19 de marzo de 2020. Biblioteca Alberto Ghiraldo
El virus se cobró la muerte de miles de personas de manera directa. Es muestra de la frialdad de la mentalidad dominante actual que 195.957 contagios y 7.868 muertos sean cifras que hablan de la pandemia, tanto en los baners como en los mapas que el sensacionalismo propagandista dominante publica minuto a minuto, sin siquiera decir que son personas las afectadas, solo números. La otra cara de la (des)información reinante, la de la contención y represión social (que aun parece no haber mostrado su potencial ferocidad por estas latitudes) puede asustar aún mas que la posibilidad de contagio.
Pero por otro lado la paranoia oficial (sea cual sea su verdadero motivo) parece dejar al desnudo la inmundicia del sistema de producción actual en el que hay que producir valor, supurar mercancías a cualquier precio. Posiblemente el coronavirus, y sin intentar comparaciones cuantitativas, haya salvado cientos de vidas. En principio por la total paralización de fabricas en el epicentro de la producción capitalista con la reducción de muertes en asesinatos laborales que ello conlleva, aunque si buceamos en la web es imposible encontrar estimaciones del numero de "accidentes" evitados en China o Italia. La paralización del transporte en varias regiones nos hace arribar a especulaciones similares.
Desde otro punto de vista, este parate de la producción (y la circulación) trajo aparejados una drástica reducción de la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero, con la consiguiente mejora en la calidad de vida de las personas que habitan las regiones afectadas, incluso bajando la cantidad de afecciones respiratorias por dicho motivo. Esta inesperada reducción en la polución debería llevarnos a reflexionar que alimentar al monstruo de la economía tiene como correlato la destrucción del hábitat donde nos movemos, mientras la cuarentena pasa, los arboles no se talan, el aire se limpia y el agua se vuelve cristalina (basta sólo con buscar fotos de Venecia donde sus otrora nauseabundos canales hoy se volvieron cristalinos y hasta algunos cisnes pasean por ellos).
Lamentablemente como fue decisión estatal paralizar la economía en determinadas regiones, la potestad de reiniciarla también corresponderá al Estado, es por esto que los momentáneos beneficios de dicha suspensión se verán revertidos en cuestión de días. Sin embargo estos ejemplos dejan una enseñanza al respecto de las prioridades de un sistema en la cual la producción de valor reina notablemente sobre la salud tanto de personas como del ecosistema terrestre mismo. Y nos orienta a pensar que el sistema productivo actual debe ser desmantelado para la supervivencia de la especie.
Pero por otro lado la paranoia oficial (sea cual sea su verdadero motivo) parece dejar al desnudo la inmundicia del sistema de producción actual en el que hay que producir valor, supurar mercancías a cualquier precio. Posiblemente el coronavirus, y sin intentar comparaciones cuantitativas, haya salvado cientos de vidas. En principio por la total paralización de fabricas en el epicentro de la producción capitalista con la reducción de muertes en asesinatos laborales que ello conlleva, aunque si buceamos en la web es imposible encontrar estimaciones del numero de "accidentes" evitados en China o Italia. La paralización del transporte en varias regiones nos hace arribar a especulaciones similares.
Desde otro punto de vista, este parate de la producción (y la circulación) trajo aparejados una drástica reducción de la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero, con la consiguiente mejora en la calidad de vida de las personas que habitan las regiones afectadas, incluso bajando la cantidad de afecciones respiratorias por dicho motivo. Esta inesperada reducción en la polución debería llevarnos a reflexionar que alimentar al monstruo de la economía tiene como correlato la destrucción del hábitat donde nos movemos, mientras la cuarentena pasa, los arboles no se talan, el aire se limpia y el agua se vuelve cristalina (basta sólo con buscar fotos de Venecia donde sus otrora nauseabundos canales hoy se volvieron cristalinos y hasta algunos cisnes pasean por ellos).
Lamentablemente como fue decisión estatal paralizar la economía en determinadas regiones, la potestad de reiniciarla también corresponderá al Estado, es por esto que los momentáneos beneficios de dicha suspensión se verán revertidos en cuestión de días. Sin embargo estos ejemplos dejan una enseñanza al respecto de las prioridades de un sistema en la cual la producción de valor reina notablemente sobre la salud tanto de personas como del ecosistema terrestre mismo. Y nos orienta a pensar que el sistema productivo actual debe ser desmantelado para la supervivencia de la especie.
Tomado del muro de facebook Alberto Ghiraldo (biblio)
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