La siguiente carta de Farid El Yamni – hermano de Wissam, 
asesinado por la  policía en 2012 – está dirigida a la madre de Rémi 
Fraisse (21), asesinado por la policía en las primeras horas del 26 de 
octubre del 2014. Wissam El Yamni (30) fue brutalmente asaltado por los 
polis en  Clermont-Ferrand el día de Año Nuevo, antes de ser detenido. 
Cayó en coma y murió en el hospital el lunes 9 de enero del 2012. Su 
muerte desató disturbios y quema de coches. Farid quería que su texto 
fuese público, pero también que fuese enviado a los padres de Rémi.
Extraído de Contrainfo
 3 de noviembre del 2014
Le escribo esta carta en un tiempo que en París se condena a las 
manifestaciones violentas y se alaba a las sentadas pacíficas. Perdí a 
mi hermano en condiciones bastante similares a las que usted ha perdido a
 su hijo. Mi hermano, que cuidó mucho de mi madre, nos dejó y no 
volverá. La pérdida de mi hermano me causó un inmenso dolor que siento 
cada vez que el Estado asesina otra vez. “Allí, donde crece el peligro, 
también crece lo que salva”, dijo alguien. Cada vez que el Estado 
asesina también es una oportunidad para pararlo, forzarle a cambiar, y 
devolver la dignidad perdida a todxs lxs demás.La muerte de Rémi está 
ligada a mucho más que a la historia de una vida; está ligada a la vida 
de todxs nosotrxs, individual y colectivamente. La criminalización que 
ocurrió es terrible; fue lo mismo para nosotrxs. Me di cuenta más tarde 
de que fue deliberada. Sólo quería una cosa: que la Justicia llegase a 
la verdad y devolviese la dignidad que mi hermano merecía, en calma, y 
que esa historia beneficiase a todxs, a nosotrxs lxs gobernadxs con 
objeto de querernos mejor, igual que a la policía para reconciliarlos 
con la nación. Pensaba que la policía no podría aceptar asesinatos entre
 sus filas, no la conocía lo suficiente entonces. Estaba equivocado. Los
 barrios han ardido; llamamos a la calma: cada coche o contenedor 
quemado era percibido como un insulto, como una espina en pleno corazón,
 una espina que empujaban cada vez más adentro.
Luego pasó el tiempo, nos prometieron la verdad, pero no nos dieron 
nada excepto mentiras, nada excepto falsas promesas, como a muchxs otrxs
 antes de nosotrxs. La gente nos lo avisó, pero no les creímos. François
 Hollande, él mismo tomó a mi madre en sus brazos y le prometió que nos 
ayudaría a arrojar luz a la muerte de su hijo. Sin justicia ni verdad, 
vivimos el tiempo que pasaba como una sentencia de prisión. Estábamos 
aún en prisión, asfixiando y pidiendo ayuda a la Justicia.Y entonces nos
 dimos cuenta que nuestro caso no estaba aislado; otras tantas familias 
experimentaron, y todavía experimentan, lo mismo. ¡Hay tantas 
humillaciones y mutilaciones cometidas conscientemente por la policía y 
encubiertas por la Justicia, tantas!
También descubrimos cómo piensa la policía, es algo escalofriante. 
Aquí va un ejemplo: el pasado miércoles, tras la manifestación de París,
 uno de los oficiales de policía me dijo “1–0” delante de sus colegas de
 la comisaría de policía, que se reían cuando nos vieron llevando la 
camiseta “Urgencia: Nuestra Policía Asesina”. Nadie le dijo nada, nadie…
 Con ejemplos de este tipo, que tanta gente experimenta a lo diario en 
Francia, no pueden más con esta policía, ni pueden ver una salida de 
todo eso.
Entiendo las llamadas a la calma; nosotrxs hicimos lo mismo entonces.
 Usted también tiene que entender que mucha gente ya no crea en este 
sistema que da impunidad de facto a la policía. Tiene que entender que 
la no-violencia es concebible sólo si supones que el oponente es capaz 
de cuestionarse a sí mismo: ellos son humanamente incapaces de eso, 
porque consideran que poner en cuestión a la policía significaría poner 
en cuestión al Estado. Durante 40 años, la policía asesina con 
impunidad, repetidamente. Durante 40 años, hemos estado presenciando el 
mismo método de encubrimiento de los asesinatos del Estado, a pesar de 
los vídeos, lxs testigos, las evidencias. Durante 40 años, hay sentadas,
 manifestaciones, libros, declaraciones oficiales de políticos, 
declaraciones dirigidas al ministro del interior. Durante 40 años, eso 
no ha funcionado.
Aquí va como funciona: la agencia de noticias AFP emite la historia 
de última hora, el fiscal miente, se abre una investigación chapucera y 
de mala calidad que termina luego de muchos años en una condena 
ridícula, o incluso una falta de condena. Lo peor es que los que 
enterrarán el tema serán promocionados y los que asesinaron a nuestrxs 
hermanxs, nuestrxs hijxs o amigxs serán tratados como campeones por sus 
colegas. Esta es la realidad que usted va a experimentar también.
Manuel Valls, primer ministro frances, dijo que los disturbios son un
 insulto a la memoria de Rémi, pero que sepa usted que Manuel Valls, 
mediante su inacción para combatir la impunidad de la policía, es el 
primer asesino de su hijo. Es un criminal reincidente. Vino a 
Clermont-Ferrand una semana antes del falso informe de la 
contra-autopsia, de la que él conocía los resultados, y no habló del 
caso sino para mejor condenar la violencia de lxs que se rebelaron 
contra el asesinato de mi hermano.
Señora, la gente está luchando por Rémi, por su dignidad y sus 
ideales. Luchan por usted, por todxs nosotrxs, por que la fraternidad 
sea efectiva. Lxs que luchan conocen lo suficiente la malicia de 
nuestros gobernantes para entender que están intentando hacernos creer 
que  vivimos en un Estado basado en la ley, mientras vivimos en un 
Estado basado en el deber. El Estado no respeta la ley que exige que 
nosotrxs respetemos. Juega con nuestros cuerpos, nuestra seguridad, 
nuestro dinero y nuestra dignidad. Exige que estemos arrodilladxs, y 
esto es un imperativo categórico.
Le escribo esta carta a usted, y a todxs lxs que lean mis palabras, 
para hacer saber que hoy, más que nunca, entiendo cómo la no-violencia 
en cuestiones de crímenes de Estado tiene sus límites. Porque por su 
impotencia, la no-violencia a veces es más condenable, más mortal que la
 violencia misma. Los que nos gobiernan son maliciosos, arribistas, 
sádicos y reincidentes. Hay que echarlos fuera por todos los medios que 
sean necesarios.
Farid El Yamni, hermano de Wissam El Yamni, asesinado por la policía el 1 de enero del 2012 en Clermont-Ferrand.
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