan su rabia que también es la nuestra. Estemos atentos y empecemos a gritar juntos. 
 
 
Notas:
1 Al respecto recomendamos los documentales: Vamos a iluminar la Oscuridad (Grupo Anarquistas Rosario) y La potencialidad de asaltar el cielo (anónimo).
2 Recomendamos: La decadencia y caída de la economía espectacular-mercantil (Guy Debord) y
La llama del suburbio (Proletarios Internacionalistas).
3 Recomendamos: Caso Ayotzinapa desde una posición anarquista-comunista
 
# Argentina, Enero de 2015
# extraído de Boletín La Oveja Negra

¡UNA BATALLA INTERNACIONAL CONTRA EL CAPITALISMO!

Desde el inicio de noviembre, la sombra anárquica del comunismo oscurece los días sanguinarios del capital y sus luminosas promesas de vida eterna de la opresión. Empujados por cuestiones inmediatas (coste de vida, hambre, terrorismo policial, imposturas sucesivas del Estado y sus gerentes) y, después inspirados por las rebeliones en América del Norte, los trabajadores se pusieron en revuelta en más de 21 países. Tales luchas ocurren ahora, en ese exacto momento: piquetes, huelgas, manifestaciones, enfrentamientos con la policía, saqueos en los grandes centros comerciales, ocupaciones urbanas y de fábricas. De Finlandia a Costa de Marfil, de Pakistán a Argentina, de Estados Unidos a Indonesia, de Japón a Italia, un rastro de sabotaje y transgresión atraviesa el planeta. La clase dominante, al frente del comando de los Estados y del sistema capitalista, en el todo el mundo ya está segura del peligro, teme el contagio de las revueltas y ejecuta todo tipo de medidas para inmunizar algunos países/regiones estratégicas (India, Alemania, Oceanía, Brasil).

Contra todos aquellos que sólo entrevén “nubes de eventos”, “coincidencias” y simples “simultaneidades” es necesario subrayar que tales revueltas están en una línea de continuidad con los combates internacionales de los últimos 15 años, cuyos principales episodios fueron:

  • Las luchas en paralelo entre rebeliones sociales explotando en varios países en la vuelta del siglo, con la intención pero sin encarrilamiento revolucionario (Ecuador 1999, Argentina, Argelia, 2001, etc.) y tentativas de organizaciones/militantes revolucionarios de radicalizar la onda de protestas “antiglobalización” (1999-2001) - en contra las autoridades de esas protestas, que visaban arrinconarles en límites aceptables por el sistema (Acción Global de los Pueblos, Fórum Social Mundial, etc.);
  • La reanudación de la lucha internacional después de la paranoia “antiterrorista”, después de la derrota del movimiento internacional contra la invasión militar en Irak (derrota promovida por muchos que decían “organizarlo”), lenta reanudación ocurrida entre 2003-2005 con la huelga de los transportes en Nueva York, luchas de jubilados en Austria, rebeliones en los suburbios (Francia, Bélgica, Alemania, España...), revueltas en la Europa del Este (Georgia, Ucrania, Kirguizistán);
  • Una secuencia de luchas sociales entre fines del 2006 a 2008: ola de huelgas en Bélgica, en Brasil, en Corea del Sur, rebeliones en Birmania y Tíbet; en Francia, en Guinea-Conakry, en Bahréin, en Turquía, multitudinarias huelgas en Bangladesh, la rebelión de Oaxaca, etc.

En todos esos casos la confrontación social sobrepasó varias veces los límites legales, pero aún no desplegó la solidaridad, la replicabilidad y la amplitud internacional que tres grandes levantamientos internacionales propagaron en los últimos 6 años:
  • Las “revueltas del hambre”, accionadas por la subida internacional de los alimentos y por la crisis económica en más de 25-30 países en 2008;
  •  La “primavera árabe” de 2011-12, que incendió primero el norte de África (Magreb) y el Oriente Medio, alcanzando después África Subsahariana, inspirando movimientos en el Occidente (“Indignados” en Europa, “Occupy Wall Street”, las revueltas obreras de 2011 en Brasil);
  • Y en fin, la actual ola de luchas, motivadas por las hazañas homicidas de la policía en el occidente (los 43 de Iguala, el asesinato del militante Rèmy Fraisse en Francia, las ejecuciones de Mike Brown/Eric Garner en Estados Unidos, las prisiones/torturas de anarquistas en Grecia), acompañadas por cuestiones locales en otros países (las revueltas de Burkina Faso se multiplicaron en Togo, en Ghana, en Benín y en Costa de Marfil), o por el desgaste de las facciones en el poder (Hong Kong, Japón, Hungría).
La primera constatación que puede ser hecha es que las luchas sociales contra el capital están siendo cada vez más compactas y simultáneas internacionalmente y que desde las “revueltas del hambre" en 2008, el intervalo entre las revueltas internacionales está reduciéndose. Tampoco tales intervalos son periodos de parálisis. Fueron en ellos que se produjeron acontecimientos como las revueltas de 2012-13 en Etiopía, las luchas en Brasil [durante el 2013], en Bulgaria y en Bosnia. Los incendios sociales son [y serán] difíciles de prevenir y apagar.

Medidas paliativas fueron arrojadas por el capitalismo internacional, por el Estado en todas sus manifestaciones locales de “derecha” y de “izquierda”: abreviación con rapidez aplastadora del movimiento en Hong Kong, la reciente prisión-relámpago de militantes en Cataluña, marchas islamofóbicas/xenofóbicas en las calles de Berlín (semanas después de la indignación generalizada con la muerte de Tugce), ataques a huelguistas en Pakistán (9 muertes en fábrica ocupada),en Bélgica y en Italia. Sin contar la tentativa de ahogar las luchas sociales en el caldero electorero de la lucha “anticorrupción” (Ghana, Hungría, Japón - donde ocurrió un importante boicot electoral -, Haití, Brasil).

La solidaridad entre las actuales luchas sociales y la necesidad de sobrepasar el cuadro limitado del mantenimiento del sistema (sindicatos, partidos, ONGS,nuevas elecciones, ideologías “anticorrupción”, nacionalismo), son garantías fundamentales e irreductibles para que sea dado el paso siguiente en la actual fase de la guerra social internacional. Las inevitables medidas de miseria que gobernantes, ministros y sus oráculos financieros decretan y van a decretar en breve, seguidas de la sangría en las calles contra quienes reclamar están preparando condiciones para enfrentamientos aún mayores, más internacionalizados, más duraderos y agudos.

Los trabajadores pueden ojear a la propia miseria, pueden ser los espectadores de la propia derrota o pueden dar audazmente el paso siguiente contra una sociedad cuyo futuro es sólo más del mismo, contra un mundo que les reserva el papel de coadyuvantes y no de personajes principales de sus vidas. Los enfrentamientos de hoy son indispensables para victorias posteriores. Las batallas internacionales de ahora son el esbozo de la revolución internacional de mañana.

# por INICIATIVA REVOLUCIÓN UNIVERSAL
# 22 de diciembre de 2014, Brasil.
Por nuestra parte, debemos agregar una cosa y comentar otra:
1) Que los compañeros autores de este texto nos informan que a este conjunto de luchas y revueltas actuales habría que sumarle la que en este momento tiene lugar en Irlanda.
 

 2) Nuestro comentario: si bien es cierto que las luchas y revueltas proletarias internacionales en la actualidad son cada vez más "compactas, simultáneas y frecuentes" y que son "indispensables para victorias posteriores", es más, que la guerra de clases, la solidaridad internacionalista y la violencia proletaria no son simples palabras bonitas o altisonantes sino acciones y realidades concretas, inocultables e indispensables para la revolución; también es cierto que así como aquéllas emergen o explotan asimismo son apagadas/cooptadas/reprimidas por el Capital-Estado, incluidas sus izquerdas y sus derechas de distinto ropaje (sindicatos, partidos, ongs, ciudadanistas, pacifistas por un lado, fascistas y fanáticos religiosos por otro).
 

Pero esta reemergencia irregular del proletariado en la actualidad se debe sobre todo a que todavía le falta autonomía y ruptura en todo sentido, a que nuestra clase no se asume todavía como lo que es: como proletariado, como clase revolucionaria o antagónica al Capital. En efecto, en estas luchas y revueltas nuestras clase aún no se reapropia ni defiende su propio programa revolucionario histórico, más que en la teoría o en la conciencia, en los actos, en el qué hacer, en las directivas prácticas o de acción, y por tanto o en este sentido les falta dirección proletaria y revolucionaria, además de faltarle asociaciones o estructuras de lucha propias o autónomas.
 

Tanto con la teoría como con la acción, y al calor de las mismas luchas concretas, las minorías revolucionarias -comunistas y anarquistas- del mismo proletariado de todas partes tenemos la responsabilidad de hacer y exponer este balance crítico de las actuales luchas de nuestra clase a fin de contribuir a que puedan precisamente "sobrepasar" o superar sus contradicciones y debilidades que hoy portan, y, por el contrario, a fin de que nuestra clase se reapropie de su programa y luche por imponerlo, levante sus propias estructuras u organizaciones, y asuma -hasta sus últimas consecuencias- su antagonismo contra el Capital-Estado y sus agentes de derecha y de izquierda por igual; en fin, con el objetivo de que se asuma como proletariado o como clase -y, por tanto, como partido- de la revolución social mundial.
 

De lo contrario, caeríamos en la pura "constatación" de hechos y en un ingenuo optimismo. De lo contrario, "las batallas internacionales de ahora" no "serán el esbozo de la revolución internacional de mañana."