“Los comunistas lo han soñado (en sus pesadillas)… Syriza lo ha hecho”
Esta broma bien podría resumir las lecciones
programáticas de la situación que los proletarios en Grecia, nuestros
hermanos y hermanas de miseria y de lucha, están experimentando. En
efecto, siempre, o al menos después de las grandes campañas de la
social-democracia a principios del siglo XX por la instauración del
sufragio universal, -que no fue otra cosa que el encuadramiento y la
aniquilación de la energía que el proletariado venía desarrollando para
terminar con la miseria y la explotación-, la crítica comunista (que se
expresaba bajo la etiqueta de “anarquista”, “socialista revolucionaria” u
otra que no es nuestro propósito aquí) siempre denunció el circo
electoral, el parlamentarismo, el gubernamental-ismo, la colaboración
con las instituciones burguesas, la creencia cuasi-religiosa de que las
reformas podrían mejorar la suerte de nuestra clase…
No vamos a hablar más en esta pequeña contribución sobre
lo sucedido antes de la “deuda soberana griega”, ni del rescate de la
“zona euro”, y mucho menos del “Grexit” tan de moda en las últimas
semanas en los medios burgueses. No vamos a desarrollar más el tema de
las diferentes estrategias del gobierno de Syriza con el fin de
“desafiar” las instituciones financieras de la comisión europea y de la
Troika. Dejaremos todos esos detalles a los fervientes adeptos de la
economía política. De nuestra parte, consideramos que los comunistas no
tienen que revolcarse en la biología del Capital; nuestra tarea es fundamental: ¡participar en su aniquilación!
No vamos a verter sobre nosotros la “psicología” del primer ministro
Tsiptras de lo que esperaba o pretendía hacer, y mucho menos vamos a
pretender considerar el show-mediático y las declaraciones increíbles de
su ministro de finanzas, el “dandy” playboy Varoufakis (¡autoproclamado
“marxista libertario”!), así como de su camarilla de
izquierdistas, sólo capaces de quejarse de la “negación de la
democracia” frente a los resultados del referéndum del 5 de julio, y
sobre la “diktat de la eurozona”. Lo que interesa a los comunistas, no
es lo que los individuos digan de sí mismos, sino más bien lo que hacen y
asumen en su práctica social…
Entonces, lo que pasa en Grecia es justamente el
antepenúltimo episodio de la siempre triste y lamentable historia de la
social-democracia, es decir, de ese partido burgués para los
proletarios, de esa fuerza social encargada de vaciar a nuestros
movimientos de lucha de su sustancia subversiva, de desviar nuestras
perspectivas de transformación radical de este mundo hacia una simple
reforma de él mismo, y finalmente de hacernos entrar en los campos de la
paz social. Ese partido social-demócrata se materializa en dos niveles:
por una parte constituyendo una estructura militante exterior a nuestra
clase, resultado directamente de las fracciones progresistas e
izquierdistas de la clase burguesa; y por otra en el desarrollo de un
cuerpo ideológico reformista generado en el seno mismo de nuestra clase,
sostenido sobre las debilidades, los límites y las ilusiones de la
lucha, todo ello en un va y viene dialéctico entre ambos.
Por lo tanto, en Grecia no acontece algo tan diferente
de lo que el tan “radical” Partido de los Trabajadores de Brasil (bajo
el liderazgo del reformista Lula da Silva seguido de la “ex-guerrillera”
Dilma Roussef) ha hecho en estos últimos años en términos de ataques a
las condiciones de vida de los proletarios; lo cual, por cierto, ha
generado la revuelta de junio del 2013 contra la austeridad y la
miseria.
Históricamente, la izquierda y la extrema izquierda del
Capital nos han habituado a sus “traiciones” cientos de veces, miles de
veces (no pueden considerarse como “traicionados” sino los ingenuos que
apostaron por esas diversas alternativas burguesas para resolver los
problemas fundamentales de nuestra clase, o de la humanidad)… Ya en
1871, cuando ocurrió el importante movimiento proletario conocido como
“La Comuna de Paris”, la izquierda y la extrema izquierda tomaron la
delantera para fundar un gobierno que nunca, nunca, tomó la menor medida
revolucionaria a fin de contrarrestar a las fuerzas burguesas
versallescas, ni para expandir internacionalmente el esfuerzo militante
en curso. Todas las medidas de ese “gobierno de la Comuna de Paris”, se
redujeron a llevar a cabo una sola cosa: el desarme (tanto militar como
programático) de nuestra clase frente a nuestro enemigo histórico en
reconstrucción después de su breve derrota.
Si nos remontamos al año de 1914, constataremos el mismo
fenómeno donde los izquierdistas, que se declaraban abiertamente
anti-belicistas, cambiaron de bando en menos tiempo de lo que se
necesita para contarlo. Por ejemplo, el militante francés “socialista
revolucionario” Gustave Hervé, que escribía en el periódico “La Guerre Sociale” (“La Guerra Social”)
sobre la necesidad de «plantar la bandera nacional en un montón de
estiércol», se apresuró rápidamente por la defensa de la “patria en
peligro”… lo mismo con la CGT francesa anarco-sindicalista, que después
de años de propaganda antimilitarista, se unirá en apretadas filas a los
simpatizantes de la guerra y la unión sagrada, permitiendo así la
viabilidad de la movilización general, o al menos favoreciendo su
desarrollo sin ningún problema…
En 1917, después de que la revuelta retumbó en todos los
frentes contra la masacre capitalista, el “Partido Bolchevique” se puso
al frente del movimiento de rechazo contra la guerra con el fin de
llevarlo al callejón sin salida de un “radical” cambio de gobierno,
derribando el reinado milenario del Zar, y participando últimamente en
la reconstrucción del Estado capitalista en Rusia, después de haber sido
fuertemente golpeado por nuestra clase en lucha, lo que dio como
resultado el stalinismo y su “socialismo en un solo país”…
En 1918 en Alemania, después de muchos años de
colaboración abierta con el Estado mayor del ejército imperial, dando
facilidades a la movilización en el frente, así como en la participación
de los trabajadores de la industria en el esfuerzo de guerra, una
importante fracción de la social-democracia (el SPD) fue directamente
llamada a la gestión política (y así al gobierno), y fueron esos mismos
militantes de izquierda los que participaron directamente en aplastar la
lucha del proletariado mientras formaban los “Freikorps” bajo el
patrocinio de los “obreros” y los “diputados socialistas” como Noske…
Finalmente, para concluir aquí esta no-exhaustiva lista,
en 1936 en España, es gracias al “apoyo crítico” y a las voces de los
líderes militantes de la CNT que el Frente Popular ganó la victoria en
las elecciones, y pudo así desarrollar una política republicana
“anti-fascista” que se opuso prácticamente al levantamiento del
proletariado en su lucha por la revolución social, con la ayuda activa
de los “camaradas ministros” de la CNT-FAI ¡Una vez más, la revolución
fue sacrificada ante el altar de la defensa de cualquier campo burgués
considerado como un “mal menor”!
En fin, podríamos destilar así en decenas de páginas los
horrores que nuestra clase ha conocido en el desarrollo de las luchas y
profundizar en sus debilidades. Como pueden verlo, la izquierda y la
extrema izquierda (fracciones confundidas) han sido siempre, son y
continuarán siendo los elementos predominantes en la estructuración y el
mantenimiento de la dictadura del capitalismo. El proletariado está
históricamente obligado y determinado a combatirlos, así como a todas
las otras facciones de la burguesía, si es que queremos terminar de una
vez por todas con la miseria, la explotación y las guerras.
Pero, volvamos un poco a los hechos del presente, así
como a la manera por la cual los actuales administradores izquierdistas
de nuestra miseria pretenden arreglar el problema… Todos aquellos que
han criticado (con justa razón, además) el referéndum organizado por el
gobierno de Tsipras han visto sólo ahí el problema: sus críticas no
superan los eternos lloriqueos afirmando que el “Sí” significaba una
austeridad duradera y el “No” una austeridad menos duradera. De hecho,
los acontecimientos posteriores nos lo han demostrado (¿y cómo sería de
otra manera?), el “No” nunca ha significado otra cosa (como en toda
elección-consulta) que una “carta blanca” al gobierno a que desarrolle
una austeridad todavía más fuerte a la que inicialmente fue impuesta por
las instancias europeas y sus gánsters capitalistas. Hace falta
verdaderamente ser un “idiota útil” por excelencia para creer un
micro-segundo que el espectáculo electoral o el referéndum pueden ser
otra cosa que una farsa, de la cual los proletarios son los
protagonistas engañados… La extrema izquierda del Capital nos ha
habituado históricamente a aplicar la política izquierdista, que sólo es
una tomada de pelo más o menos “radical” según las circunstancias y las
necesidades del momento, siendo finalmente una versión de la misma
dictadura capitalista pintada de rojo. En el caso de Grecia, “la
originalidad” consiste en que un partido y un gobierno de izquierda
siguen al pie de la letra un plan de ajuste estructural con medidas de
austeridad implacables inventadas en los cuarteles generales de eso que
fue convenido en los centros de decisión de la política liberal del
capitalismo. Pero finalmente, más allá de las diferentes formas del
discurso, todos participan directa e intrínsecamente en la lógica misma
del sistema capitalista; o mejor dicho, no es Syriza el actor de la
historia, más bien la historia del capitalismo es la que encuentra en
Syriza a uno de los actores a la altura de esa tarea, con el fin de
llevar a cabo su trabajo sucio, es decir, para atacar frontalmente al
proletariado en sus medios de existencia y de lucha.
Porque la cuestión fundamental en la “crisis griega”, no
es “la deuda”, que se eleva a 324 billones de euros (de la cual más de
tres cuartos sólo son reintegrables en varios años); para dar una idea
de comparación, la deuda de Francia es de 2,089 billones de euros, la de
Italia de 2,194 billones de euros y la de zona euro de 9,293 billones,
sin hablar de aquella del Estado Nación más endeudado del planeta y de
la historia: los Estados Unidos con una deuda colosal y abisal de
¡18,152 billones de dólares! El capitalismo tiene visiblemente el deseo
de producir deuda, además no sabe hacer otra cosa que empacar bien y
aumentar la reproducción de su capital ficticio, sobre un valor no
producido (sin sustento) y que probablemente nunca existirá. No, la
verdadera cuestión, está sobre la puesta en práctica de un programa para
contener al proletariado, no solamente en Grecia sino en otras regiones
de Europa donde el Capital desea golpear más duro y disciplinar a la
fuerza de trabajo supernumeraria, dividir a los proletarios en
diferentes categorías, a los blancos y los “negros”, “mestizos”,
“latinos”, los nacionales y los migrantes, los buenos ciudadanos
trabajadores que aceptan la austeridad sin dudarlo y aquellos que
levantan la cabeza, que muestran sus colmillos, que organizan la lucha y
la revuelta… Y en este sentido ¡Grecia es un verdadero laboratorio
social para la burguesía y su servidor de extrema izquierda!
El proletariado está condenado a ser golpeado, en todas las latitudes...
Si el proletariado disciplinado y pacífico de Europa y
América del norte, adictos a las campañas estatales cada vez más
terroristas para el desarrollo del ciudadanismo, cree poder escapar a su
destino sin luchar, se está jodiendo a sí mismo como nunca antes…
Hace falta terminar con todas las ilusiones del circo
parlamentario, del juego de los partidos políticos, pero también de los
sindicatos, que se encargan de mantener la paz social y negociar con el
mejor postor la venta de nuestra fuerza de trabajo.
No tenemos nada que ganar ni en las nuevas creencias que
garanticen la “pureza” de nuestras luchas contra las escorias de la
política burguesa: la autogestión (es decir, la gestión de nuestra
propia miseria), las “asambleas populares” abiertas a todos donde cada
uno puede expresarse libremente (comprendiendo aquí a los “scabs”, los
rompehuelgas, los “moderados”, los valientes ciudadanos, etc.), las
cooperativas de producción donde la esencia del Capital (el dinero, el
intercambio y por lo tanto el valor) no ha sido jamás eliminada…
En una declaración hecha el 1° de julio, por cierto “Movimiento Anti-autoritario” de Thessalonikē (Grecia) afirma sin reír: “No
tenemos nada que hacer con una moneda que será parte de una renovación
nacional y que, seguro, no podremos sostener una moneda que forma parte
de la intrusión financiera en cada aspecto de nuestras vidas. Preferimos
concebir la moneda en su dimensión normal, como un instrumento de
cambio cuya función principal es servir a los deseos y los servicios
sociales.” ¡Miseria del izquierdismo y de su incomprensión de lo que es el capitalismo!
En resumen todo este revoltijo democrático a la moda
nunca, realmente nunca, ha constituido la menor garantía para el
desarrollo de nuestras luchas y la profundización de la ruptura con la
sociedad del Capital y de sus feroces defensores.
Camaradas, frente a la catástrofe capitalista hecha de
miseria, de austeridad, de represión y de guerras, frente a la
destrucción ambiental del planeta generadas todas por una relación
social que no tiene nada jodidamente humano, no hay otra alternativa que
la lucha revolucionaria a ultranza para la destrucción de aquello que
nos destruye!
La única alternativa es la siguiente: el comunismo, o el fin de la humanidad! ¡Entre ambos, no hay nada!
# Guerra de Clases (TŘÍDNÍ VÁLKA)
# Julio 2015
Traducido por Materiales (http://materialesxlaemancipacion.espivblogs.net/)
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