lunes, 16 de diciembre de 2019

[Francia] Chaleco Amarillo: ¿Eres ciudadano?


El ciudadano vota.
El parlamentario hace la ley.
El policía la hace cumplir.
El juez castiga a todo aquel que no la respete.
El patrón se enriquece con tu fatiga.
El padre de familia te pone en el camino correcto.
Y para que te tragues todo eso, los periodistas te dan primicias E-X-C-L-U-S-I-V-A-S.
Los intelectuales piensan por ti, los de uniforme blanco te encajan pichicatas.
Pero es lógico: es su profesión. Y tu que eres ciudadano, también votas por eso.
El presidente cambia, los milicos siguen. Porque se necesitan algunos para mantener el orden: proteger a los propietarios y us propiedades, poner a la gente refractaria a trabajar o en los calabozos.
Cuando el milico te apalea y/o te tira gases… resulta cómico verte gritar que eres ciudadano, francés, demócrata o republicano.
Porque es esa misma democracia la que te insulta y condena. Es la misma que persigue a los inmigrantes indocumentados luego de haber saqueado tierras por todo el mundo.
Porque para el que no tiene el buen pedazo de papel (carta de identidad), ni billetes en el bolsillo las fronteras están por todas partes, como lo están las redadas, las miradas, los garrotes policiales. Y no lejos de aquí como en Vincennes, no se incluyen los Centros de Detención Administrativas.
Mientras haya papeles y dinero, nunca habrá suficiente para todos.
Pero siempre lo suficiente para que pasemos la vida a correr por él.
El problema no es la inmigración, sino los Estados.
El problema no es Macron, es la democracia.
El problema no es el fin del mes, sino el dinero.
Las autoridades siempre serán enemigas de la libertad.
De la tuya, de la nuestra.
Francia: ¡qué reviente!
¡Viva la revolución!


Autor, fecha y ciudad desconocidos
Traducción Grupo Comunista Internacionalista
Publicado en revista Comunismo nro.68 (noviembre de 2019)

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Vamos hacia la vida: sobre la COP25

Contra el capital y su danza de muertos, nosotros vamos hacia la vida.

Vamos hacia un ciclo de luchas cada vez más intenso y profundo, cada vez más internacional, que tiene una y la misma raíz: la necesidad de defendernos como especie contra un mundo que se está agotando.

Esta revuelta no tiene nada que ver con los libros, ni con los planes educativos, ni con las campañas publicitarias que apelan a la responsabilidad ciudadana. No es una revuelta que mire a los gobiernos para exigirles un mejor comportamiento, una gestión de nuestra miseria un poco más social, un poco más verde. Es una rebelión generalizada por la vida, contra un sistema que al mismo tiempo que expulsa trabajo y nos convierte en población sobrante, destruye a un ritmo exponencial la biosfera para alimentar a sus máquinas y producir más mercancías: dinero para generar dinero para generar dinero, caiga quien caiga.

Esta huida hacia adelante del capital no puede detenerla ningún Estado, porque el Estado sólo puede administrar unas relaciones sociales que se están pudriendo por dentro. La izquierda y la derecha poco importan en ello: Piñera y Sánchez trabajan codo con codo para garantizar la paz social. Allí torturan y asesinan a nuestros compañeros de clase. Aquí, para la cumbre de la COP25, construyen una jaula de oro desde la que hacer cantar a algunos pájaros debidamente domesticados.

Pero la burguesía está desconcertada.
La burguesía tiene miedo.
La burguesía tiene razón.

Desde Francia a Hong Kong, desde Haití a Ecuador, desde Irak e Irán a Chile, una oleada de luchas está atravesando el planeta, y sólo es el comienzo. Nos levantamos contra un mundo que subordina toda forma de vida a la producción de cosas muertas. Nos levantamos contra un sistema social que da de comer a las máquinas mientras nos mata de hambre. Es la lógica del capital que sufrimos como especie, pero que sólo podemos destruir como clase: la única respuesta a la catástrofe capitalista es la revolución internacional contra la mercancía y el Estado, por la comunidad humana, por la vida, hacia la vida.

Que tiemblen de miedo.


Grupo Barbaria
Octavilla repartida el 6 de diciembre de 2019 contra la cumbre de la COP25, organizada en Madrid por el gobierno de Pedro Sánchez para evjtar el foco internacional sobre la represión de la revuelta en Chile. Panfleto en pdf

Notas relacionadas:
Qué es la COP
Noticia sobre suspención en Chile (10/2019)

miércoles, 27 de noviembre de 2019

BOLIVIA: UNA MIRADA ANÁRQUICA SOBRE LAS PROTESTAS Y LA RENUNCIA DEL PRESIDENTE INDÍGENA EVO MORALES


• EL FIN DE UN LIDERAZGO…
• PRIMER MOMENTO DE LAS PROTESTAS
• Y LA DERECHA?
• OTRO MOMENTO
• SOBRE LAS CONSTITUYENTES Y LA CONSTITUCIÓN
• SIEMPRE ES EL MOMENTO

Leer completo en:
https://anarquia.info/bolivia-una-mirada-anarquica-sobre-las-protestas-y-la-renuncia-del-presidente-indigena-evo-morales

o en:
https://vozcomoarma.noblogs.org/?p=23650

viernes, 22 de noviembre de 2019

EN TIEMPO DE REVUELTAS: CHILE Y ECUADOR

Nro. especial del boletín La Oveja Negra (Argentina. Noviembre de 2019)
Pdf para descargar

En distintas regiones del planeta estalla la revuelta proletaria, sincronizando el hartazgo, pero también la creatividad, la desobediencia, el amor y la rabia. Francia, Hong Kong, Irak, Ecuador, Chile, Líbano, Colombia, Bolivia, Haití son solo algunos de los países donde ahora mismo o en las últimas semanas se agudiza la lucha de clases.
Por compartir el mismo idioma y por cercanía, pero también por los testimonios de primera mano de compañeros, nos enfocaremos en Ecuador y Chile, siendo Chile además una situación sobresaliente. Sin embargo, no podemos dejar de hacer referencias a otras luchas que vienen de largo aliento como es el caso de Haití o Francia con los denominados “chalecos amarillos”.

Sin tampoco desmerecer otras más recientes como en el Líbano donde tras dos semanas de conflicto que significó cortes de calle en las principales entradas de la capital, mientras bancos, escuelas y universidades estaban cerrados, el primer ministro debió renunciar.

Sí, hemos dicho proletariado, hemos dicho lucha de clases. Aunque nos digan que es algo antiguo, anticuado. Y claro que es antiguo, el proletariado no es una nueva identidad en las góndolas de los supermercados, es una realidad social de hace siglos. Así de anticuados somos quienes día a día, debemos vender nuestra fuerza de trabajo esperando que alguien la compre y esclavizarnos por turnos para alquilar algún lugar, transportarnos, llenar la panza, comprar algún medicamento, distraernos y sobrevivir. Y también quienes no logramos venderla, los llamados “población sobrante”, que hacemos todo tipo de malabares para conseguir algo de dinero para seguir adelante.

Acá o allá nos hablan de derecha e izquierda, de neoliberalismo o populismo, de diferencias políticas, de patrias, pero ocultan lo esencial: el antagonismo de clases.Este significa la imposibilidad material de la coincidencia de necesidades e intereses con nuestros explotadores y gobernantes.

Por eso nos interesamos desde tan lejos sobre estos conflictos en curso. Simplemente porque el capitalismo es mundial y nuestra clase también. Pese a la aplastante paz social reinante de esta nueva transacción democrática en Argentina...

Índice:
¡VAMOS HACIA LA VIDA!
Reemergencia global de la lucha
Una acción común contra el Capital

REVUELTA EN ECUADOR
Solidaridad
Represión y criminalización
Carta desde el pasado
Breve balance
Un mes después del Paro Nacional…

REVUELTA EN CHILE
«¡Evade!»
¿Guerra?
¿Vuelta a la normalidad?
Sobre las asambleas constituyentes
Notas provisionales...
Esto no termina…
Cuadros:
Primer detenido bajo la Ley de Seguridad Interior del Estado por las revueltas de octubre: Roberto Campos
Izquierda en Ecuador, derecha en Chile
Contra el patriotismo

Anexos:
Haití: ¡Viv Revolisyon!
Bolivia: Revuelta y Golpe de Estado

martes, 19 de noviembre de 2019

La fuerza de la ciénaga: Contra todo nacionalismo


Lo más destacado de la situación en Cataluña durante los últimos años no ha sido la movilización permanente, el número de personas que han participado en ella o el contenido de las reivindicaciones. Lo que resulta más llamativo es la ausencia de una contestación inequívoca al Procés que no venga desde posiciones nacionalistas españolas, en un juego de espejos entre imágenes reaccionarias. Las oposiciones firmes, desde posiciones de crítica social y revolucionaria,  al movimiento nacionalista catalán se podrían contar con los dedos de una mano, siempre limitadas a tomas de posición de compañeros aislado.

Bien podríamos decir que el Tsunami ha afectado sobre todo a las filas de quien deberían haberse opuesto de forma inequívoca. Lo que queda de todo esto es un panorama desolador y una demostración más de lo insustancial y vacío de la crítica social de hoy en día.

Decía Paul Valéry que ya está todo dicho pero que la gente tiene tan mal oído que hay que repetirlo de nuevo. No es agradable recordar verdades de Perogrullo.

El llamado conflicto catalán tiene su origen en las disputas entre las oligarquías y burguesías de Barcelona y Madrid. Vamos, en como se reparten la plusvalía y los beneficios entre estos grupos mafiosos en un periodo de recursos escasos y de profunda crisis y transformación del capitalismo mundial.

El procedimiento de apelar al sentimiento de identidad nacional es el modo seguro de garantizarse el apoyo de importantes sectores sociales y el control absoluto de todo el movimiento, son sus reglas de juego, y el antídoto más eficaz para exorcizar lo que verdaderamente esta gente teme más: la lucha de clases. Para tantos grupos anarquistas y autoproclamados libertarios les debiera bastar echar una ojeada al pasado para ver como actúa esta misma burguesía cuando los de abajo osan cuestionar las relaciones sociales: sangre, fuego y metralla. Pensar estar en el mismo bando de esa gentuza debería hacer pensar a nuestros “antisistema”, pero esa verdad tan elemental  sigue jugando al escondite con ellos.

Hay que tener mucho estómago para no sentir nauseas viendo abrazarse al tal Fernández (de una tal CUP) a Artur Mas, un icono de lo más reaccionario y corrupto de la oligarquía catalana. Desprovistos de lo accesorio, es decir de la política antiobrera y represiva de Mas, lo que une a ambos en representación de sus respectivas bandas es una misma Patria. Así está el mundo de los “antisistema”.

La burguesía catalana se ha apoyado en las llamadas clases medias (funcionarios, profesionales de los sectores “avanzados”, la intelectualidad académica, estudiantes, etc.) golpeadas por la crisis y fácilmente susceptibles de convertirse en una masa amorfa. Son el tonto útil de la sociedad capitalista, las capas que absorben de forma natural toda la ideología del sistema, con sus rituales a la productividad, la innovación, la modernización y su cacharrería tecnológica.

Que todas esas personas se sientan concernidas y vivan con pasión su compromiso nacionalista no quita para que toda la movilización haya sido organizada, orquestada y ejecutada desde arriba. Y a toque de pito.

No es un movimiento de base, donde la autoorganización y la creación de un programa de acción, aunque fuera con debilidades,  ha surgido de un profundo tejido social. Quienes están en el puesto de mando han utilizado lo que les resulta consustancial a su naturaleza y está en consonancia con sus objetivos reaccionarios: la parte del aparato del estado que controlan. Es a partir del Govern, con sus Consellerias, los medios de comunicación públicos y los que subvencionan, las universidades, incluso con la aquiescencia de los cuerpos represivos, como se ha ido pergeñando el Procés.

Las organizaciones de la sociedad civil como la ómnium y la ANC son satélites vinculados a la iniciativa del aparato del Estado, aunque Ómnium venga de una larga trayectoria, y se han ido engordando a la sombra de los  presupuestos generales de la Generalitat. Los mismos organismos de “base” como los CDR o más recientemente el “Tsunami Democratic” manejan unos recursos organizativos y tecnológicos muy por encima de lo habitual en estos tipos de movimientos, enlazando simultáneamente sus acciones con el aparato institucional del Estado.

Por si todo esto no fuera suficientemente significativo, amplios sectores de la patronal son los más encarnizados luchadores de la causa. El movimiento es marcadamente interclasista. En las manifestaciones van juntos el presidente de la patronal del sector sanitario (el mismo que en el gobierno de Artur Mas intentó destruir en provecho propio el sistema de sanidad pública) con los trabajadores sanitarios, el propietario de la mayor multinacional catalana (el de “Adelante, sin miedo Presidente”) y sus trabajadores precarizados hasta la extenuación.

Son tiempos difíciles, tiempos de desmemoria. Contemplar una melé informe de  tipos con banderas rojas y rojinegras junto a sus empleadores, sosteniendo una “huelga de país” subvencionada por el Estado y la Patronal, es un espectáculo devastador. Incluso llegamos a echar de menos la dignidad de los viejos reformistas, como August Bebel, cuando en el parlamento Alemán fue aplaudido por la bancada conservadora y decía para sus adentros “ Qué habrás dicho, viejo Bebel”. Por lo visto nuestros “Antisistema” y Humanistas no tienen esa capacidad de sonrojo.

No le otorgamos al Estado el derecho a destruir a ninguna persona. Detestamos el sufrimiento infligido a los individuos, el sadismo punitivo del Estado, mucho más mediante penas de cárcel. Por ello no nos alegramos del encarcelamiento de nadie. Una de las tareas de una sociedad solidaria será abolir ese mecanismo de relación.

Justamente por ello a la hora de analizar el encarcelamiento de los líderes independentistas lo primero que hay que decir es que ellos antes de ser encarcelados fueron carceleros. La saña en la persecución contra los jóvenes que rodearon el Parlament, y de mil conflictos que se han dado durante estos últimos años, da cuenta de su naturaleza social y, porqué no, psicológica.  Si alguien tiene dudas basta con recurrir a la prensa y ver que decían algunos encarcelados y sus abogados sobre todos estos acontecimientos.

Pero hay que reconocerles que ellos no incurren en ninguna contradicción: están dispuestos a utilizar toda la potencia represiva del aparato del Estado para preservar esta sociedad. Lo dicen por activa y por pasiva, lo que quieren es controlar en su totalidad ese aparato.  Hasta donde les ha sido posible en su acción de gobierno, han orientado los esfuerzos de la policía patriótica (los Mossos) en esa dirección: priorizar el control de los sector sociales que pudieran poner, aunque sea de forma limitada, en cuestión el orden social: grupos anarquistas, ocupaciones, conflictos laborales descontrolados, asociaciones en defensa de las condiciones de vida, etc…Es decir, orientados a la represión social.

Incluso sintiendo empatía con su condición personal, habría que decir de forma clara que estos presos “No son nuestros presos”: porque lo que nos han aplicado en el pasado, nos ofrecen en el presente y nos tienen reservado para el futuro es la misma represión de la que ellos son víctimas ahora.

¿Alguien piensa que es casual que la mayoría de los nacionalistas condenados  estuvieran en homenajes a los hermanos Badía? ¿Cabe un acto simbólico más explicito? Llegados a este punto, no queremos que haya ningún tipo de duda:

nosotros reivindicamos a quienes hicieron justicia con los Badía.

El nacionalismo es reaccionario y excluyente, el catalán no menos que el español, y es absolutamente incompatible con una propuesta de trasformación social que respete la igualdad y las diferencias culturales sin convertirse en entidades estatales. Lo que viene de matute en el movimiento nacionalista catalán, y  muchos prominentes dirigentes no lo esconden, es la destrucción de una comunidad real multilingüe y multicultural. Es bueno advertirlo ahora, antes de que los rasgos nacionales “verdaderos” sean impuestos con procedimientos violentos. No debiera sorprender a nadie, a fin de cuentas el movimiento nacional catalán hace parte del auge de los nacionalismos en todo el mundo, especialmente en Europa. Es con estos, y no con las revueltas  de Chile, Líbano, Haití, Honduras, etc…que cabe emparentar al nacionalismo Catalán. Dándole coherencia en el conjunto de la situación mundial.

Incluso cuando se enfrenta violentamente a la policía , en algunas ocasiones los Mossos son considerado de los “nuestros”, no aportan una perspectivas liberadora. Contrariamente a la apreciación de muchos grupos anarquistas y personas del mundo libertario no consideramos la lucha con la policía un valor en sí mismo. Lo que da sentido revolucionario a un enfrentamiento con el aparato represivo del Estado es con qué instituciones se desea reemplazar a las que se combate. Es ridículo pensar que quienes han impulsado y dirigido todo el movimiento nacionalista tenga ni el más mínimo propósito de darnos algo diferente a lo ya existente. Eso sí, bajo otra bandera.

El enfrentamiento con el estado no es un puro ejercicio de desahogo personal, como quien va al gimnasio.

No hay que hacer mucha memoria para recordar como numerosos movimientos reaccionarios han combatido contra la policía, incluso de forma encarnizada.

Siguiendo el dicho de los revolucionarios que nos precedieron, de que nuestro mayor enemigo es nuestra propia burguesía, nuestra oposición al nacionalismo catalán es frontal. Y lo es por motivos de principios. La sociedad que nos proponen es la misma en la que estamos ¡ y como podría ser algo diferente si ya son los amos de lo que hay!

Las tareas que tenemos ante nosotros nada tienen que ver con la construcción de nuevos Estados-Nación, ese atavismo regresivo que la burguesía y el capital agita  en determinadas zonas del mundo, es expresión de su profunda decadencia social.

Habrá quienes piensen en los tacticismos, en no separarse del movimiento, en combatir ciertas debilidades e influir en ciertos sectores, en no tirar el niño con el agua. Lejos de conseguir resultados lo que se logrará es degradar la perspectiva liberadora, introduciendo como buenos conceptos y prácticas que hacen parte del Capital. No hay atajos. Solo vale afrontar la situación con honestidad y claridad.

La única tarea en que nos sentimos concernidos es en luchar contra esta sociedad del trabajo asalariado y la ley del valor, del Estado y las jerarquías, de la destrucción de las sociedades y de la naturaleza, de la feroz represión contra los que se atreven a chistar, de la mercantilización de todas las facetas de la vida.

Hoy, aquí, para poner en marcha esa perspectiva, aunque sea modestamente, pasa por combatir sin ambages el nacionalismo catalán.


Grupo Barbaria. 18 noviembre 2019

jueves, 14 de noviembre de 2019

Sobre Bolivia


Sobre todo lo que se está proclamando acerca de la situación en Bolivia vamos juntando algunos artículos que puedan ayudarnos a comprender lo que está pasando. Sin recurrir a golpes de efectos del ámbito meramente simbólico ni al típico comodín del fascismo para que nos agrupemos detrás de los gobiernos progre-extractivistas de América Latina.

Bolivia: un levantamiento popular aprovechado por la ultraderecha
Raúl Zibechi (11/11/2019)

Bolivia y los organizadores de derrotas
Rolando Astarita (13/11/2019)

Bolivia: si esto es el cambio el cambio es una mierda
Grupo Comunista Internacionalista (2011)

A subrayar en la lucha del proletariado en Bolivia
Grupo Comunista Internacionalista (2004)

Un reporte vecinal desde la Ladera Oeste: Un día histórico y una noche de zozobra y organización vecinal en La Paz
Desconocido (11/11/2019)

Bolivia: La Noche de los cristales rotos
María Galindo (11/11/2019)

Las juntas vecinales de El Alto le declaran la guerra al golpe de Estado en Bolivia
Martín Cúneo (11/11/2019)

Otra noche de terror
A.C. (12/11/2019)



Cría cuervos…


Lxs políticxs y empresarixs utilizan a sus fuerzas de ocupación policiales o militares, eso no es un misterio, son las fuerzas del orden instituido. El orden de la propiedad privada y el mercado tiene sus defensas bien entrenadas. El progresismo en la región quiso usar según conveniencia estas fuerzas para imponerse en vez de desarmarlas, entendieron bien que ningún orden basado en la explotación se sostiene sin la coerción de lxs explotadxs. Historia conocida y repetida, la izquierda produjo nuevas élites de “compañerxs”, burocracia, maridaje con el capitalismo financiero y claro, represión, acomodo y reproducción de las desigualdades. Las luchas u organizaciones sociales fueron diezmadas ya sea a través de la represión o la recuperación. El relato de un capitalismo sensato, manejable, y de riquezas infinitas y redistribuibles le funcionó durante un tiempo mezclándolo con un nuevo socialismo regional. Ahora el progresismo ha bajado los anhelos, llama a defender al jefe menos malo, a su capitalismo más humano y a sus acomodadxs menos liberales.

O pierden en las urnas en el maquiavélico juego de la democracia, o son, como ahora, "victimas" de la confabulación derechista pero nunca según ellxs mismxs, son responsables de los avances del sujeto-empresa, las mafias y los conglomerados asesinos. Mientras muchxs acá llaman ahora desesperadxs a votar al gestor más humano no nos queda otra que remarcar que sin cambios profundos la experiencia de sus gobiernos demuestra que han sido la corredera perfecta para la potenciación del capitalismo. Y bien se aseguraron de proteger los privilegios, ley anti terrorista, PPP, militarización, contaminación. Responsabilidades que seguramente no quieran asumir pero que pagaremos todxs los próximos años. Leal, ese personaje siniestro, viendo que se les escapa la victoria electoral dijo ahora que quiere 2000 efectivos más de la guardia republicana en la calle. Querer quedar bien con el electorado más reaccionario en un desesperado intento de remontada es poco para aquellxs que se han casado totalmente con el mundo del poder, la jerarquía y el mercado. Mientras las élites y lxs que quieren ser élites se pelean, nuevamente será la gente la que dejará el cuerpo.

Sin resistencias fuertes y autónomas las personas comunes se convierten en “carne para especular” de lxs políticxs y militares. El Estado chileno intenta frenar a lxs indignadxs que protestan, quitando ojos, encerrando y torturando, el Estado ecuatoriano, el Estado nicaragüense, el Estado venezolano, el Estado haitiano, el Estado peruano, el boliviano…no importa si de derecha o izquierda, un patrón siempre es un patrón. Y claro, las oposiciones políticas y otros poderes con sus propios intereses también hacen su juego, conspiran, intervienen, compran y atacan. El propio juego del poder capitalista quiere que aceptemos dos bandos que se disputan la jefatura de nuestras vidas y es hora de mostrar que no queremos ningún jefe. Ningún gobierno dará la “salvación” al pueblo, el problema es el capitalismo y el Estado. Sus ejércitos y policías los defienden y defenderán siempre. América ahora está en llamas. En toda guerra lxs únicxs que ganan son lxs ricxs, otra cosa deberá pasar.

Lo más responsable hoy es la revolución social, lo más sensato hoy es interrumpir la normalidad de la muerte. Romper el ciclo y crear formas de vida sin lucro y sin poder. Lo más sano hoy es no ser indiferente y meterse, analizar, actuar y cambiar la vida. La respuesta está en las calles.


Anarquistas
12 de noviembre 2019. Uruguay

ALERTA BOLIVIA


Somos anarquistas no apoyamos ningún gobierno.
 
A pesar de esto queremos mencionar que en Bolivia ni ha triunfado el pueblo ni tampoco la presión popular hizo renunciar a evo morales.
 
Los únicos que han triunfado son la clase alta y sus movimientos golpistas y racistas, apoyados por los militares y la policía dirigidos por el fascista de Trump desde la casa blanca.

Este es un golpe de estado racista una ofensiva contra las organizaciones sociales indigenas, se estan quemando sus sedes y sus banderas y asediando sexualmente a las mujeres quienes estan siendo en estos momentos perseguidos en las calles por los grupos de la ultraderecha, ademas se amenazo no solo con quemar la casa del presidente sino que también la de dirigentes indígenas y dirigentes sociales, quienes dada la presión de que estaban en peligro sus vidas y familias terminan con el desplome del gobierno boliviano, tratando de evitar así un mayor derramamiento de sangre.

Aunque los medios de comunicación bolivianos estén al servicio de los poderosos, nos han llegado audios y testimonios de compañeras indígenas de movimientos feministas que están siendo amedrentadas y perseguidas ellas están resistiendo como pueden, fuerza para ellas.

Sabemos con la suciedad que ópera el fascismo y el imperialismo también sabemos que Trump tiene mucho interes en apropiarse de las diversas riquezas naturales de bolivia y que el gobierno de evo era un obstáculo para ellos así como también para el control de los EE.UU. sobre la región.

Pero independiente de las disputas entre los gobernantes es el pueblo y lxs indígenas los que siempre ponen los muertos.

Esperamos que en BOLIVIA los nefastos de siempre no hagan de las suyas y lo mínimo al menos que se constituyan las asambleas y la autoorganización de los pueblos para impedir que se le entregue el poder a las oligarquías nuevamente.

Sabemos que el enemigo es fuerte y cuenta con armas y financiamiento desde acá solo podemos con rabia y dolor difundir lo que esta pasando en BOLIVIA ya que acá el fascismo tambien pretende amedrentarnos, ante todo seguiremos en las calles loa pobres de América latina unidos contra los malditos que pretenden aplastarnos.

EN BOLIVIA NO HA TRIUNFADO EL PUEBLO.
EN BOLIVIA TRIUNFO EL FASCISMO.


Autor desconocido
11 de noviembre 2019. Bolivia

martes, 5 de noviembre de 2019

LA NORMALIDAD DEL CAPITAL ESTALLA. LA REVUELTA NO TIENE FRONTERAS


Todo Estado es represor, todo intento por vivir plenamente y encontrarnos como comunidad humana liberados de la dictadura de la economía será fuego que
intentarán apagar.

La lucha de quienes quieren romper con la normalidad capitalista es mundial.

Quienes desde la distancia observamos las revueltas que explotan en diferentes regiones del planeta (Ecuador, Haití, Chile, Líbano, Irak, Hong Kong, por nombrar solo algunas de las más visibles en las últimas semanas), tenemos nuestro corazón con las hermanas y hermanos en lucha, atentos a la posibilidad palpable de que se haga trizas un sistema que se muestra monolítico, que niega y oculta toda posibilidad de ruptura. Hasta ahora, los dueños y administradores de la sociedad capitalista (empresarios, gobiernos, partidos políticos y sus esbirros) no han hecho más que convertir las necesidades de las y los explotados en políticas que garanticen la libertad de movimiento y constante reproducción del capital. No es posible esperar de ellos nada más.

Los recientes saludos y deseos de cooperación mutuo entre el presidente que rige el Estado chileno y el electo presidente de Argentina son una muestra clara de como la burguesía practica con su clase la solidaridad internacional que tanto
nos cuesta a veces practicar como proletariado. En tal sentido no podemos olvidar que los gobiernos progresistas de Lula da Silva, Rafael Correa, Michelle Bachelet, Néstor Kirchner, Evo Morales, entre otros, enviaron a sus ejércitos como “fuerzas de paz” a Haití para realizar tareas de contención y represión social a principios de éste siglo. Esas mismas fuerzas hoy se despliegan en nuestras calles y territorios para controlar y reprimir a las comunidades en revuelta.

Tenemos involucradas en todas estas luchas nuestros cuerpos y corazones.

Sabemos que no basta con un apoyo discursivo bajo la ilusión de la normalidad capitalista, nuestra mejor forma de solidarizar es luchar contra el mismo sistema que nos oprime en todos los rincones del planeta, en Chubut como en Antofagasta, en Guayaquil como en Puerto Príncipe el Estado y el Capital nos oprimen y reducen nuestra vida a la producción y consumo de mercancías, en desmedro de nuestras propias vidas y de todo cuanto nos rodea

Tal vez serán años los que se extiendan estas luchas y resistencias, el ajuste económico que experimentamos es mundial y mundial debe ser nuestra lucha por hacer de la resistencia a su imposición la posibilidad de una nueva vida, que nos encuentre organizados como comunidad de lucha. Saludamos a las regiones y a las hermanas y hermanos que hoy vuelven a hacer visible esta posibilidad.

Salud siempre a la lucha proletaria internacional!

Anónimo
Buenos Aires, 2 de noviembre de 2019

Carta de Chile


Lo que está pasando ha sido tan hermoso. Ya van dos semanas del levantamiento que nos ha permitido sacudirnos el miedo, la indolencia y la frustración de vivir bajo la dictadura del dinero y encontrarnos como seres humanos, más allá de todas las identificaciones que nos habían mantenido separados.

La insurrección y su generalización espontánea desde el comienzo expresó en actos su crítica al modo de vida capitalista expropiando y destruyendo los símbolos del capitalismo y el Estado (supermercados, farmacias, bancos, comisarías, edificios de municipalidades, etcétera). Las demandas son muchísimas, tantas, que todos saben que lo que se necesita aquí es un cambio estructural. En las calles se escucha “ya nada volverá a ser igual”. El deseo de vivir de todos ha renacido en la aventura de la lucha anti-sistémica

La precarización que se vive en este territorio, y contra la que este movimiento se alza, no es producto de medidas de austeridad, aquí nunca hubo tal cosa como un Estado de bienestar, sino que es el resultado del saqueo a manos del Estado-capital. Chile, como seguramente sabes, es una de las cunas del neoliberalismo. El dictador Pinochet vendió todo: el agua, la salud, las jubilaciones, la educación, las carreteras, el mar, etcétera. Y la democracia que vino después consolidó este sistema social y económico.

Pero a costa de haber sufrido continuas humillaciones y abusos a manos de los políticos y empresarios, se ha ido agudizando la conciencia de todos. Uno de los eslóganes de la insurrección es “No son 30 pesos [el incremento del boleto del metro que desató este levantamiento fue de 30 pesos, es decir, de un 4%], son 30 años” en alusión a la época de la “transición a la democracia” [1989 es el año del primer presidente de la democracia luego de la dictadura]. Esta frase -que los mapuche han hecho suya diciendo “No son 30 pesos, son más de 500 años”- expresa la conciencia de que la dictadura de Pinochet y el régimen democrático corresponden a dos caras de la dictadura del capital de la cual el Estado, y los políticos y especialistas que pululan en torno a él, no son más que meros ejecutores.

Por eso, otra de las características de este movimiento es la total ausencia de partidos políticos. Aunque quienes detractan el movimiento, llegan a decir cosas tan ridículas como que Rusia, Venezuela o Cuba nos están dando órdenes a través de la facción izquierdista de acá, lo cierto es que en las protestas solo se ven banderas de Chile, banderas de pueblos indígenas y banderas de equipos de fútbol. Desde el gobierno están desesperados por fabricar a los representantes del movimiento, las voces autorizadas con las que pueda negociar. Están buscando entre las organizaciones sindicales y sociales y también convocando asambleas ciudadanas. Hasta ahora nadie se ha atrevido a ponerse en ese rol. La masividad y diversidad de este movimiento es un antídoto contra cualquier intento de recuperación.

Ya van más de 4000 detenidos (entre ellos más de 400 infantes y adolescentes) y más de 1300 personas heridas por armas de fuego. Hay más de 100 querellas por torturas y una veintena por violencia sexual de parte de la policía. Según las cifras oficiales, hay 23 muertos y más de 140 personas que presentan algún tipo de lesión ocular. 26 de ellos perdieron la visión de un ojo. (Cuando leí en el texto censurado por Le Monde que en Francia también la policía había estado sacando ojos me sorprendió mucho darme cuenta de que comparten técnicas de represión).

Apenas habían pasado algunas horas de la insurrección -que le costó muy caro a los grandes capitalistas, aunque no se compara con el monto de sus robos- el Estado declaró “estado de excepción”, lo que le permitió imponer toques de queda y sacar a los militares a las calles a reprimir junto con la policía. Hace una semana que el estado de excepción se levantó, pero eso no ha hecho decaer la represión. La policía sigue usando armas antidisturbios en las protestas (eso solo fue implementado en estas manifestaciones) y continuan haciendo detenciones masivas y selectivas.

Desde todos los sectores políticos y la televisión nos dicen que podemos manifestarnos “siempre y cuando sea pacífico”. (Algunos buenos ciudadanos se han apropiado de los chalecos amarillos que se usaron en las protestas en Francia para distinguirse como aliados de la policía y tienen sus propias técnicas para mantener el orden). Pero incluso cuando las personas se manifiestan de la manera menos ofensiva y más cultural, la policía reprime con fuerza. Tienen pavor a que pasemos mucho tiempo juntos…

El Estado tiene las manos llenas de sangre y nos dice que lo hace para darnos paz. Son muy pocos quienes le creen y, a pesar de la enorme violencia que ha usado, nadie le tiene miedo. De hecho, han proliferado núcleos que practican de manera extendida la violencia ofensiva y la autodefensa contra las “fuerzas del orden” en las manifestaciones.

Y es que la mayoría sentimos que no tenemos nada que perder. Por todos lados vemos que no hay futuro en esta sociedad. Por una parte, la televisión no deja de inundarnos con noticias sobre la catástrofe ambiental que luego nos quiere hacer olvidar mostrándonos publicidad de cosas que no podemos comprar. Por otra, vemos que ser anciano en este Chile es un infierno. La gente puede trabajar toda su vida y jubilarse con una pensión miserable. De hecho, los ancianos tienen que seguir trabajando hasta morir y no estoy exagerando. Hace 5 años atrás hizo noticia un caso de un jardinero que trabajaba frente al Palacio de La Moneda (sede del presidente) y que murió sentado en una banca en la misma plaza que se había pasado limpiando los últimos años de su vida. Tenía 80 años.

Hay quienes quieren encauzar esta irrupción en la creación de una nueva constitución. La que tenemos viene de la época de Pinochet y es la que avala el saqueo. La demanda de una asamblea constituyente para generar la nueva constitución es algo que resuena cada vez más entre ciertos grupos. A veces temo que si se concediera eso se terminaría secando la potencia de este movimiento. Pero, por otro lado, pienso que tal constitución, si realmente respondiera a las múltiples demandas del pueblo, implicaría tal modificación del orden de cosas que sería otro Chile donde tal vez la propia constitución ya no tendría sentido de existir: esta revuelta está cuestionando intuitivamente los cimientos de la estructura social capitalista.

Este momento parece ser la única tierra fértil. Y por unos días todo ha parecido posible. Han aparecido muchas asambleas autoconvocadas en los vecindarios. Ciertas ciudades golpeadas por la contaminación de las industrias extractivistas han confrontado a los grandes capitales y detenido sus faenas, etcétera. Ver brotar esa organización espontánea ha sido muy apasionante.

Las manifestaciones continuan siendo masivas y parecen una fiesta. La gente se ve más contenta en las calles tomadas, las personas bailan, cantan, comparten ideas, comidas, sonrisas. Nadie sabe cómo irá a seguir esto. Por el momento, seguimos disfrutando de habernos encontrado, apostando por la potencia de vernos y sentirnos.

¿Qué hace falta para avanzar en la destrucción de este orden que parece que se viene a abajo sin nuestra intervención? ¿Solo se trata de vivir nuestras vidas a contracorriente de las demandas del capital? ¿No intentar derrocar el sistema en su conjunto, sino que dedicarnos a construir, entre estas ruinas, nuestra organización, aquí y ahora, con todos los límites y potenciales de las circunstancias? 

Autor y lugar desonocidos. 1 de noviembre de 2019

sábado, 2 de noviembre de 2019

[CHILE] NUEVO BLOG: VAMOS HACIA LA VIDA


Vamos hacia la vida. Documentos desde el corazón de la revuelta en Chile 2019
 
hacialavida.noblogs.org

Vamos hacia la vida es un blog que nace a partir de la necesidad de difusión de los materiales que van surgiendo al calor de la revuelta de la región chilena de la primavera del 2019.

Nuestro criterio de difusión es el de material anticapitalista y autónomo, por fuera y en contra del Estado y de las instituciones que pretendan capitalizar y cooptar la lucha de nuestra clase contra todo aquello que le niega la vida.

Hemos compilado el material producido hasta ahora por distintxs compañerxs en distintas latitudes de la región en orden cronológico. De la misma forma, esperamos seguir publicando y difundiendo el material que vayamos recogiendo y recibiendo.

* Nota de Panfletos Subversivos: Hasta el momento veníamos compilado los panfletos de la revuelta en Chile aquí, ya habiendo un sitio web dedicado a ello no tiene sentido duplicar cada entrada, así que mejor visitar Vamos hacia la vida.

[PODCAST] CHILE & CATALUNYA


Programa 40 de Temperamento: ESPECIAL TESTIMONIOS Y REFLEXIONES DESDE CHILE y CATALUNYA. CRITICA AL NACIONALISMO
http://blog.temperamento-radio.com/2019/11/02/https-archive-org-download-temperamento40-temperamento40-mp3/

jueves, 31 de octubre de 2019

REVUELTA INTERNACIONAL CONTRA EL CAPITALISMO MUNDIAL


La revuelta proletaria ha explotado a lo largo del mundo confluyendo violentamente en diferentes rincones del mismo. Chile, Ecuador, Irak, Haití, Francia, Líbano, Hong Kong, Colombia, Bolivia, Honduras, Argelia, Sudán… son algunos de los lugares donde en estos últimos meses hemos salido a las calles desatando toda la cólera acumulada durante años. Bastó el anuncio de una subida del subte en Chile, de la tasa de combustible en Francia, del precio del pan en Sudán, un impuesto en las llamadas por redes sociales y en la gasolina en Líbano, o que quitaran los subsidios al combustible en Ecuador, para que como en Irak o Haití, saliéramos desesperados y furiosos ante la imposibilidad absoluta de vivir.

La insaciable sed de ganancia de la burguesía mundial está llevando a la vida en la Tierra a límites inimaginables, la contradicción entre las necesidades de valorización y la vida humana explosionan desde hace años en revueltas que hoy, con la concentración en el tiempo de decenas de revueltas, anuncian una nueva agudización del antagonismo de clases a nivel internacional. Cada barricada, cada protesta que se alza contra los sucesivos aumentos de nuestra explotación, cada corte de ruta, cada saqueo, es un llamamiento del proletariado mundial a luchar contra el deterioro de nuestras condiciones de vida, a extender y afirmar la negación de este mundo, a empuñar y levantar de nuevo la bandera de la revolución social.

Lo que nos anuncian las revueltas que hoy se generalizan por el mundo capitalista no es otra cosa que la reemergencia del proletariado, el regreso del viejo topo que nunca dejó de cavar. La llamada primavera árabe, la revuelta social en Grecia, en Turquía, en Ucrania, o las recientes luchas en Brasil o Venezuela, eran la antesala de un movimiento internacional e internacionalista que hoy lleva el miedo a todos los representantes del capitalismo mundial e insufla esperanzas y fuerzas a los proletarios de todo el planeta.

Desde el gobierno de turno que ejecuta las medidas que imponen las necesidades económicas y suponen siempre una subida de los precios de lo imprescindible para vivir; desde el patrón que nos explota directamente en el trabajo sacándonos nuestra última gota de energía; desde el mercado que nos arroja al desempleo en un mundo en el que si no tienes billetes en el bolsillo sobras y vas directo el matadero; pasando por el banco, o mejor dicho, por los bancos mundiales que aumentan nuestro grado de explotación con todo tipo de medidas de expoliación que hace que esos mismos billetes valgan cada vez menos en nuestras manos; desde cada chute más de ganancia que ejecuta la burguesía mundial a costa de envenenar el aire, el agua, la tierra, nuestra sangre o lo que comemos, pasando por todas esas innumerables organizaciones, sindicatos y partidos de izquierda y de derecha que representan “alternativas” al interior del capital y que sirven para perpetuarnos en nuestra condición de esclavos… a todos y cada uno de ellos van siendo señalados por el fuego de la revuelta como responsables de nuestros sufrimientos, como representantes del capitalismo mundial.

La potencia que ha mostrado nuestra clase en estos meses ha conseguido trastocar incluso los encuadramientos que en algunos lugares la burguesía lograba imponer para fagocitar nuestra lucha. En Hong Kong, el encuadramiento interburgués recula por la fuerza de la lucha internacional que arrincona algunas de las consignas de nuestro enemigo y determina a los proletarios a delimitarse de las mismas. Hasta en Cataluña, donde el nacionalismo parece omnipotente dirigiendo un espectáculo que arrastra al proletariado a negarse como fuerza revolucionaria, han aparecido consignas y prácticas de minorías que expresan que la fuerza revolucionaria sólo se abrirá paso fuera y contra la trampa de las banderitas nacionales.

Claro que, dicho todo esto, subrayando la importancia histórica de lo que estamos viviendo y que tiende a afirmarse en la práctica como movimiento proletario internacional e internacionalista frente a todas las tentativas de la burguesía por reprimirlo, ocultarlo, canalizarlo, deformarlo, fraccionarlo… no dudamos ni un momento que no es más que el comienzo de un proceso largo y complejo. Es difícil predecir los pulsos y desarrollos que tendrá, las idas y venidas, pero indudablemente avanza ya hacia una confrontación cada vez más internacional y generalizada, cada vez más violenta, cada vez más decisiva.

Si bien estamos ya reventando de hambre, enfermando de todas las maneras posibles y asfixiándonos por todo lo que da empuje a la economía a costa de nuestra vida y la de nuestro planeta, lo que está por venir es todavía peor. La catástrofe capitalista que se viene encima es incomparable con lo que se ha vivido hasta ahora. Las insaciables necesidades vitales de la economía capitalista piden sacrificar al ser humano y a todo lo viviente en el altar de la ganancia. Pero los proletarios hemos retomado la vía que abre la puerta a otro futuro: la pelea, la lucha intransigente por imponer una transformación radical, el ataque a las diversas instancias y representantes del capital, la afirmación en las calle de innumerables rincones del mundo de la comunidad de lucha contra el capital.

Ante la fuerza de la revuelta internacional, el capitalismo mundial responde como no puede ser de otra manera, con todo su arsenal terrorista. Durante estas semanas de protestas la democracia del capital nos recuerda que su dictadura es la más brutal que ha conocido la humanidad. Policías, antimotines y milicos salen a llenar de sangre las calles, a destrozar cuerpos, a encerrarnos, a asesinarnos, a dejarnos sin suministros y sin abastecimiento para hacernos recular, para meternos el miedo y que abandonemos las calles, para mostrarse invencible. Centenares de muertos, decenas de miles de detenidos y encarcelados, hombres, mujeres y niños mutilados y torturados por las armas que usan contra nosotros, ciudades y barrios desabastecidos para que regresemos a nuestras casas y se añore la vuelta a la tranquilidad de los cementerios.

Pese a que en algunos lugares tratamos de responder a todo ese terrorismo creando ollas y cocinas comunitarias, albergues, espacios para cuidar a nuestros hijos más pequeños mientras otros pelean en las calles, centros para tratar a los heridos y refugiar a compañeros, y también respondemos con la violencia revolucionaria, tomando por la fuerza lugares de abastecimiento, atacando a los medios de comunicación del capital, consiguiendo y repartiendo armas con las que defendernos y atacar al terrorismo del Estado, intentando que el miedo cambie de campo, intentando responder a su terrorismo expresándonos como comunidad de lucha, como comunidad solidaria, lo cierto es que aún no tenemos la fuerza suficiente para responder como se necesita al terrorismo del Estado. Es cierto, los milicos y todo su arsenal asesino no nos ha hecho retroceder, y la resistencia en las calles nos llena de determinación y coraje. Sin embargo, cuando el ejército sale a las calles a desplegar todo su terror, pese a la existencia de minorías que mantienen el pulso de la lucha y tratan de dar directivas, todavía somos incapaces de dar un salto cualitativo que cristalice en insurrección. La necesidad que hoy se nos plantea en cada revuelta es cómo profundizar y desarrollar esa insurrección.

Tenemos que retomar la senda del pasado, recordar lo que hicieron nuestros hermanos de clase entonces, cómo se cristalizaron las insurrecciones pasadas que lograron desestabilizar al Estado. Tenemos que recordar cómo se desestructuró a los cuerpos represivos, cómo se descompusieron los ejércitos, cómo enormes franjas de milicos se negaron a disparar contra la revuelta o más aún, se pasaron con la armas a su lado. La descomposición del ejército siempre fue y será un salto de calidad fundamental en toda revuelta proletaria.

Tenemos también que retomar la creación de estructuras para el abastecimiento, para la autodefensa, organizar el asalto a los centros de armamento para cristalizar las necesidades insurreccionales del enfrentamiento. Pero también necesitamos saber cuándo replegarnos en los momentos en los que la correlación de fuerzas nos es desfavorable, manteniendo la fuerza colectiva para evitar que el Estado nos barra. A veces puede ser necesario el repliegue, que no el abandono, para estructurarse, ampliar el asociacionismo y la estructuración proletaria internacional. Necesitamos también sacar a los presos, a los detenidos, etc. Pero sobre todo necesitamos que todo esto sea materializado como expresión y dirección de nuestra comunidad de lucha contra el capital. Toda tentativa de eludir la necesidad insurreccional y desarrollar en su lugar una guerra entre aparatos, o la de escindir de la propia comunidad de lucha la organización de la violencia como tarea de específica de un grupo guerrillero, son caminos que liquidan la fuerza que estamos generando. Como lo son también todas las peticiones de derechos humanos, o las exigencias de dimisiones de responsables del Estado, formas de integración democrática. Sin embargo, estamos convencidos de que nuestra comunidad de lucha aprenderá no sólo de su propia experiencia actual, sino que esa misma experiencia le hará reencontrarse con su propio pasado para buscar las formas de asumir estas necesidades. Como en Irak, donde los proletarios lanzan consignas refiriéndose a la insurrección de 1991.

No podemos obviar que el orden social existente no sólo combate nuestra lucha con balas y milicos que se lanzan contra las barricadas, sino con un conglomerado de ideologías y fuerzas que maniobran para destruir toda contestación social. Y lo que es más peligroso, esas mismas fuerzas, aprovechando nuestras propias debilidades y límites actuales, se presentan como parte de nuestra comunidad de lucha, llevando a muchos sectores de nuestra clase a identificarlas como tal. Las “soluciones” nacionales o nacionalistas, los espectáculos de asambleas constituyentes, los pedidos de depuraciones democráticas o cualquier otra reforma al interior del Estado son balas más dañinas que las que tiran los milicos, pues van dirigidas al corazón de nuestro movimiento. De nuestra determinación a contraponernos y enfrentarnos a esas fuerzas de la contrarrevolución depende la perspectiva revolucionaria, el latido de ese corazón comunitario.

No hay que olvidar que también es fundamental asumir todas una serie de tareas en los lugares donde la paz social no se acaba de romper. Claro que las mismas no tienen nada que ver con limitarse a la cuestión antirrepresiva o/y movilizaciones en embajadas y consulados que son terreno abonado para discursos reformistas y de derechos, con quejas y condenas contra los “excesos del Estado”. Ni por supuesto con defender la revuelta en tanto “pueblo que no aguanta mas” y que es “reprimido brutalmente”. Estas prácticas permiten precisamente a fracciones progresistas liquidar la verdadera solidaridad de clase, hacer de la revuelta y su necesidad algo de otros lugares, ajeno, lo que justifica negarla en su propio territorio defendiendo la paz democrática y los llamados a votar al mal menor. Por el contrario, la solidaridad de clase defiende la revuelta como expresión de nuestra comunidad de lucha contra el capital, como una misma lucha contra un mismo enemigo mundial. Claro que, las necesidades y tareas que se pueden asumir en los diversos lugares viene condicionada, no por la voluntad o determinación de grupos militantes, sino por la correlación de fuerzas locales. Desde luego es necesario crear instancias y comités de solidaridad, para centralizar y difundir las distintas informaciones de la lucha, así como lo que se realiza al interior de la revuelta (la sociabilidad, los saqueos, la organización comunitaria, la autodefensa, los comunicados compañeros etc.), para contraponernos a las mentiras de los medios de comunicación, a las canalizaciones socialdemócratas; para crear redes de ayuda con los refugiados, etc. En definitiva, hay que impulsar la estructuración de nuestra comunidad de lucha internacional, buscar formas de satisfacer las necesidades que se nos plantean en la lucha y saltar los obstáculos que nos encontramos.

La revuelta proletaria que hoy pone patas arriba al capitalismo mundial deja en evidencia, frente a todos los que quieren hacernos creer que la revolución es imposible, que la única alternativa del ser humano al capitalismo es la revolución mundial. La propia lucha y lo que cristaliza, nos da la certeza de que la humanidad puede destruir esta forma de vivir basada en la comunidad del dinero, mandarla al basurero de la historia, y desarrollar una nueva sociedad basada en la comunidad humana y su unidad inseparable con la Tierra.

¡Desde diferentes países y distintos escenarios,
una misma lucha contra el capitalismo!

¡Organicemos internacionalmente nuestra comunidad de lucha!!

Afuera y en contra de sindicatos y partidos

¡A profundizar la lucha contra las relaciones sociales capitalista!


Proletarios Internacionalistas
31 de octubre de 2019

[CHILE] MÁS ALLÁ DEL SENTIDO COMÚN DE ESTA SOCIEDAD ENFERMA



Estos días de revuelta nos parecen más largos de lo habitual. Vemos imágenes de una semana atrás y se nos hacen extrañamente antiguas. Todo lo contrario a lo que ocurría antes, cuando todo era “normal”, cuando la rutina muchas veces angustiante consumía implacable e imperceptiblemente nuestros días.

“Chile despertó”, se lee y escucha en todas partes. Y si bien esta explosión de rabia se nos presenta como el repentino abandono de un pesado letargo, tampoco es exacto decir que simplemente estábamos dormidxs o absolutamente engañadxs; son muchos los precedentes de agitación social que podemos citar (lo más reciente: el tenaz movimiento de estudiantes secundarixs, las diversas y masivas manifestaciones feministas contra la violencia patriarcal-capitalista, la revuelta comunitaria en Quintero-Puchuncaví contra la devastación ambiental, la continuidad de la resistencia de las comunidades Mapuche, y un rico etcétera de valiosas experiencias). La lucha siempre ha estado presente. Lo mismo en todas partes del mundo. Pero el pasado 18 de octubre se abrió una grieta profunda en la coraza de esta sociedad, acostumbrada al aislamiento y la sumisión. Y ya nada volverá a ser igual. Nos demostramos que somos miles, millones, hermanadxs en el rechazo a la miseria cotidiana y en los deseos de construir colectivamente un mundo mejor. A partir de entonces, la totalidad del discurso oficial de la dominación, a través del gobierno, su supuesta oposición, y la prensa en general, ha quedado en entredicho. Hoy todo nos parece posible. Por eso debemos, ahora más que nunca, permanecer despiertxs, evitando caer en los cantos de sirena con los que buscarán aplacarnos.

Nuestros conflictos

Donde quiera que pongamos atención, vemos lo absurdo y terrible de la “normalidad” a la que quieren arrastrarnos nuevamente.

En el caso del acceso a la educación, si bien las protestas estudiantiles han permitido abrir unos centímetros las puertas de las universidades para lxs hijxs del proletariado, esto ocurre a costa de la desvalorización creciente de las carreras técnicas y profesionales. La educación es una mercancía, y como tal, mientras se “democratiza” y pierde su condición de “lujo”, también pierde su valor. En cualquier caso, los establecimientos públicos siguen estando en precarias condiciones, y su semejanza a cárceles no pasa para nada inadvertida.

En materia de salud, es más que evidente que siendo pobres, enfermarse es casi una maldición. Esperando atención, a menudo de mala calidad, van muriendo nuestros familiares, nuestrxs amigxs. La otra opción es pagar cantidades ridículamente grandes de dinero, que por lo demás tampoco aseguran calidad. ¿Medicamentos? Un negocio obsceno. Y ya tenemos el antecedente de la sucia colusión de las grandes cadenas de farmacias.

¿Vivienda? Es casi imposible el publicitado “sueño de la casa propia”, sobre todo en las ciudades más pobladas. A lo sumo, debemos optar por departamentos minúsculos más similares a nichos de cementerio que a un hogar, o a barrios periféricos que los noticieros se encargan de estigmatizar.

¿Y qué pasa con el trabajo? Lo de toda la vida. Escaso y mal pagado, así lo siente la inmensa mayoría. Y precario. Y absurdo, por lo demás. ¿Cuántxs profesionales hay trabajando en call-centers, molestando a deudores en nombre de empresas que solo acrecientan sus ganancias con cada día que pasa?

¿Y lo que llaman el “medio ambiente”? Degradación y destrucción de ecosistemas, pérdida de biodiversidad, saqueos de “recursos naturales”, contaminación de agua y aire, despojo de tierras para monocultivos, etc. Intervenciones nocivas que dañan nuestro entorno y nuestra salud, contribuyendo a empeorar el catastrófico escenario global de cambio climático.

Y el transporte, obviamente, que aparte de ser indigno y estar centrado en el mero traslado de mercancías humanas para ir a producir dinero para otrxs en los centros de trabajo, o para acudir a los templos de consumo que proliferan como plaga en las ciudades, también está pensado para enriquecer a un puñado de empresarios.

Y podríamos seguir con una interminable lista. Horrible sistema de pensiones, inhumano sistema carcelario, depresión… Y todo empeora si eres mujer.

El asunto es respondernos lo siguiente: ¿Qué produce todos estos problemas, que se nos presentan como una condena?, y ¿cómo solucionamos verdaderamente el conjunto de estas miserias?

A pesar de que lo escondan o disimulen, sabemos o intuimos aquello que se encuentra tras todos estos “escollos” que debemos sortear diariamente. Y si bien es fácil percibir y denunciar lo que parecen excesos o abusos (como en el caso de las AFP, en el que se enriquecen a manos llenas los dueños de estas a costa de toda una vida de ahorros de trabajadoras y trabajadores, quienes luego de jubilarse recibirán pensiones minúsculas y humillantes), debemos comprender que estos son solo manifestaciones de una realidad cuyo eje es la explotación y la competencia para la generación de ganancias y acumulación de unos pocos, quienes conforman la clase capitalista.

En nuestra sociedad, un grupo explota a otro a través del trabajo, y este grupo necesita de un entramado institucional para asegurar su dominación: el Estado. Tanto su origen histórico como su función social actual es este: asegurar la continuidad del capitalismo. Todas sus estructuras y funciones están orientadas en ese sentido. Por tanto, no hay ninguna oposición entre Estado y Capital, sino que son parte indivisible del mismo sistema de explotación. Y nosotrxs somos quienes lo sufrimos.

Así, cada aspecto de la sociedad gira en torno a la búsqueda de la maximización de las ganancias de la clase capitalista: la educación, para formar individuos adaptados a la producción de mercancías y un comportamiento sumiso a la legalidad de este sistema; la salud, para mantener apenas con vida a quienes con su trabajo sostienen esta sociedad; el urbanismo, diseñando las ciudades y los territorios según las exigencias de las empresas; el “transporte público”, cuyo objetivo es satisfacer las exigencias del mercado del trabajo, el consumo y la rentabilidad de las empresas transportistas, etc. Y a su vez, los capitalistas tienden a mercantilizar cada uno de estos aspectos, para hacerlos aún más rentables: pagar por atención médica, por “buena” educación, el negocio inmobiliario, etc.

Entonces, para enfrentar nuestros problemas debemos ir a la raíz de ellos. Y hacer esto no equivale a reducir la complejidad del problema, sino precisamente comprenderla mejor, para actuar mejor.

¿Asamblea Constituyente? ¿Nueva Constitución? ¿Estado?

Al calor de la lucha, nos hemos ido reconociendo y organizando, generando en este primer período las asambleas barriales o territoriales. En ellas comenzamos a plantear los problemas que nos aquejan y generamos las respectivas reivindicaciones, discutiendo cómo conseguirlas. El ánimo es de ser perseverantes y no dejar que nos manipulen. Pero una de las más sutiles y eficaces formas de manipulación es hacernos pasar por propias ciertas demandas que sirven en realidad a otros.

Durante los últimos días se ha venido repitiendo una idea que ya se había difundido, con menos eco, tiempo antes: La idea de avanzar hacia una Asamblea Constituyente y la creación de una nueva constitución política. Se plantea que esos sean los objetivos generales que dirijan a las asambleas territoriales. ¿Son esos nuestros objetivos? ¿Responden estas propuestas realmente a nuestros intereses? Como hemos discutido, el Estado no es un aparato neutro que está ahí para organizar nuestra vida, sino una institución que resguarda los intereses de la clase dominante. Para eso es que existen sus Fuerzas Armadas y sus policías. Y esa labor la han dejado lo suficientemente clara durante la revuelta: decenas de personas asesinadas, cientos de otras golpeadas, torturadas, secuestradas, sexualmente abusadas, miles de compañerxs detenidxs. No podemos engañarnos ante esta sangrienta evidencia. Nuestras vidas dependen de tener esto siempre en mente.

Entonces, la canalización política de nuestro malestar, para al final del día dejar intacto el sistema que ha producido todos los conflictos que hoy enfrentamos, no puede ser nuestra opción. Ya la institucionalidad habla de realizar “cabildos”, oponiéndolos a las asambleas territoriales, o fagocitándolas, para que la “clase política” supuestamente nos escuche. Pero para eso nos impondrán condiciones. Quieren antes pacificarnos. Obviamente nos prefieren bien domesticadxs y “dispuestxs al diálogo”. Podrán sacar a los militares de las calles, pero ¿qué sentido tiene hablar de diálogo, cuando ya sabemos de la amenaza de balas que hay sobre nosotrxs si consideran que nos “pasamos de la raya”?

Es evidente que ya no nos conformamos con las migajas de los gobernantes de turno, ni nos convencen las críticas de su seudo-oposición, la que en bloque no duda en condenar la masiva combatividad vista en las calles.

No tenemos recetas, ni es posible tenerlas. Pero tampoco podemos celebrar nuestra dispersión, ni tomar por positivas lo que precisamente son nuestras debilidades. Fortalezcamos las organizaciones autónomas que la lucha ha creado: las Asambleas Territoriales. Estrechemos los lazos entre ellas. Rechacemos la intervención politiquera. Generemos reivindicaciones mínimas que alivien nuestra existencia, con miras a cambiar verdaderamente este sistema que está podrido desde sus cimientos.

No volvamos a su “normalidad”, ni hagamos nuestro su “sentido común”, el que es incapaz de concebir un mundo sin explotación, sin maquinaria estatal que nos controle y reprima. No ocupemos el lenguaje de nuestros amos.

O nos resignamos a confiar en que las mismas lógicas y estructuras responsables de la precarización de nuestras vidas resuelvan nuestros conflictos, o nos atrevemos a ser protagonistas de nuestro propio destino.

¡Ánimo y adelante!


Autor desconocido
Chile. 31 de octubre de 2019

[CHILE] PRIMER DETENIDO BAJO LA LEY DE SEGURIDAD INTERIOR DEL ESTADO POR LAS REVUELTAS DE OCTUBRE: ROBERTO CAMPOS


El jueves 17 de octubre del 2019, la insistente agitación y desobediencia ante un nuevo aumento en el pasaje del tren subterráneo estallaba en cada evasión masiva y consecutiva represión a lo largo de Santiago, principalmente protagonizada por estudiantes secundarios.

Fue en ese momento que Roberto, un joven profesor de 35 años que realiza clases de Matemáticas y Estadísticas, decidió unirse y rebelarse contra lo que instintivamente identificó como la maquinaria que lo oprime cotidianamente. Tras volver de su trabajo se encontró con una nueva y masiva evasión, en medio de los desórdenes que ocurrían en el Metro San Joaquín (Línea 5), el joven habría roto los distintos torniquetes y validadores de la estación del metro.

Al día siguiente la acción se multiplica, la rabia se expande y estalla la revuelta imparable hasta hoy.

Pasan los días y noches de fuego, toques de queda y militares en las calles, cuando durante la tarde del 29 de octubre mientras las fuertes protestas continúan en el centro de Santiago, personal de la BIPE-PDI (Brigada de Investigaciones Especiales de la Policía de Investigaciones) detiene a Roberto Campos Weiss en su domicilio. Las imágenes de Roberto a cara descubierta destruyendo los torniquetes fue la principal y única prueba en su contra. No hay labor ni merito policial, de inteligencia o investigación como pretenden mostrar por la prensa.

El proceso es llevado por la Fiscalía Sur, denominada como especialista en casos de atentados explosivos e incendiarios, y ahora asumida sin tapujos como perseguidores políticos por excelencia. La nueva GESTAPO celebró la detención de Roberto, como el primer detenido de la revuelta y decidió formalizarlo por Daños y por la Ley de Seguridad Interior del Estado (Articulo 6, letra C: “Los que inciten a destruir, inutilizar, interrumpir o paralizar, o de hecho destruyan, inutilicen, interrumpan o paralicen, instalaciones públicas o privadas de alumbrado, energía eléctrica, de agua potable, gas u otras semejantes; y los que incurran en cualquiera de los actos antedichos con el fin de suspender, interrumpir o destruir los medios o elementos de cualquier servicio público o de utilidad pública”).

El nuevo ministro de guerra (o del interior según sea el caso), Gonzalo Blumel solicitó el máximo de penas contra Roberto señalando que: “esa persona le causó un daño profundo a cientos de miles de familias chilenas”. Claro esta que para Blumel la decena de muertos, los cientos de heridos, los más de 40 individuos que han perdido la vista y la decena de jóvenes violadxs por los mercenarios de uniforme, no valen nada al lado de 4 validadores destruidos.

Finalmente el 30 de octubre Roberto enfrentó a todo el poder judicial en el 11° Juzgado de Garantía de Santiago, donde la jueza valido el uso de la “Ley de Seguridad del Estado” y señalo 5 años como pena probable, además de indicar que “el sujeto se siente validado por la acción, y esa es una actitud aún más peligrosa”. De esta forma determinó un plazo de 90 días de investigación, prisión preventiva e ingreso a la Cárcel de Alta Seguridad

¡Solidaridad con Roberto y todxs lxs detenidxs por la revuelta de octubre!

¡A sacar a nuestrxs presxs de las cárceles!

¡A multiplicar las expresiones solidarias con quienes se encuentran tras las rejas por lucha!

¡Abajo la Ley de Seguridad Interior del Estado!


Autor desconocido
Chile, 31 de octubre de 2019

[CHILE] EL DERECHO DE VIVIR NO SE MENDIGA, ¡SE TOMA!

Mientras toma té con un grupo de viejas fachas, la quinta pila de mierda más millonaria de Chile (con un patrimonio de US$2.800 millones), Piñera, nos da su sermón paternal de sobremesa:

“Ayer anuncié que estamos en plena marcha con un proceso de normalización frente a la situación de emergencia que hemos vivido y conocido en los últimos días. Y que se debe no a las manifestaciones pacíficas de la gente, se debe a la acción de grupos pequeños, organizados, violentos, y que han causado un daño gigantesco (… ) contra ellos estamos enfrentados, no contra la gente humilde, o la gente pacífica, o la gente que quiere protestar, o que quiere manifestarse. Por eso, para lograr implementar con rapidez y con éxito este proceso de normalización que significa ir reduciendo y levantando los toques de queda y levantando los estados de emergencia, necesitamos avanzar en lograr el resguardo del orden público, la protección de la seguridad de las personas, el respeto a los derechos humanos y también asegurar la libertad y el derecho de las personas a movilizarse, a ir a trabajar, a ir a estudiar, hacer de sus vidas algo que valga la pena. (…) Por eso nuestro gobierno va a seguir combatiendo con todos los instrumentos que nos otorga la democracia, los instrumentos legítimos de la democracia, a estos grupos de violentistas que con total maldad han causado tanto daño a tantos chilenos y muchos de ellos gente humilde”.

Nosotras le respondemos: la tradición del oprimido nos enseña que el “estado de emergencia” en que vivimos no es la excepción, sino la regla.

"Hasta que vivir valga la pena" es una de las consignas de este movimiento espontáneo. Primero, lo obvio: vivir tal y cual como están las cosas no vale la pena. Un botón de muestra: 50% de las 11 mil personas que se jubilaron este agosto lo hicieron con $48.000 como pensión; 11 millones de chilenos viven endeudados; Chile tiene la segunda tasa de suicidio adolescente más alta de la OCDE después de Corea del Norte; más del 50% del país gana menos de $350 mil mensuales, etc. Pero luego, la lógica de fondo de tal eslogan apunta al hecho vital que todos padecemos producto de la dictadura del dinero: la mercantilización de todas las esferas de la vida. Esto es lo que produce el progreso capitalista y es el verdadero estado de emergencia. Es triste que la vida no valga, pero es más triste que deba valer —y la pena— para querer vivirla.

El mafioso caradura de Piñera nos asegura que nos está protegiendo contra “la violencia brutal, la delincuencia desatada y la destrucción masiva”, pero para eso tendría que destituirse él mismo de su cargo, pues a nadie se le olvida, por ejemplo, su desfalco al Banco de Talca de los ‘80 —cuando Piñera, con una deuda de más de 200 millones de dólares que el banco le había prestado a empresas fantasmas relacionadas a él, se dio a la fuga por 24 días— o la evasión de contribuciones por 30 años de una de sus propiedades en el Lago Caburga y que la sabiduría popular nos indica que alcanzaría para 83 mil pasajes escolares.

El hecho de que los medios tradicionales de comunicación y los políticos traten a los insurgentes de delincuentes demuestra la vulnerabilidad del capitalismo, que nos repite ad nauseum que debemos volver a la normalidad que nos trajo hasta aquí.

Puesto que la democracia desde sus orígenes ha estado basada en la opresión de grupos esclavizados, Piñera no se equivoca cuando dice que está usando “los instrumentos que nos otorga la democracia” para acallar el impulso de vida que se está manifestado. Contra este totalitarismo democrático afirmamos:

LA LIBERTAD ES LA LIBERTAD DE ACABAR CON CUALQUIER TIRANIA.

[CHILE] ¡EVADE TODO!

Hemos escuchado repetirse como un mantra: “hay que volver a la normalidad”. Pero su maldita normalidad es la normalidad de la muerte lenta. Cuando el Estado no nos está encarcelando o dando balazos, regula la manera en que los ricos envenenan los valles, secan los ríos, destruyen el fondo marino, talan los bosques, torturan animales, etc.  ¡El sistema de explotación contra el que nos levantamos también explota a la naturaleza!

Solo como consecuencia de un largo embrutecimiento dejamos de percibir como locura que la devastación global “valga menos” que la prioridad que se le da a las ganancias monetarias.

Nuestra lucha es contra la economía para la cual todos los Estados trabajan. Contra la economía que inunda el mercado con vegetales arrancados a la tierra a punta de agrotóxicos y carnes cargadas de antibióticos que provienen de animales martirizados en campos de concentración agrícolas; contra la economía que hace avanzar la desertificación en Chile con la agricultura industrial; contra la economía que nos grita ¡compite o muere!

Dicen que necesitamos dinero para aprender, para estar sanos, para alimentarnos… El dinero es como la sangre de este cuerpo social que hace circular el oxígeno de la mercancía. Pero eso solo es así porque la propiedad privada nos ha despojado de todo y debemos expiar el pecado de existir trabajando.

Si no salimos de la realidad económica y creamos una realidad humana, volveremos a permitir que la barbarie del mercado contra la que nos levantamos siga existiendo.

¡El dinero es una ficción! ¡Podemos vivir sin dinero!

La abundancia de la vida la estamos saboreando en la calle, en la solidaridad que aparece a cada momento de la lucha, todo está al alcance de nuestras manos si nos decidimos a cogerlo. La dignidad que exigimos, que es la emancipación de la dictadura del dinero, solo puede ser hecha por nosotrxs y para nosotrxs.

PARA REAPROPIARNOS DE NUESTRA EXISTENCIA NO NECESITAMOS MÁS TEORíA QUE LA PRÁCTICA INMEDIATA.

miércoles, 30 de octubre de 2019

[Chile] Por nuestrxs hermanxs caídos ¡Cada gesto de revuelta será en sus nombres!


El Estado, su policía y ejército han mostrado su verdadera cara.
Los orgullosos defensores “del pueblo” y su gloriosa maquinaria de guerra se despliegan sin pudor como lo que siempre han sido: sicópatas, terroristas, asesinos, violadores y torturadores; defensores autómatas de la propiedad de los ricos. Si a alguien le quedaba alguna duda sobre el rol que han cumplido históricamente estos asesinos a sueldo, hoy la evidencia de su actuar sobre lxs proletarixs nos obliga solo a tomar partido: o se está con un Estado y sistema social criminal, o se está con la humanidad y su emancipación.

¡Nosotrxs no queremos volver a vernos atropellados y humillados! ¡No queremos seguir perdiendo a nuestrxs hermanxs ni queremos nunca más paz con una tropa de asesinos!
¡No nos protegen ni necesitamos que lo hagan!

No queremos reformas ni shows politiqueros para que todo vuelva a ser igual.
Queremos que toda la estructura que protege y sustenta la explotación capitalista se evidencie como la más simple brutalidad armada sostenida con una supuesta legalidad que solo rige para lxs pobres. Ninguna agenda social del Estado ni ninguna nueva constitución pondrá límites a una clase que nunca ha respetado ley alguna más que la de sus propias ganancias.

Por todxs nuestrxs hermanxs caídxs ¡Cada gesto de revuelta será siempre en sus nombres!
¡La emancipación de lxs trabajadorxs será obra de lxs trabajadorxs mismxs!
¡Fin al Estado policial! ¡Abajo la constitución! ¡Revolución social!


Anónimo
Chile, 30 de octubre de 2019

martes, 29 de octubre de 2019

[CHILE] UNA MIRADA ANÁRQUICA AL CONTEXTO DE REVUELTA Y REPRESIÓN


Actualmente en Chile se vive una situación de Estado de Emergencia decretado por el gobierno derechista de Sebastián Piñera producto del estallido de una revuelta que explotó el día viernes 18 de octubre de 2019.

Este texto nace con la necesidad comunicar a compañerxs de diversas latitudes del mundo la situación que actualmente se vive en en este territorio.

Desde una mirada anárquica se comparten acá lo que consideramos algunos puntos principales para dar conocer y aportar a entender el momento actual.

PRELUDIO: LA JUVENTUD EN LUCHA Y LA CHISPA QUE ENCENDIÓ LA HOGUERA.

Luego de una semana de evasiones masivas al servicio de trenes subterráneos, protagonizadas principalmente por estudiantes secundarios durante el mes de octubre ante el alza del valor en los pasajes del transporte, se propagaron por diversos puntos de la ciudad de Santiago múltiples episodios de desobediencia individual y colectiva que derivaron en destrucción de infraestructura y enfrentamientos con las fuerzas policiales dentro y fuera de las estaciones del tren subterráneo.

El día viernes 18 de octubre, la propagación de estas evasiones masivas y el nivel de radicalidad que adquirieron fue insospechado para muchxs y subestimado por el gobierno el cual, junto a su fieles periodistas e investigadores sociales, aun no logra explicarse por qué estos acontecimientos derivaron en una situación de caos generalizado que se extiende hasta el día de hoy.

PRIMER ACTO: ESTALLIDO DE UNA REVUELTA SIN PRECEDENTES EN EL CHILE POST-DICTADURA.

El día viernes 18 de octubre la situación de revuelta se radicalizó en el momento en que los enfrentamientos con la policía y la destrucción de infraestructura capitalista se tomaron las calles del centro de Santiago. Iniciadas en las afueras del palacio de gobierno, las acciones de violencia callejera no tardaron en propagarse hasta altas horas de la noche por diversos puntos de la ciudad.

Enfrentado a una situación de rebelión generalizada y caos difuso en múltiples sectores urbanos, las fuerzas policiales se vieron incapaces de contener el estallido de rabia que desde ese día ha contagiado a amplios sectores de una sociedad aparentemente dormida y hastiada de diversas formas de opresión y precarización de la vida originadas en la continuidad del sistema económico neoliberal y del Estado policial instalado en Chile durante la reciente dictadura civil y militar (1973-1990), condiciones de existencia y dominación fortalecidas por los gobiernos de centro izquierda y derecha que se han alternado en el poder luego del retorno a la democracia.

A los disturbios iniciados en el centro de la ciudad se sumaron posteriormente miles de personas manifestándose en los barrios golpeando ollas vacías como forma de protesta y también activando focos de disturbio, fuego y destrucción materializados en decenas de buses y edificios públicos y empresariales atacados, saqueados e incendiados, teniendo como un elemento crucial las decenas de estaciones del tren subterráneo a las que hordas de individuxs llenos de rabia vandalizaron y prendieron fuego hasta altas horas de la noche.

Evidentemente sobrepasado, el gobierno no dejó pasar mucho tiempo para decretar Estado de emergencia en la ciudad de Santiago, estado de excepción que incluye la salida de militares a la calle y el control del orden por parte de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, una revuelta salvaje, inórgánica, masiva e inédita en el escenario post-dictadura ya estaba en curso destruyendo en la práctica la obediencia, la sumisión y el miedo impuesto por décadas de dominio capitalista en Chile.

SEGUNDO ACTO: EXTENSIÓN DE LA INSUMISIÓN DESTRUCTORA Y COMIENZO DEL TOQUE DE QUEDA

El día sábado 19 de septiembre las fuerzas militares se despliegan por diversos puntos de la ciudad ante la persitencia y agudización de los disturbios. En el centro de Santiago y en los barrios periféricos los militares custodian las calles, instalaciones comerciales y estaciones del tren subterráneo. Sin embargo, manifestantes de todo tipo no se replegaron y repudiaron de manera generalizada la presencia militar con el vivo recuerdo de la represión vivida hace unas dácadas atrás durante los años de dictadura.

Ese mismo día aumenta el número de buses, carros y estaciones de tren subterráneo incendiados por lxs manifestantes. En paralelo, los saqueos a supermercados y grandes centros comerciales se vuelven incontrolables y la imagen de cientos de personas recuperando su vida arrebatando mercancías en los centros de consumo ha sido una de las imágenes más trascedentes de las jornadas de revuelta y constituyeron un factor importante para que el gobierno desbordado por la violencia saqueadora implantara el toque de queda esa misma noche en la ciudad de Santiago.

Sin ningún asco, el Presidente y el jefe militar a cargo de la ciudad comunican ante los medios de comunicación la restricción de «libertades civiles» que ese día comenzó a regir desde las 7 de la tarde hasta las 6 de la mañana del día siguiente. Esa noche, las manifestaciones, disturbios, saqueos, incendios y enfrentamientos con las fuerzas represivas continuaron nuevamente hasta altas horas de la madrugada por toda la ciudad.

Entre los días sábado y domingo la chispa de la rabia se expandió aun más encendiendo manifestaciones multitudinarias y escenarios de violencia salvaje en otras regiones del país dando paso a un siguiente momento de caos generalizado con múltiples actos de rebeldía y disturbios en diversas ciudades dejando bajo asedio, ruinas y cenizas en un par de días a una buena parte de la infraestructura urbana con barricadas, ataques vandálicos e incendiarios a dependencias municipales, edificios de gobierno, centros comerciales y edificios de medios de comunicación oficiales. Para ese momento la revuelta ya había desbordado cualquier demanda específica haciendo que personas de diversos orígenes y lugares se encontraran en la calle a sí mismas y a otrxs en medio de las protestas y los disturbios abriendo una gran fractura crítica en el sitema neoliberal chileno y su modelo de explotación capitalista/extractivista que afecta a todo el territorio.

Desde el día domingo 20 de octubre, el Estado de Emergencia y la medida del toque de queda fueron decretados por el gobierno contra las ciudades alzadas, sin embargo, los disturbios continuaron desarrollándose hasta entrada la noche sobrepasando las imposiciones y demostrando que la rabia y la violencia desatadas por la gente contra el orden establecido habían roto el miedo y la pasividad reinante por décadas en amplios sectores de la población chilena.

TERCER ACTO: DIGNIDAD Y LUCHA CONTRA LA ESTRATEGIA DE LA REPRESIÓN ESTATAL.

Desde el inicio del estado de emergencia la represión estatal se ha agudizado y también se ha extendido de manera abierta por los diversos territorios alzados.

Como anárquicxs, tenemos claridad de que la posición de víctima no es la nuestra, no obstante, siempre es bueno compartir información sobre las tácticas que el dominio pone en práctica como parte de la confrontación con lxs insurrectxs, lxs rebeldes y la población sublevada en general.

En el actual contexto, el arsenal represivo del Estado chileno se ha materializado en:

    Más de dos mil personas detenidas y más de 15 personas asesinadas además de un número indeterminado de personas reportadas como desaparecidas.
    Disparos con diversos tipos de proyectiles, incluyendo bombas lacrimógenas, balines de goma y armamento de guerra contra manifestantes dejando un número creciente y no exacto de personas heridas y muertas en la vía pública, además de animales y personas que viven en la calle también heridas y asesinadas como blanco de los disparos.
    Golpes y torturas físicas, psicológicas y sexuales contra en la vía pública, vehículos y cuarteles policiales contra personas detenidas.
    Secuestro de personas en vehículos policiales y civiles. Se han visto imágenes de personas siendo encerradas en el portamaletas de vehículos policiales.
    Disparos por la espalda en la calle a personas a quienes se les da la falsa posibilidad de fugarse de las detenciones.
    Autorizaciones falsas de policías y militares para saquear supermercados que terminan con detenciones y asesinatos que luego son comunicados como muertes producto de los disturbios.
    Incendios en grandes locales comerciales provocados por fuerzas represivas para que las empresas puedan cobrar los seguros asociados. En algunos de estos incendios han aparecidos cadáveres calcinados.
    Lanzamiento de personas desde carros policiales en movimiento para luego dispararles.
    Colgamiento de cuerpos de personas asesinadas en sitios eriazos y de personas vivas en cuarteles policiales.

El uso masificado de redes sociales de internet como Instagram, Twitter y Facebook ha permitido la circulación inmediata de innumerable evidencia audiovisual de las situaciones antes descritas, la cual está siendo divulgada por grupos de difusión «alternativos» y ligados a las luchas, logrando romper la estrategia comunicacional desplegada por el gobierno y apoyada por los medios de prensa oficiales históricamente serviles al poder.

La ofensiva comunicacional del gobierno representa otra parte del accionar represivo intentando colonizar las mentes de las personas a través de los siguientes métodos:

    Censura y control de la información para ocultar, justificar y/o cuestionar hipócritamente los registros asociados a la represión.
    Discursos televisados de autoridades de gobierno que han incluido el reconocimiento de una crisis social que debe ser solucionada por medio de un «nuevo pacto social».
    Señalamiento explícito de un estado de guerra contra un enemigo interno supuestamente organizado con un plan para sembrar el caos y atentar contra pequeños locales comerciales, escuelas y hospitales. Se ha hecho especial énfasis en la criminalización de la figura del saqueador y del vándalo. También, en un reportaje del canal de televisión estatal, se mencionó que los disturbios estarían organizados por núcleos anarquistas nihilistas.
    Cobertura periodística conjunta de noticieros durante todo el día instalando el miedo al desabastecimiento y los saqueos, propagando la idea de que los robos se estarían extendiendo hacia los hogares comunes.
    División discursiva de lxs manifestantes entre buenos, legítimos, pacíficxs y festivxs en contraposición a lxs violentxs, en contra de quienes se justificaría todo tipo de represión.
    Presentación de un plan de medidas sociales y económicas intentando mostrar interés por solucionar la crisis existente.
    Presentación de militares como fuerzas de paz y protección.

Afortunadamente, la estrategia represiva y comunicacional del desacreditado gobierno no ha surtido el efecto esperado y la desobediencia se ha mantenido a pesar de que algunos ciudadanxs eternamente sumisxs y obedientes han colaborado con el poder participando voluntariamente de la limpieza de calles y de la vigilancia de barrios utilizando chalecos amarillos y dotando a esta prenda de un sentido complemante distinto al significado de revuelta por el que se hizo conocida tras las recientes protestas salvajes en Francia.

NUESTRA POSICIÓN ANÁRQUICA: APUNTES SOBRE UN EPÍLOGO QUE AUN NO EXISTE.

Entre los días miércoles 23 y jueves 24 de octubre el gobierno y la represión han intentado mostrar un rostro más blando ante la persistencia de las manifestaciones y de una gran cantidad de focos de revuelta, a lo que se suma la divulgación permanente de registros de hechos represivos y el reconocimiento público por parte de una investigación judicial por el uso de una estación del tren subterráneo como centro de detención clandestino con testimonios de tortura.

En estos días, las señales parecen indicar que la revuelta generalizada ha bajado un poco de intensidad derivado a una situación de jornada de protesta permanente con constante presencia de distrubios y enfrentaientos. No somos pocxs quienes pensamos que esto podría dar paso a un contexto de progresiva pacificación con persistencia de algunos focos de revuelta, fortaleciendo la represión de carácter selectivo contra personas ya conocidas por su participación política en movimientos sociales, colectivos y entornos de lucha radical. De hecho, ya han sido detenidxs personas ligadas a movimientos estudiantiles y medioambientales.

A pesar de lo que pueda venir, quienes hemos confrontado al poder y la autoridad desde mucho antes del actual estallido social sabemos que todas las prácticas represivas y comunicacionales anteriormente enumeradas forman parte del arsenal represivo al que nosostrxs y otrxs grupos e individualidades se han enfrentado durante toda la existencia del Estado y de la autoridad a través de la historia. Por tanto, a lo que hoy asistimos es a una reactualización postmoderna de métodos y estrategias ya desplegadas en anteriores regímenes dictatoriales y democráticos en Chile, Latino América y el resto del mundo donde el dominio ha visto afectados sus intereses y no ha dudado en mostrar su verdadero rostro de opresión planificada y sistemática.

Sabemos que la oposición y confrontación al dominio ha sido protagonizada a lo largo de los siglos por innumerables generaciones de rebeldes, refractarixs, revolucionarixs y subversivxs de todo tipo, del mismo modo que tenemos la certeza de que hemos sido nosotrxs lxs anárquicxs junto a las comunidades mapuche en resistencia y la juventud encapuchada la que en las últimas dos décadas ha conocido la tortura, la prisión y la muerte como parte de la política represiva estatal ante la resistencia y el ataque continuo que hemos desarrollado contra el orden social capitalista y autoritario.

Hoy muchas más personas están siendo testigos de lo que por años llevamos propagando: que a los poderosos no les importa engañar, torturar y asesinar con tal de proteger el mundo que han construido para su beneficio y que la única salida posible a la dominación contra nuestras vidas comienza con la rebelión destructora contra todo lo impuesto por quienes intentan hacer de nuestra existencia un régimen permanente de esclavitud y robo de nuestra libertad.

Estamos plenamente concientes que todos los matices de la represión estatal, incluso los que pretenden aparentar un rostro «amable» forman parte del manual contrainsurgente inaugurado en Argelia, fortalecido en las dictaduras latinoamericanas y continuado por las tropas de ocupación en Irak, Haití y otros lugares del mundo. Sabemos de manera muy clara que la represión masiva y selectiva, las torturas, el exterminio, los montajes y las tácticas comunicacionales de guerra psicológica no son una novedad y hoy las vivimos y enfrentamos en un escenario que nunca se concibió como imposible: desenvolver nuestra cotidianidad y nuestra lucha en un estado de excepción con militares en la calle.

Sabemos también que la existencia, proliferación y persistencia de las ideas y prácticas anárquicas de confrontación a lo largo de las últimas décadas en terriotrio chileno constituye un elemento real, vital y dinámico que ha aportado de algún modo a la identificación y al ataque de símbolos y objetivos ligados al poder en medio de los disturbios actuales, así como también ha contribuído a la difusión de una subjetividad de combate radical contra el mundo del capital y la autoridad. Sin embargo, somos honestxs en dejar claro que el descontento que estalló con una violencia inédita en el Chile democrático corresponde a una revuelta generalizada sin líderes ni dirigentes en la que las indvidualiades anárquicas somos solo un actor más presente en las calles.

Nunca hemos creído en las buenas intenciones de la falsedad democrática, por eso no nos sorprende que las fuerzas represivas estén apuntando sus balas contra niñxs, ancianos y animales. Hoy también estamos aprendiendo a convivir con el toque de queda que restringe la movilidad, el desplazamiento y la posibilidad para abrazar y compartir entre amigxs, compañerxs y círculos afectivos.

Muchas emociones y sensaciones se entrecruzan cada día y minuto a minuto: la rabia, la impotencia, el nerviosismo y una cuota de ansiedad invaden las mentes y corazones de muchas personas en estos momentos mezclándose con el ánimo y el calor que da la lucha y el hecho innegable de estar rompiendo cadenas subjetivas y materiales junto a otrxs que antes no estaban junto a nosotrxs en el mismo lado de la barricada. No obstante, no nos confiamos ni nos ilusionamos, pues sabemos que esto puede ser solo una descarga de rabia masiva contenida para luego volver a una nueva normalidad capturada por oportunistas de cualquier color político como lo han intentado hacer algunxs en estos días de caos. En se momento, y en cualquier otro, continuaremos activxs como individualidades anárquicas contra toda forma autoridad.

Nos quieren paranoicxs, angustiadxs y aisladxs, pero seguimos activxs en el combate poniendo también en práctica herramientas de autocuidado y de contención psicológica y emocional en lo personal y lo colectivo para continuar vivxs y en pie de lucha.

Mientras se termina de escribir este texto helicópteros militares sobrevuelan nuestras cabezas, las barricadas arden en los barrios y el sonido de las protestas y los enfrentamientos se mantiene vivo y nos llena de fuerza para seguir haciendo historia en la larga experiencia de la confrontación por la liberación total.

Agradecemos todos los gestos de solidaridad internacionalista expresados por compañerxs alrededor del mundo e invitamos a que estas palabras puedan ser esparcidas y traducidas a los más diversos idiomas y lenguajes.

NADA HA ACABADO, TODO CONTINÚA
HOY MÁS QUE NUNCA SEGUIMOS COMBATIENDO CONTRA EL ESTADO, EL CAPITAL Y TODA AUTORIDAD.


Anónimo
Chile. ¿26? de octubre de 2019

[Chile] ¿A dónde vamos? ¡Hacia la incertidumbre y la permanente conflictividad! Algunas palabras desde y por la revuelta de octubre


“A partir de cierto punto no hay retorno.
Ese es el punto que hay que alcanzar.”
Franz Kafka

La indómita protesta por parte de estudiantes secundarios contra el alza del pasaje del tren subterráneo y la inmediata respuesta represiva fue el escenario propicio para que días más tarde la guerra social se dejara vislumbrar con una explícita crudeza.

La dinámica del conflicto fue rápida, impredecible e instintiva. El malestar enfocado principalmente contra el transporte público subterráneo se generalizó y comenzó a explotar, visibilizarse, reconocer formas de combate estallando–literalmente-en cada esquina de Santiago. El 18 de Octubre del 2019 un contexto de revuelta generalizada se desató por toda la capital; barricadas y enfrentamientos se sucedían en cualquier momento y en cualquier lugar. Distintos símbolos, estructuras e infraestructuras del poder fueron atacadas a lo largo de toda la ciudad, y prontamente de todo el país. El orden se resquebrajaba y la transgresión inundaba todas las calles, de pronto los sujetos se aglomeraban y atacaban lo que siempre consideraron sus cadenas. No hay planificación, sino espontaneidad que sabe reconocer claramente a su enemigo: El Estado, el capital y sus fuerzas represivas. Los objetivos siniestrados o saqueados son el mejor de los ejemplos: Ministerios, instituciones financieras, empresas depredadoras de la tierra, grandes bodegas almacenadoras de mercancía y comida, y un largo etcétera.

La violencia revolucionaria se ha validado y desatado en los más amplios aspectos de lxs oprimidxs.

Algunos detestables teóricos o deseosos de la más baja “competencia política” han señalado: ¿Dónde estaban los anarquistas? Pues la respuesta es tan fácil como sencilla: En la calle, en los barrios, en las poblaciones, en la revuelta multiforme, en los combates callejeros. Lo cierto es que no ha habido mucho tiempo para sentarse a escribir o bosquejar algunas ideas, estos días sencillamente ha resultado imposible.

Ante la extensión y profundidad de la revuelta, que a momentos parecía poder sacudirse real y efectivamente en poco tiempo del Estado, la respuesta por parte de los poderosos fue decretar “Estado de Emergencia”, sacando a efectivos del Ejército a patrullar las calles e implementando un toque de queda que se ha extendido por varios días y en varios territorios.

La rápida suspensión del alza del pasaje por parte de las autoridades, mostró que esta revuelta no tiene un petitorio claro. No tiene “demandas” o “exigencias” específicas, o mejor dicho, son tantas que finalmente es contra el mundo regido por la autoridad y la mercancía.

Por su parte la represión se ha dejado caer con un arsenal que si bien nunca ha desaparecido completamente, hoy renace y retoma su propia continuidad histórica: Violencia sexual, miles de detenidos, cientos de heridos por perdigones, balas y balines, decenas de compas que han perdido sus ojos, sesiones de torturas, asesinatos donde los cuerpos son arrojados a incendios para encubrir la autoría uniformada en aquellas masacres y una realidad de distintas y sucesivas estrategias contrainsurgentes.

Las cosas avanzan rápidas y toman rumbos propios, lxs anárquixs estamos en la calle buscando llevar esto al punto de no retorno con la autoridad. Distintas posturas han surgido en la práctica misma de los combates, en el ambiente de revuelta y en las posibilidades que de ésta surjan. Varios han coincidido en llamados e intentos para conformar asambleas barriales, experiencias de “contra-poder” o “poder popular”, denominados alegremente por la prensa como “cabildos ciudadanos”, que permitirían elaborar una tabla de demandas negociables y por supuesto de caras u organizaciones con las cuales pactar. Asambleas que, como podemos ver, se han transformado en la alternativa ciudadana y salida pacificadora del conflicto demostrando ser un engranaje más del dominio.

La agudización del conflicto innegablemente abre caminos en donde es posible encontrarse, levantar y generar redes con diversas personas y grupos siempre desde una perspectiva de lucha y de manera antiautoritaria, lejos y contrarios a cualquier tipo de imposición iluminada o intentos de conducción centralizada. En este punto, la idea de confrontación permanente cobra sentido al momento que no damos nada por establecido ni perpetuo, el dinamismo de la lucha debe ir necesariamente encaminado a la eliminación de todo tipo de autoridad, ya sea esta el Estado, la asamblea o cualquier otra instancia que pretenda controlar nuestras vidas.

Esta revuelta que no tiene nombres ni dirección única no es de nadie porque es de todxs lxs rebeldes e insurrectxs que estamos en la calle combatiendo, por lo que pretender de manera ridícula adjudicarse tal o cual acción dentro del marco de esta revuelta es sencillamente intentar burdamente hegemonizarla.

Por otra lado, la necesidad planteada y tensionada en conversaciones pasadas frente a situaciones similares pero claramente con un pulso más estable, hoy se hace necesaria. Generar espacios de coordinación y encuentro donde el eje fundamental sea apostar a la confrontación violenta contra los aparatos estatales-represivos. En este momento el Poder ha sacado a la calle su cara más brutal, lo cual lejos de inmovilizarnos constituye un llamamiento a elevar nuestro punto de mira que esté acorde a los nuevos escenarios que se presentan y que se avecinan. Plantearnos la ofensiva como práctica real más allá del discurso, siendo capaces de levantar una infraestructura que nos posibilite pararnos de frente a ellos. Es aquí donde algunas dudas agudizan la tensión; ¿Somos capaces de sostener, agudizar y extender la confrontación violenta contra el Poder en este nuevo panorama?, ¿La revuelta es contagiosa y reproducible, hasta que punto? Hemos sido testigos de cómo la social democracia fue captando aquella rabia y encapsulándola en algunxs que estaban “fuera” de las demandas, nosotrxs no tenemos demandas, sino apuestas, y nuestra apuesta es la destrucción del Estado, sus promotores y defensores. Que la catástrofe social anuncie el colapso de las relaciones fundadas en lógicas capitalistas y que la afinidad nos mueva para seguir caminando a este punto de no retorno.

Como nos suele ocurrir no tenemos las respuestas como otras organizaciones que ya planifican la administración y federaciones de estas asambleas, sus duraciones, revocabilidad y estatutos, sino más bien preguntas y negación para quienes entendemos la anarquía como la tensión permanente. Ante la incertidumbre del momento, recogemos experiencias, reconocemos, leemos, aprendemos y compartimos reflexiones y urgentes conversaciones entre las horas que nos deja intensa confrontación callejera y la desobediencia al toque de queda. Sabemos que fue, es y puede ser un momento importante y que se han abierto posibilidades nunca antes pensadas en la efectiva destrucción del Estado pero también nuestra brújula sigue siendo la negación, incluso en estos álgidos momentos. Sabemos y conocemos perfectamente lo que nos transforma en esclavxs, y nuestros pasos tienen que ir justamente en la dirección contraria a aquello.

Que quede claro .Quienes sustentan, promueven y defienden el capital y el dominio son nuestros enemigxs.

¡Por la liberación de todxs lxs prisionerxs de la revuelta y lxs presxs subversivxs!
¡¡Solidaridad con lxs heridos y vejadxs!!
¡¡La Revuelta es reproducible y contagiosa!!

“No sabes cómo temblarían los poderosos si lleváramos la violencia a la puerta de su casa. Si vieran amenazados sus privilegios y sus vidas, negociarían para no perderlo todo”
Ulrike Meinhof

 
Algunxs antiautoritarixs por la catástrofe social
Chile. ¿28? de octubre de 2019