domingo, 28 de noviembre de 2021

[Grecia] CONTRA LA VACUNACIÓN OBLIGATORIA Y SUS CRUZADOS

por la Asamblea contra el biopoder y el confinamiento (que incluye a TPTG) 

20 de julio de 2021, Grecia
publicado por TPTG www.tapaidiatisgalarias.org/?p=816 (traducido del inglés)

El miércoles 14 de julio por la tarde, la gente reunida en la plaza de Omonia comenzó a desplazarse gradualmente desde la plaza hasta la calle Stadiou. Al principio parecía que no había más de 1.500 personas en la plaza, pero, como suele ocurrir cuando se inicia una manifestación, se supo que llegaron a ser entre 4.000 y 5.000. Muchos jóvenes, familias, gente acomodada pero no necesariamente pija, una mezcla de comerciantes y trabajadores. (Según algunas informaciones, la convocatoria inicial la hizo un grupo de Facebook de derechas llamado "Tiendas sin injerto"). La gente no parecía tener mucha experiencia en manifestaciones. Sin embargo, los conocidos chiflados no estaban presentes (sacerdotes, monjas y otros que habían participado en las manifestaciones contra el acuerdo de Prespa, ya se habían reunido en la plaza Syntagma y los estaban esperando). Se veían algunos chavales musculosos, algunas banderas griegas (no se veían más de 10) y 2 pancartas improvisadas con spray ("No a la vacunación obligatoria, queremos libertad"). Desde el principio, hubo excitación entre los congregados por el tamaño de la multitud (muchos se hicieron selfies con Omonia al fondo, para que se viera el cuerpo principal de la manifestación), entusiasmo expresado al principio de la manifestación con aplausos y gritos masivos, pero luego no hubo especial excitación: 2-3 consignas básicas, nacionalistas y "antifascistas" ("Grecia, Grecia", "fascista Mitsotaki, ¡dimisión!", "Abajo la dictadura de Mitsotakis", "No toques a nuestros hijos" + el himno nacional). No sería exagerado decir que asistimos al nacimiento de nuevos minipartidos de derecha y extrema derecha, una revuelta de la derecha, sobre la base de una cuestión social existente que grandes sectores de comunistas y anarquistas se niegan a reconocer como tal. En la plaza Syntagma, junto a los cristianos, estaban los neonazis de Pro Patria, alineados al estilo militar. En la parte baja de la plaza había una pequeña multitud reunida bajo la bandera de “Contra Distopía” y otras 4 organizaciones democráticas y antifascistas contra la "discriminación y el bioterrorismo". Aquí describen la concentración desde su punto de vista y cómo fueron atacados por los fascistas de Pro Patria

Imágenes: https://contradystopia.blogspot.com/2021/07/blog-post_16.html

La verdad es que una gran parte del entorno antiautoritario/anarquista y de la izquierda como antiguos partidarios consecuentes de los cierres y ahora ardientes cruzados del movimiento de vacunación, no sólo guarda silencio sobre la cuestión de la vacunación obligatoria y sus consecuencias para la clase trabajadora, sino que encuentra mucho más interesante deconstruir con avidez el término "apartheid sanitario", idolatrar la ciencia, la tecnología y el discurso tecnocrático como formas de relaciones capitalistas, identificar cualquier crítica a estas formas con la "irracionalidad" y el "oscurantismo", hacer "fact-checking" de cualquier planteamiento crítico a la propaganda estatal de las nuevas vacunas de forma obsesiva, relativizar y ridiculizar cualquier reserva/reacción/resistencia, rebajar una cuestión social a una "elección individual" restando importancia a las gigantescas dimensiones de la campaña estatal que legitiman, ser indiferente a las divisiones y mandatos impuestos en el trabajo y la vida social. Al renombrar la responsabilidad individual como responsabilidad social, instan a la gente a seguir fielmente las medidas impuestas por el Estado en nombre de una vaga "solidaridad" y "conciencia social".

Por eso, un llamamiento de la izquierda o del entorno antiautoritario/anarquista no reuniría a tanta gente. Decimos esto porque consideramos la vacunación obligatoria como el último episodio de la gestión biopolítica de la pandemia, contra la que la resistencia ha sido mínima a lo largo de la misma.

La vacunación obligatoria es una medida más (emblemática) del "estado de emergencia" impuesto, la continuación de los cierres patronales, las multas, la ideología capitalista de la responsabilidad individual, la reducción del gasto estatal en salud reproductiva, la reducción de los salarios y el aumento de los despidos, por otros medios. Las vacunas son actualmente la solución barata y ventajosa para el capital a la cuestión del mantenimiento de la salud de la fuerza de trabajo bajo su mando. El análisis de Foucault sobre el biopoder es bien conocido: todas las técnicas médicas y otras técnicas anatómico-políticas y biopolíticas disciplinantes tienen como objetivo aumentar la salud y la capacidad productiva de la fuerza de trabajo, la larga duración de la vida laboral y el vigor de los soldados al servicio de la nación. Esto no significa, sin embargo, que las inversiones en la reproducción de la fuerza de trabajo deban ser también caras, es decir, perjudiciales para los beneficios del capital, sobre todo en un momento en que la crisis permanente de las relaciones capitalistas exige una gran devaluación del capital productivo y reproductivo. De ahí que la solución barata de las vacunas, que por un lado se lanzan como panacea para la pandemia, por otro lado alejan el debate público sobre la satisfacción de las necesidades proletarias del necesario, bajo control de sus usuarios, apoyo a los servicios sanitarios bajo control de sus usuarios en general; en términos financieros esto requeriría un aumento de la fiscalidad de los beneficios del capital y en términos de su contenido requeriría un cuestionamiento práctico de la forma alienante capitalista de la medicina.

La izquierda (y gran parte del entorno antiautoritario) murmura algunas objeciones a los despidos, pero habiendo priorizado la adhesión a las "medidas de seguridad" estatales, como los encierros, las mascarillas, las medidas de distanciamiento social, todas esas vacunas de dudosa calidad y seguridad con nombres extraterrestres, etc., no llaman a ninguna resistencia a la vacunación obligatoria. Como no llamaron a ninguna resistencia a la tele-educación a distancia, al teletrabajo a distancia, al encierro de meses que llevó a 1/5 de la población a la depresión, a la violación sistemática de los derechos individuales, sociales y laborales. Por no hablar de que en muchos casos, como el de la tele-educación a distancia, ya ha sido la punta de lanza de su violación, permitiendo al Estado convertir la irregularidad en ley.

Sin embargo, las repercusiones de la desobediencia a las medidas gubernamentales de vacunación obligatoria de los trabajadores del sector público y privado en el contexto de la mejora constante de los derechos de gestión a partir de marzo de 2020 podrían ser de pesadilla. El chantaje que se impondrá a los trabajadores de los sectores público y privado que no decidan vacunarse ya ha comenzado: en el sector público intentan burlar incluso a las autoridades "disciplinarias" habituales mediante procedimientos acelerados para que los trabajadores puedan ser sancionados directamente con traslados forzosos de puesto o incluso despidos. Imagínense las consecuencias si esta situación se generaliza, es decir, en el caso de negarse a realizar el aprendizaje a distancia. ¡Ya con los poderes adicionales otorgados a los directores de las unidades escolares los profesores que se resisten al proceso de evaluación están a punto de ver recortados sus salarios! Quien se niegue a vacunarse o a ser evaluado o a otra cosa más adelante... ¡arriesgará su salario o su despido!

Al mismo tiempo, pretenden introducir despidos sin indemnización en el sector privado, si se considera que un empleado no vacunado perjudica la rentabilidad de la empresa. Y antes de despedirnos, nos suspenderán inicialmente sin sueldo por si mostramos algún signo de cooperación.

Cuando la clase obrera se enfrenta a un problema que debe ser resuelto inmediatamente, como la atención sanitaria (y no nos referimos simplemente a la covid-19) y la protección de sus salarios directos e indirectos, debe redescubrir sus armas políticas e intelectuales, las formas de vida que la mantendrán dispuesta a luchar. Nosotros, las bases, debemos presionar a los sindicatos para que tomen decisiones en contra de la vacunación obligatoria y apoyen a los que deciden no vacunarse, y al mismo tiempo formar una comunidad de lucha proletaria no corporativista, fuera de los sindicatos, que no sólo se solidarice con los que rechazan la vacunación obligatoria sino que rompa estas divisiones en el contexto de la negación total de la gestión estatal de la pandemia.

Si los anuncios relevantes de los sindicatos siguen la lógica de POEDIN (sindicato del personal sanitario de hospitales públicos), como se refleja en su reciente anuncio, "El personal médico participa masivamente en el proceso de vacunación, pero se le victimiza con inexactitudes y datos distorsionados. Estamos en contra de la vacunación obligatoria del personal sanitario y asistencial porque vulnera las libertades constitucionales y los derechos individuales. Todos los trabajadores sanitarios serán vacunados mediante el uso de la persuasión. La coacción o la imposición de medidas disciplinarias conducen a los resultados contrarios", entonces estamos jodidos.

Con medidas de "persuasión" similares, los sindicatos de profesores llevaron a sus miembros a la enseñanza obligatoria a distancia. Por otro lado, afortunadamente, la decisión del sindicato de trabajadores del hospital AHEPA, que se opone a la vacunación obligatoria y a las sanciones de despidos y recortes salariales, convoca un paro laboral sobre el tema.

Así pues, mantengámonos alejados de pseudoimperativos como los planteados por la actual manifestación de "lucha" a favor de la vacunación por parte del PC, que supuestamente reclama medidas de apoyo al sector de la sanidad pública, pero al mismo tiempo exige un "programa global de vacunación pública gratuita", ¡como si el gobierno ofreciera otra cosa!

Rompamos las divisiones definidas por el Estado y el capital incluso con el riesgo individual, negándonos a demostrar certificados de enfermedad y de vacunación (los que nos vacunamos por razones individuales) para acceder a los lugares donde no se permite la entrada a los no vacunados, en solidaridad con ellos (como una forma de huelga de consumo).

Porque sólo una verdadera LUCHA, que ataque la gestión estatal de la pandemia en su conjunto y en todas sus formas, la enseñanza a distancia/el teletrabajo, los constantes cierres patronales, la violación de los derechos laborales con el pretexto de la pandemia y la medicalización de las cuestiones sociales puede crear verdaderas rupturas que lleven a la autodeterminación proletaria y al cuestionamiento de la distopía que vivimos desde hace 1½ años.

REDUCIR LA JORNADA LABORAL A LA MITAD ¡DUPLICAR NUESTROS SALARIOS!

¡ESTO MEJORARÁ NUESTRA SALUD!

 

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Agregamos un comentario publicado en el mes de agosto en Dialectical Delinquents https://dialectical-delinquents.com/covid1984-latest/greece-against-mandatory-vaccination-its-crusaders/?unapproved=344185&moderation-hash=1fa66cf7c5886f10b869d105ea4a3e72#comment-344185 

Tal vez debamos entrar en algunos detalles sobre nuestras premisas teóricas básicas para que no haya malentendidos.

El uso y la promoción forzada de las vacunas debe analizarse en el contexto de la gestión estatal de la pandemia en su conjunto. Desde marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia, el Estado -con la ayuda de los sindicatos, los partidos políticos y el cumplimiento generalizado de la ideología de la "responsabilidad individual"- ha gestionado la crisis de forma barata [1] y beneficiosa tanto para él como para el capital.

Frente a esta nueva crisis en medio de una crisis de reproducción de las relaciones capitalistas, el Estado, después de haber desencadenado primero el pánico de las masas, optó por cerrar ciertos sectores de la economía (relacionados con la circulación de mercancías no esenciales) e impuso medidas para proteger, al menor coste posible, la mayor parte de la fuerza de trabajo necesaria, habiendo ya proscrito una parte de ella.

¿Por qué? Porque esta es la función y la naturaleza de este Estado. El Estado capitalista se ha encargado de gestionar la vida de cada trabajador por separado, y de la población en su conjunto, en cada etapa de su desarrollo dentro de la fábrica social, aumentando su productividad y desarrollando tecnologías de dominación y autodisciplina. La forma que ha adoptado la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo -la mercancía más valiosa- en el Estado capitalista moderno, y en particular en el Estado del bienestar, ha sido en las últimas décadas la biopolítica. Este modo biopolítico en el que se ejerce el poder del Estado capitalista es protector y al mismo tiempo represivo cuando se trata de la gestión de la fuerza de trabajo bajo su mando. Al Estado no le interesa explotar la fuerza de trabajo insana (o indisciplinada). Por lo tanto, si el análisis parte de la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, no puede limitarse a examinar la rentabilidad capitalista de un sector concreto, (es decir, las empresas farmacéuticas).

Así, para el capital, "protección" y "salud" significan una clase obrera capaz de producir y consumir mercancías asalariadas, que no enferma y que, cuando lo hace, su capacidad de trabajo y de producción de plusvalía debe ser reparada y restaurada al menor coste posible para el capital y de forma disciplinada, es decir, sin cuestionar la forma en que esta reparación/reproducción es organizada por el Estado. Por eso, sobre todo en periodos de crisis agudas como el actual, la "salud pública" y el "orden público" se vuelven inseparables. Además, como "guardián de la salud pública" y "protector" de todos nosotros en la "sociedad civil", el Estado capitalista debe mantener su legitimidad, pero siempre en sus propios términos, es decir, impidiendo la autoactividad de la clase trabajadora y previniendo cualquier cuestionamiento práctico de las políticas estatales. Al mismo tiempo, desde el principio hubo esfuerzos implacables para desviar el debate público del aumento de los costes reproductivos, la búsqueda de las causas fundamentales de las pandemias de los últimos veinte años y el control proletario de los servicios sanitarios.

Por supuesto, no confundimos las necesidades e intereses del estado capitalista con nuestras necesidades e intereses de clase. La salud y la protección que promueve el capital no tienen ningún valor objetivo o evidente para nosotros. En el mejor de los casos, la "salud", o más bien la mercancía llamada servicios de salud y proporcionada en términos capitalistas, puede ofrecernos una solución rápida y devolvernos al trabajo/consumo donde nos enfermamos en primer lugar o, en el peor de los casos, podría enfermarnos aún más. De hecho, como vemos ahora, las vacunas de dudosa calidad producidas en estado de emergencia que se consumen en un par de usos y se reducen a uno o dos actos médicos por persona también pueden ser peligrosas e insalubres (aparte de su valor de uso ideológico y económico), sujetas a las mismas contradicciones que rigen nuestra vida en el capitalismo.

Para satisfacer nuestras propias necesidades de una vida sana y plena necesitamos tratar el sector de la salud como un campo de antagonismo social para el aumento de los gastos de reproducción (nuestro salario indirecto) y un contenido de salud autodeterminado colectiva y prácticamente cuestionando las definiciones establecidas por los "expertos" capitalistas.

K. (para la Asamblea contra el Biopoder y el Confinamiento)

1. Barato en comparación con nuestras necesidades, pero también barato para el capital, ya que cualquier aumento de los gastos de reproducción del Estado no sólo sería financieramente perjudicial, sino también políticamente inaceptable, ya que rompería con las políticas de austeridad seguidas tan estrictamente hasta ahora (es decir, sólo hay que imaginar cuánto más costoso que la provisión de vacunas sería para el capital tener que pagar por el aumento de los gastos en el sector de la salud de una manera que promueva la atención primaria de la salud, una mejor proporción de pacientes a los médicos generales, hospitales suficientemente equipados, etc., la contratación de más personal permanente en las escuelas, el transporte público, los servicios públicos, etc.)

miércoles, 24 de noviembre de 2021

[México] SOBRE LA PERSECUCIÓN POLICIAL A MUJERES EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Proletarias Antidemocráticas. Noviembre 2021

En los medios nacionales es cotidiano ver la figura del presidente de la región mexicana, Andrés Manuel López Obrador, hablando de programas sociales y justicia social; vemos a la Jefa del Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum vociferar sobre ideales democráticos en esta era en la que gobierna su partido MORENA.

Sin embargo, las estadísticas en cuanto al aumento de la militarización, corrupción, ejecuciones, desapariciones forzadas, feminicidios, asaltos y la violencia en general en el país no cesa, y al contrario va en aumento.

Cada gente perteneciente al gobierno asegura que en la "Cuarta Transformación" no hay represión ni persecución a las distintas manifestaciones opositoras o protestas políticas, sin embargo, el día a día para los luchadores sociales es una realidad aterradora; tan solo en 2020 fueron asesinados 30 defensores ambientales a lo largo del país y la lista de asesinatos y desapariciones no para.

En lo correspondiente a las luchas por la exigencia del respeto a la vida, libertad y dignidad de las mujeres, la escalada represiva avanza con los mismos criterios de todos los gobiernos sean estos dictatoriales o democráticos; las mujeres continuamos sobreviviendo a la miseria, a la violencia cotidiana como el acoso, los secuestros, violaciones, feminicidios, la cárcel por defendernos o por defender a nuestras hijas, la muerte por buscar justicia como el caso de Maricela Escobedo y tantas más que merecen vivir en nuestros recuerdos y en nuestras consignas de lucha.

Ante estas condiciones miserables en las que nos pretenden seguir sometiendo por una creencia absurda de superioridad y poder que posee el hombre con fundamento en el patriarcado y las relaciones capitalistas, mujeres en cada rincón del mundo han decidido salir a las calles con la exigencia más básica que un ser humano puede tener: el derecho a la vida, a la dignidad.

Las que sobrevivimos cada día en México (uno de los 10 países a nivel mundial con la tasa más elevada de feminicidios), hemos decidido luchar por mantenernos con vida. Nuestra lucha es con flores y con piedras, con llantos y con gritos, con sonrisas y fuego, con consignas, con ideas, con corazones rotos y atravesados por la violencia que hemos logrado sobrevivir hasta ahora. Nuestra lucha es con miedo, pero con mucha dignidad y mucha rabia, estamos furiosas, estamos envueltas en el llanto, en las llamas y en los abrazos de quienes se animan a luchar junto a nosotras; nuestras abuelas, madres, hermanas, tías, amigas, hijas, vecinas, personas que han sobrevivido a la violencia igual que nosotras y pretenden acabar con ella, personas que no creemos más en la justicia patriarcal que emana de las leyes del Estado y que en muchos casos ha decidido liberar y absolver a nuestros agresores, aquella justicia que deja libres a los asesinos y violadores, esa justicia que en estos momentos está siendo usada para acosar, presionar e infundir miedo en las mujeres que luchan.

A la fecha se sabe de procesos abiertos en contra de varias mujeres que han asistido a movilizaciones donde las exigencias principales son reivindicar la vida digna; policías de investigación de la Ciudad de México han irrumpido en las casas de varias compañeras con citatorios y órdenes de presentación, policías han acudido a los lugares de trabajo, a los centros de recreación e incluso a los hogares de personas cercanas a las mujeres con procesos abiertos a mostrar órdenes de aprehensión, fotografías que extraen de las redes sociales, mencionan nombres de familiares y amigos cercanos, llegan en coches y camionetas ostentando todo el poder de la 4T para intimidar a las mujeres señaladas y usadas para una cacería de brujas de la que no hablan las noticias, porque intentan ocultar que sus organismos policiales siguen acosando, persiguiendo y castigando a la disidencia política.

Desde este medio exhortamos y hacemos un llamado a todas las personas que luchan a que, pese a la persecución policial, no claudiquemos y que sigamos adelante, que cada paso que demos esté acompañado de determinación y fuego, de empatía, de anhelos y deseos porque este mundo sea mejor, no solo para nosotras con cuerpos de mujer, sino para cada persona y cada criatura que sobrevive a la voracidad del capitalismo.

Llamamos también a aglutinarnos a manera de acompañar y dar seguimiento a este acoso hacia nuestras compañeras, que no estemos solas, que no volvamos a caminar en senderos llenos de luz u obscuridad con la sensación de encontrarnos solas y vulnerables, que nos acompañemos para afrontar estas y todas las represalias que nos esperan en el camino de la lucha por la vida.

Desde esta pequeña trinchera donde también hay compañeras con citatorios judiciales, así como acoso policial constante en nuestros espacios, les gritamos que aquí seguimos.

¡Fuimos todas!
¡Anarquía o barbarie capitalista!

[Chile] Crítica de la crítica del texto “Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso”

23 de noviembre de 2021. Tomado de un muro de facebook

Ver también:  Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso

El autor comienza su crítica saludando la discusión que aporta el texto en entornos libertarios, sin embargo, nos anuncia -sin aún decirnos las razones- que el escrito realiza una lectura errónea de la “realidad que se nos viene encima”, y aprovecha de especular una falta de lectura acerca de los medios asociados a la clase dominante. Sobre este primer punto, señalar en primera instancia que dicha afirmación se basa en una falacia por desconocimiento de lo que efectivamente ha hecho la persona que escribió el texto que crítica -y por tanto lo único que nos anuncia es que el pretendido crítico cree saber más acerca del tema en cuestión- y, en segundo lugar, cuando queremos saber qué pasos dará la clase dominante no leemos los medios de reproducción de su ideología – y, por tanto, de su falsa conciencia- sino que observamos atentamente lo que realmente hacen.

Como nuestro crítico, vamos por parte. Es una labor tediosa, porque es un compendio de todas las imposturas que el primer texto quería criticar y, por otro lado, no sale de la misma retórica impotente que caracteriza al anarquismo y la ultraizquierda en la actualidad. Ya antes de terminar el texto sabemos la conclusión: hay una terrible realidad que “se nos viene encima” -haciendo aquí gala del pensamiento paranoico que ha invadido al conjunto de la izquierda ante el fenómeno Kast-, y que gane Kast es peor a que gane Boric. Tal conclusión va en contra de cualquier pretensión de pensamiento materialista, ni tampoco aporta nada a alguna alternativa emancipadora, simplemente afianzan el pensamiento izquierdista actualmente existente y con ello reproduce de manera ampliada su ideología. Sobre todo hoy, cuando los hechos presentes que se desarrollan frente a nuestros ojos nos muestran que el gobierno más progresista de Europa lanza tanquetas a los obreros del metal, cuando AMLO pacta con narcotraficantes y lidera una cacería humana contra inmigrantes o cuando Biden continua una política genocida con el beneplácito complaciente de toda la izquierda progresista norteamericana. La realidad grita, pero nuestro crítico no escucha porque está atrapado en la cámara de resonancia que denuncia.

Más aún, en ningún momento del texto se señala la posibilidad segura de que Boric gane por un potencial efecto anti-Kast, solamente señala que un número de unas cuantas miles de personas no fueron a votar por Boric por razones sumamente fundadas, a las cuales nuestro crítico parece ser ciego porque, recordemos, hay una terrible realidad que se nos viene encima y el nos la va a señalar. Se ha pasado completamente por alto la tesis principal del texto, a saber, que Kast y Boric son dos caras de una misma contrarrevolución que comienza el 15 de noviembre de 2019. De allí el absurdo que recorre todo el texto, nos llama en última instancia a votar por Boric cuando el auge del fascismo se debe precisamente al triunfo de la política socialdemócrata que aún mantiene a Piñera dentro del palacio de La Moneda, y no al revés. Por lo demás, el texto nos habla acerca de las ideas de derecha de Parisi, de los pactos del PDG con Republicanos y todo lo que ocurre en el cielo de la política, pero no nos explica cómo puede ser que un candidato que realizó una campaña exclusivamente de manera online haya sacado casi un millón de votos, a qué publico apunta y porqué Boric es impotente para obtener dichos votos. Simplemente nos señala la alta improbabilidad de que eso suceda. Por nuestra parte, no jugamos a la futurología, simplemente señalamos los hechos reales que han hecho naufragar a Boric y, además, evidenciar el peligro que él representa para cualquier movimiento emancipador a despecho de todas las esperanzas e ilusiones que se hayan depositado en su programa y su despliegue de ingeniería emocional progresista.

Pero el crítico va más lejos, incluso coincide con la lectura política de los comentarista de El Mercurio -hay que tener cuidado al leer los “medios de la clase dominante”-, puesto que afirma que “de ganar las elecciones Boric, el proyecto tiene pocas esperanzas de éxito. Los inversionistas van a presionar hasta el cansancio, la derecha liderada por Kast va a estar a sus anchas, lo que podría traducirse en un viraje posterior aún más a derecha”. Nuevamente la crítica falla, porque entonces tendría que explicarnos porqué un candidato que se ha codeado con empresarios, que firmó como individualidad el Pacto por la Paz y la Nueva Constitución, que fue a la ENADE a calmar a cualquier empresario indeciso, que se ha mostrado sistemáticamente a favor de medidas represivas que mantengan la paz social del capital, que empero hace todo eso y más, sería un gobierno en el cual los “inversionistas” van a sentirse incómodos. Por el contrario, Boric ha hecho todo lo posible para salvar, perpetuar y engrandecer el proyecto histórico de la elite chilena: el desarrollo del capitalismo. Por lo demás, todo sea dicho, nos dice que “es cuestión de recordar que el auge del nazismo también es consecuencia del fracaso de la socialdemocracia”. Pero, amigo crítico, la socialdemocracia no fracasó con el nacionalsocialismo, sino que este fue la expresión de su triunfo y continuidad. La socialdemocracia masacró a la revolución para, acto seguido, abrir la puertas a la reacción fascista. En el texto anterior también lo he señalado, toda contrarrevolución surge sobre el terreno del movimiento de subversión que le precede. El movimiento nazi es la continuación empírica de la ideología del trabajo de la socialdemocracia alemana, por ello el lema de los campos de concentración fue arbeit mach frei [El trabajo libera]. De la misma manera, uno de los responsables directos de la reacción fascista que hoy tanto temor genera es precisamente aquel por quien hoy la izquierda llama histéricamente a votar.

Por otro lado, la nota jamás dice que solamente la ultraizquierda y el movimiento mapuche serán las víctimas de la persecución política en un eventual gobierno de Kast, simplemente dice que Boric – levantado por la izquierda como el supuesto último muro de defensa entre el fascismo y las mujeres y las disidencias sexuales- es una amenaza para ell@s tanto como lo es Kast, puesto que es, como ya he señalado, Boric mismo quien ha pactado, fortalecido y abierto el espacio político institucional para al expresión fascista. Por otro lado, le aviso a nuestro crítico que, de la misma manera que Republicanos, la policía, el Estado y quienes lo sostienen jamás han tenido reparos en materia de derechos humanos. La prueba: los acontecimientos del 18 de octubre en adelante, para los cuales Boric se apresuró a asegurar la futura impunidad con tal de salvar la “paz social”.

La crítica afirma que “la nota no señala nada sobre la convención constituyente. ¿Parece raro?”. Bueno, la verdad es que el texto si lo señala, dice “Lo que ha pasado inadvertido hasta el momento para estas personas, es que el fascismo -es decir la reacción más conservadora de la burguesía frente al capitalismo amenazado- les ha derrotado sucesivamente desde el 15 de noviembre de 2019 en adelante, y Boric y la convención constituyente, el apruebo y Elisa Loncón, son la expresión viva de esa derrota que hasta hace poco celebraban como una victoria que anunciaba un cambio social venidero. Aún recuerdo cuando el artista progre favorito de la gente, Alfredo Castro, celebró una premiación diciendo que Pinochet estaba muerto con el comienzo de una nueva constitución. En realidad, lo contrario es la verdad: Pinochet y su legado capitalista están más vivos que nunca, y tanto la convención como estas elecciones son la prueba de ello, puesto que el capitalismo refundado por su régimen terrorista ha sido administrado y profundizado por los gobiernos democráticos de izquierda y derecha, y el pretendido candidato del antifascismo aspira a ser un administrador de ese legado, no su destructor”. Nuestro crítico omite lo esencial de esa crítica: la convención es una continuidad del legado de Pinochet ¿Parece raro no?

El autor señala que la convención constituyente implica una reestructuración del poder y de la composición de fuerzas del trabajo-capital. Sin llegar si quiera a cuestionar la poca realidad de esa afirmación, en cuanto a los límites que el propio Boric le puso a dicha instancia el 15 de noviembre, hay que señalar que un cambio en las relaciones entre el capital y el trabajo, sigue siendo un cambio dentro de los marcos del capital y el trabajo, es decir en ningún caso supone una alteración de las relaciones de producción capitalista, simplemente plantea una modernización necesaria e inevitable de dicha relación que fue precipitada por el movimiento de la revuelta. Para remate, el autor me recuerda lo que es ser un buen marxiano, y señala que yo desconozco que Marx habría apoyado un punto de vista similar a que nuestro crítico expone. Y bueno, quizás tenga razón, porque Marx fue el más grande crítico del trabajo hasta ahora, pero también su obra tiene una dimensión que ontologiza el trabajo. Mientras que nuestro crítico se centra en este último, yo me quedo con el de la crítica de la economía política. Y, como Marx diría, si el Estado entrega salud gratuita se debe a los aspectos civilizatorios del capitalismo, a la lucha social de las personas, y al momento de crisis que atraviesa el capitalismo en general (véase el debate de la renta básica universal, que antes era impensable). Bajo ningún caso este es mérito de Boric, así como tampoco el IFE lo es de Piñera.

Finalmente, la parte más lamentable del texto. En ella señala que como hablo de contrarrevolución entonces el “estallido” pasa a ser automáticamente una revolución. Bajo ningún caso, se trata, sí, de una erupción revolucionaria de consecuencias a largo plazo, de la misma manera que la revuelta de 1905 presupone la revolución de 1917. Y uso esta caricatura para mostrar que nuestro crítico bien podría haberles advertido a las minorías revolucionarias de votar por Kerenski ante el terrible futuro que se avecinaba con un zarismo cada vez más despótico. Vuelvo aquí a la “nota” que nuestro crítico señalaba como tan errónea: “ Hoy vivimos una restauración del capitalismo en un nivel superior, en un escenario histórico en el que salga quien salga como presidente deberá gobernar en un país polarizado, con un capitalismo que ya no funciona sin policía permanente en la calle, militares en el Wallmapu, leyes de control y represión del movimiento de personas y, por supuesto, sin una represión masiva sobre cualquier expresión de protesta”. Acto seguido, el crítico nos dice que los manifestantes en la revuelta no querían la revolución, ¿pero es que se trata todo esto de voluntades subjetivas? Querido crítico, la revuelta no debe ser juzgada por lo que sus participantes dicen de sí mismos, sino por lo que realmente hizo, y en esa línea yo señalaba algunas pistas acerca de donde residía el contenido verdaderamente radical de la revuelta. Así que, lamentablemente, nuestro crítico nos quería señalar la realidad no solo del terrible futuro que se nos avecina, sino también mostrarnos la realidad de la revuelta. Y en ambas, según lo que puedo juzgar hasta ahora, nuestro crítico ha fallado, su texto más bien constituye un triste reduccionismo y, en consecuencia, sus conclusiones son erróneas.


lunes, 22 de noviembre de 2021

[Chile] Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso

22 de noviembre de 2021. Tomado de un muro de facebook
 

Por el neofascista de corte liberal Kast votó casi el mismo número de personas que votó por el rechazo, lo cual era obvio si se considera que el sistema de la democracia burguesa encuentra sus más activos adherentes en aquell@s que se benefician de dicha institucionalidad. Hoy la izquierda progresista llora sus lágrimas de cocodrilo, los profesionales educados de la clase media no pueden aceptar que Boric -un candidato abiertamente anti-revuelta, que aprobó leyes que tienen encarceladas a muchas por personas por varios años de su vida, que es además el candidato de una parte importante del empresariado, etc.,- haya tenido menos votos que Kast. Por supuesto, la respuesta es la misma retórica narcisista e impotente que tanto los ha alejado de ese pueblo que tanto les gusta maltratar: "La ignorancia el mejor aliado del fascismo", "si votaste apruebo y luego por Kast no entendiste nada", "me voy de Chile", "el pueblo es tonto", y así ad nauseam. Algunos simplemente están en shock y lo reconocen, es natural que eso pase porque en primer lugar se perdieron del movimiento real que se desplegaba frente a sus propios ojos todo este tiempo, y el cual solo pudieron ver con los lentes de la ideología progresista y democrática que les ha llevado paso a paso a su nueva derrota histórica. De esta manera, tal como antes de ayer, no tienen nada que decir más que una serie de consignas que pretenden demostrar que Kast es el mal encarnado, pero no explican como Kast o alguien como Parisi han llegado a estar donde están, ni tienen nada más que proponer aparte de votar por Boric en la segunda vuelta para "derrotar al fascismo". Lo que ha pasado inadvertido hasta el momento para estas personas, es que el fascismo -es decir la reacción más conservadora de la burguesía frente al capitalismo amenazado- les ha derrotado sucesivamente desde el 15 de noviembre de 2019 en adelante, y Boric  y la convención constituyente, el apruebo y Elisa Loncón, son la expresión viva de esa derrota que hasta hace poco celebraban como una victoria que anunciaba un cambio social venidero. Aún recuerdo cuando el artista progre favorito de la gente, Alfredo Castro, celebró una premiación diciendo que Pinochet estaba muerto con el comienzo de una nueva constitución. En realidad, lo contrario es la verdad: Pinochet y su legado capitalista están más vivos que nunca, y tanto la convención como estas elecciones son la prueba de ello, puesto que el capitalismo refundado por su régimen terrorista ha sido administrado y profundizado por los gobiernos democráticos de izquierda y derecha, y el pretendido candidato del antifascismo aspira a ser un administrador de ese legado, no su destructor.

La realidad es que Boric y Kast no solo no son opuestos, sino que son dos caras de una misma contrarrevolución hoy triunfante. Ambos son la expresión política de la derrota de la revuelta, derrota que no hay que buscar comprender en la estupidez o la ignorancia de "la gente", o en la astucia de la socialdemocracia, sino en el contenido contradictorio de ese movimiento: la revuelta tuvo una naturaleza contradictoria en la que se encuentran simultáneamente un fuerte contenido negativo —anticapitalista— y reivindicaciones ciudadanas que abogan por una reforma del orden social capitalista dentro de los marcos de la democracia. Toda contrarrevolución surge sobre el terreno del movimiento de subversión que le precede. Hoy vivimos una restauración del capitalismo en un nivel superior, en un escenario histórico en el que salga quien salga como presidente deberá gobernar en un país polarizado, con un capitalismo que ya no funciona sin policía permanente en la calle, militares en el Wallmapu, leyes de control y represión del movimiento de personas y, por supuesto, sin una represión masiva sobre cualquier expresión de protesta. Boric ya lo anunció: como presidente mandará a la policía en ejercicio de la ley. Que nadie se engañe, Boric no es menos defensor de la propiedad privada y del capital que Kast.

Sin embargo, en este punto el pensamiento crítico de la mayoría de las personas anti-Kast se detiene. ¿Es que acaso no es Kast peor que Boric? ¿No representa Kast una amenaza para los derechos de las mujeres, de la comunidad LGTBQA+, de las personas inmigrantes? Efectivamente si, pero contrario a las apariencias no más que Boric. En primer lugar, Kast es una persona astuta, y ya ha demostrado tener flexibilidad en su programa. Ayer lo señaló en su discurso, no va a haber discriminación de género ni de orientación sexual. Evidentemente a alguien como Kast no se le creen sus palabras, sino que hay que ver el contenido de sus acciones. Kast, a menos que no quiera evitar una revuelta social masiva, no va a comenzar un hipotético gobierno quitando los derechos a las mujeres o persiguiendo a personas de la comunidad LGTBQ+, sino que se mostrará como el presidente de la unidad nacional en torno al desarrollo de la economía. Quienes realmente sufrirán peligro de su vida y su libertad son las personas vinculadas a la ultraizquierda y al movimiento mapuche, pero Boric no será más benévolo con ellas que su contrincante, después de todo ya demostró su voluntad de encarcelar a todo aquel que atente contra la paz social del capital. Y aquí está uno de los defectos más importantes de la izquierda actual: su deriva identitaria y posmoderna que la ha hecho abrazar la institucionalidad del capital como agente privilegiado de cambios. No es Boric ni la policía quienes protegerán a las mujeres, a la comunidad lgtbqa+ o a los inmigrantes, puesto que con la izquierda o la derecha en el gobierno el Estado nunca lo ha hecho. El problema del patriarcado, el racismo, la exclusión social es algo que va más allá de un gobierno, son características estructurales del capitalismo en Chile. Una respuesta real para el patriarcado, el racismo o la exclusión social solamente puede venir de masas políticamente organizadas en torno a un proyecto colectivo de emancipación común. No obstante, en lo esencial, el programa político de Kast no es tan diferente del programa de Boric: ambas son las propuestas de diferentes fracciones de una misma elite ante la crisis orgánica del modelo actual. Por otro lado el programa de Boric, en caso de salir presidente, no podrá cumplirse a menos que haya una resistencia masiva por parte las personas a los sabotajes de los poderes económicos a las medidas que podrían beneficiar materialmente a la clase trabajadora, o a cualquier ley de carácter progresista. Es útil recordar aquí el caso de México, donde un gobierno de izquierda asesina y persigue inmigrantes, mantiene completa impunidad ante la desaparición de mujeres y personas, se codea abiertamente con el narcotráfico, etc. No es el fascismo, es el funcionamiento orgánico de la democracia capitalista.

Estamos viviendo tiempos históricos convulsos, ya sea que gane Kast o Boric estamos en medio de un proceso contrarrevolucionario, proceso que será administrado por uno de los dos a la cabeza del Estado, pero con ambos en el mismo bando: la defensa acérrima de la paz social del capital. Si gana Kast, con Boric a la cabeza de la oposición ya sabemos que esperar de parte de su sector. Si gana Boric, Kast seguirá como líder visible indiscutido de la derecha, presionando desde su sector para aprobar leyes o trabar avances sociales con la misma fuerza con la que lo haría siendo presidente, porque Kast y su sector ya lograron su principal objetivo político: la derechización de todo el espectro político institucional. El enfrentamiento entre Kast y Boric es el conflicto entre dos fracciones de la elite por la cabeza del Estado, pero ambos coinciden en su unidad frente a la subversión social y el peligro que representa para el capital nacional e internacional el avance del proceso de recuperación de tierras por parte del pueblo mapuche.

Por otro lado, hay un enorme porcentaje, más del 50%, de personas que pudiendo votar no lo hicieron. ¿por qué? ¿será por su ignorancia? ¿su inconciencia?-aquí debo reprimir la náusea que me da escuchar que los profesores fallaron en educar, cuando es precisamente la educación que dan en la escuela un obstáculo para la transformación social radical-. Hay, por un lado, miles de personas en la ultraizquierda que no fueron a votar por Boric precisamente porque Boric es el mal menor, y cualquier persona que tenga un poco de memoria y recuerde los días en los que se le arrojaba cerveza en la calle sabrá porqué es detestable, peligroso e incluso una afrenta a la dignidad ir a votar por él. Estas personas de seguro votarán por Boric en la segunda vuelta, y de hecho es probable que éste último gane en las próximas elecciones no por ser un excelente candidato con un programa de transformación social radical vinculado y apoyado masivamente por las personas, sino solamente por el efecto anti-Kast. En este escenario, tanto como en el que gana Kast, los ganadores y los perdedores serán los mismos, porque ya el solo hecho de tener que elegir entre Kast y Boric es una alternativa dentro de un mismo callejón sin salida, y por otro lado ambos representan lo mismo, se quiera o no se quiera ver la realidad.

Lo de Kast, en medio del terror que supone para todo el mundo -excepto claro para la burguesía, y quienes le apoyan- supone de alguna forma un terremoto político que podría tener alguna utilidad para cuestionar y superar las imposturas que durante largo tiempo han parasitado a los movimientos sociales en nuestro siglo. En efecto, este es tiempo para pensar una alternativa de transformación social radical más allá de la institucionalidad capitalista, que permita unir las diferentes demandas sociales (ecológicas, feministas, de clase, etc) en torno a una praxis anticapitalista consciente. Porque gane Kast o Boric nuestros problemas seguirán allí, y la solución a ellos no pasa por una elección y luego retirarse a la casa y al trabajo por los próximos 4 años, sino que pasa por empezar a realizar colectivamente un proyecto de emancipación más allá de las clases, el dinero y el Estado. Pero ese proyecto y esa praxis emancipadora no caerán del cielo, ni ocurrirá por la ilustración repentina de las masas, sino que sucederá como una necesidad que surgirá al calor de la lucha y la agudización de la crisis actual del capitalismo. Por mi parte, espero que el miedo a Kast no se convierta solo en una votación obligada por Boric -es inevitable el retroceso a la disputa electoral ante la derrota de la revuelta y cuando no hay una masa movilizada y políticamente activa- sino que abra camino para empezar un nuevo tipo de actividad política de las masas y de desobediencia civil. Una cosa es clara: con Kast o con Boric a la cabeza del poder del Estado -pero con ambos gobernando-, habrá que volver a saltar el torniquete.

Porque se los aseguro, si no es Kast, será Boric y su gobierno quienes construirán una zanja (o algún otro método) para excluir, perseguir y expulsar inmigrantes, de la misma forma que es AMLO y Biden quienes administran oficialmente la maquinaria de persecución y exterminio policial y militar de sus respectivos países con el apoyo de toda la izquierda progresista. Y, en ese sentido, se hace hoy más necesaria que nunca tanto una reinterpretación colectiva del pasado, de la historia reciente desde 1970 en adelante, y también responder una pregunta crucial para el futuro del partido de la subversión social: ¿Cuál fue el contenido radical de la revuelta de octubre? En la respuesta a esa pregunta, reside la posibilidad de pensar y realizar una praxis política anticapitalista realmente efectiva.

domingo, 21 de noviembre de 2021

[Italia] Conspiración y lucha social

Wu Ming, 7 de noviembre de 2021 

La siguiente entrevista se basó en las preguntas enviadas por Federica Matteoni, de la revista alemana Jungle World, durante la primera semana de octubre de 2021. La presente versión fue revisada y ampliada por los autores a principios de noviembre para su publicación en Ill Will: illwill.com/conspiracy-and-social-struggle

Traducción completa en PDF aquí.

Algunos extractos a modo de presentación:

Desde la primavera de 2020, advertimos que la ira social estaba creciendo y que explotaría una vez que el miedo al virus se calmara. Dijimos que la falta de crítica a la emergencia pandémica convertiría las próximas e inevitables protestas en algo muy confuso y ambiguo, algo explotable por la extrema derecha y diversas subculturas conspirativas. Criticamos duramente a la mayoría de la izquierda de base por expresar una visión "virocéntrica", es decir, por centrar cualquier conversación exclusivamente en el virus y el riesgo de infección, mientras que decían muy poco sobre el gobierno que gestiona la pandemia de forma irracional, injusta, hipócrita e incluso criminal.

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En los últimos veinte meses, muchos "radicales" -que a veces sonaban y parecían incluso más asustados que el italiano medio, con la única diferencia de que los "radicales" llamaban "altruismo" a su miedo a morir- renunciaron a criticar cualquier decisión tomada por el gobierno. Sólo hablaban del virus. El virus, el virus, el virus. Por eso ahora son incapaces de criticar el pase verde. De hecho, muchos de ellos lo defienden, adoptando exactamente la misma posición que Confindustria, Draghi y toda la clase dirigente.

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Ante las protestas callejeras contra el pase -pero que en realidad se dirigen contra toda la gestión de la pandemia por parte de los dos últimos gobiernos-, la corriente principal neoliberal recurrió inmediatamente a la reductio ad Hitlerum, y cierta izquierda, incluso declaradamente radical, siguió su ejemplo al instante. A fin de cuentas, es un patrón perfectamente tradicional: la operación retórica de comparar potencialmente cualquier cosa con el nazismo y potencialmente cualquier persona con los nazis -y más generalmente de utilizar los términos "fascismo" y "fascistas" indiscriminadamente- se remonta al Komintern de los años 30 y al Kominform de los años 40. Los estalinistas calificaron a los trotskistas de "trotsko-nazis", a los socialdemócratas de "social-fascistas" y, más tarde, a los comunistas yugoslavos de "tito-fascistas". Todos hemos oído a los camaradas comparar más o menos a cualquier político desagradable con Hitler, llamar "fascismo" a cualquier tendencia desagradable y utilizar "fascista" como insulto genérico. Como consecuencia, el concepto se trivializó y se volvió cada vez más vago. En esta primera fase pospandémica, esta reductio ad Hitlerum juega de hecho a favor de los neofascistas, al exagerar su papel. En muchos mítines antipandémicos, los fascistas están ausentes o son irrelevantes, en otros están presentes y obviamente intentan hacer sus sucias maniobras. Quizá sólo en Roma tengan alguna influencia destacable; en cualquier caso, la movilización en torno a estos temas es salvaje y desafía cualquier parámetro interpretativo. Hasta ahora, ninguna fuerza política ha conseguido asegurarse una verdadera hegemonía.

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Los compañeros que, en medio de mil dificultades, están interviniendo en las movilizaciones del “No Pass” no partieron de una lectura apriorística, no pensaron en resolverlo todo con frasecitas en Twitter: empezaron a hacer trabajo político en esa situación, persiguiendo la contradicción en lugar de esquivarla. Lo que intentan esos compañeros es trabajar el "biconceptualismo" de la gente que protesta. Varias cosas les unen a nosotros: la idea de que el sistema apesta, que las narrativas dominantes son engañosas, que los costes de la pandemia los están pagando los menos poderosos de entre nosotros, etc. Otras cosas les separan de nosotros: las pseudoexplicaciones que aceptan para todo esto, las conclusiones reaccionarias a las que a menudo llegan, los chivos expiatorios y los personajes imaginarios a los que recurren (la cábala, los reptilianos, etc.). Tenemos que encontrar una manera de hablar a la intersección entre ellos y nosotros, a la "mitad" de su mentalidad que está más cerca de la nuestra. Todo lo demás fluye a partir de ahí. Es como el Tai Chi Chuan: sólo puedes ejecutar las "formas", las largas y complejas secuencias de movimientos, si tu postura es firme.