miércoles, 15 de febrero de 2012

[Atenas] Segundo cumunicado de la okupada Facultad de Derecho

CONVIRTAMOS LA EXPLOSIÓN SOCIAL EN REVOLUCIÓN

La era de la “prosperidad” se acabó. El sueño del acceso al consumo y el avance, como se expresaba en el tríptico “alardeo, consumo, profesión”, de repente, se ha convertido en la peor de las pesadillas. Pero ahora ya no hay vuelta atrás. Los tiempos en los que los patrones exprimían a lxs extranjerxs en las granjas y la construcción, ese tiempo en el que presumías de ser voluntarix en los Juegos Olímpicos, pero tenías una señora de la limpieza de esclava del hogar, eso jamás volverá.

Estás viendo ese lugar donde tu racismo mandó a lxs migrantes todo el tiempo, cómo se acerca a ti y a tus hijxs. Y eso te aterroriza. Cuando la destrucción de otras sociedades, como Europa del Este o Iraq, armaba tus privilegios dentro de la competición internacional, cinícamente, lo disfrutaste lo maximo posible.

¿Quizá sea el momento de abandonar el capitalismo, el nacionalismo y el consumismo? ¿De dejar de pensar como prepietarix de una casa y comprender quiénes son tus verdaderos enemigos? El Estado, los jefes, los maderos, el propio sistema de economía política. Porque no eres tú quien pierde tu trabajo, sino es tu trabajo el que desaparece como posibilidad. La fuerza destructiva del capitalismo amenaza la totalidad de nuestras existencia.

Las únicas posibilidades de supervivecia que el capitalismo deja son las colas de los comedores sociales, hurgar en la basura en busca de comida o el botín del supermercado. Para eso, la única solución es la Revolución Social. Para tener una vida y no sobrevivir solx. Esto requiere un levantamiento contra todas las instituciones económicas y políticas: y que tomemos medidas durante la revuelta, como abolir el Estado, la propiedad, la nación, el sexismo y el patriarcado para traer la revolución a nuestra vida diaria.
HUELGAS SALVAJES, OKUPACIONES AUTOGESTIONADAS, EXTENDED LAS REVUELTAS A TODAS PARTES POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL

Okupada Facultad de Derecho
Atenas, 10 de febrero de 2012

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