Mostrando entradas con la etiqueta de Jaques Camatte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta de Jaques Camatte. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de julio de 2022

MUERTE Y EXTINCIÓN: A PROPÓSITO DE LA INVASIÓN DE UCRANIA

Jacques Camatte, 10 de marzo de 2022

El momento de la invasión de Ucrania me impuso la siguiente cuestión: ¿es esta dinámica de muerte una máscara de nuestro devenir hacia la extinción? ¿O es el devenir a la extinción lo que precisamente condiciona este nuevo montaje de la matanza, de la guerra en su forma antigua (no la guerra cibernética), visible y tocante a la lucha por la supervivencia? Pero, de hecho, esto aplica a todos los conflictos armados actuales, que no comenzaron ayer.

Lo que se pone fundamentalmente de relieve es la importancia de la amenaza por ambos lados, pero especialmente del lado ruso. Y esto: el desencadenamiento de la enemistad. Los ucranianos reaccionaron al ataque ruso defendiéndose enérgicamente, lo cual es lógico y está ampliamente justificado; pero esto fue acompañado por un desencadenamiento de odio no sólo por parte de rusos y ucranianos, sino por parte de los que se llaman occidentales y apoyan a los ucranianos. De modo que la defensa de los ucranianos y la demonización de los rusos han sido la principal preocupación de los medios, enmascarando, ocultando la cuestión del Covid 19 (curiosa y repentinamente ya no se considera peligroso y las medidas contra él pronto serán derogadas) y la publicación del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) que destaca el grave peligro del calentamiento global y, por tanto, el aumento del riesgo de extinción.

Los rusos se han sentido amenazados desde hace mucho tiempo, especialmente desde el fin de la Unión Soviética, y es importante recordar que, en ese momento, ellos liquidaron el Pacto de Varsovia e incluso propusieron unirse a la OTAN –ya que volvían a ser amigos como lo habían sido durante la guerra contra Alemania. “La seguridad paneuropea es un sueño”, se les respondió. La realidad es la enemistad, y Estados Unidos necesitaba un enemigo. Tener un enemigo permite protegerse de una amenaza haciéndola visible gracias a algún tipo de encarnación. Esta situación no ha hecho más que incrementarse más y más hasta hoy.[1]

De hecho, tenemos que remontarnos más atrás en el tiempo para encontrar los fundamentos de esta enemistad: a la Revolución de Octubre de 1917, que generó una gran amenaza –que pareció tener un fundamento real durante un corto período, pero que, de manera atenuada, persistió incluso después del final de la fase revolucionaria–, así como la enemistad contra el proletariado que estaba ligado a ella. Esta enemistad duró hasta fines del siglo pasado, cuando el proletariado desapareció y fue reemplazado por estratos sociales dominados y explotados en diversos grados. Se podría decir que, hasta hoy, más o menos inconscientemente, se culpa a los rusos de haber hecho la revolución.

Hemos afirmado varias veces que la especie humana trata continuamente de ponerse en guardia contra una amenaza. Esta puesta en guardia se actualiza tanto a nivel de naciones como de individuos: de ahí los diferentes conflictos que pueblan la historia. La muerte aparece como el medio de escapar de la amenaza.[2] Esta es una explicación de la intervención rusa en Ucrania, pero no una justificación. Más aún: cuanto más se lucha contra una amenaza, más se la refuerza, como muestra el caso de Rusia en lo que hace al presente y lo que viene.

Esta dinámica –que provoca guerras que destruyen a hombres, mujeres, pero también a la naturaleza (hecho que muchas veces queda encubierto)– aumenta el riesgo de extinción porque exalta la enemistad que es la causa esencial del calentamiento global ligada a la destrucción de la naturaleza misma. Se trata de una dinámica que no encuentra ningún obstáculo porque se sustenta en otra dinámica: la de la autonomización de la forma capital –que fue capaz de imponerse gracias a la desaparición del proletariado– expresada a través de la necesidad de una constante innovación que induce a la obsolescencia de lo producido así como de los productores no innovadores o insuficientes, generando una amenaza acompañada de una enemistad en el seno de la realidad social y económica, complementaria a la de lo superfluo de los seres humanos, contribuyendo todo ello a la creación de condiciones de vida donde “¿No es más deseable la muerte que esa vida que es una mera medida preventiva contra la muerte?” (Marx). De hecho, incluso la
muerte no puede resolver nada, porque no puede abolir la cada vez más cercana víspera de la extinción. La humanidad sólo puede escapar de ella abandonando la enemistad como forma y principio de vida.

Notas:
[1] Muchos documentos que prueban la validez de esta proposición están disponibles en Internet. Por otro lado, debemos mencionar el pasado nazi de Ucrania, que fue una amenaza para la URSS, ahora Rusia, pero fue igualmente una fuerza contra la Alemania nazi. Recordemos también esto: “De hecho, la crisis que llevó a la disolución de la URSS y del bloque del Este no es un fenómeno local que concierne sólo a estos países sino un fenómeno global: el fin de la oposición capital-trabajo y la evanescencia del fenómeno de la propiedad basada en la tierra; la plena eliminación de los límites al devenir del capital y la realización de un desarrollo no antagónico, no dialéctico. Más exactamente, hay una disolución del conflicto por su generalización dentro de la comunidad-sociedad del capital. Esto conmociona profundamente los cerebros de los humanos que están acostumbrados a pensar solo en términos de conflicto y polarización entre dos campos. El escenario ahora alcanzado por el capital impone a hombres y mujeres la necesidad de vivir sin enemigos, lo que socava todas sus representaciones y causa el actual desconcierto, que corre el riesgo de ser sólo transitorio porque los enemigos se transforman en competidores, en verdaderos actores capitalistas. Se necesita algún tiempo para eliminar las viejas representaciones” (Epílogo al «Manifiesto comunista de 1848», escrito en 1991).
[2] Cfr. la consigna franquista: ¡Viva la muerte!

 

Fuente: https://contemporaneafilosofia.blogspot.com/2022/06/jacques-camatte-muerte-y-extincion.html

martes, 19 de mayo de 2020

Instauración del riesgo de extinción


Jacques Camatte
30 de abril de 2020
Traducción: Hacia la vida

Lo  fundamental  en  el  caso  de  la  pandemia no es el virus sino el estado de descalabro en el que se encuentra la especie después de miles de años fuera de la naturaleza, entra en conflicto con ella y su destrucción, que es también la destrucción de la naturalidad de cada uno, fenómeno que se ha acelerado en los dos últimos siglos y que se ha autonomizado desde los años ochenta del siglo pasado, podemos afirmar que es como si el cuerpo de la especie nos dijera que ya no puede soportar lo que se le inflige, que ya no puede asegurar la guerra, que está entran-do  en  una  depresión  y  que  ya  no  puede soportar la artificialización.

>> Leer artículo completo:
https://hacialavida.noblogs.org/files/2020/05/Jacques-Camatte-Instauraci%C3%B3n-del-riesgo-de-extinci%C3%B3n-2020.pdf

martes, 24 de marzo de 2020

[Covid19] Carta de Jacques Camatte a un compañero de la región chilena


Querido X:

Desde hace mucho tiempo creo que la especie humana está en riesgo de extinción. Esto ha sido confirmado científicamente. Ya han existido dos casos: uno hace 120.000 años y otro hace 70.000 años. La amenaza ha dejado su huella en la especie. Para evitar la extinción, la humanidad salió de la naturaleza. Pero, a fin de cuentas, al rechazar esta amenaza provoca ella misma la posibilidad de su extinción. Hemos alcanzado un momento final, decisivo. Es el fin de la errancia [1]. En el Capítulo 14 de Emergencia del Homo gemeinwesen, Punto final de la actual errancia [2], expongo todo esto de la forma más precisa posible. Sintéticamente: para escapar a la amenaza “natural” de extinción, la especie se ha separado del resto de la naturaleza, para escapar a la amenaza “antrópica”, ella deberá reintegrarse, lo que no implica una fusión. Para ello será necesario que se produzca un inmenso retorno de lo reprimido [3]: de la naturalidad, tal como se ha verificado en el curso de las catástrofes naturales con la manifestación de la solidaridad, de la preocupación y el cuidado por el otro, etc... con la suspensión de la dinámica de la enemistad que hoy en día se transformado necesariamente en una dinámica de eliminación, y que se deberá evitar que vuelva a emerger entre quienes han elegido, o elegirán, por una virtualización -agudizada con la pérdida de lo que aún queda de las relaciones humanas-, y entre aquellos que serán afectados por el retorno de lo reprimido.

En otras palabras, para protegerse la especie se ha encerrado en una dinámica, en su errancia, y ha devenido incapaz de imaginar un devenir diferente; esto es lo que constituye su locura. Ello se ve claramente a través de las reacciones de los dirigentes en los diversos campos. De allí, subyace y tiende a emerger, el pánico. Podemos sentir, por ejemplo, el hecho de que el coronavirus evoca irresistiblemente una amenaza.

Lo interesante es que estamos siendo testigos del resultado de este vasto fenómeno que se desarrolla durante miles de años entre los dos momentos de la afirmación de la amenaza del riesgo de extinción. Estamos en el corazón de su despliegue, es decir, de la manifestación, de la epifanización para señalar su potencia integral, del riesgo. Es como si nada fuera a pasar y, sin embargo, todo está sucediendo ahora. No obstante, no sabemos cuánto tiempo va a tomar. En última instancia, lo importante es ser capaz de poder experimentarlo –vivirlo- efectivamente en su totalidad, lo que requiere restablecer la preeminencia de la afectividad que permite el sentido de la continuidad [4] y, por consiguiente, del poder de la vida.

Comencé a escribir un texto para ser publicado en el sitio [5] donde repetiré lo anterior pero también otros temas relacionados que son esenciales.

Nuestra correspondencia ha sido interrumpida por mucho tiempo. Espero que, a pesar de la difícil situación, permanezcas bien y espero tener noticias suyas.

Todo lo mejor para ti en estos tiempos difíciles. Afectuosamente,

Jacques

NOTAS:

[1] En Jacques Camatte el vocablo errancia (errance) se refiere al modo de ser de la especie humana cuando se ha separado de la naturaleza. “Se debe salir de la errancia y destruir la conciencia represiva que inhibe el devenir hacia el comunismo. Par ello es esencial dejar de percibirlo como prolongación del Modo de Producción Capitalista, dejar de pensar que basta con eliminar el valor de cambio y hacer triunfar el valor de uso ya que, como hemos visto, esta dicotomía ya no significa nada en nuestros días; por otro lado el valor de uso está aún ligado al valor, pero centrado en el principio de utilidad y no de productividad, ligado por tanto a la dominación directa de los seres humanos, por lo que es inseparable de la propiedad privada. El comunismo no es un nuevo modo de producción; es la afirmación de una nueva comunidad. Por eso mismo es una cuestión de ser, de vida, aunque sólo sea porque se produce un desplazamiento fundamental: de la actividad engendrada al ser vivo que la ha producido”. (Jacques Camatte, Errancia de la Humanidad).

[2] En el “Glossaire” de la “Revue Invariance” podemos encontrar la siguiente definición de Gemeinwesen: “Concepto ampliamente utilizado por K.Marx y G.W.F. Hegel. Indica no sólo el ser común, sino también la naturaleza y la esencia común (Wesen). Es lo que nos funda y nos acomuna participando en el mismo ser, en la misma esencia, en la misma naturaleza. Es el modo de manifestación de este ser participante. Puedo añadir una interpretación personal sobre Gemein. Ge es una partícula inseparable que expresa la generalidad, lo común, lo colectivo. Mein indica lo que es individual: mío. Así surge la idea de una no separación entre lo común y lo individual, lo que implica el concepto de participación donde uno se percibe a sí mismo en un todo que le es como consustancial. La Gemeinwesen se presenta, así como el conjunto de individualidades, la comunidad que resulta de sus actividades en la naturaleza y en el mundo creado por la especie, al mismo tiempo que las engloba, dándoles su naturalidad (indicada por wesen), su sustancia como una generalidad (indicada por gemein), en un devenir (wesen)”.

[3] En Freud, el retorno de lo reprimido describe el proceso o mecanismo psíquico mediante el cual los contenidos que fueron “reprimidos”, es decir expulsados de la consciencia, tienden constantemente a reaparecer. En el “Glossaire” de “Revue Invariance” encontramos la siguiente definición de Represión (Refoulement): “Concepto forjado por S. Freud que indica el proceso inconsciente que impide (inhibe) aquello que causa un sufrimiento intolerable o lo que podría recordarlo, reactivarlo, para volverlo consciente”.

[4] Con “sentido de la continuidad” (continuité), Jacques Camatte se refiere a un modo de ser en el cual el ser humano se encuentra en continuidad con la naturaleza y, por lo tanto, no separado de la comunidad humana. Se experimenta a sí mismo como una unidad con el devenir del cosmos. Este modo de ser, que ha sido constantemente mistificado por las diferentes religiones que, de hecho, perpetúan la dinámica de la errancia y la represión, es la naturalidad original de la especie humana y que podrá ser retomada –aunque enriquecida por el devenir histórico- por la humanidad en el comunismo.

[5] El espacio virtual de la “Revue Invariance” es: https://revueinvariance.pagesperso-orange.fr


Fuente: Proletarixs en revuelta (facebook)