02/10/2025, España
Balance y Avante / Grupo Barbaria
Gaza está sufriendo desde hace casi dos años una auténtica carnicería a manos del Estado de Israel, que usa todos sus instrumentos de exterminio sobre la población civil palestina. La Franja se ha convertido en un auténtico campo en ruinas donde han muerto ya más de 65.000 personas, de las cuales casi 20.000 niños, sobre una población de 2 millones. Desde hace casi dos años, la población se ve obligada a desplazarse sin cesar bajo las bombas, por un territorio minúsculo en el que ningún espacio civil es respetado, y en un estado de permanente desnutrición y falta de agua.
Varios sindicatos de la Enseñanza de la Comunidad de Madrid han convocado un paro de dos horas bajo el título «Educación contra la barbarie». Como revolucionarios internacionalistas y como trabajadores de la enseñanza, creemos que este puede ser un buen momento para discutir todos juntos sobre los motivos de esta brutal catástrofe humana y dar una perspectiva a la indignación que sentimos frente a ella. Aquí van algunas de nuestras reflexiones.
Gaza es una nueva masacre del capitalismo. La lógica capitalista y de competencia imperialista es la que se encuentra en el origen de esta y de otras matanzas. No hace falta ir a los tiempos de la II Guerra Mundial. Basta pensar más recientemente en la Camboya de los Jemeres Rojos en los años 70, la Ruanda de 1994, la Bosnia de 1995, Darfur desde 2003, los rohingya en Myanmar, el Tigray en Etiopía o en la actualidad los masalit, una población de origen no árabe en Sudán. Es la competencia capitalista entre Estados —existentes o aspirantes, no importa— y el nacionalismo quienes hacen de carburante para estas masacres despiadadas. Los pueblos oprimidos del pasado se convierten en los carniceros del futuro gracias a la sagrada unidad patriótica puertas adentro y a la deshumanización del enemigo nacional, puertas afuera. Por eso, y con el sionismo como ideología, Israel es la respuesta burguesa y nacionalista al exterminio de la población judía en la II Guerra Mundial, así como lo fue la matanza de los hutus sobre los tutsis en Ruanda.
Todo nacionalismo prepara matanzas futuras. Un hipotético Estado palestino no escaparía a esa lógica capitalista. Y es que este es el terreno en el que se ubica el nacionalismo palestino, ya sea bajo el paraguas islamista de organizaciones reaccionarias como Hamás o bajo el paraguas “laico” —pero igualmente reaccionario— de las diferentes ramas de la OLP, desde Fatah al FPLP y el FDLP. Financiado por Qatar, Hamás colocó el 7 de octubre a la población palestina como carne de cañón, consciente de la política de exterminio con que respondería el Estado de Israel, y este año ha aplicado una represión implacable sobre el proletariado gazatí que se ha manifestado contra él en diversas ocasiones, como ya había hecho antes del 7 de octubre por la situación de miseria en que vivían. Al mismo tiempo, Fatah no es sino una organización burguesa que gestiona la miseria del proletariado palestino en Cisjordania, y el FPLP cuenta con algunos de los grandes carniceros de la región como aliados, desde la Siria de los Assad al actual Irán de los Ayatollahs.
Y es que no podemos comprender lo que está sucediendo en Palestina solo a través de la terrible fotografía de Gaza. El mundo se está acelerando. El capitalismo está dirigido de un modo despiadado hacia una tendencia a la guerra imperialista generalizada. Se preparan bloques políticos, económicos y militares de cara a esa guerra imperialista. Ningún futuro nos cabe como trabajadores ni como humanidad bajo la defensa de cualquiera de los Estados burgueses en conflicto, ni mucho menos de los nacionalismos que lo alimentan. Desde luego no podemos tener ninguna esperanza en los Estados europeos o en Estados Unidos, pero tampoco en los Estados árabes, que históricamente han instrumentalizado a la población palestina tanto o más que el resto; no digamos ya de Irán y sus aliados internacionales desde Rusia o China. El capitalismo se prepara para una nueva conflagración al mismo tiempo que reproduce guerras y catástrofes por todas partes.
Como proletarios solo nos cabe la solidaridad internacionalista, por fuera y contra todas las naciones, defendiendo el derrotismo revolucionario contra todas las burguesías. Sí, solidaridad entre los trabajadores de todo el mundo: también en Israel y en Palestina. Debemos animar a su unidad y solidaridad contra las burguesías nacionales y reivindicar las reacciones que existen en ese sentido, como las manifestaciones de los trabajadores gazatíes contra Hamás o las protestas en Israel, que se intentan ocultar porque suponen una vía de salida frente a tanto horror: las acciones de los refusenik que se niegan a hacer el servicio militar, los más de 100.000 reservistas israelíes que no se han presentado a la llamada a filas —lo que supone más del 50%— o el millón de personas que participaron en la huelga y protestas del 17 de agosto. Obviamente todo esto no basta, no es suficiente, pero indica cuál es la vía de salida.
¡Unidad entre los proletarios de todo el mundo!
¡Solo la solidaridad entre los trabajadores puede romper el engranaje bélico y la masacre burguesa en curso!
¡Proletarios de todos los países, uníos!
jueves, 2 de octubre de 2025
GAZA: OTRA MASACRE DEL CAPITALISMO
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