[nota: este texto fue escrito en el 2013]
Porque
estamos enfrentándonos a los mismos límites y las mismas necesidades
(dificultad de luchar, necesidad de hablar de táctica, necesidad de
existir y tener expresión pública), proponemos constituir una Red.
No
pretendemos destacar prácticas o formas de luchas específicas, sino de
unir nuestras fuerzas: compartir recursos, compartir análisis e
informaciones, hablar de estrategias locales, a una escala más amplia que la que existe actualmente, también en ámbitos más formales.
Por
supuesto ya existen redes, muchas veces combinadas con funcionamientos
locales, informales y afinitarios. Pero eso no nos satisface. Eso
favorece mecanismos de cooptación y encierra a las personas en una
interconexión confortable, limita las posibilidades de apertura… En
resumen, eso favorece demasiado a excluir personas que no corresponden a
un cierto modelo de militante, lo que es una contradicción bastante fuerte con nuestras posiciones!
Bueno, no decimos que se van a arreglar todos estos problemas por el solo hecho de constituir una Red; sin embargo esa formalización permite elaborar preguntas y tratar de responderlas de forma colectiva y con actos.
Si queremos formar esa Red, sería también para darle a nuestras propuestas la capacidad de tener existencia publica en una mayor escala.
No se trata en este texto de detallar la forma que va a tener la Red,
porque eso no lo vamos a definir nosotros: será determinada de forma
colectiva. Pero queremos explicar lo que afirmamos con « comunismo
antigestionario » para proponer una base común.
Hace
ya 6 años que el mundo se encuentra en crisis y ninguna perspectiva de
recuperación del desarrollo económico se manifiesta. Si no es en la
gesticulación de la prensa burguesa: digámoslo, no se va a parar.
De China a EE.UU., pasando por Medio Oriente, todos los continentes están afectados por esa crisis. Europa se queda en primera posición.
El número de países cercanos a la quiebra aumenta cada año, con un
movimiento sin fin de planes de ajustes estructurales siempre más
brutales.
En ese juego de domino algunos pueden, cayendo, hacer mover el todo.
Hoy, es el caso con Francia, quién posee varios bancos de los más
importantes del mundo, uno de los principales mercados y la segunda
economía de la zona euro… Y ya 5 millones de desempleados.
No
podemos pronosticar los próximos episodios de la crisis, de la
austeridad y sus consecuencias. Pero se puede afirmar con certeza que
nuestra situación bajo el capitalismo solo puede empeorar.
Podemos sin embargo anticipar algo de lo que nos va a tocar:
intensificación de la crisis de alojamiento, aumento del desempleo, baja
de los salarios directos e indirectos (baja de subsidios y pagos de
jubilación), deterioro de las condicione de trabajo… Todo implicando el
empeoramiento especifico de la situación de las mujeres proletarias,
porque se encuentran aplastadas por el trabajo precario y porque una
deterioración implica un aumento significante del trabajo doméstico.
Solo hay que observar lo que sucede en España, Grecia, Italia, para ver
todo esto; sería ilusorio creer que esa amplia deterioración de las
condiciones de vida de los proletarios puede, igual que la nube de
Tchernobyl, ser parada por las fronteras francesas.
Para resumir, no hay suficiente riqueza para todos.
Para que la cantidad de capital siga valiendo algo, y quede rentable,
siempre tiene que generar más plata. Eso significa que los capitalistas
tienen que aumentar sus beneficios de forma permanente.
Aumentar los beneficios, eso puede querer significar para una
empresa particular, innovar, encontrar nuevas técnicas de producción
etc… Pero para la mayor parte de la economía, eso significa más que todo
bajar los salarios, hacer que los proletarios siempre sean más pobres.
No es un secreto, es que en un movimiento colectivo, jefes, gobiernos y
empresas llaman eso « competitividad ».
Si nos cuesta cerrar el mes, los gobiernos, en cuanto a ellos, les cuesta cerrar su presupuesto. Una misma lógica funciona, en todos los casos consiste en aumentar la riqueza producida que llega al capital.
Pero eso
genera problemas: para los gobiernos igual que para los proletarios, los
presupuestos están en rojo. Parece siempre posible endeudarse para
enfrentarse con los costos cotidianos. Y hace años que es el caso, y que
el endeudamiento tanto público como privado explota.
Cuando los proletarios están en quiebra, se llevan sus bienes.
Son expulsados de sus casas. Después, se venden los bienes y los bancos
recuperan su plata. Cuando millones de proletarios están en quiebra, se
llevan también sus bienes. Se los expulsa también de sus casas. Pero no
hay nadie para comprarlas, y los bancos que prestaron plata arriesgan
también quebrarse. Es lo que ha pasado en 2008, y en ese momento los
gobiernos salvaron el sistema bancario mundial. Hoy, son los gobiernos
mismos quienes se acercan de la quiebra. Detrás de ellos, no hay nada
para garantir el sistema bancario, o garantir el valor de la plata.
Entonces
los capitalistas se mueven, y van a buscar la plata donde está, al
fundamento de toda riqueza producida: nosotros. Se trata de aplastar al
proletario bajo el trabajo, todo pagando lo menos posible. De suprimir
todas las Convenciones Colectivas. De despedir a todos para generar unos
empleos, pero menos y con sus condiciones. Hacer trabajar a los
proletarios gratis, desempleados y desempleadas.
Para nosotros, proletarios, eso se resume en carencia y penuria: carencia de
alojamiento cuando miles de casas están vacías. Penuria de comida,
cuando millones de productos comestibles están producidos y tirados.
Penuria de plata sobre nuestras cuentas bancarias cuando la cantidad de
plata que circula aumenta en demasía.
Pero eso
no es suficiente, la recesión lleva con ella baja de ingreso del
gobierno, entonces se genera mayor déficit y mayores ataques..
Hasta el momento que la plata arriesga ponerse en crisis, y donde queda una
sola alternativa: defender ese sistema y manejarlo o destruirlo. En ese
momento la situación puede cambiar, o hasta nuestro aplastamiento con una reorganización del capitalismo, o hasta la revolución comunista. En otra palabra: seguimos con la explotación o la destruimos.
Pero no se trata acá de mostrar una
utopía lejana: queremos el comunismo, es decir un movimiento
revolucionario que destruyera las cases, los géneros, el estado, el
valor, la propiedad… La lista es larga de todas las mierdas que genera
el capitalismo y que hay que destruir.
Pensemos que la dinámica de esa supresión, es la abolición de las clases y de los géneros.
Estos dos movimientos necesitan funcionar a veces de forma separada
porque la relación hombre/mujer es conflictiva. Queremos decir con
« esos dos movimientos », de un lado la lucha de los proletarios para la
abolición de las clases y, adentro del proletario, la lucha para la
abolición de los géneros que implica la auto-organización de las mujeres
entre ellas. Pero pensamos que esos dos movimientos serán un solo
momento de la supresión general del capitalismo, y eso es una preocupación de todos y todas.
Frente a nosotros, está el capital y las necesidades de su gestión.
Se trata de manejar el business, es decir miseria para casi todos.
Todos los discursos gestionarías, que pretenden moralizar o reformar el
capitalismo, hasta a veces afirman querer destruirlo, se basan sobre el
mismo principio: el mantenimiento, manejado de forma distinta, de las
clases sociales y de los géneros.
Esos discursos gestionarías se desarrollan en varias escalas:
– La
gestión de las cuestiones cotidianas o actuales: « el buen gobierno ».
Las coaliciones rosas, verdes, azules, naranjas, al poder de Europa y
más.
– La
gestión alternativa: los distintos « populismos », los keynesianos, los
soberanistas… La vuelta al drachma o a la lira italiana. El salario
mínimo a 1500 euros o 10000 francos, o el discurso que opone el
« banquero inmoral sin patria » al « buen patrón de al lado »….
La gestión alternativista, el mutualismo, las monedas alternativas, la autogestión de la miseria.
No se
trata aquí de criticar las tácticas de sobrevivencia que consistan en
compartir la miseria. Se trata de señalar que eso no constituye para
nada una estrategia de salida del capitalismo. Al contrario, solo puede funcionar CON el capitalismo.
Encontrábamos, por
ejemplo, esos tres niveles de gestión en Argentina, hace 10 años. Las
empresas auto gestionadas han podido participar a la reactivación de la
economía. Las monedas alternativas han sido aceptadas por el estado (entre otros usos para pagar impuestos), eso mismo en las manos de los keynesianos (peronistas, kirchneristas) quienes han terminado por
reembolsar al FMI. Cada uno encuentra su lugar a su escala, los
diferentes niveles de gestión se articulan para ayudar al capitalismo
desde la baja colectividad hasta la escala supranacional de las
instituciones monetarias.
Se trata en todos los casos de manejar la penuria.
Para eso, los proletarios hombres y mujeres tienen que volver a
trabajar, en ocasiones gratis. Entre ellos, que las mujeres asumen más
la carga de reproducción en el hogar. Esa carga se agranda con la
crisis. Verse obligada a hacer 10 km más para hacer sus compras y pagar
20c menos por producto es uno de los ejemplos cotidianos de esa intensificación de la jornada de trabajo de las mujeres…
Si el capitalismo gano en Argentina gracias a la “buena gestion” y gracias a las redistribuciones supuestamente igualitarias,
no quiere decir que siempre se salvara. Lo seguro es que siempre ganarà
mientras nos quedemos con sus reglas de juego, o sea explotacion y
gestion capitalista de la miseria y de la crisis.
Lo
que podemos decir es que no puede ser positivo: manejar la crisis
siempre consistirá en manejar la derrota y quién dice derrota dice
muchas personas aplastadas. Somos demasiados para compartir lo que nos
dejan. Entonces conviene ganar.
Es por todo esto que nos definimos como comunistas antigestionarios.
Esa postura viene de una
adhesión, es decir que entra en juego otra cosa que el cálculo frio de
nuestros intereses individuales: frente a las formas de salvarse de
forma individual o colectiva, queremos salir todos juntos, y cuando decimos todos juntos, pensamos todos juntos.
En fin,
pensamos que solo en la perspectiva de movimiento social de lucha contra
la austeridad, las necesidades evocadas arriba se van a hacer sentir
frente a los diferentes discursos y practicas gestionarías a las cuales
estaremos enfrentados y que tendremos que combatir.
De momento vamos a desarrollar hasta aqui. Queda mucho por decir, escribir y hacer. Si se reconocen en estas bases que describimos, los invitamos a difundir este texto.
# Réseau Communiste Antigestionnaire