martes, 30 de junio de 2020

Cuerpos Remotos


Cesare Battisti*
15/05/2020

* Ex-miembro de los Proletari Armati per il Comunismo a finales de la década de 1970. Recluido con cadena perpetua en la prisión de Oristano desde el 14 de enero de 2019.

El capital se reproduce sobre sus propias obscenidades. En 2005, el científico Anthony Fauci advirtió al gobierno de los Estados Unidos que pronto tendríamos la primera pandemia de infección pulmonar debido a los ataques al ecosistema, y que le seguirían otras infecciones. Desde 2005, el orden mundial establecido sobre el crecimiento económico a toda costa ha hecho todo lo posible por hacer realidad el desastre ampliamente anunciado.

Si en la oscuridad del COVID-19 difundimos teorías de conspiraciones y estragos planeados, ciertamente no ayudaríamos al mundo a entender lo que nos está sucediendo. Sin embargo, hay que reconocer que los que pudieron y no hicieron nada para evitar el pandemónium han tomado una posición sospechosa.

Nunca antes los señores de la guerra declarada al planeta Tierra habían logrado llevar el deseo de seguridad de los ciudadanos a tal punto que los hicieran aceptar el encarcelamiento masivo preventivo. El lockdown, como se suele decir: una expresión que en los Estados Unidos significa nada menos que la segregación. Donde la acción de la policía y el ejército en las calles es esencial para disuadir a los habituales “incontrolables”. Y aquí nos quedamos todos en casa, incluso moralizando a los que se atreven a expresar cualquier duda sobre la eficacia y, eventualmente, el verdadero propósito de tales maniobras.

Mientras tanto, mientras la industria de las multas florece en nuestro país, en algunos países «olvidados por Dios» es incluso legítimo disparar a los incautos que se aventuran a salir a la luz.

Desde el advenimiento del COVID-19, seguir cualquier programa, en cualquier momento, en la televisión, leer un periódico de la “gran prensa” nacional e internacional es como entrar en la pesadilla de un futuro que ni siquiera el buen George Orwell se había atrevido a temer: ni una sola palabra, ni una sola imagen que no esté destinada a fomentar el pánico colectivo. Es de suponer que las voces disidentes, o al menos las críticas que existen, son debidamente ignoradas por los productores de la opinión pública. Sin embargo, esto no pudo evitar que algunas mentes libres expresaran su diferente punto de vista sobre lo que realmente está sucediendo aquí y en otros lugares.

Sin restarle importancia al carácter dramático del virus, las palabras de Giorgio Agamben son un soplo de aire fresco: “La limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerlo”. A la luz de esto, ¿cómo podemos dejar de ver que el COVID-19 ha sido utilizado como un caso de prueba para un eventual estado de emergencia en caso de rebelión social a escala mundial? No queremos decir que el virus fue creado específicamente para estos propósitos –daríamos un amplio margen a los conspiracionistas pero con burlas de los que hablan de ello–, sino que esto ha sido montado artística y profesionalmente por los señores de la guerra (no es coincidencia que alrededor del COVID-19 la terminología de la guerra haya florecido), poniendo todos los recursos de quienes disponen del poder para domar una rebelión masiva: esto está ante los ojos de todos.

Y como si las armas convencionales no fueran suficientes, las tecnologías más aterradoras para el control social están siendo puestas en juego. Se decía en el siglo pasado, entre los amantes de la literatura de género: un día todos tendremos un transistor –fue hace mucho tiempo– instalado en el cuerpo desde el nacimiento, así que sabrán en todo momento lo que decimos y dónde estamos. Delirios de juventud, tiempos en los que uno se encontraba en las plazas discutiendo sobre arte y revolución. Usos interrumpidos por el asalto masivo del Estado al pensamiento libre y revolucionario en el siglo pasado. Con el consiguiente declive político y cultural de las masas que continúa hasta hoy.

Por fin el sueño del poder capitalista, ya no de reunión sino de separación, se ha convertido en un hecho. Rastrear contactos (o contact tracing, como le gusta decir a la gente que si no habla inglés tiene la impresión de no decir nada) no es nada nuevo. Nuestros teléfonos portátiles son seguidos paso a paso por los satélites y, en ocasiones, incluso nuestras conversaciones no escapan a la “gran oreja”. Evidentemente, esto no fue suficiente para mantenernos a raya con la debida puntualidad y precisión. De hecho, la tecnología militar de punta tiene medios mucho más sofisticados, que se utilizan ordinariamente en operaciones de espionaje, especialmente por los departamentos del antiterrorismo. Sólo la resistencia de unas pocas instituciones internacionales garantistas ha evitado hasta ahora que toda la sociedad sea blanco indiscriminado de la tecnología del ultraespionaje.

El COVID-19 ha puesto fin a este escrúpulo ético. Hoy en día se exige enérgicamente que debemos saber a dónde va cada uno de nosotros y con quién nos encontramos. Y eso es lo que ha pensado el año pasado la Universidad Rice, por encargo de la Fundación Gates. Con la invención de los puntos cuánticos a base de cobre que, inyectados en el cuerpo junto con la vacuna anti-COVID-19, serían como un código de barras legible con un dispositivo especial (Manlio Dinucci, L’arte della guerra). Dime con quién vas y te diré quién eres.

Se sigue diciendo “nada será igual que antes”, y hay que creerlo. Por desgracia, me temo que no será en el sentido que los más optimistas quieren, es decir, una especie de redención de la locura capitalista. En cambio, nos acercamos a los días en que la palabra comunidad será primero prohibida, y luego gradualmente vaciada de sentido cívico. En la era de los cuerpos separados, la reunión es una subversión. El virus se ha perfeccionado, el único antídoto es la separación, la obediencia. Lo que estamos presenciando ya no es una guerra contra las ideologías, sino el asalto decisivo del capital contra el ser humano como comunión de cuerpo y espíritu.

Es el 25 de abril, en la prisión de Oristano, el aniversario de la liberación del nazi-fascismo. Así nos lo dijeron y lo creímos. Tanto es así que cada año el pueblo se lanzó a la calle, no sólo para no olvidar la Liberación, sino para hacerla realidad, un día, al menos para nuestros hijos. Ahora la plaza se ha ido, el pueblo está segregado. El capital de los estragos ha ocupado la escena, relegando un sueño de libertad a una mera infección viral.

Paradójicamente, un territorio donde la comunidad está destinada a persistir hasta la última matrícula es la prisión. Los medios para sobrevivir aquí no existen, ni siquiera son posibles. En Oristano las máscaras y los guantes están prohibidos por orden de la dirección: se utilizan para ocultar las caras y las huellas dactilares. Los oficiales se mantienen en estado de alerta permanente. Las prisiones son bombas a punto de explotar. Los barrotes, en lugar de separar, unen los sentimientos de revuelta. Los reclusos no van a morir a manos de las leyes que celebran la venganza. Entonces se unen, gritan más fuerte que el virus, quieren comunicarse con la gente, decir que una solución es posible. Hablemos de ello.


http://tokata.info/cuerpos-remotos/

domingo, 28 de junio de 2020

EL CONTAGIO DE LA REVUELTA SE EXTIENDE… ¡LUCHAS POR DOQUIER!


Proletarios Internacionalistas
28/06/2020

Desde que publicamos nuestro anterior texto a finales de marzo,1 el desarrollo de los acontecimientos no ha hecho sino confirmar lo que allí denunciábamos: la guerra contra el coronavirus es una guerra contra el proletariado mundial. La declaración de pandemia fue el chivo expiatorio, una excelente oportunidad y cobertura para ir imponiendo toda una serie de brutales medidas que exige despóticamente la dictadura de la ganancia. Se trata de enchufar al proletariado toda clase de medidas de austeridad, imponer a una parte jornadas de trabajo aún más intensas y extensas a cambio de salarios cada vez más precarios, facilitar los despidos de otra parte, exterminar a las enormes franjas sobrantes de la población, asegurar su implantación por medio del control y el terror, y frenar la oleada de revueltas de 2019 reiniciando un nuevo ciclo de acumulación.

El aislamiento que intenta imponer el capital representa la negación del proletariado como clase revolucionaria, la alienación de su comunidad de lucha, para destruir no sólo su proceso actual de asociacionismo, sino su potencia futura (que ya se evidencia en las luchas actuales). Ese es el verdadero objeto del estado de alarma:2 concretar las necesidades intrínsecas a la relación social capitalista.


>> leer texto completo y/o descargar en PDF
https://es.proletariosinternacionalistas.org/el-contagio-de-la-revuelta-se-extiende


jueves, 25 de junio de 2020

Revuelta mundial contra la policía


Vamos Hacia la Vida
25/06/2020, Chile
 

Sin lugar a dudas la revolución de nuestro tiempo contiene un “sentimiento” profundamente anti policial. La juventud proletaria en su más amplio espectro está marcada por un claro rechazo a las instituciones de “orden público”: policías y ejércitos, quienes personifican la barrera entre un mundo privado y a la venta, y nuestras vidas y necesidades.

Si ya en la primera infancia la figura del policía nos es inducida caricaturescamente bajo el esquema de policías y ladrones junto a la noción del castigo, con el desarrollo de la adolescencia y juventud en nuestra clase se presenta encarnada en el hostigamiento constante, una presencia casi metafísica del control del Estado: los pacos. La prepotencia y abuso de poder de estxs descerebradxs a sueldo, como contra cara de la “noble” figura del “carabinero” servicial y protector, desarrolla dentro de lxs proletarixs, cada vez más temprano, un cúmulo considerable de rabia y rechazo hacia esta representación estatal (quizás la primera y más ostensible expresión del Estado en nuestras vidas).

Asimismo, la policía también se presenta como el primer enemigo de la movilización de lxs proletarixs: huelga, marcha o mitin, e incluso una olla común, funcionan como pretexto para que la violencia del Estado se deje caer rápidamente bajo la figura del control policial. En la historia, la policía y el ejército cuentan -con orgullo para ellos- con cientos de matanzas sobre la clase trabajadora desarmada alrededor del mundo. Para no ir tan lejos, podemos recordar lxs más de 30 muertxs en 6 meses desde el “estallido social” del 18 de octubre en este territorio.

No es de extrañar entonces que el principal objetivo de las incipientes revoluciones de nuestro tiempo sean las policías: en todo el mundo se odia a lxs pacxs. Sentimiento manifiesto en la proliferación de consignas anti policiales y en la reivindicación en contra de estas instituciones. No es de extrañar que los asesinatos que cometen sean gatilladores de revueltas; como en los últimos años ocurrió con las muertes de Alexandros Grigoropoulos en Grecia, Camilo Catrillanca el 2018 en la Araucanía, y hace solo unos días, las de George Floyd y Giovanni López en Estados Unidos.

Antagónicamente, la burguesía más recalcitrante defiende a estas instituciones con especial fervor. En la nostalgia de las viejas relaciones serviles, la policía y los ejércitos encarnan platónicamente toda la herencia de la ideología burguesa: los uniformes, el orden y la patria, la familia, el trabajo y la propiedad. En este romance aleonan y protegen a sus siervos sin tapujo alguno. Les ofrecen garantías y su total apoyo, pues saben que en ellos radica la verdadera frontera para la existencia de su riqueza. Obviamente, como todo en la ideología de la burguesía, toda la mistificación de este brazo armado del capital se cae a pedazos cuando miramos más de cerca. Toda la palabrería republicana y patriota se traduce en desfalcos millonarios, narcotráfico, robo y el más profundo odio hacia el proletariado, a quienes dicen defender.

Con la excusa del coronavirus, hemos visto toda esta violencia exacerbada y al control militar y policial de las calles mostrando impunemente su peor cara, mientras lxs proletarixs mueren en sus casas, en las calles o a la espera de atención médica. En medio de la crisis sanitaria y económica, la principal preocupación del Estado ha sido blindarse, desplegándose en los territorios e invirtiendo fondos públicos en seguridad -su seguridad-, tal y como lo viene haciendo en la Araucanía desde hace décadas y, por si fuera poco, desplegando una especial violencia los últimos meses[1], tal como se ha visto las últimas semanas en los cerros de Viña del Mar y Valparaíso.

La revolución de nuestro tiempo es profundamente anti policial porque conservan en su seno toda la violencia descarada que se nos ha impuesto por siglos, porque ha constatado en actos que toda esa violencia no se justificaba más que para enriquecer a unxs pocxs; ha reconocido que este mundo ha sido construido en nuestra contra y que en él no hay futuro alguno. La revolución actual es anti policial y anárquica y esto puede significar tanto su éxito como su fracaso; el rechazo intrínseco hacia las instituciones policiales puede convertirse en un límite para el movimiento cuando es incapaz de comprender que lo trascendental no son los guardianes del reino mercantil, sino la relación social misma de las mercancías. Efectivamente, la rabia anti policial, si fuera mundial y unísona, podría romper con la barrera que sostiene el sistema social de lxs ricxs, pero, si no se expresa en una estricta reorganización social de la vida en base a la comunidad, esta barrera se volverá a levantar fácilmente. Detrás de la violencia irracional de los cuerpos policiales está la irracionalidad de un mundo donde las cosas dominan a los seres humanos, y aisladxs todxs y cada unx solo podemos encontrarnos por medio de esas cosas, y aquí radica lo central de la cuestión: la superación de esta forma de relación social se desarrolla en un plano independiente del enfrentamiento con sus aparatos armados. Salir y devolver toda la mierda en la que nos han enterrado no es un acto de simple y necesaria venganza, sino una transformación total que reconcilia a la humanidad misma con el mundo entero.

¡Revolución mundial contra la policía y todos los Estados!

¡El capitalismo es solo más miseria y catástrofe!

¡Vivir sin capitalismo es posible!


Nota:
[1] Es en este contexto donde hemos visto la más descarnada violencia de lxs pacxs y donde más gráficamente se expresa su relación con la clase capitalista, en una verdadera guerra por la recuperación del territorio de sus patrones de la industria forestal. El pasado 4 de junio se cobró la vida del comunero mapuche Alejandro Treuquil, quien semanas antes había denunciado el constante hostigamiento policial hacia su comunidad.



miércoles, 24 de junio de 2020

Al movimiento anarquista y a quienes participan en la lucha en Estados Unidos

a toda persona que esté en las calles luchando contra el racismo y la autoridad.

Federación Anarquista (Grecia)
Junio de 2020


Es con entusiasmo, incertidumbre, esperanza y tristeza que vemos lo que está ocurriendo en las calles de las ciudades de los Estados Unidos después del asesinato racista del afroamericano George Floyd. Estamos con vosotros/as, nuestra solidaridad se expresará desde aquí con acciones. Sois quienes luchan en el corazón de una superpotencia que, junto con otras, dominan el planeta. Estáis en lo que el resto del mundo ve como el "centro del mundo". Por lo tanto, las imágenes e informes que recibimos de las protestas, los enfrentamientos y la guerra de propaganda tienen un valor histórico y un efecto mucho más allá de las fronteras de los Estados Unidos. Lo que hagáis nos afecta mucho más de lo que desde aquí os podemos afectar, sin importar lo que hagamos. No podemos hablar en profundidad sobre hacia dónde se debe dirigir su lucha, ni sugerir nada. Las diferencias entre las condiciones griegas y americanas son tales que dan forma a un panorama completamente diferente. Aquí, no hay minorías con las mismas características sociales que los/as afroamericanos/as en los Estados Unidos. Aquí, el racismo sistémico está dirigido a refugiados/as, romaníes y algunas minorías étnicas que están geográficamente aisladas. Enfrentamos la represión de un estado que es bárbaro como cualquier otro pero con menos recursos que su equivalente en los Estados Unidos que además carece de orgullo "imperial". Aquí solo somos 10 millones de personas con únicamente dos metrópolis ... Entendemos que lo único razonable es compartir con vosotros/as nuestras experiencias en acontecimientos similares que, a pesar de las diferencias en las circunstancias, podrían ayudar a las personas en el la lucha cuando se vean obligadas a tomar decisiones, como pasa en cada revuelta de la historia. Al fin y al cabo, el griego es en otro estado capitalista avanzado, un poder imperialista occidental con una democracia burguesa, con medios de comunicación similarmente deteriorados a los de Estados Unidos, y también con muchos racistas y fascistas. Y así, en 2008, agentes de policía asesinaron a un joven de 15 años en el barrio, históricamente radical de Atenas, de Exarchia. En todo el país, experimentamos un mes de insurrección masiva contra la barbarie del estado, una insurrección liderada por la juventud junto con otras fuerzas políticas radicales. En la punta de lanza de las mismas, las anarquistas. Además, unos años más tarde, durante la crisis económica y el rescate de Grecia por parte del FMI y la UE, volvimos a experimentar importantes insurrecciones. Unos años después de estos eventos,estamos en la etapa de extraer nuestras conclusiones, algunas de las cuales creemos que podrían estar relacionadas con su lucha. Las abordamos en pocas palabras, esperando que las encontréis útiles.

1. Los sucesos de insurrección hacen que la gente escuche. De repente, miles de personas no solo están dispuestas a escuchar nuevas sugerencias e ideas, sino que también las piden. Es una oportunidad única en la historia para que los movimientos radicales se dirijan a las personas y las convenzan.

2. En tiempos como estos, la peor amenaza proviene de dentro. Detrás de quienes que luchan, de quienes roban horas el sueño, se lesionan o son arrestados/as, hay fuerzas políticas convencionales que esperan su momento, buscando su propio ascenso. Son las primeras en tratar de socavar el espíritu de lucha, las primeras que intentarán hacer que las personas regresen a sus hogares y aíslar a los elementos más radicales cuando la tensión disminuya. En Grecia, después de los acontecimientos de 2008, el ganador final fue un partido político de izquierda que finalmente se convirtió en gobierno y, naturalmente, incumplió sus promesas anteriores.

3. Las insurrecciones mueren y, a menudo, la pregunta al final es qué se ha ganado. Inicialmente el estado, para calmar la opinión pública, no dudará en sacrificar a sus servidores "caídos en desgracia" por sus acciones, que a menudo han sido repetidas por otros como ellos en el pasado y desafortunadamente son "normalizadas" por el estado. En Grecia, el asesino del niño de 15 años fue juzgado y condenado a cadena perpetua. Dependiendo de la duración e intensidad de la insurrección, y aparte del castigo, generalmente temporal, del perpetrador, se podría ganar algo de terreno en forma de reformas legales. Esto es bueno, pero hay cosas mucho mejores que ganar, como la confianza, el desarrollo de la conciencia política y la organización a largo plazo de las personas de las bases.

4. Aunque la lucha contra la represión o el racismo son temas centrales, la insurrección traerá muchos más. Al final, esto es lo más importante: organizar a la gente desde la base. En Grecia, durante la época de crisis financiera y grandes movimientos populares, se formaron asambleas de base. En nuestra opinión, el movimiento anarquista carecía de una estrategia capaz de continuar y expandirse y, por lo tanto, este potencial dentro de la clase trabajadora se marchitó y murió. Sin embargo, dado que todavía funcionaba, mostraba elementos que nos permitían abrigar muchas esperanzas ...

5. Durante las revueltas, así como durante las revoluciones, las personas de las clases sociales más privilegiadas pueden apoyar a las de la clase trabajadora. No es algo negativo. A menudo, la conciencia social de una persona supera su clase o interés político. Sin embargo, esto no puede eclipsar el hecho de que al final la clase trabajadora debe buscar las causas de su sufrimiento en la desigualdad de clase y la delegación política. No pueden faltar el análisis de clase y sus propios referentes, escuchamos con regocijo que el famoso eslogan "Eat The Rich" sacude las calles de las ciudades estadounidenses. Sin embargo, aparte de las calles, esto se nos ha hecho evidente, los lugares de trabajo también deben convertirse en espacios de resistencia, insurrección y organización.

6. La calumnia, el fatalismo y la producción de miedo son, sin lugar a dudas, parte del arsenal de los medios de comunicación cada vez que surge una situación como esta. Es inevitable, una estrategia productora de miedo que intenta presentar una fachada aceptable para la burguesía. Las personas pobres, inmigrantes y marginadas seguramente saquearán la riqueza que se les niega. Sin embargo, el problema del crimen organizado desviando la revuelta requiere atención diligente, no por el bien de los medios, sino por el propia alma de la revuelta.

Somos quienes producimos la riqueza y no hay otra acción más profundamente revolucionaria que reclamarla.

7. En 2010, durante el momento álgido de la lucha contra la supervisión financiera de Grecia, durante la protesta más grande y militante en el centro de la capital, un banco se incendió y 3 trabajadores que estaban dentro murieron. La pena que esto causó a todo el mundo, así como las feroces calumnias de los medios de comunicación contra el movimiento, apagaron la ira y dieron un golpe al movimiento del que nunca se recuperó. Tales eventos son producto de la mala suerte, negligencia criminal o provocación y pueden convertirse en la lápida de un movimiento.

8. Es un hecho que los fascistas darán un paso adelante, ayudando al estado en la calumnia y la represión de la lucha, especialmente porque el asesinato de George Floyd tuvo motivos raciales. Tales circunstancias, cuando los fascistas dan un paso adelante mientras el estado les protege, siempre es una buena oportunidad para arreglar las cosas con la plaga política más peligrosa que sufre la clase trabajadora.

9. A pesar de luchar en las calles durante décadas, no podemos criticar la parte militante de vuestra lucha. No nos enfrentamos al mismo tipo de enemigo que vosotros/as. Sin embargo, podemos compartir alguna experiencia de la revuelta de 2008 sobre una cuestión central. Además de los enfrentamientos durante las convocatorias centrales y masivas, el activismo en barrios, incluso en toda la ciudad o país puede intensificar el clima general y desorientar a las fuerzas estatales.

10. En estos momentos, lo principal que deben hacer las fuerzas revolucionarias organizadas es poder dar respuestas sobre cuestiones de funcionamiento, organización y políticas. No es el momento de seguir los enfoques ideológicos de manual. Es mil veces mejor tomar una decisión equivocada que no tomar ninguna decisión. Ninguna revuelta es una copia de otra y, por lo tanto, cada nueva revuelta requiere enfoques distintos. Los/as anarquistas deben estar preparados/as y ser capaces de encontrar cuáles son sin dudar ni demorarse. Experimentad, mantened la mente abierta y aunaros (como descubrimos en 2008, una revuelta puede cambiar drásticamente el status quo dentro del movimiento). Insistimos en la unidad y la estrategia común entre los/as anarquistas, sabiendo bien que es más fácil decirlo que hacerlo.

En situaciones como esta, lo que es una buena idea y lo que no lo es, lo que es importante y lo que no, lo determina el futuro, no el pasado. En ningún caso es nuestra intención dar lecciones. Lo que vemos que sucede en los Estados Unidos es más grande y más importante que cualquier cosa que hayamos vivido hasta ahora en Grecia. Estaremos a vuestro lado lo mejor que podamos, mientras mantenemos nuestra propia lucha por aquí. El internacionalismo y la unidad entre las personas en la lucha reflejan la unidad de los intereses de la clase trabajadora en todo el mundo, independientemente del color, la raza y la cultura. Recordamos la solidaridad del movimiento estadounidense con nuestras luchas. El camino que seguimos es común para todas nosotras, sin importar dónde nos encontremos en el mapa. Es el camino de la lucha contra el capitalismo, el estado, el fascismo, el racismo, el sexismo y cualquier tipo de discriminación.

Por la igualdad. Por la libertad. Por la justicia verdadera y permanente. Por la liberación social.



viernes, 19 de junio de 2020

Nuestro horizonte es el mundo


Grupo Barbaria
19/06/2020



Muchas dudas. Es complicado tomar la decisión de ser crítica con aquello con lo que te identificas casi ciegamente y que ha formado tu ADN militante. Es difícil enfrentarse a la honestidad que supone ponerse en cuestión a uno mismo en lugar de dejarse arrastrar por los mantras aparentemente bienintencionados de alrededor. ¿Quién quiere que se le acuse de no defender a las mujeres, de no luchar por su “liberación”? ¿Quién desea ser señalado como alguien que excluye a las personas trans y justifica así la violencia contra ellas? ¿Quién querría que se le identificara con la peor ralea machista y casposa de esta sociedad? Nadie. Y queriendo huir de esta censura reaccionaria, es fácil defender de forma acrítica todo tipo de dogmas. Con los ojos cerrados, con el carnet entre los dientes y los pantalones bajados.

Pero hay que negarse. Hay que negarse a ser acríticos, porque no es gratuito. El feminismo es una de las principales ideologías parciales que triunfan actualmente en nuestra sociedad. Que sea una ideología, una lucha, parcial significa que no persigue un cambio total del mundo en que vivimos, que no tiene una visión integral de la explotación, dominación y opresión de los seres humanos viendo la vinculación entre estas relaciones de explotación y dominación en su conjunto, sin negarlas. En cambio, se centra en un aspecto concreto de esta opresión, tomándolo como motivo vertebrador de la lucha. Esto conlleva la defensa de la reforma en lo tocante al interés concreto de cada movimiento, en lugar de la afirmación de la revolución para construir otro mundo. Por lo tanto y a pesar de que en muchas ocasiones nace de una honesta voluntad de lucha, esta es, entre otras cosas, una forma de colaborar con la separación entre unos seres y otros, con la atomización que nos impone el capitalismo.

>> leer artículo completo
http://barbaria.net/2020/06/19/nuestro-horizonte-es-el-mundo

Mórficos


Agustín Guillamón
Barcelona, 16 de junio de 2020


Desde mediados de marzo hasta primeros de abril de 2020 era habitual la entrada relámpago del Jefe Médico en la sala del hospital, señalando con su índice a los pacientes de mayor edad, gruñendo incansable: ¡mórfico, mórfico y mórfico!, y así hasta el hastío.

Tal orden significaba que la enfermera debía aplicar a cada uno de los así sentenciados un chute de morfina que, en pocas horas, liberara camas y material para otros pacientes, con mayores probabilidades de supervivencia.

Morían como ratas, solos y sin acompañamiento familiar, sedados hasta la muerte, sin previo aviso, porque el único criterio válido era el beneficio que se obtenía con su fallecimiento: liberar recursos escasos. Políticos o verdugos usaban así la palabra “beneficio”, en referencia a los pacientes entregados al horror y la indignidad porque tenían que recuperar, en horas, las camas perdidas en los últimos años con tantos recortes.

Enfermeras rotas y jefes divinos, con el poder de negar la vida y dar la muerte.

*

Las residencias de ancianos, no preparadas médicamente y sin recursos sanitarios adecuados, veían cómo, día a día, anciano a anciano, se rechazaba sus solicitudes de traslado urgente. Que los aislaran y les dejaran morir. Sin visitas de familiares, sin apenas tratamiento alguno, demasiado caro para nada. Como moscas. Eso sí, ¡en la mejor Sanidad del mundo!, como decía el tarambana covidiota de turno, con irresponsabilidades políticas ilimitadas. Las residencias de mayores fueron abandonadas a su suerte, pésimamente gestionadas por las autoridades responsables, desde Ayuso a Iglesias y Torras, que la incompetencia no diferencia colores ni ideas.

Cuidadores rotos, políticos ineficaces y crueldad innecesaria.

Ayuso lanzó una circular invitando a la selección de los pacientes que debían admitirse en los hospitales, señalando el beneficio que suponía no derivar a los de mayor edad. Y se burlaba de todos nosotros, vivos y muertos, con una sesión fotográfica en la que posaba como mater dolorosa. Indecente e intolerable: nos toman por rebaños. ¿Cómo sigue ahí la tal Ayuso, sin una dimisión inmediata, aunque solo fuera por dignidad propia?

*

Hubo veinte manifestantes que fueron detenidos por su participación en las acciones que, el 15 de junio de 2011, querían rodear el Parlament, para evitar una sesión parlamentaria convocada para aprobar unos brutales recortes educativos y sanitarios.

Alguno lleva más de dos años en la cárcel. La razón: oponerse al debilitamiento del sistema sanitario, que iba a provocar esa situación de escasez de camas y recursos que en 2020 ha provocado el espanto de esas condenas a muerte, sin más criterio que el de la edad. Han muerto casi 20.000 ancianos, siete de cada diez víctimas de la pandemia en España.

*

En la primera quincena de junio Artur Mas, responsable de esos históricos recortes sanitarios en Cataluña, ha ido a felicitar el 90 aniversario del confeso delincuente y estafador Jordi Pujol que, mediante una mafia familiar impune, protegida por el aparato estatal y del partido, se dedicó a saquear el país catalán durante 23 años. Con el dinero robado por esa mafia no hubieran sido necesario tales recortes sanitarios del 2012, que en 2020 nos habían dejado un debilitadísimo sistema sanitario. Confunden la patria con su patrimonio.

*

Hay un hilo directo entre la impunidad del clan mafioso de los Pujol, o los Millet, y la debilidad de la Sanidad catalana y la falta de camas y recursos. Hay un hilo directo que relaciona al ciudadano, preso en la manifestación que intentó rodear el Parlament, para evitar UNOS RECORTES EDUCATIVOS Y SANITARIOS SOCIALMENTE SUICIDAS, con la impunidad de un Artur Mas al que no se piden responsabilidades por su política de recortes. ¿Cuántos quirófanos y cuántas camas de hospital podrían haber sido creadas con los tres mil millones saqueados por el clan de los Pujol? ¿Cuántos mórficos se hubieran salvado sin los recortes de Artur Mas?

*

La crueldad vivida en estos últimos meses es más propia de Auschwitz que de una Barcelona por fin descontaminada y libre, sin coches y sin turistas. ¡Tanto inepto metido a irresponsable político nos costará muy caro! ¡Tanto salvapatrias ladrón ya nos ha salido muy caro!

*

Pero ahora sabemos que, si hay una segunda oleada, será peor, y que todos podemos ser declarados mórficos, mientras dejemos impunes a los Ayuso, a los Pujol, a los Mas, a los Iglesias y al Doctor Mengele.

Algún día alguien impartirá justicia, o no, y sabrá diferenciar entre profesionales, entregados a salvar a sus semejantes con riesgo de su propia vida, sin apenas medios, con sueldos miserables y contratos precarios y esos sádicos jefazos que despachaban etiquetas de mórficos a diestro y siniestro, sin denunciar nunca las carencias del sistema sanitario, ni plantarse ante políticos criminales y ociosos para cantarles las cuarenta… quizás porque les debían cargos y obediencia y sumisión, o subvenciones a la medicina privada.

La barbarie avanza impunemente entre corruptos, terroristas e incompetentes.

A finales de febrero de 2020 se suspendió el Mobile por decisión de las empresas participantes, en contra del criterio de la alcaldesa de Barcelona (señora Colau) y del presidente de la Generalidad (señor Torra, el vicario nombrado a dedo por el vicario nombrado a dedo por el señor Mas), que sólo veían las pérdidas económicas que ello suponía, sin prever en ningún momento las consecuencias del contagio para la salud de los barceloneses.

Y esos mismos inútiles, incapaces de prever lo previsible, que ya estaba en Italia, son quienes han de gestionar la desescalada y la recuperación económica. Y solo se les ocurre un plan Renove para promover la venta de coches, o promocionar un turismo de masas que ya es imposible e indeseable. El dinero europeo se repartirá en la tómbola de las multinacionales y nadie se acordará de reforzar sanidad y educación.

¡Que nos pillen confesados! Eso que tendremos de ventaja, antes de que alguno de esos covidiotas, disfrazados de autoridad pública y provisto de una coartada de asesoramiento científico nos declaren mórficos y prescindibles. Al menos, ya confesados, nos ganaremos el cielo; que el infierno ya lo hemos sufrido en las ucis y en las residencias de mayores.

miércoles, 17 de junio de 2020

ROMA, ITALIA: OPERACIÓN BIALYSTOCK- PARTE DE UNA ESTRATEGIA…

14/06/2020
anarquia.info

Numerosos medios de comunicación italianos difundieron como un espectacular «éxito» de colaboración «policial» y «antiterrorista», la detención de siete «peligrosxs» anarquistas en Roma (Italia), Sant Etienne (Francia) y Almería (España), y el asalto al centro social «Bencivenga Occupato» de Roma, al que consideran sede de una supuesta «célula» anarquista a la que supuestamente pertenecían lxs detenidxs. (http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/531028)

En la operación policial contra al centro social, sus asaltantes no encontraron nada con lo que justificar el asalto. En estas operaciones es habitual el allanamiento policial de otras viviendas, pero hasta el momento no se ha tenido constancia que hallaran algo significativo en ninguno de ellos. Estos registros son siempre aprovechados para apropiarse de materiales diversos, efectos personales y dinero. No importa que lo requisado no sirva para demostrar algo, pues estos asaltos y apropiaciones indiscriminadas son parte de las estrategias represivas que pretenden dejar a lxs compañerxs sin recursos, así como crear en la opinión pública el imaginario de un grave riesgo potencial por «materiales peligrosos» y, en los colectivos e individualidades de afinidad política, interiorizar la amenaza de la solidaridad revolucionaria con lxs compañerxs presxs y el miedo a tener determinados materiales como libros, revistas, camisetas, música, etc, o gestionar publicaciones, webs u otros medios de difusión de contenido ideológico y lemas antisistémicos.

En la operación represiva Bialystock, se insiste en la idea de una red internacional de «células» anarquistas con finalidades «terroristas», que según la fiscalía pretendían con sus acciones subversivas, por un lado, desestabilizar el sistema democrático y sus Estados, y por otra, «reorganizar internacionalmente el movimiento insurreccional anárquico».

Las agencias de seguridad de los países, han intentado en múltiples ocasiones, inventarse «conspiraciones terroristas nacionales e internacionales», con la finalidad de neutralizar a los grupos e individualidades de la comunidad anarquista.

La ingeniería social represiva tiene en la creación de los discursos de las versiones oficiales, una de sus principales estrategias. En estos informes redactados por las policías políticas y antiterroristas, la difusión de esos discursos o los operativos represivos nunca coinciden por casualidad sino que actúan para complementar las versiones oficiales criminalizadoras sobre lxs detenidxs y el movimiento, de manera que si en una primera detención no resultan encarceladxs, las causas no se cierran y quedan vinculadas con las siguientes detenciones.

El juicio Marini en Italia, a medidaos de los años 90, sería un claro ejemplo y punto de partida de esa colaboración estratégica judicial y policial internacional, en la que los sucesos en un país, desataban acciones represivas policiales en otros, que se intentaban vincular o relacionar, creando esos imaginarios de redes y células anarquistas organizadas con finalidades terroristas, ecoterroristas, anarcoterroristas insurreccionales.

Así, en el año 2000, en territorio del estado español y en el contexto de la lucha contra el FIES, se produjeron diversas detenciones de anarquistas que se intentaron vincular con otros anarquistas que se encontraban en prisión, creando la absurda lógica criminalizadora que señalaba a los presos, como cerebros de «ataques» y «señaladores de objetivos», y a lxs anarquistas en la calle, como ejecutorxs de estos, inventando el «triángulo anarquista del Mediterráneo» que relacionaba las finalidades de lxs anarquistas insurreccionalistas de Italia, Grecia y el estado español, y que podía servir para crear cualquier situación de alarma contra la paz social.

No es una coincidencia que las recientes detenciones en Italia de la Operación Bialystock, hayan sido vinculadxs con otro preso anarquista de Italia, Alfredo Cospito, al que consideran el «cerebro de la célula» y a lxs detenidxs lxs ejecutores de ataques anónimos o no.

Tampoco es una casualidad que esta operación se haya realizado, «tras años de investigación», cuando estamos a las puertas de la revisión del juicio contra lxs compañerxs encausadxs en la operación «Scripta Manent», en el que entre lxs condenadxs con largas condenas, se encuentra Alfredo Cospito que, desde prisión, ha seguido denunciando al criminal estado italiano y difundiendo sus ideas de lucha insurreccionalista.

El nombre del operativo no ha sido producto del azar, sino de la perversión represiva que ya con el nombre, señala al compañero Alfredo Cospito como ideólogo, pues ha sido extraído de un libro prologado por el compañero Alfredo, en el que se explicaba la historia de lucha de unos anarquistas judíos rusos de finales del siglo XIX en la localidad de Bialystock.

Italia se ha colocado en la vanguardia de las políticas represivas contra los movimientos sociales y políticos, influyendo en diversos países de las democracias europeas.

Esas estrategias de categorización que hace el estado italiano y sus cuerpos represivos de lxs anarquistas, diferenciando entre múltiples «modalidades» de insurreccionalismo y separando entre anarquistas sociales «buenos» y anarquistas individualistas «malos», la explica con total rotundidad y claridad la compañera anarquista Anna Beniamino, condenada por la operación Scripta Manent a 17 años de prisión: «El hecho de que existan diferentes tensiones y tendencias dentro del anarquismo es real, pero también es cierto que este tipo de categorización rígida es una característica inherente de la mentalidad y los requerimientos de los inquisidores, que se dedican a delinear un área específica para hacer sus maniobras como mejor que puedan: es en este espacio donde reside la siguiente operación».

Con estas estrategias represivas, lo que se juzga no es «la censura de la democrática libertad de expresión», ni un hipotético «crimen de opinión», sino una guerra contra los fundamentos anarquistas de la propaganda por el hecho, que vincula los pensamientos y las acciones. Estos atentados contra los medios de comunicación e información anarquistas, reafirman no solo su validez. sino su papel fundamental contra el silencio y la domesticación.

En palabras de la compañera Anna, el Estado italiano «ha decidido enjuiciar a toda una tendencia anarquista: el anarquismo anti-organizacional».

A quienes dan la espalda o miran hacia otro lugar frente a las luchas insurreccionales y la represión contra lxs insurreccionalistas, les informamos que sabemos con total certeza que los Estados y sus fuerzas represivas, nunca se han planteado detenerse ahí.

viernes, 12 de junio de 2020

SOBRE EL CONTAGIO DE LOS DISCURSOS. No nos salvará la ciencia, ni el estado, ni el capital.

La Caldera
12/06/2020, Argentina
«Un cuerpo científico al cual se haya confiado el gobierno de la sociedad, acabará pronto por no ocuparse absolutamente nada de la ciencia, sino de un asunto distinto; y ese asunto, el de todos los poderes establecidos, será el de eternizarse haciendo que la sociedad confiada a sus cuidados se vuelva cada vez más estúpida, y por consecuencia más necesitada de su gobierno y de su dirección.»
Mikhail Bakunin, Dios y el Estado
Asistimos a un momento donde la realidad se nos plantea como una dicotomía en la que de un lado están quienes ven en la pandemia del coronavirus el principal problema que actualmente enfrentamos como humanidad, mientras que, por otro, solo se hace hincapié en el avance del control sobre nuestras vidas, con la declaración de la pandemia y la extensión de la cuarentena como excusa perfecta para este fin.

Creemos que, así como es poco probable que el virus sea parte de una conspiración, tampoco es probable que los números de muertos e infectados sean falsos.

Sabemos que hay muchos férreos detractores de la cuarentena que solo añoran la libertad de ver crecer sus ganancias, y que probablemente encuentren la empatía de muchos que preferirán exponerse antes de no poder vender su fuerza de trabajo: tal es la fuerza de la valorización que impone el capital, una sociedad donde no importa que sobre comida, solo comeremos si tenemos dinero para pagarla.

También nos encontramos con teorías extravagantes y discursos incapaces de reconocer que toda esta crisis es bien propia del modo de producción que vivimos, su relación con el hábitat y el modo en que se privilegia la reproducción de capital sobre nuestra salud y la del planeta. No hace falta un plan maquiavélico para que todo esto suceda, todo es propio de un sistema que lleva sus contradicciones al límite.

No tiene sentido que sigamos confiando en el capitalismo y sus instituciones, los números, tanto como las políticas sanitarias, operan bajo la lógica del capital. A pesar de esta realidad, existe entre nosotros una fe en las instituciones que provoca la perpetuación del miedo y la pasividad. Incluso cuando hay un cuestionamiento y se sospecha de la dirigencia y de las medidas tomadas, lo que en el fondo se expresa es la fe en que sí habría una forma mejor de que funcione la sociedad capitalista. “Debemos crear un capitalismo donde todos ganen”, diría cualquier charlatán que guste decir lo que todos quieren escuchar; pero eso no es posible, solo algunos obtienen ganancias en el capitalismo y eso determina profundamente nuestra existencia en esta sociedad.

Esta fe no es producto de nuestra inocencia o falta de voluntad. Dependemos materialmente de esas instituciones y toda nuestra vida está atravesada por ellas, a tal punto que terminamos naturalizando su existencia u olvidando que son parte de los engranajes de este sistema, incluso cuando nos asiste paliativamente con atención médica y alimentos o cuando mejoran el sistema de transporte o ponen más policía en la calle: siempre será para garantizar la reproducción de la economía.

Entramos en un callejón sin salida si nuestro descontento es canalizado por las vías donde se habla el idioma de lo existente, y no porque el estado sea una cueva de gente mala (bueno un poco sí) sino porque es la manera que halló el capital a nivel global de expresar su dominio, en cada región con sus particularidades. En los últimos años, viene manifestándose cierta "desconfianza" en las instituciones, claros ejemplos son regiones como Chile, Francia o las recientes protestas contra la violencia policial racista en los Estados Unidos. Esta desconfianza debe ser capaz de ir más allá y plantearse la necesidad de la abolición de esta sociedad sino queremos solamente redecorar el escenario de la catástrofe del mundo (por más que ese decorado esté hecho con enfrentamientos violentos o espectaculares movilizaciones).

Y no, tampoco esta vez podemos confiar en que nos salve la ciencia –y acá debemos expresar nuestra diferencia con la cita que colocamos al principio de nuestro querido Mijail y su confianza en una ciencia correcta. No se trata de científicos más confiables que otros, o de que estén todos corrompidos por empresas transnacionales. Se trata de comprender que es imposible salvar una forma de entender el mundo separándola de la forma social que la creó.

Más allá de que en algunas cuestiones coincidiremos (en otras no) con la "comunidad" científica – como podemos coincidir con análisis económicos o con críticos del estado que provengan de las ciencias sociales – estas especializaciones son formas que se despliegan en el seno del capital para satisfacer sus demandas y en ese sentido es que se desarrollan.

Claro que los números hablan, pero no sólo podemos evaluar una situación a través de éstos, negando nuestra experiencia y las voces de proletarias y proletarios que manifiestan sus necesidades. Hay cuestiones que no se pueden simplemente cuantificar en muertes, porque hay un trasfondo que es imposible poner en un gráfico. Ni el femicidio, ni el aborto clandestino, ni las muertes por accidentes laborales serían un problema de magnitud si nos guiamos por las estadísticas, ya que porcentualmente no es significativo el número de personas que mueren por esas causas en relación al total de la población. Y, sin embargo, sabemos que la violencia hacia las mujeres es real y preocupante, así como la violencia del trabajo asalariado, nos asusta, nos afecta, nos da rabia. Nuestras luchas no pueden valerse de las cantidades que muestra un gráfico, se trata de la calidad de las vidas y las relaciones que queremos vivir.

Con el coronavirus, la ideología dominante desde los especialistas del estado y las usinas de la comunicación, equiparan, no inocentemente, virus con enfermedad, enfermedad con muerte, vida con consumo y trabajo. No vamos a negar la virulencia del Covid pero tampoco su baja tasa de mortalidad que puede ser aún menor, de confirmarse que en realidad hubo más personas que contrajeron el virus y no presentaron ni síntomas. Esto es lo que confirma que el virus puede estar y puede sernos indiferente tanto por medidas de prevención como por estar fortalecidos inmunológicamente (nuestro sistema inmunológico está tan estrechamente vinculado a nuestro estado de ánimo, a nuestra actividad física, a la calidad de nuestros alimentos, a nuestro buen descanso, que no hace falta decir lo bombardeado que se puede estar ante el exceso de trabajo y veneno al que solemos estar expuestos).

¿Por qué los estados del mundo han optado por parar casi por completo la producción durante semanas enteras aun a costa de perder mucho dinero? No lo podemos decir con certeza, pero sí han sido desde su origen guardianes del capital la memoria histórica de nuestra clase indica que no hay por qué pensar que esta vez se trata simplemente de cuidarnos. Del mismo modo nos podríamos preguntar por los beneficios económicos de la cuarentena, en cuanto a las posibilidades que otorga el teletrabajo en beneficio de las empresas y la precarización laboral.

Frente a todo esto, empujados por el miedo y el bombardeo mediático, estamos entrando en una nueva etapa donde, los consejos de la ONU, la OMS, los estados y las grandes corporaciones farmacéuticas encuentran un inusitado respeto, son la nueva Santa Iglesia Católica que nos dice cómo hay que vivir y quien dude o cuestiones sus discursos es considerado un hereje.

Denunciar las ventajas que en esta situación obtienen estos enclaves que organizan las fuerzas laborales para el capital son actitudes "conspiranoicas" incluso para algunos compañeros. ¿En qué momento dejamos de ver en la policía una fuerza de control y represión para aceptar que ahora patrullan masivamente las calles porque nos están cuidando?

Aunque la burguesía no actúa como un solo cuerpo, es innegable que existen sectores de la misma organizando y reorganizando la sociedad, que advierten el desarrollo de situaciones y reaccionan ante las mismas, incluso contradictoriamente entre distintos sectores de la producción, las finanzas o representantes del estado.

Los procesos organizados existen ¿O vamos a negar también que, por ejemplo, en los 70 en América Latina hubo un PLAN SISTEMÁTICO de desapariciones, asesinatos y apropiación de bebés? No podemos entender esos hechos como una conspiración fantasiosa, sino como la coordinación de un conjunto de intereses, para el desarrollo del capital, que significó la masacre y desaparición de cientos de miles de personas y la imposición de una “nueva normalidad” en los países de la región.

Sí, el capital adopta diferentes formas de administrar recursos (entre ellos los humanos), pero hay mandos que toman y dirigen esas decisiones. No es un despersonalizado mandato de la ganancia ni una mano invisible enemiga. Las formas sociales que van tomando esas manifestaciones del capital incluyen esas formas que se insisten en defender. Y el relato científico es una de ellas.


https://lacalderalibros.tumblr.com/

lunes, 8 de junio de 2020

Esto ya comenzó: es la guerra de clases


Vamos Hacia la Vida
8 de junio de 2020, Chile.

El actual ciclo mundial de revueltas inaugurado en 2018-19 con los ‘chalecos amarillos’ en Francia no deja de dar buenas nuevas. Si bien el contexto del coronavirus y el consecuente despliegue represivo estatal había logrado bajar la masividad e intensidad de los embates proletarios callejeros, son precisamente estas mismas condiciones agobiantes las que hoy reactivan los focos de conflicto: estallan las primeras revueltas de hambre tanto en nuestro territorio como en otros países de Latinoamérica, el desempleo se torna insostenible alrededor del mundo y la utopía capitalista del equilibrio mercantil se desmorona a ojos de todxs. El Estado se revela incapaz de responder a las urgencias de la pandemia y a las necesidades humanas más básicas. La irracionalidad capitalista desperdicia de tal manera la energía humana que prefiere mantener una “nueva normalidad” a media marcha, perdiéndose en esta maniobra miles y miles de empleos, antes que asumir la ineficiencia de la libertad del mercado, de la oferta y la demanda y de la lógica del trabajo abstracto. Las imágenes que nos llegan desde la “Gran América”, el país de la libertad y las oportunidades, solo confirman esta cuestión. La revuelta propia de este periodo, con cada vez más violencia se posicionó en el centro de la dominación capitalista en occidente, ocupó las calles y se lanzo orgánicamente contra los símbolos de su dominación: tal como pasó acá en Chile, bancos, tiendas y comisarías sucumbieron ante la iracunda energía proletaria, desarrollándose en esta ola la comunidad humana que no considera razas ni etnias ni subculturas y se levanta como una sola contra el viejo mundo; la juventud proletaria que se niega a ser domesticada.

¿Por qué acotamos este ciclo a los últimos dos años? Podríamos entender como parte de este mismo proceso la revuelta griega, la primavera árabe o los disturbios que sacudieron este y otros países en 2010-2011, y probablemente estos sean un precedente fundamental, pero aún así la expansión virulenta que veíamos con especial sorpresa hace unos pocos meses en nuestro territorio con tremendas batallas y acciones directas a lo largo de la mayoría de las regiones de este país, marca un salto cualitativo que debemos reconocer. Revueltas que se extienden por meses y se expanden por distintas ciudades, que dan como fruto distintos tipos de organizaciones y que desestabilizan efectivamente la normalidad capitalista. Para nosotrxs, con sus límites y debilidades propias de su época, se trata de un proceso revolucionario embrionario global, tal como lo fue el que se llamó “Segundo asalto proletario a la sociedad de clase” (1968-1977).

Si nosotrxs vemos en la actual ola de revueltas el inicio de un proceso revolucionario no es por la mera cantidad de tiendas saqueadas, y tampoco quiere decir que no lo entendamos como un fenómeno lleno de ataduras históricas; este proceso, del cual formamos parte, expresa una multiplicidad de lecciones para nuestra clase que ninguna lectura de los procesos revolucionarios anteriores, por más atenta que sea, logrará compensar y hemos visto como esto se ha cristalizado en una rearticulación ofensiva del movimiento proletario. Esto lo hemos relacionado siempre con el surgimiento de organizaciones de clase que han trascendido a la revuelta misma y que por ejemplo hoy en nuestro territorio están ejerciendo labores directas en las comunidades[1]; con la voluntad del poder proletario que ha movilizado a estas organizaciones y con el diálogo de contenidos revolucionarios en su seno.

Volvemos a insistir: tenemos conciencia de los innumerables límites de todo este proceso, pero no nos sentaremos a negar una realidad que explota en nuestras caras y apostaremos siempre a su fortalecimiento. Por otro lado, ha sido la misma reacción desde la contra revolución, y lo trastocado que se han demostrado los hechos desde entonces, los que nos van confirmado esta cuestión, y es que cuando hablamos de una presente revolución no estamos hablando necesariamente de un desarrollo automático del contenido comunista, aunque así lo quisiéramos, sino a un proceso real donde se trastocan y derrumban las viejas formas de dominación y que nos posiciona en un momento decisivo, donde aceptar la brutalidad del futuro que la burguesía proyecta o lanzarse a la incertidumbre de transformar la historia, con la cuota de urgencia que eso significa.

La revuelta en Estados Unidos representa un hito que solo confirma lo que hemos expuesto. Si la tensión cada vez más presente en la vida de todxs lxs proletarixs a lo largo de las dos últimas décadas solo hacía preguntarse cuando esto explotaría, el fenómeno del coronavirus parece haber acelerado esta condición, y demostró explosivamente al proletariado de EE.UU. la fuerza que poseía, de igual manera como en Chile se presentó repentinamente tras un tiempo de supuesto ascenso del “fascismo”. No podemos dejar de identificarnos con la revuelta estadounidense pues entendemos en carne lo que significa que un simple hecho pueda desatar la potencia revolucionaria. Por otro lado, aunque incapaz de consolidarse en el nuevo escenario, el proletariado en Chile no ha sido todavía derrotado, y sus minorías revolucionarias siguen su curso asociativo independientemente de si encuentran la forma de auto convocarse como lo hizo en Octubre, y eso nos da la certeza de que esto solo es cuestión de tiempo; es de conocimiento popular también el nivel de tensiones en Medio Oriente y comprobamos actualmente que las amenazas omnipotentes y belicistas del imperialismo gringo no se corresponden ni en su tentativa imperialista, ni en su propio orden interno. Aunque sabemos que el capitalismo es mundial y ante la caída del imperio de unos se beneficiarán otros, entendemos en este comportamiento los signos terminales de un sistema enfermo.

Reconocemos los límites del disturbio y de la forma ritual del enfrentamiento con la policía; la idealización del “gesto” insurreccional es algo contra lo que el movimiento revolucionario en este territorio ha luchado por décadas, pero somos capaces de entender el cambio de paradigma entre el disturbio parcial -de uno o dos días, meramente reivindicativo- con la revuelta cuando esta a lo largo de las semanas empieza a afectar a la economía nacional y la comunidad de la burguesía; hay que ser capaces de identificar y comprender los límites prácticos y teóricos del actual despliegue internacional de luchas proletarias, pero sin dejar de apreciar el divorcio social masivo y en actos con la normalidad burguesa. En el caso de las primeras y aún pequeñas revueltas de nuestro territorio que comienzan a reemerger, y también en el caso de los disturbios en EE.UU., es la ligazón consciente entre los órganos de clase, las asambleas y/o formas de organización directa que puedan crearse, con la ofensiva en la calle la que determinará el futuro próximo de la revolución[2]. El poder de lxs proletarixs no se manifiesta en las espectaculares fotografías incendiarias, sino en su capacidad de incidir e integrar formas comunitarias de vida que vayan ganándole terreno a la separación capitalista y estatal, en terminar de corroer y destruir una mentira histórica que ya se cae a pedazos, incapaz de lanzarse un salvavidas a sí mismo.


Notas:
[1] Principalmente en la ciudad de Santiago –pero también, en regiones-, en donde habitan cerca de 6.200.000 personas, tanto las Asambleas Territoriales, como diversas organizaciones sociales de base asentadas en poblaciones y barrios populares, han desarrollado una labor crucial para la alimentación de miles de familias en medio de un contexto de cuarentena total, con una cifra de cesantía oficial que llega al 15% – pero sabemos que es mucho mayor-  cerca de 500.000 empleos suspendidos sin pago de salarios (“Ley de Protección al Empleo) y con un 30% de la fuerza de trabajo informal que no ha podido salir a la calle a conseguir dinero. La proliferación de ollas comunes, redes de abastecimiento colectivo, cooperativas de consumo, y la autoorganización a través del apoyo mutuo y la solidaridad de clase, en varios lugares coordinadas territorialmente en “Cordones”, han sido un pilar fundamental para resistir este embate del capital.
[2] En el caso de la incipiente revuelta en EE.UU., sobre todo ante la generalización del saqueo y el oportunismo de los medios oficiales en su tarea de dividir al proletariado entre manifestantes buenxs y malxs, tal y como se orquestó en Chile, será un pacto social transversal del Partido del Orden el que permitirá apaciguar al actual movimiento. Por su parte, será la organización asamblearia y directa de la clase la que podrá contrarrestarla.

https://hacialavida.noblogs.org/post/2020/06/08/estamos-tocando-a-tu-puerta-es-la-guerra-de-clases/

Es el capital quien nos impide respirar


Grupo Barbaria
8 junio de 2020, España

El pasado 25 de mayo en Minneapolis, George Floyd fue arrestado por un miserable billete falso de 20 dólares. Tras esposarlo y ponerlo boca abajo, un policía, con la ayuda del resto de la patrulla, le presiona en el cuello con la rodilla impidiendo que respire. 8 minutos y 46 segundos después, George Floyd muere asfixiado tras repetir en múltiples ocasiones que no puede respirar.

El asesinato de Floyd se añade a un gran problema que es histórico y sistémico. Es la gota que ha colmado el vaso. El proletariado negro sufre en mayor medida la explotación del capital. En Estados Unidos el ingreso medio de los hogares negros es un 40% más bajo que el de los hogares blancos, y a pesar de que los negros son el 12% del país, representan el 30% de la población carcelaria. La pandemia mundial que vivimos en la actualidad ha profundizado en esta brecha. No es casual que siendo la población negra alrededor del 30% de la población total en lugares como Washington, Chicago, Mississippi, Luisiana, o Georgia, más del 70% de los muertos por coronavirus sean precisamente personas negras. La cuestión racial es hoy, y de una manera cada vez más evidente, una cuestión social.

Indudablemente, tanto esta como los cientos de agresiones que se producen a consecuencia de la violencia policial están motivados por cuestiones raciales. Pero también es innegable que la policía es el arma que el Estado utiliza para defender los intereses de la burguesía como clase. Una respuesta a este conflicto fundamentada únicamente en la cuestión racial, es decir, bajo una perspectiva antirracista, es una respuesta estéril puesto que es una respuesta parcial. La policía actúa como brazo armado del Estado, no es un ente autónomo. La represión que ejerce es el medio que tiene para gestionar la miseria que el capitalismo provoca por su propia lógica y de forma cada vez más generalizada. La única forma de tener un mundo donde la policía no mate a los negros por ser negros es tener un mundo en el que no exista el capitalismo. Un mundo en el que no exista el Estado. La única respuesta efectiva, la única respuesta que va a la raíz del problema, es la respuesta que podemos dar como clase.

El maltrato de las personas negras por parte de los aparatos estatales no es un hecho restringido a los Estados Unidos. Estas semanas hemos visto cómo 200 temporeros que han acudido a trabajar, un año más, a Lleida se ven obligados a dormir en la calle. El racismo de Estado no es un conflicto nacional, es un problema inherente a la lógica del capitalismo. Al mismo tiempo que han surgido las protestas en torno a la muerte de Floyd, se han sucedido otras luchas en distintas partes del mundo que tratan de dar respuesta a las distintas expresiones de brutalidad que el capitalismo ejerce sobre el proletariado. No es casualidad tampoco que simultáneamente se activen lugares tan dispares como Estados Unidos, Francia, Líbano, Chile o Irak, muchos de los cuales ya hacían parte de la oleada internacional de luchas que se inició en 2018 y que ahora vemos reanudarse. Existe un denominador común en torno a estas luchas. Es el capitalismo quien nos impide respirar, y solo una respuesta del conjunto del proletariado a nivel internacional puede devolvernos el aliento.

http://barbaria.net/2020/06/08/1053

viernes, 5 de junio de 2020

LANG LEVE DE OPSTAND!

1 juni 2020

Na nog een nacht van opstand in de straten van de Verenigde Staten na de moord op George Floyd, kondigt president Trump vanuit een bunker in het Witte Huis aan dat hij “Anti-Fa” zal aanmerken als een terroristische organisatie. Deze benaming beoogt een spontane, veelzijdige beweging tot een organisatie te reduceren, waarbij niet alleen een ideologie, maar ook een hiërarchisch functioneren volgens de logica van de staat wordt toegekend.

Opnieuw wordt het terrorisme gebruikt als een alibi voor de criminalisering van brede sectoren in de strijd, die op zijn beurt het “antifascisme” volledig te boven gaat. Maar naast het aan de kaak stellen van en het bestrijden van de opmars van de repressie die dit betekent, is het noodzakelijk om de polarisatie die wordt nagestreefd binnen de strijd te verwerpen. De valse keuze tussen economie en leven, opgelegd door Covid-19, heeft geleid tot een heropleving van de klassieke burgerlijke polarisatie tussen economisch liberalisme en staatsinterventie. Deze laatste is op zijn beurt weer op verschillende manieren geregeld, afhankelijk van de regio. Over het algemeen is het zo dat er wordt gesproken van een progressieve en rechtse aanpak, en zelfs van het fascisme, zoals in Brazilië en de Verenigde Staten. Wij zien het beroep op het antifascisme niet toevallig als een poging tot het kanaliseren van een opstand die zij niet kunnen beheersen.

Hoewel het straatantifascisme (de Antifa), van het straatvechterstype dat de confrontatie aangaat met de neonazistische bendes, die in de Verenigde Staten en Europa veel voorkomen, niet identiek is aan het militaire en staats-antifascisme (van “de good guys”) van de jaren dertig is, is het wel zijn erfgenaam. De zegevierende verdedigers van het officiële antifascisme hebben tijdens de Tweede Wereldoorlog massaal arbeiders vermoord en vrouwen verkracht. En ze maakten rechtstreeks deel uit van de zegevierende regeringen die, in naam van de strijd tegen het fascisme, talloze landen hebben onderworpen aan een democratisch kapitalistisch regime waar geen protest meer zou mogen zijn omdat wij vrij zouden zijn en wij slechter af zouden zijn als de anderen hadden gewonnen.

Fascisme en democratie zijn altijd complementaire politieke systemen geweest die de belangen van de rijken dienden. Wanneer de democratie de strijd van de uitgebuitenen en onderdrukten niet kan bedwingen, of gewoon om ons op afstand te houden, neemt het kapitaal zijn toevlucht tot meer wrede vormen. Deze methoden, die geacht worden de voorrechten van de fascisten te zijn, maken tegenwoordig deel uit van elke regering die zich vrij en antifascistisch verklaart en ze zijn openlijk totalitair: moorden zoals die op George Floyd of de miljoenen doden door toedoen van de politie in elk land, slavenarbeid als noodzakelijke aanvulling op de arbeidsmarkt en discipline in scholen, gevangenissen en psychiatrische inrichtingen. Toch noemt geen enkele president zichzelf een fascist, maar het tegendeel!

Nu de democratie een totalitaire controle over het sociale leven is geworden, heeft het fascisme als een systeem van overheersing zijn betekenis verloren. Natuurlijk zijn er nog steeds nazi’s en fascisten, maar zij zijn niet degenen die aan de touwtjes trekken, zij zijn een probleem van de straat en moeten elke dag op straat worden bestreden. Maar antifascisme als politieke optie is een farce. Vandaag de dag dient het, net als in het verleden, alleen om de onderdrukten en de onderdrukkers, de uitbuiters en de uitgebuitenen, de heersers en de heersers te verenigen. In naam van het antifascisme worden we opgeroepen om ons aan te sluiten bij de volkerenmoordenaars van vandaag: de progressieve of linkse heersers van welk land dan ook, die evengoed bloed aan hun handen hebben. Of bij de erfgenamen van het stalinisme en het genocidale maoïsme.

Het probleem is niet rechts of links. Het probleem is het kapitalisme, het is de democratie. Je hoeft je niet aan te sluiten bij het antifascistische front om de fascisten te bestrijden. Wat ons verenigt is een gemeenschappelijk optreden overal tegen datgene wat ons uitbuit en onderdrukt, tegen de wortel van het probleem: privé-eigendom, geld en de staat.

In de straten van de V.S. mengen zwarte proletariërs zich met blanke en Latino proletariërs. Ze hebben in minder dan een week tijd het beklemmende dagelijkse leven uitgedaagd. Om dit op één enkele beweging te schuiven, zoals Trump en zijn entourage dat willen, of om de oppositie achter een deel van deze uitspraken te willen krijgen, laat slechts zien hoe goed deze twee tegengestelde fracties in de politiek op elkaar ingespeeld zijn, in de manier waarop ze deze marktwereld besturen.

Laat Trump noch de beulen waar dan ook ter wereld aan ons de doelstellingen en ontwikkelingen van onze strijd opdringen!

De staat is een terrorist!


Bron in het Nederlands: https://arbeidersstemmen.wordpress.com/2020/06/03/revolte-massale-demonstraties-en-rellen-in-de-verenigde-staten

ES https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/viva-la-revuelta.html
EN https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/long-live-revolt.html
FR https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/vive-la-revolte.html
DE https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/es-lebe-die-revolte.html

ES LEBE DIE REVOLTE!

1. Juni 2020

Nach einer weiteren Nacht des Aufruhrs in den Straßen der Vereinigten Staaten wegen der Ermordung von George Floyd kündigt Präsident Trump von einem Bunker im Weißen Haus aus an, dass er „Anti-Fa“ als terroristische Organisation bezeichnen werde. Diese Bezeichnung soll eine spontane, facettenreiche Bewegung zu einer Organisation reduzieren und ihr nicht nur eine Ideologie, sondern auch eine nach staatlicher Logik funktionierende Hierarchie zuweisen.

Wieder einmal wird der Terrorismus als Alibi für die Kriminalisierung kämpfender breiter Sektoren benutzt, die wiederum völlig den „Antifaschismus“ übersteigen. Aber neben der Anprangerung und dem Kampf gegen den repressiven Vormarsch, den dies bedeutet, ist es notwendig, die Polarisierung zurückzuweisen, die in diesem Kampf installiert werden soll.

Die von Covid-19 auferlegte falsche Wahl zwischen Wirtschaft und Leben hat zu einem Wiederaufleben der klassischen bürgerlichen Polarisierung zwischen Wirtschaftsliberalismus und Staatsinterventionismus geführt. Letztere wiederum ist je nach Region unterschiedlich kodifiziert worden. Im Allgemeinen spricht man von fortschrittlich und rechtsgerichtet, und geht sogar so weit, vom Faschismus zu sprechen, wie in Brasilien und den Vereinigten Staaten. Wir sehen keinen Zufall in dem Appell an den Antifaschismus als Kanalisierung einer Revolte, die sie nicht kontrollieren können.

Obwohl der in den Vereinigten Staaten und Europa verbreitete Straßenantifaschismus (die Antifa) vom Straßenschlägertyp, der sich den Neonazi-Banden entgegenstellt, nicht der statische und militärische Antifaschismus (der „Guten“) der 1930er Jahre ist, so ist er doch ihr Erbe. Die siegreichen Verteidiger des offiziellen Antifaschismus ermordeten im Zweiten Weltkrieg massenhaft Arbeiter und vergewaltigten Frauen. Und nachher gehörten sie direkt zu den siegreichen Regierungen, die im Namen des Kampfes gegen den Faschismus so sehr vielen Länder einem demokratischen kapitalistischen Regime unterworfen haben, in dem es keinen Protest mehr geben sollte, weil wir eigentlich frei wären und es uns schlechter ginge, wenn die anderen gewonnen hätten.
Faschismus und Demokratie waren schon immer komplementäre politische Systeme, die den Interessen der Reichen dienten. Wenn die Demokratie nicht in der Lage ist, die Kämpfe der Ausgebeuteten und Unterdrückten einzudämmen oder einfach nur, um uns in Schach zu halten, greift das Kapital auf brutalere Formen zurück. Heute sind diese Methoden, die angeblich das Vorrecht der Faschisten sind, Teil jeder Regierung, die sich für frei und antifaschistisch erklärt, und sie sind offen totalitär: Morde wie der an George Floyd oder die Millionen von Toten durch die Polizei in jedem Land, Sklavenarbeit als notwendige Ergänzung des Arbeitsmarktes und Disziplin in Schulen, Gefängnissen und Irrenanstalten. Doch kein Präsident bezeichnet sich selbst als Faschist, sondern das Gegenteil!

Jetzt, da die Demokratie zu einer totalitären Kontrolle des gesellschaftlichen Lebens geworden ist, hat der Faschismus als Herrschaftssystem seine Bedeutung verloren. Natürlich gibt es immer noch Nazis und Faschisten, aber sie sind nicht diejenigen, die die Fäden in der Hand haben, sie sind ein Problem der Straße und müssen jeden Tag auf der Straße bekämpft werden. Doch Antifaschismus als politische Option ist eine Farce. Heute wie damals dient er nur dazu, die Unterdrückten und die Unterdrücker, die Ausbeuter und die Ausgebeuteten, die Herrscher und die Beherrschten zu vereinen. Im Namen des Antifaschismus sind wir aufgerufen, uns den Völkermördern von heute anzuschließen: den fortschrittlichen oder linken Machthabern eines jeden Landes, die ebenfalls Blut an ihren Händen haben. Oder mit den Erben des Stalinismus und des völkermörderischen Maoismus.

Das Problem ist nicht die Rechte oder die Linke. Es ist der Kapitalismus, es ist die Demokratie. Man muss sich nicht der antifaschistischen Front anschließen, um die Faschisten zu bekämpfen. Was uns eint, ist das gemeinsame Handeln überall gegen das, was uns ausbeutet und unterdrückt, gegen die Wurzel des Problems: Privateigentum, Geld und den Staat.

In den Straßen der USA mischen sich schwarze Proletarier mit Weiße und Latino Proletarier. In weniger als einer Woche haben sie den bedrückenden Alltag in Frage gestellt. Dies zu eine einzige Bewegung reduceren wie Trump und sein Gefolge es wollen – oder um die Opposition hinter ein Teil dieser Äußerungen zu bekommen – zeigt wie gut diese beiden gegnerischen Fraktionen in der Politik auf einander eingestellt sind, in der Art und Weise, wie sie diese Warenwelt führen.

Lasst weder Trump noch die Henker irgendwo auf der Welt uns den Zielen und Entwicklungen unserer Kämpfe zuordnen!

Der Staat ist ein Terrorist!


Quelle auf Deutsch: https://arbeiterstimmen.wordpress.com/2020/06/03/usa-viva-la-revuelta

ES https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/viva-la-revuelta.html
EN https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/long-live-revolt.html
FR https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/vive-la-revolte.html
NL https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/lang-leve-de-opstand.html 

VIVE LA REVÓLTE!

1er juin 2020

Après une nouvelle nuit de révolte dans les rues des États-Unis suite à l’assassinat de George Floyd, le président Trump annonce depuis son bunker de la Maison Blanche vouloir classer la mouvance « Antifa » comme organisation terroriste. Cette dénonciation cherche à encadrer un mouvement spontané et multiforme (sans majuscules) et à le faire passer pour une Organisation, en lui attribuant non seulement une idéologie mais aussi un fonctionnement hiérarchique conforme à la logique de l’État.

Une fois de plus, le terrorisme est utilisé comme alibi pour la criminalisation de larges secteurs en lutte, ce qui dépasse complètement l’« antifascisme ». Mais en plus de dénoncer et de lutter contre l’avancée répressive que cela signifie, il nous faut rejeter la polarisation que l’on cherche à installer au sein de la lutte.

Le faux choix entre l’économie et la vie imposé depuis le Covid-19 a conduit à la résurgence de la polarisation bourgeoise classique entre libéralisme économique et interventionnisme d’État. Ce dernier, pour sa part, a été codifié de différentes manières selon les régions. D’une manière générale, il se présente comme progressiste et de droite, et on peut même aller jusqu’à parler de fascisme, comme au Brésil et aux États-Unis. Ce n’est certainement pas un hasard si l’antifascisme est appelé en renfort pour canaliser une révolte qu’ils ne peuvent pas contrôler.

Bien que l’antifascisme de rue (l’Antifa), du type « casseurs » qui affrontent les gangs néo-nazis, ce qui est courant aux États-Unis et en Europe, ne soit pas l’antifascisme étatique et militaire (des « gentils ») des années 1930, il en est l’héritier. Les défenseurs victorieux de l’antifascisme officiel ont massivement assassiné des travailleurs et violé des femmes pendant la Seconde Guerre mondiale. Et ils faisaient directement partie des gouvernements victorieux qui, au nom de la lutte contre le fascisme, ont soumis tant et tant de pays à un régime capitaliste démocratique où l’on ne doit plus protester parce que nous sommes soi-disant libres et que notre situation serait pire si les autres avaient gagné.

Le fascisme et la démocratie ont toujours été des systèmes politiques complémentaires servant les intérêts des riches. Lorsque la démocratie ne peut contenir les luttes des exploités et des opprimés, ou simplement pour que tout le monde marche droit, le Capital recourt à des formes plus brutales. Aujourd’hui, ces méthodes, qui sont censées être l’apanage des fascistes, font partie de tout gouvernement qui se déclare libre et antifasciste, et qui est par ailleurs ouvertement totalitaire : des meurtres comme celui de George Floyd ou les milliers de morts perpétrés par la police dans tous les pays, le travail forcé comme complément nécessaire au marché du travail, et la discipline dans les écoles, les prisons et les hôpitaux psychiatriques. Pourtant, aucun président ne se dit fasciste, bien au contraire !

Maintenant que la démocratie est devenue un contrôle totalitaire de la vie sociale, le fascisme en tant que système de domination a perdu son sens. Bien sûr, il y a encore des nazis et des fascistes, mais ce ne sont pas eux qui tirent les ficelles, ils sont un problème lié à la rue et c’est donc là qu’il faut les combattre tous les jours. Mais l’antifascisme en tant qu’option politique est une farce. Aujourd’hui comme hier, il ne sert qu’à unir les opprimés et les oppresseurs, les exploiteurs et les exploités, les dirigeants et les gouvernés. Au nom de l’antifascisme, nous sommes appelés à nous joindre aux génocidaires d’aujourd’hui : les gouvernements progressistes ou de gauche de tout pays, qui ont aussi du sang sur les mains. Ou les héritiers du stalinisme et du maoïsme génocidaire.

Le problème, ce n’est pas la droite ou la gauche. C’est le capitalisme, c’est la démocratie. Inutile de rejoindre le front antifasciste pour combattre les fascistes. Ce qui nous rassemble, c’est l’action commune partout contre ce qui nous exploite et nous opprime, contre la racine du problème : la propriété privée, l’argent et l’État.

Dans les rues des États-Unis, les prolétaires noirs se mêlent aux blancs et aux latinos. En moins d’une semaine, ils ont bravé la normalité quotidienne oppressante. Vouloir attribuer tout cela à un seul mouvement comme le font Trump et son entourage, ou vouloir tirer profit de ces déclarations comme le fait l’opposition, exprime combien ces deux factions similaires politiquement ne s’opposent que dans la façon dont elles gèrent ce monde mercantile.

Que ni Trump ni les bourreaux, nulle part dans le monde, ne fixent à notre place les objectifs et les développements de nos luttes !

L’État est le vrai terroriste !



Traduction française : Los Amigos de la Guerra de Clases



ES https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/viva-la-revuelta.html
EN https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/long-live-revolt.html
DE https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/es-lebe-die-revolte.html
NL https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/lang-leve-de-opstand.html

miércoles, 3 de junio de 2020

LONG LIVE THE REVOLT!

June 1st, 2020

After another night of revolt in the streets of The United States due to the killing of George Floyd, president Trump, from a bunker in the White House, announced that he would designate "Antifa" as a terrorist organization. This finger-pointing seeks to frame a spontaneous and manifold movement (without capitals) as an Organization, not only assigning it an ideology but also a functionality that is hierarchical and in consonance with state logic.

Once again, terrorism is is used as an alibi for the criminalization of wide sectors in the struggle, which at the same time completely exceed "anti-fascism". But beyond denouncing and fighting against the repressive advance that this signifies, it's necessary to reject the polarization that is sought to be introduced at the heart of the struggle.

The false choice between the economy and life that was imposed commencing from COVID-19 caused a resurgence of the classical bourgeois polarization between economic liberalism and state interventionism. This, in the same time, has been codified in different forms according to the region. Generally as progressivism vs. the right, and even arriving to speak of fascism, like in Brazil and the United States. We don't see any coincidence in anti-fascism being appealed to for the channeling of a revolt that they cannot control.

Although street anti-fascism (Antifa), of the thug type that confronts the neo-nazi gangs, which is common in the United States and Europe, is not the statist and military antifascism (of "the good guys") from the '30s of the last century, it is its heir. The victorious defenders of official anti-fascism killed workers and raped women on a massive scale during the Second World War. And they directly formed a part of the triumphant governments that, in the name of the struggle against fascism, subjected so many countries to a capitalist democratic regime in which one must no longer protest because we're supposedly free and we would have it much worse if the others had won.

Fascism and democracy have always been complimentary political systems to the service of the interests of the rich. When democracy can no longer contain the struggles of the exploited and oppressed, or to simply keep them in line, Capital resorts to more brutal forms. Today these methods, which it is supposed are exclusive to the fascists, form a part of any government that declares itself to be be free and anti-fascist, which on their part are openly totalitarian: killings such as that of George Floyd or the millions of deaths at the hands of the police of every country, slave labor as the necessary compliment of the labor market, and discipline in the schools, jails and mental hospitals. However, no president calls themself fascist - all to the contrary!

Now that democracy has turned into totalitarian control of social life, fascism as a system of domination has lost its meaning. Obviously there continues to be nazis and fascists but they aren't the ones pulling the strings, they are a problem of the street and there must be fought against day by day. But but anti-fascism as a political option is a farce. Now just as before it only serves to befriend the oppressed and the oppressors, exploiters and exploited, governors and governed. In the name of anti-fascism they call on us to unite behind the genocides of today: the progressive or leftist rulers of whatever country, who also have their hands stained with blood. Or the heirs of genocidal stalinism and maoism.

The problem is not the right or the left. It's capitalism, it's democracy. It's not needed to unite behind the antifascist front in order to fight the fascists. What unites us is common action everywhere against what exploits and oppresses us, against the root of the problem: private property, money and the State.

In the streets of the United States there mix black proletarians, together with whites and latinos. They have challenged the oppressive everyday normality in less than a week. To want to attribute this to one sole movement as does Trump and his entourage, or to want, like his opposition, to score a point by these declarations, expresses the commonality in political mentality that these two opposing factions have, but only in how to manage this mercantile world.

May neither Trump nor the executioners from any part of the world mark the objectives and developments of our struggles for us!

The State is the real terrorist!

Donwload PDF

ES https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/viva-la-revuelta.html
FR https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/vive-la-revolte.html
DE https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/es-lebe-die-revolte.html
NL https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/lang-leve-de-opstand.html

lunes, 1 de junio de 2020

¡VIVA LA REVUELTA!

Anónimo
1 de junio de 2020

Tras otra noche de revuelta en las calles de Estados Unidos por el asesinato de George Floyd, el presidente Trump desde un bunker en la Casa Blanca anuncia que designará a “Antifa” como organización terrorista. Este señalamiento busca a encuadrar a un movimiento (sin mayúsculas) espontáneo y multiforme en una Organización, asignándole no solo una ideología sino también un funcionamiento jerárquico y acorde a las lógicas estatales.

Una vez más, el terrorismo es utilizado como coartada para la criminalización de amplios sectores en lucha, que a su vez exceden completamente al “antifascismo”. Pero además de denunciar y luchar contra la avanzada represiva que esto significa, es necesario rechazar la polarización que se busca instalar en el seno de la lucha.

La falsa elección entre la economía y la vida impuesta a partir del Covid-19 hizo resurgir la clásica polarización burguesa entre liberalismo económico e intervencionismo estatal. Esta última, a su vez, se ha codificado de diferentes formas según la región. Generalmente como progresismo y derecha, e incluso llegando a hablar de fascismo, como en Brasil y Estados Unidos. No vemos ninguna casualidad en que se apele al antifascismo como canalización de una revuelta que no pueden controlar.

Si bien el antifascismo callejero (el Antifa), de tipo pandillero que enfrenta a las bandas neonazis, común en Estados Unidos y Europa no es el antifascismo estatista y militar (de “los buenos”) de los 30 del siglo pasado, sí es su heredero. Los victoriosos defensores del antifascismo oficial asesinaron trabajadores y violaron masivamente mujeres durante la Segunda Guerra Mundial. Y directamente formaron parte de los gobiernos vencedores que, en nombre de la lucha contra el fascismo, sometieron a tantos y tantos países a un régimen capitalista democrático donde ya no se debería protestar porque supuestamente somos libres y estaríamos peor si hubieran ganado los otros.

Fascismo y democracia han sido siempre sistemas políticos complementarios al servicio de los intereses de los ricos. Cuando la democracia no puede contener las luchas de los explotados y oprimidos, o simplemente para mantenernos a raya, el Capital recurre a formas más brutales. Hoy, esos métodos que se suponen son privativos de los fascistas forman parte de cualquier gobierno que se declara libre y antifascista, que por su parte son abiertamente totalitarios: asesinatos como el de George Floyd o los millones de muertos a manos de la policía de todos los países, el trabajo esclavo como complemento necesario del mercado laboral, y el disciplinamiento en escuelas, cárceles y manicomios. Así y todo, ningún presidente se dice fascista ¡sino todo lo contrario!

Ahora que la democracia ha devenido en control totalitario de la vida social, el fascismo como sistema de dominación ha perdido su sentido. Claro que sigue habiendo nazis y fascistas pero no son los que mueven los hilos, son un problema de la calle y deben ser combatidos en ella día a día. Pero el antifascismo como opción política es una farsa. Hoy como ayer solo sirve para hermanar a oprimidos y opresores, explotadores y explotados, gobernantes y gobernados. En nombre del antifascismo se nos llama a unirnos a los genocidas de hoy: los gobernantes progresistas o de izquierda de cualquier país, que también tienen las manos manchadas con sangre. O con los herederos del estalinismo y el maoísmo genocida.

El problema no es la derecha o la izquierda. Es el capitalismo, es la democracia. No hace falta unirse al frente antifascista para combatir a los fascistas. Lo que nos une es la acción común en todas partes contra lo que nos explota y nos oprime, contra la raíz del problema: la propiedad privada, el dinero y el Estado.

En las calles de Estados Unidos se mezclan proletarios negros, junto con blancos y latinos. Han desafiado la opresiva cotidianidad en menos de una semana. Querer arrogar esto a un solo movimiento como hace Trump y su séquito, o querer como su oposición sacar una tajada por estas declaraciones, expresa lo común que tienen de mentalidad política estas dos fracciones que están enfrentadas, pero solo en cómo gestionar este mundo mercantil.

¡Que ni Trump ni los verdugos de ninguna parte del mundo nos marquen los objetivos y desarrollos de nuestras luchas!
¡Terrorista es el Estado!


Descargar panfleto en PDF (tamaño A4)

EN https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/long-live-revolt.html
FR https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/vive-la-revolte.html
DE https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/es-lebe-die-revolte.html
NL https://panfletossubversivos.blogspot.com/2020/06/lang-leve-de-opstand.html