viernes, 17 de diciembre de 2021

[Italia] Trento: Contra el Pase Verde, contra el Estado y su emergencia. Bloqueemos todo

15/10/2021

El pase verde es una medida que no tiene nada que ver con la salud: es un instrumento más de una política liberticida de chantaje y control tecnológico, que alimenta las divisiones y la guerra entre los pobres.

Esta epidemia, como otras que pueden venir, es producto del capitalismo y de la globalización, de la ganadería intensiva, de la devastación industrial y de las guerras estatales emprendidas para expropiar tierras en nombre del progreso tecnológico.

La propagación del contagio no puede ser derrotada mediante la aceptación de una medida coercitiva. No nos dejemos engañar por la odiosa guerra entre vacunados y no vacunados, tras la cual el Estado esconde sus responsabilidades. Rechacemos esta falsa oposición: la dicotomía es entre explotados y explotadores; el pase verde obligatorio es un ataque de clase, una nueva arma de chantaje y división en manos de la patronal, que nos afecta a todos, más allá de las decisiones de cada uno.

Desde las muertes en Bérgamo entre las fábricas de Valseriana hasta el nuevo PNRR introducido por el gobierno de Draghi, está claro que la prioridad no es la salud, sino un fortalecimiento del sistema de explotación y empobrecimiento en la onda de un Estado de Emergencia.

Ante el tipo de mundo que nos están montando, los llamamientos al respeto de la Constitución son vanos. El pase verde es una expresión de un mundo de algoritmos y eficiencia informática que está declarando la guerra al propio ser humano, un modelo que ha llegado para quedarse. No será mientras los tecnócratas, los militares y los capitalistas estén juntos en el poder cuando las leyes y los tribunales dejen de ser herramientas de la clase dominante. La clase que llevó a cabo las masacres en las cárceles de 2020 cuando los presos levantaron la cabeza; la clase que recortó la financiación de la sanidad pública provocando la muerte de miles de personas; la clase que llenó las calles de militares y mantuvo las fábricas abiertas mientras la gente moría de Covid. Estos no son los daños colaterales de un gobierno "equivocado", sino los productos dentro de la estructura del Estado.

La única manera de resistir es autoorganizarse y luchar, conscientes de que no saldremos de la Emergencia mientras sigamos obedeciendo.

Detener un año y siete meses de obligaciones e intimidaciones del Estado y de Confindustria es posible.

La determinación de los trabajadores portuarios de Trieste y Génova es el ejemplo más claro de ello, en solidaridad con la situación actual: bloquear la producción y los flujos hasta que se levante la obligación del pase verde para todos los trabajadores de todas las categorías, sin concesiones.

EL PASE VERDE ES SÓLO LA PUNTA DEL ICEBERG DE UN SISTEMA EXPLOTADOR QUE QUIERE HACERNOS CADA VEZ MÁS COMO MÁQUINAS.

RESISTAMOS ESTA IMPOSICIÓN.

ORGANICEMOS EN LOS CENTROS DE TRABAJO, EN LAS ESCUELAS, EN LOS LUGARES DONDE VIVIMOS.

Asamblea celebrada tras la huelga general del 11 de octubre, Trento

Fuente: https://ilrovescio.info/2021/10/15/trento-contro-il-green-pass-contro-lo-stato-e-le-sue-emergenze-blocchiamo-tutto

[Italia] Nada volverá a ser lo mismo para vos

14/10/2021

"Quiero destacar que en todos los casos más graves, las instituciones se han mostrado unidas: magistrados, prefectos, cuestores y todas las fuerzas del orden han intervenido sin vacilar, haciendo que el rostro del Estado sea aún más decidido ante los actos delictivos que se estaban produciendo". Las palabras con las que el ex ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, reivindicó en el Parlamento la masacre en las cárceles italianas en marzo de 2020 pueden aplicarse, de hecho, a todo lo ocurrido en los últimos dos años.

Millones de personas pudieron ver por fin la verdadera cara del Estado. Primero nos encerraron en nuestras casas durante tres meses, luego llegó el turno del toque de queda nocturno, de los cierres regionalizados, del llamado semienclavamiento (cuando podíamos salir de nuestras casas, sí, pero sólo para ir a trabajar). Finalmente, llegamos al ansiado "reinicio".

La recuperación económica, cueste lo que cueste, no es ciertamente un "retorno" de la libertad y la felicidad de los individuos, sino la exigencia de una abnegación total a las necesidades del mercado. Hay un hilo rojo que une episodios dramáticos como la masacre de Mottarone, las seis muertes diarias en el trabajo, los ataques a los porteadores en huelga y la imposición del pase verde a todos los trabajadores: este hilo rojo se llama reinicio de la economía capitalista. Lo único que les interesa es que la economía no se paralice de nuevo, que no haya brotes en las empresas. La máquina no debe detenerse de nuevo, sino que se cortan los frenos. La máquina no debe frenar, sino que nos atropellará.

Estos son los mismos grandes señores de la Confindustria (Confederación de la Industria Italiana) que en febrero de 2020 presionaron para mantener las fábricas abiertas, que restaron importancia a la gravedad del virus, que junto con los alcaldes democráticos de Milán y Bérgamo dijeron que no podíamos parar. Los mismos que ahora quieren imponer el pase verde. ¿Qué dignidad tienen estos señores para llamarnos irresponsables, para decirnos que somos los "negacionistas"?

El pase verde no tiene nada que ver con la crisis sanitaria. De hecho, tampoco tiene nada que ver con las vacunas (pensemos lo que pensemos de ellas). No es cierto que el pase verde sirva para forzar a la población hacia la campaña de vacunación. Es exactamente lo contrario: es un pretexto para obligarnos a descargar el pase verde. El objetivo mal disimulado del gobierno es aprovechar la pandemia para dar un giro autoritario sin precedentes.

En los últimos años, la patronal lo ha conseguido todo: ha seguido produciendo, exigiendo que nos quedemos en casa cuando no teníamos que ir a trabajar para ellos; ha conseguido la liberación de los despidos, imponiendo como jefe de gobierno a Mario Draghi, ya malvado burócrata del BCE y masacrador de Grecia; nos está matando de hambre con las subidas de las facturas y de los combustibles, una forma indirecta de recortar nuestros salarios. Ante esta crisis estructural, la única respuesta que puede dar el Estado es endurecer la represión y reforzar el control social.

Para eso está el pase verde.

El pase verde no es una medida temporal: en sus planes, es un instrumento de control que permanecerá. Frente a este odioso aparato, no podemos permitirnos compromisos ni puntos intermedios. El problema no es obtener un pase verde preservando nuestra supuesta "libertad de elección". Esta infame herramienta de control debe ser saboteada por todos los medios.

Respondemos a este endurecimiento de la represión endureciendo la lucha. Mucha gente lo ha entendido, saliendo a la calle sin dirigentes ni burócratas que colaboren con el régimen. No sabemos cómo terminará esta lucha, pero sí sabemos que para millones de personas explotadas lo que ha ocurrido en los últimos dos años ha sido una especie de pérdida de inocencia. Muchos han visto la verdadera cara del Estado. Son los propios analistas del régimen los que se preocupan por la pérdida de confianza en las instituciones, la política, la policía y los sindicatos. Que este foso se vuelva insalvable, que sean ellos los que se sientan asediados desde hoy. Que la desconfianza se convierta en conflicto.

Al principio de la emergencia nos dijeron que "nada volverá a ser lo mismo". Eso es lo único en lo que no nos mintieron: para ustedes, los jefes y gobernantes, nada volverá a ser igual. No reclamamos derechos, ardemos con la anarquía.

NOS VEMOS EN LAS CALLES

Fuente: https://malacoda.noblogs.org/post/2021/10/14/niente-sara-piu-come-prima-per-voi

domingo, 12 de diciembre de 2021

[España] La huelga de Cádiz y las flores en la guadaña

11/12/2021, Colectivo Barbaria

En las últimas semanas hemos visto el estallido y el rápido sofoco de la llama de nuestra clase, esta vez a propósito de la huelga del sector del metal en la provincia de Cádiz, que tiene la segunda mayor tasa de paro de toda España, con un 23,16%. Hemos vuelto a ver, cómo no, al Estado, a la izquierda que lo encabeza y a los sindicatos en acción, haciendo el papel que históricamente mejor han sabido hacer: dinamitar cualquier perturbación de la “paz social”.

La huelga empezó a tomar forma a lo largo del mes de octubre, dada la descompensación que hay entre la inflación, que se ha disparado al 5,5% en 2021, y la subida de los salarios, de la que hablaremos más adelante. Estos hechos están afectando en mayor o menor medida a todos los trabajadores, haciéndonos perder salario real y poder adquisitivo, con el consiguiente empobrecimiento. Esta circunstancia en el ya previamente maltrecho y amenazado sector de la industria metalúrgica genera las condiciones para el estallido de, como poco, una huelga, que fue impulsada por los elementos más precarios del sector. Ante la inevitabilidad de la huelga, los sindicatos decidieron intervenir para mantener la huelga dentro de los límites aceptables desde la lógica del beneficio económico, la única posible para el sindicalismo. En este sentido, los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) se afanaron por mantener la huelga lo más aislada posible en su sector, y en este sentido se vieron presionados para ponerse al frente de las asambleas de trabajadores, que desde luego no habían nacido de la iniciativa sindical, para asegurarse de que así fuera. Del mismo modo, las reticencias de los partidos del gobierno PSOE-Podemos frente a la huelga pasaron a convertirse en muestras de apoyo cuando esta amenazaba con desbordarse, tomando el papel de poli bueno al avisar a los trabajadores de que la huelga podía ser instrumentalizada por la derecha. Una vez más, por si no hubiéramos tenido suficientes muestras ya, sus diatribas palaciegas y cortoplacistas se muestran totalmente ajenas a los intereses de nuestra clase. Entretanto, los sindicatos acordaron pactar con el gobierno una subida de los salarios del 2%, más que insuficiente para cubrir la inflación, en una votación individual y secreta que los sindicatos más “radicales” no tardaron en señalar como un fraude, movilizando a los trabajadores más comprometidos para continuar con la huelga, al coste de enfrentarse a sus propios compañeros.

Una línea general que atraviesa todos los elementos que han conducido al fracaso de la huelga ha sido, sin duda, la división. Por una parte, la división que mantuvieron los sindicatos mayoritarios para garantizar que la huelga se restringía al sector del metal, evitando que otros sectores se solidarizasen con la huelga. Por otra parte, estos mismos sindicatos se aseguraron de mantener atomizados a los trabajadores del propio sector del metal, al sabotear la asamblea e imponer el voto secreto, como derecho ciudadano, evitando que los trabajadores pudiesen poner en común sus intereses para actuar de forma unitaria. Luego, los sindicatos “radicales” decidieron empujar a los trabajadores más comprometidos a continuar con la huelga -de forma unilateral, sin contar con la asamblea de los trabajadores, al igual que hacen los sindicatos mayoritarios- por el rechazo al acuerdo que habían alcanzado los sindicatos mayoritarios con el gobierno, a sabiendas de que la huelga ya había sido sofocada y que eso generaría enfrentamientos por una parte entre los compañeros más radicales y los que ya se habían desmovilizado, y por otra parte un enfrentamiento estéril entre los trabajadores radicales y la policía, que de paso sirvió al gobierno para dividir a los huelguistas entre los buenos -que aceptan el acuerdo alcanzado- y los malos -que no lo aceptan y además perturban el orden público-, a los cuales lógicamente había que darles un escarmiento.

Es importante señalar que el hecho de que esta dinámica se haya reproducido huelga tras huelga durante décadas no es algo casual, ni fruto de alguna traición particular, sino que atiende a la propia esencia de los sindicatos. El papel de los sindicatos no es el de velar por los intereses de nuestra clase, sino el de mediar entre el Estado y la patronal por una parte y los trabajadores por otra, además en un único sentido, que los trabajadores acepten las vueltas de tuerca que les va imponiendo la burguesía. Es por esto que podemos decir que los sindicatos son el brazo del Estado en la clase trabajadora, y no al contrario, como se nos ha pretendido hacer creer. Por esto mismo no es de extrañar que hayan sido tan considerados con la rentabilidad económica del sector y hayan aceptado una subida de los salarios que de sobra saben que no compensa la inflación. También, como hemos visto, los sindicatos “radicales” no escapan a esto, pues necesariamente priman su afán por ganar representatividad -ante el Estado- sobre los intereses de los trabajadores a los que dice representar. El sindicalismo es, como el parlamentarismo, una vía muerta que jamás tuvo nada de revolucionaria, pues jamás hubo nada de revolucionario en mantener una separación entre la política y la economía que no tarda en mostrarse ficticia. En las elocuentes palabras de alguien que sufrió la violencia de esos mismos partidos que hoy se hallan al frente del Estado español:

“Determinados grupos con más humos que penetración, achacan la evidente incompatibilidad de los sindicatos con la revolución a un carácter reformista que en verdad nunca tuvieron, y por otra parte a la supuesta incapacidad del capitalismo hogareño para hacer concesiones al proletariado. Lejos de ello, la causa es esencial, no contingente. Lo que engendra el carácter reaccionario de la organización sindical no es otra cosa que su propia función organizativa. Obtenga o no determinadas mejoras, está directamente interesada en que el proletariado siga siendo indefinidamente proletariado, fuerza de trabajo asalariado, cuya venta negocia ella. Los sindicatos representan la perennidad de la condición proletaria. […] Ahora bien, representar la perennidad de la condición proletaria conlleva aceptar, y de hecho necesitar también, la perennidad del capital. Los dos factores antitéticos del sistema actual han de conservarse para que el sindicato desempeñe su función, de ahí su profunda naturaleza reaccionaria, independientemente de los vaivenes que modifiquen, para mal, para menos mal o para mejor, la compra-venta de la mano de obra, jugarreta clave del sistema capitalista.” Los sindicatos contra la revolución, Munis

Por último, y aunque suene a perogrullada, cabe recordar que el Estado y su política no son garantes de los intereses de nuestra clase, ni hay modo alguno en que lo sean, pese a los llamados del PCE (parte de la coalición de Unidas Podemos) para que los trabajadores confíen en el gobierno que empeora sistemáticamente sus condiciones de vida -y del que ellos forman parte- al mismo tiempo que les enviaban una tanqueta y una brigada de antidisturbios, que por lo visto debían venir en son de paz. Esto no quiere decir que los trabajadores nos tengamos que desmovilizar, ni que no haya nada que hacer, al contrario. Lo que esto quiere decir es que cualquier movilización será desmantelada si no sigue los principios que han marcado los éxitos de nuestro movimiento (hay que señalar que también los ha habido), y que no son otros que el internacionalismo y la independencia de nuestra clase, lo que en una huelga se concreta por una parte extendiéndola a otros sectores -y no aislándola en uno solo-, tendencia que se ha visto en la huelga de Cádiz, que tuvo una marcada tendencia a desbordar el marco de la fábrica extendiéndose por el entorno urbano de Cádiz y San Fernando a través de manifestaciones y asambleas de barrio, y por otra entregando todo el poder de decisión sobre la huelga a la asamblea formada por los propios trabajadores, y no a sindicatos ajenos a estos y con intereses diferentes, cuando no opuestos, a los de nuestra clase. Dicho de otra manera, los intereses de nuestra clase solo pueden ser representados por la propia clase, cuando se constituye como partido y se pone a la cabeza de la revolución que dejará en la cuneta a los sindicatos, a la izquierda del capital y a todos los que quieren conciliarnos con nuestros verdugos poniendo, como el título de este artículo, flores en sus guadañas.

Fuente con links: https://barbaria.net/2021/12/11/la-huelga-de-cadiz-y-las-flores-en-la-guadana 

jueves, 2 de diciembre de 2021

[Francia] Pase Sanitario / Revolución sin fronteras

• Combatir la explotación y el nacionalismo
• Marcha de Revolución sin Fronteras - Manifestación contra el pase sanitario
• Una pequeña aclaración sobre el artículo de FAFWATCH
• ¿El peor producto del fascismo? ¡Es el antifascismo!

Compilado y publicado por Tridni Valka en diciembre de 2021

Nota de Tridni Valka: Desde hace varios meses, se está desarrollando en todo el mundo un movimiento de protesta muy heterogéneo y confuso, una protesta que tiene como objetivo la obligación de la vacuna anticovid, así como el "pase sanitario" que la acompaña, y sus consecuencias en términos de refuerzo del control social ejercido por el Estado hacia el proletariado. Este movimiento se expresa con cierta virulencia en Francia, y los militantes revolucionarios intentan infundirle consignas para una clara ruptura con el orden capitalista (como "Luchemos contra la explotación y el nacionalismo" o "¡La única perspectiva de una vida mejor es la revolución!") y asumir así sus tareas de liderazgo. En Toulouse, en particular, los compañeros que organizaban una "marcha revolucionaria" bajo el lema "Revolución sin fronteras" fueron agredidos físicamente por una banda de algunas decenas de militantes de extrema derecha. Aunque estos compañeros se niegan a caer en la trampa del antifascismo, era una oportunidad demasiado buena para que todos los sectores locales de la socialdemocracia y el izquierdismo gritaran y trataran de vendernos por milésima vez su mercancía ideológica adulterada haciendo circular la consigna "Toulouse antifascista"...

Por lo tanto, aprovechamos la reedición de varias pequeñas contribuciones sobre estos acontecimientos para reafirmar sucintamente nuestra posición de siempre sobre la cuestión del fascismo y el antifascismo, así como la necesidad de organizar la autodefensa de los compañeros y nuestras luchas.

La crítica del antifascismo se inscribe plenamente en la crítica global de la falsa polarización burguesa del fascismo frente al antifascismo, no debe limitarse a la crítica del frontismo y del activismo, ni separarse de la globalidad de la lucha anticapitalista. El fascismo no es una tercera fuerza, es sólo una de las facetas, una manifestación cotidiana entre otras de la fuerza del Estado. Históricamente, el proletariado siempre ha tenido que enfrentarse a estos órganos del Estado que son las milicias patronales (Pinkerton en EEUU, redes cercanas a la SAC, la OAS y Peugeot en Francia), los pistoleros en España en los años 20, las guardias blancas y los ejércitos, los escuadrones de la muerte (Triple A en Argentina, Policía de Honor en Francia, GAL y Guérilleros de Cristo Rey en España durante los años 70) o los cuerpos francos en Alemania y Hungría en 1919. El proletariado también ha tenido siempre que armarse en consecuencia para defenderse de las amenazas y ataques contra sus condiciones de vida y organización de la lucha.

En este sentido, es necesario aclarar el contenido real de la acción de los grupos proletarios que se constituyen como grupos de autodefensa frente al Estado, que en este caso toma la forma de fascistas armados a menudo dispuestos a matar, porque el uso de expresiones como "lucha antifascista" sólo puede reforzar la confusión. La polarización fascismo versus antifascismo sólo ha servido para confinar cualquier avance revolucionario a la defensa de un mal menor y, por tanto, del orden existente, movilizando a los proletarios en defensa del Estado, para preparar el enfrentamiento bélico en un terreno que no es el de nuestra clase. Es una visión global de los fenómenos y una crítica histórica del antifascismo lo que nos permite considerar de forma muy precisa el ejemplo de la llamada "guerra de España": ésta no sólo fue de forma eminentemente práctica el ataúd del proletariado militante en esta región, sino que también preparó ideológicamente a toda la clase de los explotados para aceptar dejarse envolver en la masacre generalizada que fue la llamada "segunda guerra mundial".

Desde hace décadas, algunos sectores militantes defienden también un "antifascismo revolucionario", considerando que el "verdadero antifascismo" no debe centrarse sólo en la desaparición de los fascistas de la faz de la tierra, sino que debe potenciar el cambio (revolucionario) de la sociedad, un cambio que permita librarla de las razones por las que aparece el fascismo, en contraposición a lo que se denomina "antifascismo democrático" que "proviene de iniciativas ciudadanas" y que "paradójicamente sólo ayuda al fascismo". Evidentemente, aunque algunas formulaciones sigan siendo ambiguas, existe una cierta voluntad de aclarar las cosas.

Sin embargo, consideramos que es cuando menos contraproducente querer "revolucionar" absolutamente lo que es manifiesta y plenamente contrarrevolucionario desde el principio: es tan absurdo "revolucionar" el antifascismo como "revolucionar" el sindicalismo o el parlamentarismo. Siguiendo las lecciones aprendidas por muchos militantes, grupos, colectivos, partidos..., señalamos que la necesidad de que nuestra clase y sus minorías revolucionarias se organicen contra "las milicias fascistas" no puede corresponder de ninguna manera a una adhesión (¡y menos de forma estructurada!) a la ideología antifascista (que ya ha demostrado sus efectos nefastos en la historia) sino a una necesidad de autodefensa en su lucha como minoría por afirmar sus medios de existencia.

Recordemos esta lección esencial que toda la historia del movimiento obrero nos ha enseñado desde hace cien años: ¡sea fascista o antifascista, la democracia es siempre la dictadura del Capital!

Que muera el Capital y su democracia, así como sus fascistas y antifascistas.

*

Combatir la explotación y el nacionalismo


Folleto encontrado en la manifestación de Toulouse del 4 de septiembre de 2021 y publicado por Détruisons l’économie.

Con la introducción del pase sanitario y sus medidas complementarias, el Estado vuelve a aplicar la misma estrategia que ha utilizado desde el comienzo de la epidemia de Covid: reforzar el control social, enfrentando a las personas entre sí, esta vez entre los que tienen el pase y los que no.

Las rencillas entre vacunados y no vacunados complican cualquier solidaridad entre los explotados e impiden identificar al causante de las sucesivas crisis que vivimos: el sistema capitalista y no nuestro compañero, nuestro vecino, nuestro amigo...

Por otro lado, quieren acostumbrarnos a estar sometidos a controles cada vez más regulares. Se refuerzan los poderes de la policía, se generalizan los controles de identidad y se subcontrata a una parte cada vez mayor de la población. No es de extrañar que esta vigilancia se lleve a cabo con el apoyo de la tecnología.

Las condiciones de vida de los inmigrantes indocumentados, ya de por sí duras, serán aún más duras. Por otro lado, las mercancías, los diversos comerciantes internacionales y los turistas de los países más ricos seguirán circulando de un país a otro sin dificultad, mientras que las personas que no tengan los papeles en regla tendrán que luchar aún más en las fronteras y en sus viajes.

Es contra esta dinámica de control social acelerado contra la que pretendemos luchar.

Si luchamos contra el pase, no es porque nos opongamos a la vacunación, sino contra el capitalismo y las diferentes herramientas que utiliza para mantenerse, al contrario que ciertos componentes del movimiento que están ahí por razones antagónicas a las nuestras: la extrema derecha siempre se ha opuesto a derribar el sistema.

Siempre ha velado por el mantenimiento del orden establecido, de la moral burguesa, enclaustrada tras las fronteras que defiende a ultranza. La designación de chivos expiatorios siempre ha formado parte de sus prácticas. No son más que carroñeros, que quieren fortalecerse a través de este movimiento para establecer una sociedad aún más autoritaria.


Ante la crisis sanitaria, la degradación de nuestras condiciones de vida que traerá la crisis económica, los despidos que inevitablemente caerán, la reforma del paro o las pensiones, más que servir la sopa a la extrema derecha:

La única perspectiva de una vida mejor es la revolución.


*

Marcha de Revolución sin Fronteras - Manifestación contra el pase sanitario

Este texto fue escrito por personas que participaron en una marcha revolucionaria presente durante la manifestación contra el "pase sanitario", el sábado 11 de septiembre de 2021 en Toulouse.

¿Por qué una marcha revolucionaria?
Queríamos celebrar una marcha revolucionaria para defender una orientación: la que vincula las manifestaciones contra el pase sanitario con el levantamiento de los Gilets Jaunes [Chalecos Amarillos] y, más ampliamente, con la gran ola de revueltas que ha sacudido el mundo desde entonces.

¿Por qué "Revolución sin fronteras"?
Queríamos insistir en el carácter sin fronteras de la revolución, porque sabemos bien que los ataques contra los explotados, los policías que se están generalizando, adoptan ciertamente formas diferentes según los países, pero en la misma lógica general: aplastar las bocas de los proles, dividirnos para explotarnos mejor.

Ciertas tendencias políticas quisieran acabar con las prácticas y las luchas de los últimos años.
Pretenden circunscribir la manifestación a los espacios autorizados y reducir la lucha a reivindicaciones parciales, como la libertad de consumir sin pase, cuando fracciones cada vez más amplias de la población simplemente ya no tienen la posibilidad financiera de consumir.

La hostilidad de estas tendencias a tomar el camino revolucionario abierto por los GJ, en favor del statu quo o la reacción, es lo que ha dado confianza a los grupos fascistas. La falta de solidaridad del resto de la manifestación fue lo que contó a los grupos fascistas que atacaron a la comitiva de revolucionarios y chalecos amarillos. Pero los manifestantes no lo oyeron así y juntos la manifestación despejó a los fascistas, antes de que los policías echaran gases por todas partes.

¿Qué es lo siguiente?
¡Reiteramos nuestra oposición al control social que constituye el pase sanitario y, sobre todo, al deterioro de nuestras condiciones de vida, a los despidos y a las cesantías que se avecinan!

Viva la revolución sin fronteras
Construyamos la solidaridad de todos los explotados

Source : https://iaata.info/Cortege-revolution-sans-frontiere-Manif-contre-le-pass-sanitaire-4927.html
PDF : https://iaata.info/IMG/pdf/sans_titre-3.pdf

*


Pequeña aclaración sobre el artículo de FAFWATCH

Publicado el 15 de septiembre de 2021.

Un texto que ignora la perspectiva revolucionaria de la marcha para esconderse detrás de una estrategia "pacifista y democrática". Todo lo contrario de lo que llevaba la marcha revolucionaria atacada por los fascistas.

El texto de fafwatch sobre el ataque a la manifestación (que puede encontrarse aquí https://iaata.info/Toulouse-attaque-fasciste-contre-la-manifestation-anti-pass-sanitaire-4931.html) es, a su vez, un ataque al discurso que la marcha revolucionaria pretendía llevar a la manifestación.

En este sentido, no es baladí comprobar que la marcha revolucionaria contra la explotación y el nacionalismo se ha convertido, una vez pasada por el tamiz del antifascismo inocentista de este texto, en una simple marcha contra la explotación y el nacionalismo.

Así que no es de extrañar que el texto se esconda tras la defensa de una manifestación "democrática y pacifista". Básicamente: se atacó a ciudadanos inocentes pacifistas que ejercían su derecho a manifestarse. La posición de exterioridad de este texto es evidente aquí. Mientras la marcha revolucionaria se asume como parte de la manifestación, mientras toma partido por un futuro revolucionario, contra las tendencias interclasistas, ciudadanistas, legalistas y demócratas, pero también confusionistas y nacionalistas, fafwatch plantea el antifascismo como una especie de banda de vigilantes al margen de la lucha, que toma la defensa de los ciudadanos inocentes. Una milicia que defiende la inocuidad del movimiento no es revolucionaria (eufemismo).

Y por cierto, se realiza una verdadera investigación y balance a partir de las imágenes de la escena para establecer las responsabilidades, ¡un verdadero trabajo de keuf [policía]! ¿A quién le importa si podemos demostrar, con tres fotos, quién llevaba la bolsa con su equipo? ¿O la premeditación del acto? ¿Si no es con la esperanza de que la policía se apodere de estas imágenes para detenerlos? Además, el llamamiento al Estado para que juzgue y condene a estos grupos fascistas es claro en este texto.

De hecho, la perspectiva revolucionaria es barrida por este texto en favor de una delación inocente en la forma debida.

Y es justo que el texto no termine con la importancia de votar en las próximas elecciones para contrarrestar a la extrema derecha (porque los fascistas "meterán una papeleta marrón en la urna el próximo mayo").

Así que un pequeño recordatorio de la pancarta atacada: Abajo el Estado, los policías y los jefes. Revolución sin fronteras.

Defender el statu quo de una manifestación inofensiva, democrática y pacifista hace el juego a las tendencias que allanan el camino a estos fascistas. Vea el texto publicado en iaata aquí :

https://iaata.info/Cortege-revolution-sans-frontiere-Manif-contre-le-pass-sanitaire-4927.html


Fuente : https://iaata.info/Petite-mise-au-point-a-propos-de-l-article-de-FAFWATCH-4932.html

*

¿El peor producto del fascismo? ¡Es el antifascismo!

[Nota de Tridni Valka: He aquí algunas "tesis de trabajo" sobre la polarización fascismo burgués versus antifascismo. No se trata de un absoluto, ni de una biblia, y menos aún de un "texto sagrado" que hay que firmar con las dos manos, sino sólo de un preliminar a una discusión más profunda de la cuestión.

De los archivos de un camarada desenterramos este viejo texto, que data de hace más de 20 años y que en su momento circuló principalmente en inglés en Europa del Este, pero también en Francia y España. Hemos hecho algunas pequeñas correcciones pero nos gustaría señalar la categorización ideológica presente en el texto según la cual la dictadura del Capital se articula en torno a los polos "democracia" versus "dictadura" (incluso con el uso de comillas), una categorización que tiende a eludir la naturaleza profunda de la dictadura social del Capital que es precisamente y realmente la democracia (¡SU democracia!) como principalmente la negación del antagonismo de clase y su conflictividad.

Como todo el material político de nuestra clase y de nuestra lucha, este texto debe ser fuertemente criticado. Así que discutan y aporten la contradicción para fortalecer nuestra comunidad de crítica contra el Capital.]

1/ La esencia del antifascismo consiste en luchar contra el fascismo promoviendo la democracia, a la que se opone, es decir, en luchar no para destruir el capitalismo, sino para obligarlo a renunciar a su naturaleza totalitaria. Al promover esta utopía, el antifascismo desvía los antagonismos de clase de manera muy concreta; ya no hay dos clases enfrentadas: proletariado versus burguesía, sino dos proyectos opuestos: Comunismo/anarquía frente al Capital, destrucción del Viejo Mundo frente a su preservación, abolición de la sociedad de clases e imposición de las necesidades humanas frente a la dictadura del Valor, pero en lugar de las polarizaciones burguesas: "democracia" frente a "fascismo", "estado de derecho" frente a "estado policial", "civiles" frente a "militares", "parlamentarismo" frente a "régimen dictatorial" y "partido único". El fascismo se identifica, en el "mejor" de los casos, con el totalitarismo del Estado. Todas estas campañas burguesas son la negación en acción de los antagonismos de clase, de su lucha implacable y secular, y son por tanto en este sentido el reino de la democracia. Jugar al antifascismo es reforzar lo que se cree que se está combatiendo. Las actuales campañas antifascistas dirigidas por la burguesía (al igual que las campañas fascistas) tienen como objetivo reconstituir la unión nacional en torno al Estado, hacer que los proletarios se adhieran a la reproducción de la relación social capitalista. También permiten hoy, como ayer, recrear una polarización con vistas al lanzamiento de una nueva guerra que permita (según nuestros enemigos de clase) el relanzamiento de un nuevo ciclo de acumulación…

2/ El problema no es que la "democracia" garantice una explotación más suave que la "dictadura" (por utilizar las categorizaciones acordadas que introduce la socialdemocracia): todo el mundo "preferiría" ser explotado a la manera sueca que ser torturado a la manera brasileña. Pero, ¿tenemos elección? No podemos elegir la forma en que se nos explota. Es siempre el estado del capital el que cambia las formas de su dictadura según sus necesidades de valorización. Esta "democracia" se transformará a su vez en una "dictadura" en cuanto sea necesario. El Estado sólo puede tener una función, que cumple "democráticamente" o "dictatorialmente".

3/ El fascismo sólo puede explicarse teniendo en cuenta el período precedente: el aplastamiento de la ola revolucionaria de 1917-21 por la socialdemocracia (Rusia, Alemania, Italia, Hungría, Bulgaria, etc.). Es ante todo la socialdemocracia la que desarma, ideológica y prácticamente, al proletariado y reprime militarmente sus insurrecciones. En Alemania, fueron los cuerpos libres dirigidos por el socialista Noske quienes encabezaron la campaña para restablecer el orden. El fascismo, al igual que su hermano mayor el estalinismo, "sólo" completa la obra de la contrarrevolución acabando con un proletariado derrotado. La llamada dictadura siempre llega después de que los proletarios hayan sido derrotados por la democracia, con sus sindicatos y partidos de izquierda. El antifascismo oscurece esta realidad fundamental al identificar el fascismo con las "fuerzas del mal" y reducirlo a una "reacción" a-histórica e "irracional" surgida de la nada. La credibilidad del fascismo en los años 30 se explica por el hecho de que cumplía en parte el programa de la socialdemocracia: "mejora" del "nivel de vida", grandes obras públicas, reducción del paro, etc.

4/ La táctica esencial de todos los frentes antifascistas es pegar ruidosamente la etiqueta de fascista al Estado (véase en Francia la consigna: "CRS=SS"), que tiene el mismo efecto que la denuncia de los partidos que dirigen el Estado. En ambos casos, la crítica al Estado se esconde tras la denuncia de quienes lo dirigen. Más aún, el antifascismo es la promoción y el fortalecimiento de la democracia y, por tanto, de su Estado.

5/ El antifascismo recuerda constantemente las masacres nazis, lo que sirve para justificar esta guerra dándole un carácter humanitario y ocultar así la realidad de que la guerra es una necesidad material del Capital, que le permite liquidar en poco tiempo una masa excedente de fuerzas productivas. Pero toda guerra necesita una justificación para enrolar a los proletarios bajo sus banderas. La lucha contra el fascismo permitió justificar la masacre de más de 50 millones de proletarios con la lucha contra el "totalitarismo". Y sin embargo, incluso si nos situamos en el único terreno del humanismo burgués y pacifista, los campos de exterminio nazis no fueron los únicos "horrores" de la guerra: por ejemplo, las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, los bombardeos masivos y asesinos sobre las grandes ciudades de Alemania, las masacres de Setif en Argelia en mayo de 1945 por el ejército francés, el mismo día de "la Liberación", etc.

6/ El desarrollo del Capital lleva a estas dos consecuencias principales: la obediencia de los trabajadores, y por tanto la destrucción suave o violenta del movimiento revolucionario; y la competencia con otros capitales nacionales, y por tanto la guerra. La relación social capitalista se articula en torno a la competencia y a la constitución de naciones que servirán de soporte, de base material para las guerras. Cada nación produce su propio nacionalismo en competencia con su nacionalismo vecino, cada nación tiende a acaparar la cuota de mercado de su vecino. Todo nacionalismo es en esencia imperialista y, en consecuencia, favorece las guerras. Toda nación contiene en su interior las semillas del imperialismo, incluso las llamadas naciones progresistas del "Tercer Mundo": Vietnam, Nicaragua, etc.

7/ El triunfo del Capital nunca es tan total como cuando los trabajadores se movilizan por él creyendo que están "cambiando la vida". Entre la "dictadura" y la "democracia", se trata más bien de dos maneras de encuadrar al proletariado, ya sea integrándolo por la fuerza, ya sea asociándolo a través de "sus" organizaciones: sindicatos, partidos, asociaciones, etc. El antifascismo consecuente consiste en reforzar el Estado, siempre presentado como "democrático", "de derecho",... mientras se vincula al proletariado, "haciendo participar a los hombres".

8/ Para todos los reformistas de la sociedad capitalista, la democracia se concibe como un elemento del socialismo, elemento que ya está presente en el mundo actual. El socialismo sería, en efecto, una democracia total. La lucha por el socialismo consistiría en ganar más y más derechos democráticos dentro del capitalismo, una ideología socialdemócrata que tiene un nombre: gradualismo. El antifascismo siempre llevará a más totalitarismo; su lucha por un estado "democrático" (¡lo es en esencia!) consolida el estado. Para los revolucionarios, el socialismo, el comunismo, la anarquía significa la destrucción total de la relación social capitalista, por tanto de sus clases, de su Estado, de su democracia. No tenemos que mejorar, y por tanto reforzar en última instancia, aquello contra lo que luchamos. El fascismo y el antifascismo forman parte de un todo, son las dos fauces de una misma trampa que nos aplasta.

9/ Cuando los proletarios se unen voluntaria y militantemente al campo de la democracia, del antifascismo, del Estado, pierden toda capacidad de defender sus propios intereses de clase, se desautorizan como clase revolucionaria, destructora de esta sociedad de clases, refuerzan lo que dicen combatir: el Estado. No hay, es decir, no hay más, movimiento autónomo del proletariado desde el momento en que se encierra en el marco estatal.

10/ El movimiento comunista sólo puede ganar si los proletarios van más allá del simple levantamiento (incluso armado) que no ataca al propio asalariado.

11/ La guerra de España sirvió para polarizar a los proletarios de todo el mundo, tanto de los "países fascistas" como de los "países democráticos", en torno a la oposición fascismo-antifascismo, y preparar así la Sagrada Unión de 1939-1945. Fue un ensayo general de la Segunda Guerra Mundial, como la Guerra de los Balcanes lo fue de la Primera. La burguesía siempre busca formalizar alianzas, polarizar los campos en pugna, hacer que los proletarios se adhieran a sus banderas para dar una base material sólida a su solución que es la guerra.

12/ Al apoyar al Estado existente en su forma "democrática" para impedir que adopte la forma "dictatorial", el antifascismo desarma ideológica y materialmente a los proletarios al falsear y negar el antagonismo que les opone al Estado, el Estado del Capital. El antifascismo entrega así a los proletarios a la represión, al pedir el fin de la lucha contra el enemigo de clase, que está decidido a llegar hasta el final. Esto es lo que hizo, entre otras cosas, durante las sangrientas luchas en Barcelona en mayo de 1937. Es la falta de ruptura de los proletarios y revolucionarios con el antifascismo, y más globalmente con la socialdemocracia, lo que les llevó a la derrota y a la muerte.

13/ Para una franja radicalizada del proletariado, la guerra de España servirá como inicio de la justificación de la (futura) guerra contra el fascismo. Rechazando hasta entonces la Sagrada Unión, incluso contra la Alemania nazi, los proletarios que aún resistían llegaron a aceptarla como el "mal menor" en comparación con la victoria fascista. La gran función ideológica de la guerra de España fue, pues, polarizar a los indecisos en torno a la alternativa "democracia" versus "fascismo", presentada en cada campo como la única respuesta al totalitarismo "plutocrático" o "fascista". Y en 1936, como en 1940 o 1914, seguía siendo la socialdemocracia la que estaba al frente de la movilización de los proletarios para la guerra.

El antifascismo es una fórmula de confusión.

Fascista o antifascista, ¡la dictadura del Capital es la democracia!

La lucha contra el fascismo comienza con la lucha por la revolución social.

domingo, 28 de noviembre de 2021

[Grecia] CONTRA LA VACUNACIÓN OBLIGATORIA Y SUS CRUZADOS

por la Asamblea contra el biopoder y el confinamiento (que incluye a TPTG) 

20 de julio de 2021, Grecia
publicado por TPTG www.tapaidiatisgalarias.org/?p=816 (traducido del inglés)

El miércoles 14 de julio por la tarde, la gente reunida en la plaza de Omonia comenzó a desplazarse gradualmente desde la plaza hasta la calle Stadiou. Al principio parecía que no había más de 1.500 personas en la plaza, pero, como suele ocurrir cuando se inicia una manifestación, se supo que llegaron a ser entre 4.000 y 5.000. Muchos jóvenes, familias, gente acomodada pero no necesariamente pija, una mezcla de comerciantes y trabajadores. (Según algunas informaciones, la convocatoria inicial la hizo un grupo de Facebook de derechas llamado "Tiendas sin injerto"). La gente no parecía tener mucha experiencia en manifestaciones. Sin embargo, los conocidos chiflados no estaban presentes (sacerdotes, monjas y otros que habían participado en las manifestaciones contra el acuerdo de Prespa, ya se habían reunido en la plaza Syntagma y los estaban esperando). Se veían algunos chavales musculosos, algunas banderas griegas (no se veían más de 10) y 2 pancartas improvisadas con spray ("No a la vacunación obligatoria, queremos libertad"). Desde el principio, hubo excitación entre los congregados por el tamaño de la multitud (muchos se hicieron selfies con Omonia al fondo, para que se viera el cuerpo principal de la manifestación), entusiasmo expresado al principio de la manifestación con aplausos y gritos masivos, pero luego no hubo especial excitación: 2-3 consignas básicas, nacionalistas y "antifascistas" ("Grecia, Grecia", "fascista Mitsotaki, ¡dimisión!", "Abajo la dictadura de Mitsotakis", "No toques a nuestros hijos" + el himno nacional). No sería exagerado decir que asistimos al nacimiento de nuevos minipartidos de derecha y extrema derecha, una revuelta de la derecha, sobre la base de una cuestión social existente que grandes sectores de comunistas y anarquistas se niegan a reconocer como tal. En la plaza Syntagma, junto a los cristianos, estaban los neonazis de Pro Patria, alineados al estilo militar. En la parte baja de la plaza había una pequeña multitud reunida bajo la bandera de “Contra Distopía” y otras 4 organizaciones democráticas y antifascistas contra la "discriminación y el bioterrorismo". Aquí describen la concentración desde su punto de vista y cómo fueron atacados por los fascistas de Pro Patria

Imágenes: https://contradystopia.blogspot.com/2021/07/blog-post_16.html

La verdad es que una gran parte del entorno antiautoritario/anarquista y de la izquierda como antiguos partidarios consecuentes de los cierres y ahora ardientes cruzados del movimiento de vacunación, no sólo guarda silencio sobre la cuestión de la vacunación obligatoria y sus consecuencias para la clase trabajadora, sino que encuentra mucho más interesante deconstruir con avidez el término "apartheid sanitario", idolatrar la ciencia, la tecnología y el discurso tecnocrático como formas de relaciones capitalistas, identificar cualquier crítica a estas formas con la "irracionalidad" y el "oscurantismo", hacer "fact-checking" de cualquier planteamiento crítico a la propaganda estatal de las nuevas vacunas de forma obsesiva, relativizar y ridiculizar cualquier reserva/reacción/resistencia, rebajar una cuestión social a una "elección individual" restando importancia a las gigantescas dimensiones de la campaña estatal que legitiman, ser indiferente a las divisiones y mandatos impuestos en el trabajo y la vida social. Al renombrar la responsabilidad individual como responsabilidad social, instan a la gente a seguir fielmente las medidas impuestas por el Estado en nombre de una vaga "solidaridad" y "conciencia social".

Por eso, un llamamiento de la izquierda o del entorno antiautoritario/anarquista no reuniría a tanta gente. Decimos esto porque consideramos la vacunación obligatoria como el último episodio de la gestión biopolítica de la pandemia, contra la que la resistencia ha sido mínima a lo largo de la misma.

La vacunación obligatoria es una medida más (emblemática) del "estado de emergencia" impuesto, la continuación de los cierres patronales, las multas, la ideología capitalista de la responsabilidad individual, la reducción del gasto estatal en salud reproductiva, la reducción de los salarios y el aumento de los despidos, por otros medios. Las vacunas son actualmente la solución barata y ventajosa para el capital a la cuestión del mantenimiento de la salud de la fuerza de trabajo bajo su mando. El análisis de Foucault sobre el biopoder es bien conocido: todas las técnicas médicas y otras técnicas anatómico-políticas y biopolíticas disciplinantes tienen como objetivo aumentar la salud y la capacidad productiva de la fuerza de trabajo, la larga duración de la vida laboral y el vigor de los soldados al servicio de la nación. Esto no significa, sin embargo, que las inversiones en la reproducción de la fuerza de trabajo deban ser también caras, es decir, perjudiciales para los beneficios del capital, sobre todo en un momento en que la crisis permanente de las relaciones capitalistas exige una gran devaluación del capital productivo y reproductivo. De ahí que la solución barata de las vacunas, que por un lado se lanzan como panacea para la pandemia, por otro lado alejan el debate público sobre la satisfacción de las necesidades proletarias del necesario, bajo control de sus usuarios, apoyo a los servicios sanitarios bajo control de sus usuarios en general; en términos financieros esto requeriría un aumento de la fiscalidad de los beneficios del capital y en términos de su contenido requeriría un cuestionamiento práctico de la forma alienante capitalista de la medicina.

La izquierda (y gran parte del entorno antiautoritario) murmura algunas objeciones a los despidos, pero habiendo priorizado la adhesión a las "medidas de seguridad" estatales, como los encierros, las mascarillas, las medidas de distanciamiento social, todas esas vacunas de dudosa calidad y seguridad con nombres extraterrestres, etc., no llaman a ninguna resistencia a la vacunación obligatoria. Como no llamaron a ninguna resistencia a la tele-educación a distancia, al teletrabajo a distancia, al encierro de meses que llevó a 1/5 de la población a la depresión, a la violación sistemática de los derechos individuales, sociales y laborales. Por no hablar de que en muchos casos, como el de la tele-educación a distancia, ya ha sido la punta de lanza de su violación, permitiendo al Estado convertir la irregularidad en ley.

Sin embargo, las repercusiones de la desobediencia a las medidas gubernamentales de vacunación obligatoria de los trabajadores del sector público y privado en el contexto de la mejora constante de los derechos de gestión a partir de marzo de 2020 podrían ser de pesadilla. El chantaje que se impondrá a los trabajadores de los sectores público y privado que no decidan vacunarse ya ha comenzado: en el sector público intentan burlar incluso a las autoridades "disciplinarias" habituales mediante procedimientos acelerados para que los trabajadores puedan ser sancionados directamente con traslados forzosos de puesto o incluso despidos. Imagínense las consecuencias si esta situación se generaliza, es decir, en el caso de negarse a realizar el aprendizaje a distancia. ¡Ya con los poderes adicionales otorgados a los directores de las unidades escolares los profesores que se resisten al proceso de evaluación están a punto de ver recortados sus salarios! Quien se niegue a vacunarse o a ser evaluado o a otra cosa más adelante... ¡arriesgará su salario o su despido!

Al mismo tiempo, pretenden introducir despidos sin indemnización en el sector privado, si se considera que un empleado no vacunado perjudica la rentabilidad de la empresa. Y antes de despedirnos, nos suspenderán inicialmente sin sueldo por si mostramos algún signo de cooperación.

Cuando la clase obrera se enfrenta a un problema que debe ser resuelto inmediatamente, como la atención sanitaria (y no nos referimos simplemente a la covid-19) y la protección de sus salarios directos e indirectos, debe redescubrir sus armas políticas e intelectuales, las formas de vida que la mantendrán dispuesta a luchar. Nosotros, las bases, debemos presionar a los sindicatos para que tomen decisiones en contra de la vacunación obligatoria y apoyen a los que deciden no vacunarse, y al mismo tiempo formar una comunidad de lucha proletaria no corporativista, fuera de los sindicatos, que no sólo se solidarice con los que rechazan la vacunación obligatoria sino que rompa estas divisiones en el contexto de la negación total de la gestión estatal de la pandemia.

Si los anuncios relevantes de los sindicatos siguen la lógica de POEDIN (sindicato del personal sanitario de hospitales públicos), como se refleja en su reciente anuncio, "El personal médico participa masivamente en el proceso de vacunación, pero se le victimiza con inexactitudes y datos distorsionados. Estamos en contra de la vacunación obligatoria del personal sanitario y asistencial porque vulnera las libertades constitucionales y los derechos individuales. Todos los trabajadores sanitarios serán vacunados mediante el uso de la persuasión. La coacción o la imposición de medidas disciplinarias conducen a los resultados contrarios", entonces estamos jodidos.

Con medidas de "persuasión" similares, los sindicatos de profesores llevaron a sus miembros a la enseñanza obligatoria a distancia. Por otro lado, afortunadamente, la decisión del sindicato de trabajadores del hospital AHEPA, que se opone a la vacunación obligatoria y a las sanciones de despidos y recortes salariales, convoca un paro laboral sobre el tema.

Así pues, mantengámonos alejados de pseudoimperativos como los planteados por la actual manifestación de "lucha" a favor de la vacunación por parte del PC, que supuestamente reclama medidas de apoyo al sector de la sanidad pública, pero al mismo tiempo exige un "programa global de vacunación pública gratuita", ¡como si el gobierno ofreciera otra cosa!

Rompamos las divisiones definidas por el Estado y el capital incluso con el riesgo individual, negándonos a demostrar certificados de enfermedad y de vacunación (los que nos vacunamos por razones individuales) para acceder a los lugares donde no se permite la entrada a los no vacunados, en solidaridad con ellos (como una forma de huelga de consumo).

Porque sólo una verdadera LUCHA, que ataque la gestión estatal de la pandemia en su conjunto y en todas sus formas, la enseñanza a distancia/el teletrabajo, los constantes cierres patronales, la violación de los derechos laborales con el pretexto de la pandemia y la medicalización de las cuestiones sociales puede crear verdaderas rupturas que lleven a la autodeterminación proletaria y al cuestionamiento de la distopía que vivimos desde hace 1½ años.

REDUCIR LA JORNADA LABORAL A LA MITAD ¡DUPLICAR NUESTROS SALARIOS!

¡ESTO MEJORARÁ NUESTRA SALUD!

 

*****

Agregamos un comentario publicado en el mes de agosto en Dialectical Delinquents https://dialectical-delinquents.com/covid1984-latest/greece-against-mandatory-vaccination-its-crusaders/?unapproved=344185&moderation-hash=1fa66cf7c5886f10b869d105ea4a3e72#comment-344185 

Tal vez debamos entrar en algunos detalles sobre nuestras premisas teóricas básicas para que no haya malentendidos.

El uso y la promoción forzada de las vacunas debe analizarse en el contexto de la gestión estatal de la pandemia en su conjunto. Desde marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia, el Estado -con la ayuda de los sindicatos, los partidos políticos y el cumplimiento generalizado de la ideología de la "responsabilidad individual"- ha gestionado la crisis de forma barata [1] y beneficiosa tanto para él como para el capital.

Frente a esta nueva crisis en medio de una crisis de reproducción de las relaciones capitalistas, el Estado, después de haber desencadenado primero el pánico de las masas, optó por cerrar ciertos sectores de la economía (relacionados con la circulación de mercancías no esenciales) e impuso medidas para proteger, al menor coste posible, la mayor parte de la fuerza de trabajo necesaria, habiendo ya proscrito una parte de ella.

¿Por qué? Porque esta es la función y la naturaleza de este Estado. El Estado capitalista se ha encargado de gestionar la vida de cada trabajador por separado, y de la población en su conjunto, en cada etapa de su desarrollo dentro de la fábrica social, aumentando su productividad y desarrollando tecnologías de dominación y autodisciplina. La forma que ha adoptado la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo -la mercancía más valiosa- en el Estado capitalista moderno, y en particular en el Estado del bienestar, ha sido en las últimas décadas la biopolítica. Este modo biopolítico en el que se ejerce el poder del Estado capitalista es protector y al mismo tiempo represivo cuando se trata de la gestión de la fuerza de trabajo bajo su mando. Al Estado no le interesa explotar la fuerza de trabajo insana (o indisciplinada). Por lo tanto, si el análisis parte de la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, no puede limitarse a examinar la rentabilidad capitalista de un sector concreto, (es decir, las empresas farmacéuticas).

Así, para el capital, "protección" y "salud" significan una clase obrera capaz de producir y consumir mercancías asalariadas, que no enferma y que, cuando lo hace, su capacidad de trabajo y de producción de plusvalía debe ser reparada y restaurada al menor coste posible para el capital y de forma disciplinada, es decir, sin cuestionar la forma en que esta reparación/reproducción es organizada por el Estado. Por eso, sobre todo en periodos de crisis agudas como el actual, la "salud pública" y el "orden público" se vuelven inseparables. Además, como "guardián de la salud pública" y "protector" de todos nosotros en la "sociedad civil", el Estado capitalista debe mantener su legitimidad, pero siempre en sus propios términos, es decir, impidiendo la autoactividad de la clase trabajadora y previniendo cualquier cuestionamiento práctico de las políticas estatales. Al mismo tiempo, desde el principio hubo esfuerzos implacables para desviar el debate público del aumento de los costes reproductivos, la búsqueda de las causas fundamentales de las pandemias de los últimos veinte años y el control proletario de los servicios sanitarios.

Por supuesto, no confundimos las necesidades e intereses del estado capitalista con nuestras necesidades e intereses de clase. La salud y la protección que promueve el capital no tienen ningún valor objetivo o evidente para nosotros. En el mejor de los casos, la "salud", o más bien la mercancía llamada servicios de salud y proporcionada en términos capitalistas, puede ofrecernos una solución rápida y devolvernos al trabajo/consumo donde nos enfermamos en primer lugar o, en el peor de los casos, podría enfermarnos aún más. De hecho, como vemos ahora, las vacunas de dudosa calidad producidas en estado de emergencia que se consumen en un par de usos y se reducen a uno o dos actos médicos por persona también pueden ser peligrosas e insalubres (aparte de su valor de uso ideológico y económico), sujetas a las mismas contradicciones que rigen nuestra vida en el capitalismo.

Para satisfacer nuestras propias necesidades de una vida sana y plena necesitamos tratar el sector de la salud como un campo de antagonismo social para el aumento de los gastos de reproducción (nuestro salario indirecto) y un contenido de salud autodeterminado colectiva y prácticamente cuestionando las definiciones establecidas por los "expertos" capitalistas.

K. (para la Asamblea contra el Biopoder y el Confinamiento)

1. Barato en comparación con nuestras necesidades, pero también barato para el capital, ya que cualquier aumento de los gastos de reproducción del Estado no sólo sería financieramente perjudicial, sino también políticamente inaceptable, ya que rompería con las políticas de austeridad seguidas tan estrictamente hasta ahora (es decir, sólo hay que imaginar cuánto más costoso que la provisión de vacunas sería para el capital tener que pagar por el aumento de los gastos en el sector de la salud de una manera que promueva la atención primaria de la salud, una mejor proporción de pacientes a los médicos generales, hospitales suficientemente equipados, etc., la contratación de más personal permanente en las escuelas, el transporte público, los servicios públicos, etc.)

miércoles, 24 de noviembre de 2021

[México] SOBRE LA PERSECUCIÓN POLICIAL A MUJERES EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Proletarias Antidemocráticas. Noviembre 2021

En los medios nacionales es cotidiano ver la figura del presidente de la región mexicana, Andrés Manuel López Obrador, hablando de programas sociales y justicia social; vemos a la Jefa del Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum vociferar sobre ideales democráticos en esta era en la que gobierna su partido MORENA.

Sin embargo, las estadísticas en cuanto al aumento de la militarización, corrupción, ejecuciones, desapariciones forzadas, feminicidios, asaltos y la violencia en general en el país no cesa, y al contrario va en aumento.

Cada gente perteneciente al gobierno asegura que en la "Cuarta Transformación" no hay represión ni persecución a las distintas manifestaciones opositoras o protestas políticas, sin embargo, el día a día para los luchadores sociales es una realidad aterradora; tan solo en 2020 fueron asesinados 30 defensores ambientales a lo largo del país y la lista de asesinatos y desapariciones no para.

En lo correspondiente a las luchas por la exigencia del respeto a la vida, libertad y dignidad de las mujeres, la escalada represiva avanza con los mismos criterios de todos los gobiernos sean estos dictatoriales o democráticos; las mujeres continuamos sobreviviendo a la miseria, a la violencia cotidiana como el acoso, los secuestros, violaciones, feminicidios, la cárcel por defendernos o por defender a nuestras hijas, la muerte por buscar justicia como el caso de Maricela Escobedo y tantas más que merecen vivir en nuestros recuerdos y en nuestras consignas de lucha.

Ante estas condiciones miserables en las que nos pretenden seguir sometiendo por una creencia absurda de superioridad y poder que posee el hombre con fundamento en el patriarcado y las relaciones capitalistas, mujeres en cada rincón del mundo han decidido salir a las calles con la exigencia más básica que un ser humano puede tener: el derecho a la vida, a la dignidad.

Las que sobrevivimos cada día en México (uno de los 10 países a nivel mundial con la tasa más elevada de feminicidios), hemos decidido luchar por mantenernos con vida. Nuestra lucha es con flores y con piedras, con llantos y con gritos, con sonrisas y fuego, con consignas, con ideas, con corazones rotos y atravesados por la violencia que hemos logrado sobrevivir hasta ahora. Nuestra lucha es con miedo, pero con mucha dignidad y mucha rabia, estamos furiosas, estamos envueltas en el llanto, en las llamas y en los abrazos de quienes se animan a luchar junto a nosotras; nuestras abuelas, madres, hermanas, tías, amigas, hijas, vecinas, personas que han sobrevivido a la violencia igual que nosotras y pretenden acabar con ella, personas que no creemos más en la justicia patriarcal que emana de las leyes del Estado y que en muchos casos ha decidido liberar y absolver a nuestros agresores, aquella justicia que deja libres a los asesinos y violadores, esa justicia que en estos momentos está siendo usada para acosar, presionar e infundir miedo en las mujeres que luchan.

A la fecha se sabe de procesos abiertos en contra de varias mujeres que han asistido a movilizaciones donde las exigencias principales son reivindicar la vida digna; policías de investigación de la Ciudad de México han irrumpido en las casas de varias compañeras con citatorios y órdenes de presentación, policías han acudido a los lugares de trabajo, a los centros de recreación e incluso a los hogares de personas cercanas a las mujeres con procesos abiertos a mostrar órdenes de aprehensión, fotografías que extraen de las redes sociales, mencionan nombres de familiares y amigos cercanos, llegan en coches y camionetas ostentando todo el poder de la 4T para intimidar a las mujeres señaladas y usadas para una cacería de brujas de la que no hablan las noticias, porque intentan ocultar que sus organismos policiales siguen acosando, persiguiendo y castigando a la disidencia política.

Desde este medio exhortamos y hacemos un llamado a todas las personas que luchan a que, pese a la persecución policial, no claudiquemos y que sigamos adelante, que cada paso que demos esté acompañado de determinación y fuego, de empatía, de anhelos y deseos porque este mundo sea mejor, no solo para nosotras con cuerpos de mujer, sino para cada persona y cada criatura que sobrevive a la voracidad del capitalismo.

Llamamos también a aglutinarnos a manera de acompañar y dar seguimiento a este acoso hacia nuestras compañeras, que no estemos solas, que no volvamos a caminar en senderos llenos de luz u obscuridad con la sensación de encontrarnos solas y vulnerables, que nos acompañemos para afrontar estas y todas las represalias que nos esperan en el camino de la lucha por la vida.

Desde esta pequeña trinchera donde también hay compañeras con citatorios judiciales, así como acoso policial constante en nuestros espacios, les gritamos que aquí seguimos.

¡Fuimos todas!
¡Anarquía o barbarie capitalista!

[Chile] Crítica de la crítica del texto “Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso”

23 de noviembre de 2021. Tomado de un muro de facebook

Ver también:  Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso

El autor comienza su crítica saludando la discusión que aporta el texto en entornos libertarios, sin embargo, nos anuncia -sin aún decirnos las razones- que el escrito realiza una lectura errónea de la “realidad que se nos viene encima”, y aprovecha de especular una falta de lectura acerca de los medios asociados a la clase dominante. Sobre este primer punto, señalar en primera instancia que dicha afirmación se basa en una falacia por desconocimiento de lo que efectivamente ha hecho la persona que escribió el texto que crítica -y por tanto lo único que nos anuncia es que el pretendido crítico cree saber más acerca del tema en cuestión- y, en segundo lugar, cuando queremos saber qué pasos dará la clase dominante no leemos los medios de reproducción de su ideología – y, por tanto, de su falsa conciencia- sino que observamos atentamente lo que realmente hacen.

Como nuestro crítico, vamos por parte. Es una labor tediosa, porque es un compendio de todas las imposturas que el primer texto quería criticar y, por otro lado, no sale de la misma retórica impotente que caracteriza al anarquismo y la ultraizquierda en la actualidad. Ya antes de terminar el texto sabemos la conclusión: hay una terrible realidad que “se nos viene encima” -haciendo aquí gala del pensamiento paranoico que ha invadido al conjunto de la izquierda ante el fenómeno Kast-, y que gane Kast es peor a que gane Boric. Tal conclusión va en contra de cualquier pretensión de pensamiento materialista, ni tampoco aporta nada a alguna alternativa emancipadora, simplemente afianzan el pensamiento izquierdista actualmente existente y con ello reproduce de manera ampliada su ideología. Sobre todo hoy, cuando los hechos presentes que se desarrollan frente a nuestros ojos nos muestran que el gobierno más progresista de Europa lanza tanquetas a los obreros del metal, cuando AMLO pacta con narcotraficantes y lidera una cacería humana contra inmigrantes o cuando Biden continua una política genocida con el beneplácito complaciente de toda la izquierda progresista norteamericana. La realidad grita, pero nuestro crítico no escucha porque está atrapado en la cámara de resonancia que denuncia.

Más aún, en ningún momento del texto se señala la posibilidad segura de que Boric gane por un potencial efecto anti-Kast, solamente señala que un número de unas cuantas miles de personas no fueron a votar por Boric por razones sumamente fundadas, a las cuales nuestro crítico parece ser ciego porque, recordemos, hay una terrible realidad que se nos viene encima y el nos la va a señalar. Se ha pasado completamente por alto la tesis principal del texto, a saber, que Kast y Boric son dos caras de una misma contrarrevolución que comienza el 15 de noviembre de 2019. De allí el absurdo que recorre todo el texto, nos llama en última instancia a votar por Boric cuando el auge del fascismo se debe precisamente al triunfo de la política socialdemócrata que aún mantiene a Piñera dentro del palacio de La Moneda, y no al revés. Por lo demás, el texto nos habla acerca de las ideas de derecha de Parisi, de los pactos del PDG con Republicanos y todo lo que ocurre en el cielo de la política, pero no nos explica cómo puede ser que un candidato que realizó una campaña exclusivamente de manera online haya sacado casi un millón de votos, a qué publico apunta y porqué Boric es impotente para obtener dichos votos. Simplemente nos señala la alta improbabilidad de que eso suceda. Por nuestra parte, no jugamos a la futurología, simplemente señalamos los hechos reales que han hecho naufragar a Boric y, además, evidenciar el peligro que él representa para cualquier movimiento emancipador a despecho de todas las esperanzas e ilusiones que se hayan depositado en su programa y su despliegue de ingeniería emocional progresista.

Pero el crítico va más lejos, incluso coincide con la lectura política de los comentarista de El Mercurio -hay que tener cuidado al leer los “medios de la clase dominante”-, puesto que afirma que “de ganar las elecciones Boric, el proyecto tiene pocas esperanzas de éxito. Los inversionistas van a presionar hasta el cansancio, la derecha liderada por Kast va a estar a sus anchas, lo que podría traducirse en un viraje posterior aún más a derecha”. Nuevamente la crítica falla, porque entonces tendría que explicarnos porqué un candidato que se ha codeado con empresarios, que firmó como individualidad el Pacto por la Paz y la Nueva Constitución, que fue a la ENADE a calmar a cualquier empresario indeciso, que se ha mostrado sistemáticamente a favor de medidas represivas que mantengan la paz social del capital, que empero hace todo eso y más, sería un gobierno en el cual los “inversionistas” van a sentirse incómodos. Por el contrario, Boric ha hecho todo lo posible para salvar, perpetuar y engrandecer el proyecto histórico de la elite chilena: el desarrollo del capitalismo. Por lo demás, todo sea dicho, nos dice que “es cuestión de recordar que el auge del nazismo también es consecuencia del fracaso de la socialdemocracia”. Pero, amigo crítico, la socialdemocracia no fracasó con el nacionalsocialismo, sino que este fue la expresión de su triunfo y continuidad. La socialdemocracia masacró a la revolución para, acto seguido, abrir la puertas a la reacción fascista. En el texto anterior también lo he señalado, toda contrarrevolución surge sobre el terreno del movimiento de subversión que le precede. El movimiento nazi es la continuación empírica de la ideología del trabajo de la socialdemocracia alemana, por ello el lema de los campos de concentración fue arbeit mach frei [El trabajo libera]. De la misma manera, uno de los responsables directos de la reacción fascista que hoy tanto temor genera es precisamente aquel por quien hoy la izquierda llama histéricamente a votar.

Por otro lado, la nota jamás dice que solamente la ultraizquierda y el movimiento mapuche serán las víctimas de la persecución política en un eventual gobierno de Kast, simplemente dice que Boric – levantado por la izquierda como el supuesto último muro de defensa entre el fascismo y las mujeres y las disidencias sexuales- es una amenaza para ell@s tanto como lo es Kast, puesto que es, como ya he señalado, Boric mismo quien ha pactado, fortalecido y abierto el espacio político institucional para al expresión fascista. Por otro lado, le aviso a nuestro crítico que, de la misma manera que Republicanos, la policía, el Estado y quienes lo sostienen jamás han tenido reparos en materia de derechos humanos. La prueba: los acontecimientos del 18 de octubre en adelante, para los cuales Boric se apresuró a asegurar la futura impunidad con tal de salvar la “paz social”.

La crítica afirma que “la nota no señala nada sobre la convención constituyente. ¿Parece raro?”. Bueno, la verdad es que el texto si lo señala, dice “Lo que ha pasado inadvertido hasta el momento para estas personas, es que el fascismo -es decir la reacción más conservadora de la burguesía frente al capitalismo amenazado- les ha derrotado sucesivamente desde el 15 de noviembre de 2019 en adelante, y Boric y la convención constituyente, el apruebo y Elisa Loncón, son la expresión viva de esa derrota que hasta hace poco celebraban como una victoria que anunciaba un cambio social venidero. Aún recuerdo cuando el artista progre favorito de la gente, Alfredo Castro, celebró una premiación diciendo que Pinochet estaba muerto con el comienzo de una nueva constitución. En realidad, lo contrario es la verdad: Pinochet y su legado capitalista están más vivos que nunca, y tanto la convención como estas elecciones son la prueba de ello, puesto que el capitalismo refundado por su régimen terrorista ha sido administrado y profundizado por los gobiernos democráticos de izquierda y derecha, y el pretendido candidato del antifascismo aspira a ser un administrador de ese legado, no su destructor”. Nuestro crítico omite lo esencial de esa crítica: la convención es una continuidad del legado de Pinochet ¿Parece raro no?

El autor señala que la convención constituyente implica una reestructuración del poder y de la composición de fuerzas del trabajo-capital. Sin llegar si quiera a cuestionar la poca realidad de esa afirmación, en cuanto a los límites que el propio Boric le puso a dicha instancia el 15 de noviembre, hay que señalar que un cambio en las relaciones entre el capital y el trabajo, sigue siendo un cambio dentro de los marcos del capital y el trabajo, es decir en ningún caso supone una alteración de las relaciones de producción capitalista, simplemente plantea una modernización necesaria e inevitable de dicha relación que fue precipitada por el movimiento de la revuelta. Para remate, el autor me recuerda lo que es ser un buen marxiano, y señala que yo desconozco que Marx habría apoyado un punto de vista similar a que nuestro crítico expone. Y bueno, quizás tenga razón, porque Marx fue el más grande crítico del trabajo hasta ahora, pero también su obra tiene una dimensión que ontologiza el trabajo. Mientras que nuestro crítico se centra en este último, yo me quedo con el de la crítica de la economía política. Y, como Marx diría, si el Estado entrega salud gratuita se debe a los aspectos civilizatorios del capitalismo, a la lucha social de las personas, y al momento de crisis que atraviesa el capitalismo en general (véase el debate de la renta básica universal, que antes era impensable). Bajo ningún caso este es mérito de Boric, así como tampoco el IFE lo es de Piñera.

Finalmente, la parte más lamentable del texto. En ella señala que como hablo de contrarrevolución entonces el “estallido” pasa a ser automáticamente una revolución. Bajo ningún caso, se trata, sí, de una erupción revolucionaria de consecuencias a largo plazo, de la misma manera que la revuelta de 1905 presupone la revolución de 1917. Y uso esta caricatura para mostrar que nuestro crítico bien podría haberles advertido a las minorías revolucionarias de votar por Kerenski ante el terrible futuro que se avecinaba con un zarismo cada vez más despótico. Vuelvo aquí a la “nota” que nuestro crítico señalaba como tan errónea: “ Hoy vivimos una restauración del capitalismo en un nivel superior, en un escenario histórico en el que salga quien salga como presidente deberá gobernar en un país polarizado, con un capitalismo que ya no funciona sin policía permanente en la calle, militares en el Wallmapu, leyes de control y represión del movimiento de personas y, por supuesto, sin una represión masiva sobre cualquier expresión de protesta”. Acto seguido, el crítico nos dice que los manifestantes en la revuelta no querían la revolución, ¿pero es que se trata todo esto de voluntades subjetivas? Querido crítico, la revuelta no debe ser juzgada por lo que sus participantes dicen de sí mismos, sino por lo que realmente hizo, y en esa línea yo señalaba algunas pistas acerca de donde residía el contenido verdaderamente radical de la revuelta. Así que, lamentablemente, nuestro crítico nos quería señalar la realidad no solo del terrible futuro que se nos avecina, sino también mostrarnos la realidad de la revuelta. Y en ambas, según lo que puedo juzgar hasta ahora, nuestro crítico ha fallado, su texto más bien constituye un triste reduccionismo y, en consecuencia, sus conclusiones son erróneas.


lunes, 22 de noviembre de 2021

[Chile] Sobre Kast, Boric y la contrarrevolución en curso

22 de noviembre de 2021. Tomado de un muro de facebook
 

Por el neofascista de corte liberal Kast votó casi el mismo número de personas que votó por el rechazo, lo cual era obvio si se considera que el sistema de la democracia burguesa encuentra sus más activos adherentes en aquell@s que se benefician de dicha institucionalidad. Hoy la izquierda progresista llora sus lágrimas de cocodrilo, los profesionales educados de la clase media no pueden aceptar que Boric -un candidato abiertamente anti-revuelta, que aprobó leyes que tienen encarceladas a muchas por personas por varios años de su vida, que es además el candidato de una parte importante del empresariado, etc.,- haya tenido menos votos que Kast. Por supuesto, la respuesta es la misma retórica narcisista e impotente que tanto los ha alejado de ese pueblo que tanto les gusta maltratar: "La ignorancia el mejor aliado del fascismo", "si votaste apruebo y luego por Kast no entendiste nada", "me voy de Chile", "el pueblo es tonto", y así ad nauseam. Algunos simplemente están en shock y lo reconocen, es natural que eso pase porque en primer lugar se perdieron del movimiento real que se desplegaba frente a sus propios ojos todo este tiempo, y el cual solo pudieron ver con los lentes de la ideología progresista y democrática que les ha llevado paso a paso a su nueva derrota histórica. De esta manera, tal como antes de ayer, no tienen nada que decir más que una serie de consignas que pretenden demostrar que Kast es el mal encarnado, pero no explican como Kast o alguien como Parisi han llegado a estar donde están, ni tienen nada más que proponer aparte de votar por Boric en la segunda vuelta para "derrotar al fascismo". Lo que ha pasado inadvertido hasta el momento para estas personas, es que el fascismo -es decir la reacción más conservadora de la burguesía frente al capitalismo amenazado- les ha derrotado sucesivamente desde el 15 de noviembre de 2019 en adelante, y Boric  y la convención constituyente, el apruebo y Elisa Loncón, son la expresión viva de esa derrota que hasta hace poco celebraban como una victoria que anunciaba un cambio social venidero. Aún recuerdo cuando el artista progre favorito de la gente, Alfredo Castro, celebró una premiación diciendo que Pinochet estaba muerto con el comienzo de una nueva constitución. En realidad, lo contrario es la verdad: Pinochet y su legado capitalista están más vivos que nunca, y tanto la convención como estas elecciones son la prueba de ello, puesto que el capitalismo refundado por su régimen terrorista ha sido administrado y profundizado por los gobiernos democráticos de izquierda y derecha, y el pretendido candidato del antifascismo aspira a ser un administrador de ese legado, no su destructor.

La realidad es que Boric y Kast no solo no son opuestos, sino que son dos caras de una misma contrarrevolución hoy triunfante. Ambos son la expresión política de la derrota de la revuelta, derrota que no hay que buscar comprender en la estupidez o la ignorancia de "la gente", o en la astucia de la socialdemocracia, sino en el contenido contradictorio de ese movimiento: la revuelta tuvo una naturaleza contradictoria en la que se encuentran simultáneamente un fuerte contenido negativo —anticapitalista— y reivindicaciones ciudadanas que abogan por una reforma del orden social capitalista dentro de los marcos de la democracia. Toda contrarrevolución surge sobre el terreno del movimiento de subversión que le precede. Hoy vivimos una restauración del capitalismo en un nivel superior, en un escenario histórico en el que salga quien salga como presidente deberá gobernar en un país polarizado, con un capitalismo que ya no funciona sin policía permanente en la calle, militares en el Wallmapu, leyes de control y represión del movimiento de personas y, por supuesto, sin una represión masiva sobre cualquier expresión de protesta. Boric ya lo anunció: como presidente mandará a la policía en ejercicio de la ley. Que nadie se engañe, Boric no es menos defensor de la propiedad privada y del capital que Kast.

Sin embargo, en este punto el pensamiento crítico de la mayoría de las personas anti-Kast se detiene. ¿Es que acaso no es Kast peor que Boric? ¿No representa Kast una amenaza para los derechos de las mujeres, de la comunidad LGTBQA+, de las personas inmigrantes? Efectivamente si, pero contrario a las apariencias no más que Boric. En primer lugar, Kast es una persona astuta, y ya ha demostrado tener flexibilidad en su programa. Ayer lo señaló en su discurso, no va a haber discriminación de género ni de orientación sexual. Evidentemente a alguien como Kast no se le creen sus palabras, sino que hay que ver el contenido de sus acciones. Kast, a menos que no quiera evitar una revuelta social masiva, no va a comenzar un hipotético gobierno quitando los derechos a las mujeres o persiguiendo a personas de la comunidad LGTBQ+, sino que se mostrará como el presidente de la unidad nacional en torno al desarrollo de la economía. Quienes realmente sufrirán peligro de su vida y su libertad son las personas vinculadas a la ultraizquierda y al movimiento mapuche, pero Boric no será más benévolo con ellas que su contrincante, después de todo ya demostró su voluntad de encarcelar a todo aquel que atente contra la paz social del capital. Y aquí está uno de los defectos más importantes de la izquierda actual: su deriva identitaria y posmoderna que la ha hecho abrazar la institucionalidad del capital como agente privilegiado de cambios. No es Boric ni la policía quienes protegerán a las mujeres, a la comunidad lgtbqa+ o a los inmigrantes, puesto que con la izquierda o la derecha en el gobierno el Estado nunca lo ha hecho. El problema del patriarcado, el racismo, la exclusión social es algo que va más allá de un gobierno, son características estructurales del capitalismo en Chile. Una respuesta real para el patriarcado, el racismo o la exclusión social solamente puede venir de masas políticamente organizadas en torno a un proyecto colectivo de emancipación común. No obstante, en lo esencial, el programa político de Kast no es tan diferente del programa de Boric: ambas son las propuestas de diferentes fracciones de una misma elite ante la crisis orgánica del modelo actual. Por otro lado el programa de Boric, en caso de salir presidente, no podrá cumplirse a menos que haya una resistencia masiva por parte las personas a los sabotajes de los poderes económicos a las medidas que podrían beneficiar materialmente a la clase trabajadora, o a cualquier ley de carácter progresista. Es útil recordar aquí el caso de México, donde un gobierno de izquierda asesina y persigue inmigrantes, mantiene completa impunidad ante la desaparición de mujeres y personas, se codea abiertamente con el narcotráfico, etc. No es el fascismo, es el funcionamiento orgánico de la democracia capitalista.

Estamos viviendo tiempos históricos convulsos, ya sea que gane Kast o Boric estamos en medio de un proceso contrarrevolucionario, proceso que será administrado por uno de los dos a la cabeza del Estado, pero con ambos en el mismo bando: la defensa acérrima de la paz social del capital. Si gana Kast, con Boric a la cabeza de la oposición ya sabemos que esperar de parte de su sector. Si gana Boric, Kast seguirá como líder visible indiscutido de la derecha, presionando desde su sector para aprobar leyes o trabar avances sociales con la misma fuerza con la que lo haría siendo presidente, porque Kast y su sector ya lograron su principal objetivo político: la derechización de todo el espectro político institucional. El enfrentamiento entre Kast y Boric es el conflicto entre dos fracciones de la elite por la cabeza del Estado, pero ambos coinciden en su unidad frente a la subversión social y el peligro que representa para el capital nacional e internacional el avance del proceso de recuperación de tierras por parte del pueblo mapuche.

Por otro lado, hay un enorme porcentaje, más del 50%, de personas que pudiendo votar no lo hicieron. ¿por qué? ¿será por su ignorancia? ¿su inconciencia?-aquí debo reprimir la náusea que me da escuchar que los profesores fallaron en educar, cuando es precisamente la educación que dan en la escuela un obstáculo para la transformación social radical-. Hay, por un lado, miles de personas en la ultraizquierda que no fueron a votar por Boric precisamente porque Boric es el mal menor, y cualquier persona que tenga un poco de memoria y recuerde los días en los que se le arrojaba cerveza en la calle sabrá porqué es detestable, peligroso e incluso una afrenta a la dignidad ir a votar por él. Estas personas de seguro votarán por Boric en la segunda vuelta, y de hecho es probable que éste último gane en las próximas elecciones no por ser un excelente candidato con un programa de transformación social radical vinculado y apoyado masivamente por las personas, sino solamente por el efecto anti-Kast. En este escenario, tanto como en el que gana Kast, los ganadores y los perdedores serán los mismos, porque ya el solo hecho de tener que elegir entre Kast y Boric es una alternativa dentro de un mismo callejón sin salida, y por otro lado ambos representan lo mismo, se quiera o no se quiera ver la realidad.

Lo de Kast, en medio del terror que supone para todo el mundo -excepto claro para la burguesía, y quienes le apoyan- supone de alguna forma un terremoto político que podría tener alguna utilidad para cuestionar y superar las imposturas que durante largo tiempo han parasitado a los movimientos sociales en nuestro siglo. En efecto, este es tiempo para pensar una alternativa de transformación social radical más allá de la institucionalidad capitalista, que permita unir las diferentes demandas sociales (ecológicas, feministas, de clase, etc) en torno a una praxis anticapitalista consciente. Porque gane Kast o Boric nuestros problemas seguirán allí, y la solución a ellos no pasa por una elección y luego retirarse a la casa y al trabajo por los próximos 4 años, sino que pasa por empezar a realizar colectivamente un proyecto de emancipación más allá de las clases, el dinero y el Estado. Pero ese proyecto y esa praxis emancipadora no caerán del cielo, ni ocurrirá por la ilustración repentina de las masas, sino que sucederá como una necesidad que surgirá al calor de la lucha y la agudización de la crisis actual del capitalismo. Por mi parte, espero que el miedo a Kast no se convierta solo en una votación obligada por Boric -es inevitable el retroceso a la disputa electoral ante la derrota de la revuelta y cuando no hay una masa movilizada y políticamente activa- sino que abra camino para empezar un nuevo tipo de actividad política de las masas y de desobediencia civil. Una cosa es clara: con Kast o con Boric a la cabeza del poder del Estado -pero con ambos gobernando-, habrá que volver a saltar el torniquete.

Porque se los aseguro, si no es Kast, será Boric y su gobierno quienes construirán una zanja (o algún otro método) para excluir, perseguir y expulsar inmigrantes, de la misma forma que es AMLO y Biden quienes administran oficialmente la maquinaria de persecución y exterminio policial y militar de sus respectivos países con el apoyo de toda la izquierda progresista. Y, en ese sentido, se hace hoy más necesaria que nunca tanto una reinterpretación colectiva del pasado, de la historia reciente desde 1970 en adelante, y también responder una pregunta crucial para el futuro del partido de la subversión social: ¿Cuál fue el contenido radical de la revuelta de octubre? En la respuesta a esa pregunta, reside la posibilidad de pensar y realizar una praxis política anticapitalista realmente efectiva.

domingo, 21 de noviembre de 2021

[Italia] Conspiración y lucha social

Wu Ming, 7 de noviembre de 2021 

La siguiente entrevista se basó en las preguntas enviadas por Federica Matteoni, de la revista alemana Jungle World, durante la primera semana de octubre de 2021. La presente versión fue revisada y ampliada por los autores a principios de noviembre para su publicación en Ill Will: illwill.com/conspiracy-and-social-struggle

Traducción completa en PDF aquí.

Algunos extractos a modo de presentación:

Desde la primavera de 2020, advertimos que la ira social estaba creciendo y que explotaría una vez que el miedo al virus se calmara. Dijimos que la falta de crítica a la emergencia pandémica convertiría las próximas e inevitables protestas en algo muy confuso y ambiguo, algo explotable por la extrema derecha y diversas subculturas conspirativas. Criticamos duramente a la mayoría de la izquierda de base por expresar una visión "virocéntrica", es decir, por centrar cualquier conversación exclusivamente en el virus y el riesgo de infección, mientras que decían muy poco sobre el gobierno que gestiona la pandemia de forma irracional, injusta, hipócrita e incluso criminal.

*

En los últimos veinte meses, muchos "radicales" -que a veces sonaban y parecían incluso más asustados que el italiano medio, con la única diferencia de que los "radicales" llamaban "altruismo" a su miedo a morir- renunciaron a criticar cualquier decisión tomada por el gobierno. Sólo hablaban del virus. El virus, el virus, el virus. Por eso ahora son incapaces de criticar el pase verde. De hecho, muchos de ellos lo defienden, adoptando exactamente la misma posición que Confindustria, Draghi y toda la clase dirigente.

*

Ante las protestas callejeras contra el pase -pero que en realidad se dirigen contra toda la gestión de la pandemia por parte de los dos últimos gobiernos-, la corriente principal neoliberal recurrió inmediatamente a la reductio ad Hitlerum, y cierta izquierda, incluso declaradamente radical, siguió su ejemplo al instante. A fin de cuentas, es un patrón perfectamente tradicional: la operación retórica de comparar potencialmente cualquier cosa con el nazismo y potencialmente cualquier persona con los nazis -y más generalmente de utilizar los términos "fascismo" y "fascistas" indiscriminadamente- se remonta al Komintern de los años 30 y al Kominform de los años 40. Los estalinistas calificaron a los trotskistas de "trotsko-nazis", a los socialdemócratas de "social-fascistas" y, más tarde, a los comunistas yugoslavos de "tito-fascistas". Todos hemos oído a los camaradas comparar más o menos a cualquier político desagradable con Hitler, llamar "fascismo" a cualquier tendencia desagradable y utilizar "fascista" como insulto genérico. Como consecuencia, el concepto se trivializó y se volvió cada vez más vago. En esta primera fase pospandémica, esta reductio ad Hitlerum juega de hecho a favor de los neofascistas, al exagerar su papel. En muchos mítines antipandémicos, los fascistas están ausentes o son irrelevantes, en otros están presentes y obviamente intentan hacer sus sucias maniobras. Quizá sólo en Roma tengan alguna influencia destacable; en cualquier caso, la movilización en torno a estos temas es salvaje y desafía cualquier parámetro interpretativo. Hasta ahora, ninguna fuerza política ha conseguido asegurarse una verdadera hegemonía.

*

Los compañeros que, en medio de mil dificultades, están interviniendo en las movilizaciones del “No Pass” no partieron de una lectura apriorística, no pensaron en resolverlo todo con frasecitas en Twitter: empezaron a hacer trabajo político en esa situación, persiguiendo la contradicción en lugar de esquivarla. Lo que intentan esos compañeros es trabajar el "biconceptualismo" de la gente que protesta. Varias cosas les unen a nosotros: la idea de que el sistema apesta, que las narrativas dominantes son engañosas, que los costes de la pandemia los están pagando los menos poderosos de entre nosotros, etc. Otras cosas les separan de nosotros: las pseudoexplicaciones que aceptan para todo esto, las conclusiones reaccionarias a las que a menudo llegan, los chivos expiatorios y los personajes imaginarios a los que recurren (la cábala, los reptilianos, etc.). Tenemos que encontrar una manera de hablar a la intersección entre ellos y nosotros, a la "mitad" de su mentalidad que está más cerca de la nuestra. Todo lo demás fluye a partir de ahí. Es como el Tai Chi Chuan: sólo puedes ejecutar las "formas", las largas y complejas secuencias de movimientos, si tu postura es firme.

viernes, 29 de octubre de 2021

[Alemania] SOBRE LA CAMPAÑA DEUTSCHE WOHNEN & CO. ENTEIGNEN

[Recibimos desde Berlín extractos traducidos de un debate al interior del movimiento anarquista sobre la "expropiación" de 240 mil viviendas que se aprobó en un referéndum apoyado por el 56% de los votantes]

Nota de la traducción: El objetivo de la campaña Deutsche Wohnen & Co. enteignen(1), comúnmente abreviada como DWE, es “socializar"(2) más de 240.000 propiedades pertenecientes a las empresas inmobiliarias Deutsche Wohnen, Vonovia, Akelius, Heimstaden, Adler, Pears Global & Co., mediante un referéndum”, basándose en el artículo 15 de la constitución. El argumento es que mediante esta figura sería posible “sacar de la dinámica especulativa del mercado inmobiliario al 12% de los departamentos en Berlín” y, de esta manera, “posibilitar alquileres asequibles de forma permanente”(3).

La campaña DWE comenzó formalmente en el año 2019, pero la discusión sobre expropiación de viviendas en Berlín lleva ya muchos años. El proceso de votación se realizó el mismo día que las elecciones parlamentarias, el 26 de septiembre de 2021. A raíz de la fuerte campaña que se hizo en los meses que precedieron, aparecieron manifestaciones de algunos grupos anarquistas que reflejaron las distintas tendencias al respecto. A continuación, se seleccionaron algunos extractos de unos pocos textos para ayudar a la comprensión del arco mencionado.

1. Extractos de La expropiación de lxs propietarixs está en el camino hacia la revolución
social”
(4). Crítica a la campaña: comprar Deutsche Wohnen, anónimo (pero presuntamente de un grupo que se identifica con la corriente “anti-deutsch” de la izquierda alemana.)
https://kontrapolis.info/4395

Actualmente hay una iniciativa que nos quiere vender la compra de la corporación Deutsche Wohnen como una campaña de expropiación. Y como es tan bonito, esta campaña se hace pasar por una socialización. Esto puede verse como un divertido truco publicitario para vender mejor la campaña, pero no tiene nada que ver con la realidad. Las palabras son despojadas de su significado, el poder explosivo de estas palabras se utiliza para arrojar arena a los ojos del movimiento extraparlamentario. Se trata de una lista profana de firmas, cuyo carácter peticionario se dirige al Senado. Un senado que, bajo RGR (5) , ha desahuciado más proyectos que en mucho tiempo. Para eso no necesitamos a la CDU, al FDP o incluso a la AfD. ¿Echamos un vistazo a las llamadas empresas de vivienda socializadas anteriormente, como "Stadt und Land"? De los 1,6 millones de departamentos alquilados, poco menos de una quinta parte (!) pertenece a propietarios estatales. En otras palabras, ya están "socializados". ¿Desisten de una política de vivienda antisocial? En absoluto, pues están obligados a obtener beneficios. Y al desalojo.

La propiedad en manos del Estado no es posesión de una fuerza social revolucionaria, sino de políticos corruptos con sus limitaciones de capital, de la industria del turismo y de la construcción. Hacer pasar a la campaña y a sus creadores por radicales de izquierda es un atrevimiento para una campaña que se ajusta al Estado y hace todo menos atreverse a plantear la cuestión de la propiedad.


2. Extractos de ¡¿Adiós a DWE?! Quien tuvo razón demasiado seguido, sin tener consecuencias, está sin embargo equivocado, de los grupos Perspektive Selbstverwaltung y Atopic, y en respuesta al texto anterior.
https://kontrapolis.info/4538

Por qué aún no esperamos nada del parlamentarismo y, sin embargo, votaremos por el DWE, por qué el DWE es un proyecto socialdemócrata y, sin embargo, puede ser un paso correcto, por qué no podemos confiar en los cuadros que están detrás del DWE, sino que tenemos que mostrar nuestra propia perspectiva: de esto tratarán las próximas líneas.

Reforma frente a revolución
Muchos anarquistas tienen una relación ambivalente con las reformas y las reivindicaciones, lo que pone de manifiesto una y otra vez nuestra debilidad actual. Por un lado, predicamos una crítica radical pero a menudo abstraída de los principios de la sociedad. Esta crítica, aparte de las luchas concretas en su complejidad, suele apuntar a un futuro revolucionario. Cuando la gente nos pregunta por nuestros enfoques para resolver tal o cual problema, nos aventuramos –¡y con buenas razones!– a explicar que las cosas sólo cambiarán cuando hayamos superado el patriarcado, abolido la propiedad de los medios de producción e instalado consejos en todos los barrios. Acabar con las prisiones sólo funcionará si superamos el capitalismo. Puede que tengamos razón, pero sin una estrategia concreta, esto no nos llevará a ninguna parte. Si no podemos esbozar un camino revolucionario, sino sólo proyectarlo en el horizonte, nosotros mismos acabaremos perdiendo la fe en él. Por otro lado, esto da lugar a dos perspectivas diferentes en el movimiento anarquista y en la izquierda radical: o bien se rechazan fundamentalmente las reformas o se cae en ellas por falta de otras perspectivas. A menudo falta una relación estratégica hacia ellas. Porque la creencia ingenua en las reformas es peligrosa: cuando el Estado se acomoda a los movimientos de protesta, transformando su ira en papel, suele ser para pacificarlos. Para ello, el propio Estado puede revocarlos en cualquier momento. Sin embargo, mientras nuestras estructuras de contrapoder no estén suficientemente desarrolladas, no podremos escapar plenamente de la lógica del Estado. Si queremos una mejora real, no seguir la teoría de la miseria y no esperar a la ley natural marxista de la revolución, entonces también depende de nosotros arrancar las reformas al gobierno. No desde arriba, no con ellos, sino como concesiones a un movimiento revolucionario. Así se luchó por la jornada de 8 horas, así se luchó por el sufragio femenino. No se trata de llegar a la meta mediante reformas, como imagina la socialdemocracia. Se trata de ganar la propia fuerza, de impulsar a los poderosos ante ellos como movimiento. Se trata de conseguir éxitos reales, sin los cuales ningún movimiento sobrevive. “Por las reformas, no por el reformismo”, como escribió Thomas Giovanni.

Si DWE gana las elecciones, no se ha gana nada. El referéndum no es un “referéndum legislativo” en el que la ley se aprueba directamente. Es más bien una expresión de voluntad particularmente fuerte (6). Pero estamos seguros: no importa quién llegue al gobierno, nadie aplicará simplemente los planes de DWE. Los Verdes incluso ya lo admiten. Lo que podemos esperar en su lugar son años de tácticas dilatorias, “revisiones” legales y otras tonterías. Nadie debería ser tan ingenuo como para pensar que el éxito electoral significa que DW&Co serán de la ciudad en 2022. Pero muchos lo harán. Y en la lógica de la democracia liberal, tienen todo el derecho a hacerlo. El pueblo vota y, sin embargo, no se aplica: la ruptura de la confianza en el parlamentarismo podría ser sostenible. Aquí es donde podemos comenzar y agrandarlo. ¿Por qué no dar un ultimátum al gobierno que no aplique el referéndum? (7) ¿Por qué no anunciarlo?: si no se hacen nada en medio año, ¿habrá movilizaciones masivas, bloqueos, ocupaciones o algo parecido? Estas son las luchas concretas que necesitamos.


3. Extractos de Decir una cosa y hacer otra. En conflicto con el reformismo y sus defensorxs, distribuido en la biblioteca Kalabalika, y en respuesta al texto anterior.
https://kontrapolis.info/4738

Las reformas son instrumentos de gobierno del Estado. Se utilizan exclusivamente para mantener el poder de los gobernantes y suelen servir para pacificar las luchas o renovar las estructuras existentes. Durante siglos, este juego ha servido para mantener el poder de unos pocos, y funciona una y otra vez, en versiones siempre nuevas. En el mejor de los casos, las reformas pueden retrasar ciertos acontecimientos.

Que el DWE se vote junto con las elecciones generales encaja perfectamente. Quien apoya al DWE también dice “Sí” (8) a la lógica del parlamentarismo, quien vota a un partido también dice “Sí” a las políticas de ese partido y al dominio extranjero. Así que el significado no es sólo un llamamiento a la compra obligatoria de viviendas, sino también una afirmación de las estructuras que causaron esta mierda. Esto no es compatible con una posición que quiere abolir la dominación y el dominio extranjero.

La jornada laboral de 8 horas y el sufragio femenino se utilizan a menudo como justificación de los proyectos reformistas. Pero se luchó por estos derechos porque la gente estaba dispuesta a luchar sin concesiones y no quería ser pacificada (al menos durante un tiempo). Como, por ejemplo, las mujeres que se armaron y ocasionaron incendios a principios del siglo XX. Y claro, la jornada de 8 horas ha hecho más soportable el trabajo, pero ¿es esto lo que parece un mundo mejor? ¿Cuando la explotación se hace más soportable y se “legitima” así aún más? Tampoco significa que la gente se vuelva más revolucionaria cuando vive en condiciones más difíciles, pero sí que las reformas contribuyen fundamentalmente a la reestructuración y estabilización de las condiciones de explotación.

La estrategia, el arte de la guerra
El apoyo a los proyectos reformistas se justifica a veces como "estratégico". Se trata del lenguaje de la dominación, de los políticos, de los gestores (de izquierdas) y de los belicistas. La estrategia es un campo teórico de juegos amplio y complicado que siempre está orientado a la competencia y la manipulación.

Es una pena que las personas que entonces quieren luchar, como las que quieren luchar ahora y aún no están seguras de cómo hacerlo, tengan que abrirse paso primero a través de la ciénaga de propuestas reformistas sin sentido, como las campañas de firmas, las peticiones y las marchas. Y se vean inundados de panfletos políticos vacíos, folletos publicitarios, programas y otras promesas de salvación, haciendo que tarden años en encontrar el camino hacia las propuestas medianamente útiles, si es que no se han rendido ya para entonces.

Según autores recientes, la posición “correcta”, por ser supuestamente estratégica, resulta del hecho de que supuestamente sólo se pueden arrancar mejoras reales al Estado mediante reformas y mediante la construcción de las llamadas estructuras de contrapoder, que entonces superan con éxito la lógica del Estado. Para disimular un poco la evidente contradicción, se distingue entre las buenas reformas y el mal reformismo. Y este es también el quid de la cuestión. Están entonces a favor de las reformas, al menos a veces, y quieren superar la lógica del Estado actuando dentro de la lógica del Estado. Esto se parece entonces a suavizar las propias teoría y práctica para reproducir la política que en realidad se quiere intentar abolir. A veces parece que esta supuesta postura estratégica se adopta más bien por miedo al conflicto. Pero quien se toma en serio la lucha contra la dominación no puede evitar entrar en conflicto con ella e intensificar las enemistades concretas.

El llamado “voto estratégico” es otro simple ejemplo de cómo funciona el señuelo del cambio reformista. Por miedo al supuesto empeoramiento dentro del sistema, por ejemplo, a través de la participación en el gobierno de los partidos de derechas, el voto vuelve a ser de repente “muy importante”, y así se propaga el cuento de la eficacia de las elecciones. Pero las actitudes contrarias a la libertad ya están en todas partes en la mente de la gente, las elecciones no cambian exactamente nada. Se reproduce el cuento de hadas del chantaje burgués “quien no va a votar, vota a la derecha”, mientras que la participación en las elecciones (sea como sea) legitima el sistema de gobierno antihumano y racista en el que vivimos. Como fue dicho, el llamado voto estratégico no sólo impide algo, sino que también afirma algo.

Además, el pensamiento estratégico en relación con las personas a las que se quiere “convencer” u “organizar” implica la idea de las personas como objetos que pueden ser categorizados, contados y manipulados, es decir, una imagen cuantificada de los seres humanos.

¿Qué es el éxito?
Para lxs escritorxs, el éxito parece residir únicamente en los movimientos de masas y no en las luchas radicales que los precedieron. El éxito sólo se evalúa aquí de forma cuantitativa. Por supuesto, para que los cambios se produzcan, es necesario que los quiera el mayor número posible de personas. Pero si el mayor número posible de personas no quiere cambiar nada fundamentalmente, no habrá ningún cambio. Y quien crea que la política puede hacer algo fundamental en la dirección de la autodeterminación, se desesperará ante esta contradicción o acabará en la Realpolitik para reproducir lo existente.

DWE contribuye a la estabilización de este sistema, es un soporte publicitario del parlamentarismo y del capitalismo, porque equipara la compra con la expropiación. DWE da a la gente la sensación de que de esta manera puede cambiar las cosas. Es difícil que te engañen más que eso. Al menos en eso la política conservadora es honesta.

Todo acto autoliberador, toda acción autodeterminada es desactivada y empujada a la pasividad por la mediación de la política y la explotación espectacular. En su lugar, podríamos llenar la anarquía de contenidos realmente reales y vivos que pretendan romper con la lógica de este sistema de una vez por todas.

Propuestas para cambios reales
Una sugerencia para un cambio real es decir finalmente adiós a la lógica de la política y a la imagen cuantificada del hombre. Este paso no es fácil. Requiere valor y la capacidad de soportar un fuerte viento en contra. Requiere la valentía de enfrentarse a uno mismo en lugar de decir a los demás cómo deben actuar. Dejar de lado el fetiche del control y ser vulnerable. Quien se resiste al impulso de clasificar, organizar y controlar constantemente a las personas de alguna manera, puede centrarse en la singularidad de las personas y, a partir de ahí, intensificar las relaciones que desafían el sistema imperante. Es necesario dejar atrás el cálculo mutuo, la habitación fría de la racionalidad gobernante y técnica y en su lugar luchar por relaciones placenteras, creativas y expansivas que por su propia existencia contradicen la lógica capitalista.

Sin embargo, también se necesita el poder de muchxs, es decir, una organización. Si la libertad del individuo entre otras personas es un objetivo, entonces los proyectos e ideas comunes que contienen este objetivo son en sí mismos un método adecuado. Organizarse sin organización impide la política, así como las jerarquías de las instituciones. Es difusa y más difícil de atacar. Al prescindir de portavoces e identidades centrales, los demás también pueden adoptar ideas y acciones y desarrollar sus propias perspectivas dentro de ellas. Estos proyectos son propuestas concretas que además se viven en lugar de darse. Esto es exactamente lo que constituye una verdadera elección, la elección del comportamiento en todos los ámbitos de la vida, la constante autoorganización y el conflicto cotidiano.

Los conflictos son burdos y agotadores, y a veces es preferible evitarlos, pero sólo se puede entender, atacar y superar la dominación teniendo el valor de intensificar los conflictos. Por lo tanto, ¿qué hay de las acciones que son una expresión de nuestra autoliberación? ¿Qué tal si atacamos directamente a nuestros enemigos sin caer en sus juegos? Entonces, el primer paso es dejar de apoyar los proyectos reformistas y tomar una posición clara en contra de ellos. Lo siguiente es desarrollar la difícil tarea de una práctica que libere las propias necesidades y no se limite a proyectarlas en los demás. Entonces podré luchar junto a lxs demás sin verlxs únicamente como peones en el tablero del poder. Esta perspectiva antipolítica se centra en la calidad. La calidad de un cambio real y radical que tenga el potencial de atacar y debilitar la dominación, y no simplemente reorganizarla a todos los niveles.

¿Qué tal seducir en lugar de convencer? ¿Qué tal una vida salvaje e incontrolable de  destrucción creativa y amor desenfrenado que contagia a todxs lxs que entren en contacto con ella?


4. Extractos del texto Expropiación y revolución social, anónimo y en respuesta al texto
número 2
https://kontrapolis.info/4802

En primer lugar, la campaña fracasará. Obtendrá todos los votos que necesita y aún así fracasará. No se puede hacer nada contra esta paradoja, pues el fracaso ya está diseñado políticamente en la campaña. Los actores de la campaña no la cambiarán, tanto si ustedes votan a favor como en contra o si se la pasan por el culo.

Fracasará porque los reformistas aceptarán el argumento de las limitaciones. Este es el camino que se ha decidido y no puede tomarse de otra manera. En cuanto se sienten en las comisiones, en las mesas de negociación, los verdaderos políticos harán lo que siempre hacen: tratarán con el poder, estarán de acuerdo con su lógica de pensamiento, harán política de poder y cultivarán alianzas en el aparato y serán parte del problema, no de su solución. Venderán cada acuerdo como un éxito. Y una parte de las bases se apartará asqueada o creerá, o querrá creer, las distorsiones y mentiras. La traición política es ya inherente a esta campaña. Comienza en el nombre. Se trata de comprar y nacionalizar, no de una revolución social en la que los pobres expropien a los ricos. Es cero sobre la expropiación.

Con estas elecciones de "comprar Deutsche Wohnen" no se decide nada. Ni la gentrificación, ni la defensa de la Rigaerstraße (9), ni los procesos sociales revolucionarios. Por el contrario, la campaña impide el desarrollo de otras perspectivas si los anarquistas como ustedes no afinan sus posiciones hacia la misma. Así que para nosotros no se trata de amortiguar la campaña y su fracaso. Tampoco se trata de elegir entre la peste y el cólera, votar a favor o en contra, o nada. Se trata de poner en marcha la revolución social. No como palabras vacías y como nuevas modas. Ámsterdam, Londres, Nueva York, Barcelona, etc., demuestran que las convocatorias y las protestas masivas no son suficientes. Sin una perspectiva revolucionaria, anarquista, siempre estamos en una posición distributiva, corriendo de una defensa ante un ataque contra los pobres a la siguiente.  

¡Nos distanciamos! Nos distanciamos de una campaña de conformismo parlamentario, estatal y patrimonial que asegura que todo siga como está. Sólo queríamos dejar claro que, en cierto sentido, la campaña no debería preocuparnos. No vemos ninguna alternativa a un movimiento social revolucionario y militante anarquista en vista del desarrollo en todas las cuestiones sociales.


Notas:
(1) enteignen: expropiar
(2) vergesellschaften: socializar
(3) www.dwenteignen.de
(4) “La expropiación de los propietarios de viviendas está en el camino de la revolución social” era la consigna de la defensa de la “casa de maricas” (Tuntenhaus), situada en la calle Mainzer en 1990.
(5) RGR (rot-grün-rot o rojo-verde-rojo) hace referencia a los colores con los que se suelen identificar las coaliciones de partidos en el parlamento alemán.
(6) Volksentscheid se traduce como “decisión popular” y es una de las figuras de la democracia directa en alemania.
(7) El resultado positivo del Volksentscheid no significa que el gobierno de turno esté obligado a llevar la decisión efectivamente a cabo, sino que puede dejarlo pendiente para el mandato siguiente.
(8) El voto en la papeleta se indica haciendo una cruz en la opción “Sí” o en la opción “No”, en referencia al acuerdo de expropiar DW&Co.
(9) Rigaerstr. 94 es un Wohnprojekt (proyecto de vivienda en un edificio ocupado). Los nombres de los Wohnprojekte suelen tomar su dirección postal.