lunes, 18 de noviembre de 2024

Sobre la catástrofe capitalista en Valencia

Publicaciones en la cuenta de La Torre Magnética (Grupo Surrealista de Madrid)
Noviembre de 2024

02/11/2024

¡No pasará!, decían los desarrollistas.

¡No pasará!, gritaban los tecnófilos por las calles.

¡No pasará!, se oía a todas horas del Tiempo del Progreso y la Economía.

Por informes, artículos, papers, simposios, programas electorales, cumbres gubernamentales, radios, televisores, redes y tuits con expertas voces miserables.

Pues ya ha pasao: ya habéis pasado. Y pasará una y otra vez.

¡Os tomamos la palabra infecta, la superchería culpable! No le echaremos esta vez (toda) la culpa al cambio climático. Ni a sus avatares pánicos, se llamen DANA, ciclogénesis explosiva, bomba meteorológica, Gloria, Filomena.

El peligro viene por alto: y por debajo, desde muy cerca, en lo inmediato.

Se llama ecocidio, deforestación, urbanismo frenético, lepra del hormigón, servilismo a la turistificación triunfante, mórbida y mortífera, que acapara el agua y roe la playa; se llama artificialización de ríos, vegas, barrancos, ramblas, y todo lo que se asemeje a lo que un día fue Naturaleza, más o menos humanizada, en mayor o menor armonía. Se llama exterioricidio.

Se llama esclavismo salarial y prepotencia señorial, pues el siervo de la masa desclasada no puede abandonar el feudo empresarial ni aunque se hunda la tierra, y se abra el cielo en canal, y el diluvio anegue la vida frágil y el trabajo mal pagado que no sirve a fin de mes.

Se llama soberbia criminal de una clase política que se cree sus propias mentiras cínicas, necias y atávicas, y nada hace porque nunca pasa nada, o todo lo fía al milagro tecnológico con su panoplia salvífica de infraestructuras reslientemente suicidas, satélites ebrios, drones perdidos, sensores apagados y simulaciones matemáticas y digitales que si alguna vez se parecen a la realidad sensible y palpitante es por mera coincidencia.

Se llama capitalismo industrial.


02/11/2024

Dice la lúgubre apparatchik impía que “no vamos a permitir que las familias de las víctimas se acerquen a la Morgue”. A velar a sus muertos, a llorar la riada arrolladora e incontenible de las más negras lágrimas.

Y remacha el siniestro y máximo jerarca, pidiendo a los voluntarios que “vuelvan a sus casas porque pueden colapsar vías que necesitan nuestros efectivos”. Porque el Colapso soy Yo. Y después de mí, el Diluvio. Por lo que “no descartamos en las próximas horas medidas restrictivas adicionales”.

¿Cómo, cómo lo haréis?

¿Levantando muros y alambradas, desatando la jauría de los antidisturbios, pilotando drones asesinos como en Gaza?

El Estado no solo esclaviza, explota y mata, sino que, como la Gran Hiena, como el Vampiro, se encarniza hozando sus cadáveres porque también la muerte es suya, y antes y siempre del Mercado: como la vida.

Pero la vida, decía Voltairine de Cleyre, “la Vida exige vivir, y la Propiedad le niega su libertad de vivir; y la Vida no se someterá. Y no se debería someter”.

¡Y no se someterá!

Cuidado burócratas del gobierno, mucha atención, esclavistas de la Economía: ¡un día volveremos!


02/11/2024

¿Dónde vais, oh peregrinos? ¿Qué os convoca?

Contra el mar vertical y enloquecido que ha escupido la Naturaleza violentada, se alza otra ola inesperada que, como ya pasó en la Galicia del Prestige, se levanta entre la muerte física y espiritual y vuelve a la vida, para llevar el consuelo y la ayuda, tal vez torpe, ingenua y confusa, a los lugares donde crepita el fuego insoportable del dolor y la injusticia: donde esperan los insaciados.

Y no. No es una estampida de una película de zombis: es que han dejado de serlo aun en el brevísimo y cegador instante y resplandor que se llama solidaridad.

Y no, no van al futbol, ni a los stalags donde se oficia la misa negra de la mercancía, ni al festival musical que subvencionan todas las marcas de nuestra miseria y sometimiento: porque esta vez el espectáculo se apaga, y se enciende la presencia, la intensidad, la verdadera vida.

Y no. No solo ni necesariamente responden cual perros amaestrados a ningún silbato de la campaña institucional, el meme prefabricado, la consigna partidista o teledirigida: es que, como la poesía, la libertad y el amor, la espontaneidad existe, y el apoyo mutuo, y la autogestión de la llamarada pasional que abrasa nuestros corazones y precede a la acción.

Abandonar la ciudad siquiera por un día para hundirse en el barro y tocar la tierra y abrazar el dolor a pleno cielo trágico y verdadero, unirse a los desconocidos hasta forjar el egrégoro aún efímero, no esperar órdenes, desobedecerlas y burlarse de ellas, enarbolar las viejas herramientas olvidadas de aquel tiempo perdido en que fuimos campesinos, redescubrir la fraternidad en un mundo desalmado, tentar el milagro comunal: esta es la imagen visionaria del sueño que despierta a la conciencia, este es el Gran Transparente que comunica con la otra parte, este es el mito nuevo, tal es la poesía necesaria esta mañana.

Y de mañana.

Tan frágil, tan delicada…


02/11/2024

Solo el pueblo salva al pueblo.

Lo que sucede es que no lo sabe todavía, y cuando lo descubre no extrae todas sus consecuencias. Poder, ¿dónde está tu victoria? En la ignorancia y la indiferencia que creas y contagias. Por eso no quieres que nadie se eche a las calles.

Porque el nigromante es débil, la realidad implacable, el deseo todopoderoso, y sus sicarios pocos y nosaltres muchos. Y la pala que quita el barro, utilizada con garbo y determinación, bien podría cortar cabezas. Por eso ahora sacan al ejército a pasear, y pretenden domesticar y recuperar la espontaneidad y el gesto generoso con el pretexto de la coordinación.

Cuando la dominación se prepara para maquillar las cicatrices que ella misma desgarra, y se sugiere, todavía con la boca pequeña y eufemismos de novolengua, imponer un “estado de excepción climático”, ecologista por supuesto; cuando se deslizan ominosas alusiones a los futuros ejércitos del trabajo disciplinario que dirigidos por el gobierno esclarecido tendrán que reparar los destrozos medioambientales del capital pues no queda más remedio, y suministrar la energía que el declive de los combustibles fósiles augura en pos de un agónico ciclo de crecimiento económico, verde por supuestísimo; cuando se difama la libertad caprichosa, las subjetividades ingobernables y/o echadas a perder, y la autonomía irresponsable y veleidosa que suele tender hacia el socialismo salvaje de la Comuna en cuanto se la deja a su aire, desde tantos ángulos del tablero ideológico incluyendo los que se sientan a la izquierda de Dios Estado…no podemos desdeñar, ¡no podemos despreciar!, la más mínima señal de vida otra que todavía late, tiembla y titubea bajo tanto odio, aislamiento, terror y anomia.

Y que se manifiesta por puro libre arbitrio: porque se lo pide el cuerpo y porque le place.

Lo que no cancela ni suspende el rigor de la razón crítica, la elucidación teórica, el análisis necesariamente severo: siempre que se enraíce en lo sensible, solo si no se aleja del deseo.

Una belleza terrible ha nacido. Tan frágil, tan delicada: tan incompleta e insuficiente. Durará tanto como dura el tiempo de las cerezas.

Pero volverá. Volverán. Volveremos.


04/11/2024

“La Unión Europea debe elevar la capacidad de respuesta de los ciudadanos ante un escenario de crisis grave o guerra. El objetivo es que los hogares sean capaces de afrontar todo tipo de emergencias con programas educativos especiales, incluso incorporándolos en los currículos de enseñanza, y otras medidas extraordinarias”.

Dice el informe que Ursula von der Leyen, la Gran Sátrapa de la UE, ha encargado a sus mandarines.

Estamos de acuerdo. Solo que nos dan asco sus “currículos de enseñanza” que desertifican la inteligencia y asfixian lo imaginario, y aún más pavor sus “medidas extraordinarias” que lo extraordinario propiamente dicho, donde y cuando, como en el huracán, tal vez se pueda encontrar el camino tortuoso que transforma el mundo y lleva a la verdadera vida: «miedo de la muerte, tú das a la vida su valor. Miedo del futuro, tú das un sentido a la salud, a la riqueza», invocaba Pierre Mabille en “El espejo de lo maravilloso”, pues hay veces que «el hombre implora el diluvio salvador, el ángel del exterminio, el espíritu ansía una razón de tales cataclismos, y la encuentra en la necesidad de borrar el mal, de renovar y mejorar el mundo».

Si encontramos ese camino, esa necesidad, ese destino.

Y así Rebecca Solnit especula en “Un paraíso en el infierno” sobre las “extraordinarias comunidades que surgen en el desastre”, y que se enfrentan al mismo fuera y muchas veces contra el Estado que las gestiona y la Economía que las crea; y el colectivo Out of the Woods afila esta apuesta en “Comunismo de desastre y otros textos contra la catástrofe capitalista”, alertando de sus inevitables y previsibles límites (que no fronteras infranqueables): apoliticismo inofensivo y conformista, neurosis del paréntesis que se abre en la catástrofe y se cierra cuando la “normalidad” vuelve, cooptación, recuperación, infiltración indeseable, realismo colaboracionista.

Sí: necesitamos nuevas enseñanzas que unir a las que ofrece la vida inmediata, y medidas extraordinarias.

¡Las nuestras!


06/11/2024

Mientras tanto, un prócer, un mecenas, uno de esos hombres que en España lo hace todo y todo lo hace en España, babea insultos a quienes le piden cuentas por haber retenido a sus trabajadores en su tripalium cuando la tormenta arreciaba. Como siguen haciendo los de su misma calaña después y más allá de la inundación, aunque la incertidumbre reine y el duelo arrecie, pues la acumulación de valor debe continuar y si el trabajo no nos hace libres lo hará la muerte.

Mientras tanto, un grupo de voluntarios se planta y se niega a limpiar los establos de la mercancía de un centro comercial cualquiera, allí donde es indiscutiblemente mejor y más sensato custodiar y velar sus pecios arruinados por el agua y el barro antes que repartirlos concediéndoles un postrer e inédito valor de uso a quien más lo necesita, porque “estamos aquí para ayudar a la gente”: porque cuando las mercancías mueren, las personas despiertan.

Mientras tanto, las palas todavía no cortan cabezas pero aprenden a lanzar la inmundicia a la cara de los inmundos, aunque todavía se cometa el error garrafal de seguir haciendo distingos según el abolengo de cada jerarca o el color de su correa, y se toleren turbios compañeros de viaje hacia la ninguna parte del fascismo.

Que ocupan el espacio que no les pertenece y que consustancialmente les repele, porque quizás lo hemos abandonado.

Pues se diría que no solo ya no sabemos desear, sino tampoco odiar a quienes se lo merecen ahora durante la DANA y siempre.

Y entonces desembarcan los especialistas del resentimiento para desorientar la brújula del odio hacia la nada inofensiva que amortigua la rabia y esteriliza el conflicto, hacia la política inane, o hacia los chivos expiatorios que este siglo descompuesto y trastornado ansía para purgar sus propios pecados, y exorcizar su miedo y su delirio.

Mientras transijamos. Mientras nos conformemos. Mientras reine el realismo y el sentido común de la común tiranía tiranice al deseo.

¡Mientras tanto!


06/11/2024

Mientras tanto el apoyo mutuo del pueblo sigue salvando al pueblo a duras penas improvisadas, pues aunque quiera no puede todo lo que quiere porque no tiene ni dirige los medios materiales y las herramientas imprescindibles que precisamente ha creado, producido y pagado con su sudor y con su sangre.

Minucia banal de base que obvian los juglares, pajes y escuderos más progresistas del Estado, que se lanzan a señalar al lobo ultraderechista bajo la piel de plexiglás del pueblo populista, esa entelequia que siempre hay que disolver, y elegir otro en su errado lugar lunático y licántropo, y volver a disolverlo tantas veces como sean necesarias.

Es que tras abandonar la bandera de la libertad, la libertad única e indivisible que nunca amaron, porque tampoco saben ni imaginan cómo defenderla y menos aún reinventarla, tras dejarse arrebatar la vieja y venerable insignia libertaria que les sobra y molesta, ahora entregan la rama dorada y la varita mágica del apoyo mutuo libre y pasionalmente ejercido a sus mayores enemigos.

Pues como nos recuerda el colectivo Heura Negra, “la función histórica del fascismo siempre ha sido copiar el lenguaje revolucionario para intoxicar, manipular y mentir con el objetivo de proteger los poderosos “. Y criticar, ¡sí, criticar! “un Estado podrido, corrupto y negligente que, ante una tragedia que se podía haber evitado, incluso envía al rey a pasear rodeado de policías, no es ser de extrema derecha (...) es ser conscientes del abandono institucional".

Pero al parecer “si el Estado no aparece el problema lo tiene la izquierda”.

En efecto: el problema lo tiene esta izquierda. Así llamada. Esa que, como aclaran los compas del Grupo Barbaria, coincide con la dominación en la misma fobia: “no pueden soportar ver cómo en los pueblos y ciudades la gente se organiza para satisfacer sus necesidades sin esperar a que el Estado haya dado la voz de mando”.

Mientras tanto el Invierno no solo se acerca sino que ha llegado, y cómo y con qué intenciones.

Pero entonces, ¿puede estar muy lejos la Primavera?

Solo si sabemos, solo si deseamos.

¡Mientras tanto!

El pueblo que avasalla a otro forja sus propias cadenas

Declaración de EMANCIPACIÓN ante la escalada bélica mundial

28/10/2024

La guerra interestatal entre Rusia y Ucrania desatada el 24/2/2022 tras la invasión rusa de territorio ucraniano, así como la masacre del pueblo palestino que lleva a cabo el Estado de Israel tras una incursión del grupo Hamas en territorio israelí el 7/10/2023, acentúan la dinámica hacia una nueva guerra mundial. En efecto, la guerra ruso-ucraniana y la masacre palestina perpetrada por Israel expresan la exacerbación de una larvada guerra comercial entre Estados que —valga la redundancia— viene exacerbándose en los últimos años.

Es alrededor de estos dos conflictos situados en Europa y Asia que la maquinaria —y la economía— de guerra se perfecciona en distintos países del mundo. No obstante, otros conflictos militares y tensiones prebélicas alimentan la dinámica de conflagración global —y expresan disputas por el “reparto económico” del mercado mundial—, desde guerras civiles (Sudán, Yemen) hasta fricciones diplomáticas entre Estados (China con relación a Taiwán, por caso), pasando por situaciones de agazapada lucha interestatal y/o de clases (la querella entre Venezuela y Guyana por el Esequibo, territorio rico en hidrocarburos y minerales; el despliegue de armas y tropas estadounidenses en zonas cercanas a Filipinas e Israel; los gritos aún mudos que se escuchan en la región de los Balcanes, sobre todo en Kosovo y Bosnia-Herzegovina; etcétera).

Mientras tanto, la clase dominante de cada país —que domina en su respectivo Estado— propaga la conciliación de clases por medio del nacionalismo, sea éste de carácter ofensivo (expansionismo territorial) o defensivo (“autodeterminación del pueblo”, “liberación nacional”, “guerra justa”).

Frente a este panorama bélico que de seguir desarrollándose a los proletarios de todo el mundo nos traerá más penurias económicas y mayor control social, desde EMANCIPACIØN oponemos el internacionalismo de la clase obrera a todo nacionalismo, sea éste “palestino”, “ucraniano”, etc. Como lo explicitó Karl Marx en su crítica al programa de Gotha (1875) del Arbeiterpartei alemán:

La clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en su propio país, ya que éste es el escenario inmediato de su lucha. En este sentido, su lucha de clases es nacional, no por su contenido sino, como dice el Manifiesto Comunista, “por su forma”. Pero “el marco del Estado nacional de hoy”, por ejemplo del imperio alemán, se halla a su vez, económicamente, “dentro del marco” del mercado mundial y, políticamente, “dentro del marco” de un sistema de Estados. Cualquier comerciante sabe que el comercio alemán es, al mismo tiempo, comercio exterior, y la grandeza del señor Bismarck reside precisamente en algún tipo de política internacional. ¿Y a qué reduce su internacionalismo el Partido Obrero Alemán? A la conciencia de que el resultado de sus aspiraciones “será la confraternización internacional de los pueblos”, una frase tomada de la burguesa Liga por la Paz y la Libertad que se quiere hacer pasar como equivalente de la confraternización internacional de las clases obreras en su lucha común contra las clases dominantes y sus gobiernos.

En el sentido de la crítica marxiana recién expuesta, hoy día el conjunto de la clase obrera, a su vez atizada por los sindicatos y las distintas izquierdas del Capital (como la del Arbeiterpartei alemán de 1875) que actúan en los diversos Estados, no sólo no lucha abiertamente contra las clases dominantes y sus gobiernos sino que integra (o simpatiza con) alguno de los bandos burgueses en contienda, ya sea “anti” o “pro” ruso, ucraniano, israelí, palestino, etc.; ya sea “en defensa de la paz”, “en defensa de la democracia”, “contra el totalitarismo”, “contra la barbarie”, etc.

Ante el militarismo creciente, el proletariado debe sacudirse y responder de manera unívoca como la clase universal que es. En cada país debemos oponer la guerra de clases a la guerra interestatal-capitalista que pretende usarnos como carne de cañón. Lejos de la “liberación nacional” y de la “defensa de la democracia”, debemos librar en todos los países una guerra contra el Capital y el Estado para emanciparnos de la esclavitud asalariada y conformar una comuna internacional sin clases sociales. Con este fin, la clase obrera no debe sucumbir ante la campaña bélica de las clases dominantes y sus gobiernos: en el frente de guerra debe liberarse del mando castrense, sea desertando masivamente, sea volteando las armas contra los opresores militares y confraternizando con sus hermanos de clase que del otro lado de la barricada defienden los intereses de la burguesía nacional antagonista; en la retaguardia, saboteando el esfuerzo “patriótico” de guerra por todos los medios posibles.

Conscientes de la debilidad de nuestra fuerza política y convencidos de que la unión hace la fuerza, hacemos un llamado a las organizaciones que acuerden con los siguientes puntos a coordinar acciones y debates contra la guerra:

1. La clase trabajadora, que constituye la inmensa mayoría de la humanidad, es la víctima principal en todo conflicto bélico. Es ella la que con su esfuerzo “patriótico” padece la carestía de vida y el control social que se profundizan durante cualquier guerra interestatal-capitalista.

2. Tanto la “defensa” como la “liberación” nacional significan luchar y morir por los intereses de una facción “nacional” de la clase capitalista en desmedro de otra. En el contexto de una guerra, no significa sino matar a (o ser matado por) otras personas de la clase obrera en favor del poder económico y político de la clase capitalista que la explota y oprime.

3. El nacionalismo y la democracia son utilizados como razones morales por la clase capitalista de cada Estado para inculcar a sus trabajadores la movilización para la guerra, justificando así la militarización de la sociedad civil. El proletariado no debe olvidar que la máquina de guerra se lubrica con su propia sangre, músculo y cerebro, es decir: por medio de la extracción de plusvalía.

4. El modo de producción capitalista se sostiene gracias a las guerras periódicas que tienen por fin la perpetuación de la valorización del valor, de ahí que la confraternización internacional de la clase obrera imposibilitaría las guerras entre naciones si se abolen las relaciones sociales Capital y Estado. Al mismo tiempo, la “paz militar” capitalista significa mantener la “paz social” entre clases sociales antagónicas. De ahí que el pacifismo alimente la maquinaria social de dominación y explotación que no cuestiona. Si se detienen la explotación y dominación, cesan las guerras militar y social del Capital y el Estado.

5. Durante la guerra se impulsan las violaciones de mujeres adultas y niñas, la limpieza étnica y el genocidio; se profundizan la pobreza y la falta de vivienda; abundan los traumas mentales y las mutilaciones corporales; se devasta la naturaleza y proliferan enfermedades. La guerra, expresión extrema de las periódicas crisis capitalistas, acrecienta el horror en el que vivimos cotidianamente en tiempos de “paz”. Se trata de acabar no sólo con la guerra que produce muerte y destrucción sino con la paz de los cementerios. Se trata de enterrar el capitalismo para que nazca el comunismo.

Estos cinco puntos, considerados como plataforma ideológica para la constitución de un comité regional contra la guerra que intervenga en la lucha de clases, serán girados a distintos grupos políticos: oportunamente publicaremos las respuestas obtenidas.


Trabajadores del mundo, ¡uníos!

¡Ni guerra entre pueblos ni paz entre clases!

¡Abajo las guerras del Capital!

¡Arriba la revolución comunista en todo el mundo!

martes, 5 de noviembre de 2024

[España] No nos callarán. Hablaremos por nuestros muertos

[sobre la catástrofe capitalista en Valencia]

Grupo Barbaria, noviembre de 2024


No. Lo sabemos bien. Los centenares de muertos y desaparecidos no son producto de la naturaleza descontrolada. No es el resultado de una fatalidad ante la que nada se podía hacer.

No nos contentamos con la explicación “meteorológica”, los litros caídos, los ríos desbordados… Las causas son profundas, tienen que ver con los fundamentos del capitalismo: cómo hacina a los trabajadores en zonas marginales y de menor renta de las ciudades para mejor explotarlos, o cómo protege y privilegia la actividad productiva y comercial, sin importarle dejar a todas las personas desprotegidas, al albur de su suerte en medio del temporal.

También están sus “gestores”, diferentes perros con el mismo collar. En esta ocasión, estos mierdas, estos donnadie, se llamen Mazón o Sánchez, más algún Borbón, suman a sus títulos habituales de lacayos el ser responsables de las muertes y la tragedia vivida. No nos olvidaremos de sus nombres, y en la primera ocasión se lo haremos pagar.

MOTIVOS DE LA MASACRE

Entre los elementos que propician la masacre, que en otro tipo de sistema social podría haberse evitado, se encuentran el desarrollismo y la construcción absurda y desaforada, que es la forma que tiene el capital de acercar a los trabajadores a las urbes donde se concentra el trabajo y el consumo, sin importar dónde y cómo se construyó, con calidades ínfimas y en espacios naturales por donde el agua y los ríos han fluido siempre naturalmente. También está la tendencia catastrófica a que nos conduce el capitalismo con el cambio climático, porque aunque la gota fría ha existido siempre en estas regiones, las elevadas temperaturas del mar Mediterráneo debidas al calentamiento climático hacen que la intensidad y la frecuencia de las lluvias torrenciales sean cada vez mayores. La falta de prevención también ha formado parte de la masacre, una de las partes más crueles y al mismo tiempo que más evidencia las prioridades de todos los Estados en el capitalismo: que los proletarios vayan a trabajar, que sus hijos vayan a la escuela y que el mundo de la mercancía y el valor no se altere, caiga quien caiga.

Y una vez consumado el crimen, se remata con el caos en la atención a las víctimas, sin apenas ayuda estatal hasta el 5º día y poniendo trabas a la autoorganización. El Estado deja a las claras que su función no es el “cuidado” de la gente sino el cuidado del mundo del dinero, de la mercancía y de las clases dominantes, y en cualquier caso el control y la represión de cualquier intento de organización desde abajo, de la solidaridad humana.

AUTOORGANIZACIÓN ESPONTÁNEA

El capital y sus medios no se cansan de repetir que los seres humanos somos egoístas por naturaleza. Quieren poner en nosotros lo que ellos son, lo que su sistema de explotación, su sistema de clase, representa.

Lo que no van a poder ocultar es la acción solidaria y la autoorganización de la gente en medio de la tragedia frente a la brutalidad de un sistema que odia la vida. Contrariamente a lo que predican, hemos visto miles de hombres y mujeres ofrecer su ayuda desinteresada y apasionada en las zonas afectadas. No pueden soportar ver cómo en los pueblos y ciudades la gente se organiza para satisfacer sus necesidades sin esperar a que el Estado haya dado la voz de mando. Esto es lo que les asusta: que no suene la caja registradora, que muchas mercancías se hayan convertido en valor de uso, para ser disfrutadas sin ser compradas. Los capitalistas y sus medios de comunicación, esa carroña servil y bien pagada, han salido rápidamente a denunciar el robo y el saqueo de sus propiedades. El Estado solo aparece para defender a sangre y fuego la propiedad privada.

¿ESTO NOS PASA POR UN GOBIERNO FACHA?

A estas alturas la respuesta es obvia, esto nos pasa por vivir bajo la bota del sistema capitalista, sean sus gestores políticos de derechas o de izquierda.

Quienes ahora convocan manifestaciones contra el gobierno “facha” de la Generalitat desde la izquierda del capital son oportunistas que tratan de sacar rédito político de nuestros muertos, de nuestra miseria. Tanto partidos políticos de izquierda como sindicatos son igualmente culpables y responsables de fomentar y gestionar un desarrollismo desaforado, de espaldas al territorio natural, en el que lo único importante es acumular capital y extraer plusvalía a costa del proletariado. Ambos son los intermediarios necesarios tanto política como ideológicamente, fomentando la ilusión de que este sistema se puede reformar y hacerlo más “humano”. No se les puede pedir que sean otra cosa que lo que son.

Toca llorar a los seres queridos desaparecidos, recuperar sus cuerpos, dar digna sepultura a los fallecidos. Toca también apretar los puños y los dientes. Pero por encima del aluvión de sentimientos, toca comprender en profundidad las causas reales que han provocado la tragedia. Lo esencial es que el capitalismo no puede parar la actividad, los trabajadores deben producir en sus puestos de trabajo, y los “ciudadanos” consumir las mercancías producidas. La rueda de la valorización capitalista no puede ser parada, al precio que sea, incluso convirtiendo los pueblos en inmensas ratoneras.

Ante tanto dolor, tanto sufrimiento, reconforta ver la solidaridad que se ha extendido por todos los sitios. Por fuera del Estado y todo tipo de administraciones, las personas se reconocen como iguales, como hermanos en la desgracia. Necesitamos focalizar bien esta energía. Vienen días complicados, en los que a la impotencia ante tanta destrucción se añadirá la acción de todos los sostenedores del sistema, desde la extrema derecha con sus soluciones “nacionales” y racistas, enarbolando un supuesto “pueblo” que nos engloba a todos, a la extrema izquierda, con “nuevas” propuestas de reformas “radicales” y su acoso a la derecha.

Pero hay otra opción. Llevar la reflexión a nuestro entorno, en el trabajo, en clase, entre amigos y familiares. La tragedia nos concierne en lo que somos como proletariado, no importa de qué sector. Discutir a fondo las causas reales, situando el análisis sobre las leyes capitalistas en el centro del debate. No hay medias tintas, no hay soluciones intermedias. Todo lo que no sea atacar de raíz al sistema capitalista es perpetuar sus efectos devastadores en todas y cada una de sus manifestaciones.

El barro será limpiado, los coches y mobiliario retirado. Ojalá de ahí emerja una nueva conciencia de clase que honre a todos los muertos, actuales y pasados, que grite a nuestros enemigos, toda esa cohorte de politicastros, policías, empresarios y mendigos del sistema capitalista, que lo que queremos es una comunidad sin capital, sin dinero ni mercancías, sin Estado. Que queremos el comunismo.

Porque a nosotros no nos callarán, nosotros hablaremos por nuestros muertos.