viernes, 28 de agosto de 2020

[Bielorrusia] Cuidado con el régimen que está tratando de separarnos

 
Anarquistas
15-08-2020

Ayer  publicamos un panfleto llamando a respetar todas las tácticas de protesta. La razón de la publicación de este folleto fue la experiencia negativa de algunos activistas del movimiento anarquista en las calles de la ciudad. Los manifestantes pacifistas comenzaron a buscar activamente dentro de la multitud a los que, segun ellos, "provocan" a la policía y, supuestamente, hacen que esta disperse las manifestaciones por la fuerza. Todos aquellos que intentan alejar a la gente de la policía e impedir los arrestos, al menos por parte de la gente, empiezan a ser percibidos negativamente. Segun la opinion de estos manifestantes pacificos son estas acciones las que llevan a la dispersión violenta de las manifestaciones.

Después de varios días de protestas pacíficas, cada vez más personas activas en las redes sociales están pidiendo exclusivamente protestas pacíficas. En su opinión, debemos dejar de provocar a la policía y tratar de persuadirla. Lo absurdo de la situación ha llegado a tal punto que a pesar de  las historias de torturas y palizas a los manifestantes, hay noticias de personas que regalan flores a las tropas y les dan besos. Pareciera que no hubiera sangre corriendo por las calles de nuestras ciudades.

La situación se está desarrollando tan rápidamente que algunos están empezando a pedir el arresto y traslado a la policía de activistas vestidos de negro y con mochilas que no llevan globos y flores blancas. Creemos que tales llamadas provienen, al menos en parte, de las propias autoridades. Ahora es crucial que la KGB y el Ministerio del Interior dividan la protesta en dos partes y dejen a los manifestantes pacíficos sin ningún apoyo. La detención de anarquistas, antifascistas y otras personas activas en la calle ayudará a las autoridades a reducir la intensidad de la protesta. Quienes sean entregados a la policía seguramente seran torturados y posiblemente asesinados. ¡Entra en razón, estás pidiendo que tus hermanos y hermanas sean puestos en manos de los castigadores!

No podemos derrotar a este régimen si pensamos constantemente en lo que podría provocarlo. Hoy en día cualquier protesta en Bielorrusia es ilegal.  Incluso si te paras en la acera durante una acción no autorizada, sigues haciendo algo ilegal, y las autoridades pueden detenerte con el uso de la fuerza en virtud de estas leyes. Las leyes que han estado escribiendo durante 26 años son cadenas que nos retienen en los sótanos del sistema. Es necesario dejar de buscar entre nosotros a algunos provocadores imaginarios, de los que incluso se habla en los canales estatales. Todos sabemos perfectamente que el principal provocador de Bielorrusia lleva bigote, y es de él de quien debemos deshacernos.

Es extremadamente difícil para los activistas del movimiento anarquista hacer algo en las calles ahora. No sólo la policia antidisturbios, sino también otras agencias de la ley están detrás de nosotros. Repartir panfletos o participar activamente en mítines a la entrada de las fábricas puede terminar no sólo en la detención, sino también en casos penales, así como en la tortura. Llamamos a la solidaridad de todos los manifestantes. ¡Sólo juntos podremos vencer!

¡Nos vemos en las calles!


ver también:

https://expandiendolarevuelta.noblogs.org/post/2020/08/19/bielorrusia-anarquistas-en-el-levantamiento-contra-la-dictadura/

https://periodicogatonegro.wordpress.com/2020/08/19/analisis-desde-bielorrusia-como-llegaron-los-bielorrusos-a-rebelarse-contra-la-dictadura-y-cuidado-con-el-regimen-que-esta-tratando-de-separarnos/

[Chile] MOVILIZACIONES REACCIONARIAS Y CHANTAJE DEMOCRÁTICO: ESTRATEGIAS DEL ORDEN CAPITALISTA

 
Proletarixs en reuelta
28 de agosto

Mientras los Presos Políticos Mapuche continúan una huelga de hambre de casi 120 días, exigiendo garantías mínimas en los procesos judiciales en su contra levantados por el Estado chileno, los gremios de camioneros -fieles representantes de los intereses de la patronal y agentes históricos de la derecha política- llevan a cabo movilizaciones que tienen como principal demanda la intensificación de la represión estatal en el Wallmapu.

De esta movilización reaccionaria se pueden comentar varios elementos:

-El cacareado llamado a paro del 27 de agosto contó con muy poco apoyo, no siendo seguido por dos de las tres más grandes agrupaciones gremiales de camioneros (todas dirigidas por la derecha), y ha despertado un amplio repudio en toda la población.

-Se enmarca en una estrategia parainstitucional del gobierno que busca afirmar una base en torno a la derecha más rancia, conservadora y filofascista. Esto se expresa en la tolerancia y protección de las manifestaciones de este tipo, siendo uno de sus hitos más importantes el desalojo de la toma de la Municipalidad de Curacautín (y otras dos más) a manos de turbas racistas, que contaron con la abierta complicidad de las fuerzas policiales y militares, además del visto bueno del Ministro del Interior Víctor Pérez, quien horas antes se reunió con los dirigentes fascistas y anti-Mapuche que convocaron a estos ataques.

-También, quedan nuevamente en evidencia las fisuras dentro de la alianza gobernante, tambaleante entre la derecha más dura, y el manejo de la crisis mediante la integración del descontento generalizado en las vías institucionales, a través del plebiscito y proceso constituyente. No por nada algunos de sus rostros más publicitados afirman que votarán por la opción del “Apruebo” y hasta se autodenominan como socialdemócratas.

-Desde este sector de la política burguesa lidian abiertamente con la amenaza de una “revolución social”, y su objetivo declarado es combatirla por todos los medios. Para ello, apuestan, no sin contradicciones y roces internos, por el endurecimiento de la legislación represiva (todos los puntos del petitorio del gremio de camioneros apuntaban en esta dirección), el fortalecimiento de los aparatos policiales y de inteligencia (ídem), canalización institucional de demandas populares y fomento de organizaciones civiles de corte neofascista. Anticipando un escenario de intensa conflictividad social, tantean el terreno de la represión militarizada, junto con la promoción de enfrentamientos entre civiles, mientras otras fracciones, temerosas de un aislamiento total, intentan acercarse a posiciones de “centro” o “dialogantes”. Claramente, esta última política no descarta en absoluto recurrir simultáneamente a la represión sanguinaria; solo pretende acotarla.

-Por su parte, la respuesta general de la izquierda, tanto parlamentaria como pretendidamente revolucionaria, se limita a señalar la identificación con la derecha fascistoide del gremio de camioneros, exigiendo para éste el mismo trato represivo al que nos tiene acostumbradxs el Estado cuando somos nosotrxs quienes salimos a la calle. Así, se acusa al paro de camioneros de “atentar contra el Estado de derecho” y de “ir contra la democracia”. Por tanto, solicita la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado o incluso la Ley Antiterrorista, todo en el lenguaje propio de la clase dominante. Una cosa es denunciar la evidente desigualdad con que se tratan las manifestaciones callejeras dependiendo de su identificación política, y otra muy distinta aceptar la lógica y discurso del poder, pretendiendo que sea ejecutado con “justicia”. De esta forma, no se podrá sino ver montajes en las acciones radicales contra la infraestructura capitalista y sus agentes, quitando así legitimidad a la lucha por fuera de los límites que establece la legalidad burguesa para precisamente condenar a la impotencia cualquier intento de protesta. La consecuencia de esta lógica es la propia inactividad frente a las diversas formas en que el poder nos ataca; regalarles las calles, mientras se denuncia el obvio sesgo ideológico del gobierno y los aparatos represivos, como si pudiera esperarse otra cosa. Estos hechos deben ser reconocidos y señalados como expresión de la naturaleza de clase del Estado y la imposibilidad de su reforma. Deben servir para romper toda ilusión en un cambio en su política de defensa de los intereses capitalistas.

-Recordando su herencia propiamente socialdemócrata, esta izquierda intenta colar consignas como “más trenes menos camiones”, como si esa fuera alguna solución siquiera tibia frente a los crecientes conflictos. Como si esos trenes, y la infraestructura que requieren, no tuvieran otro objetivo que no sea acarrear mercancías y materias primas depredadas de nuestro entorno. Jamás pondrá en tela de juicio a las relaciones capitalistas mismas, pues eso sería su condena como variante de izquierda del partido del orden.

-A las manifestaciones del neofascismo se les combate desde nuestra clase, con nuestros propios métodos, no acudiendo a la represión estatal, pues al hacer esto último se otorga legitimidad a mecanismos generados fundamentalmente para ser aplicados contra nuestras luchas.

-Otro discurso de esta izquierda es que tras estas manifestaciones estaría la intención de desestabilizar el actual orden democrático (como si fuera hoy muy estable) con el objetivo de no llevar a cabo el plebiscito en octubre. Asumir ese razonamiento es no comprender que el plebiscito es precisamente la vía mediante la cual el partido del orden pretende recuperar su estabilidad (estabilidad que no es más que explotación capitalista sin mayores sobresaltos), y como consecuencia, tener una excusa para condenar cualquier expresión autónoma que no se cuadre con los delirios democráticos: el clásico y nefasto “no hay que hacerle el juego a la derecha”.

-Lxs explotadxs debemos comprender el mundo no según las categorías propias de la política burguesa (“derecha”, “izquierda”), sino sobre aquello que nos condiciona como clase dominada y explotada. Debemos criticar y actuar contra el capital mismo, y esto significa una oposición radical al Estado, a la jerarquización sexual, la producción y circulación de mercancías; la mercantilización de cada aspecto de nuestras vidas.

-Los sectores reaccionarios de derecha ya preparan la represión brutal de un eventual y probable resurgir proletario, tanto dentro como fuera de su propia legalidad. Mientras, buena parte de la izquierda intenta apaciguarnos y hacernos desfilar hacia las urnas de votos, urnas que de seguir aquella deriva serán más que una triste alegoría del destino de nuestros esfuerzos y nuestras propias vidas. O bien, intentará canalizar toda la energía desplegada en las calles, de la que hace solo unos meses comprobábamos su magnitud, en función de intereses electorales. Cualquier actividad autónoma por fuera de esos márgenes será calificada como irresponsable y relacionada a alguna forma de “guerrillerismo” o “lucharmadismo”, que no ha sido más que la variante armada del reformismo histórico. Nuestra lucha no se decide con votos ni con aparatos armados actuando en representación de toda la clase explotada. Más allá de esa dicotomía propia de la socialdemocracia, el proletariado construye sus organismos autónomos en función de sus intereses vitales, y recurre a las formas de lucha que le sean coherentes y útiles. Y esos medios no son democráticos ni militaristas.

-Frente a la parafernalia política que estas semanas se desplegará con mayor efervescencia, frente a las movidas neofascistas de grupos amparados por el poder, recordemos el potencial que vislumbramos en los meses de revuelta y confiemos en nosotrxs mismxs. Después de todo, no contamos con nada ni nadie más. Pero tampoco les necesitamos ni les queremos.

¡Solidaridad con las comunidades Mapuche que se enfrentan al Estado y cuadrillas paramilitares racistas!

¡Solidaridad en todas las poblaciones contra las políticas asesinas del gobierno de turno y su falsa oposición!

[Chile] ¿ANTES QUE PACA, MUJER?

 
Proletarixs en revuelta
23 de agosto

El femicidio de una paca perpetrado por uno de sus compañeros de fila, abre discusiones en el espacio virtual, al que hemos sido confinadxs como último espacio de socialización. El feminismo ha impulsado un espectro infinito de posibilidades de críticas y se ha extendido de forma transversal en el espacio público gracias al esfuerzo de compañeras, influyendo incluso en los medios de comunicación. Sin embargo, hoy vemos como ese potencial evidencia los límites de sus aportes en tanto análisis parcial de la totalidad.

La muerte de Norma Vásquez Soto es un femicidio, eso es un hecho incuestionable. Ella fue agredida y asesinada por ser mujer, en este sentido, es evidente que no reivindicamos, ni alegra este tipo de prácticas de violación, abuso sexual y asesinato, como tampoco reivindicamos la tortura y la violencia indiscriminada como método de lucha. Tampoco el punitivismo, encarcelar, o cancelar personas soluciona un problema de fondo que está anclado en las destructivas relaciones sociales propias de nuestra época. Todo esto no quiere decir que Norma sea merecedora de respaldo por quienes hemos vivido, en carne propia, lo que implica el monopolio de la violencia por parte del Estado ni tampoco que ser mujer sea sinónimo de inocencia y bondad.

Es alarmante que incluso luego de más de una treintena de asesinadxs en contextos represivos durante los meses de revuelta, un segmento de la población siga llamando a empatizar con la muerte de una paca. No obstante, esto es una posibilidad, que surge al entender el feminismo como un movimiento parcializado y enfocado en la integración en igualdad de condiciones de las mujeres en las dinámicas capitalistas. El feminismo podría ser un medio para que la mitad de la humanidad lea la realidad y apueste por la emancipación humana- entendida como la liberación de nuestra actividad de las garras de la apropiación privada, el dinero y el Estado, y, por cierto, de la dominación patriarcal- siempre y cuando sobrepase los límites del esencialismo identitario. De lo contrario, desde la lectura abstracta, se podría llegar a obviar que, a cuatro años del asesinato de Macarena Valdés, cuando la comunidad en lucha se ha volcado a las calles en su conmemoración, son estas mismas pacas y pacos quienes reprimen a nuestrxs compañerxs, y esa es la realidad material desde la que debemos enarbolar cualquier reivindicación.

Incluso el feminismo llamado de clase, que asume la perspectiva “interseccional”, se queda corto en este sentido. La clase no es un indicador más entre otros de algún tipo de opresión, es algo mucho más profundo que eso, es el antagonismo que mueve la realidad que nos han impuesto, entre quienes tienen los medios de producción y quienes no poseen más que su fuerza de trabajo para sobrevivir. Ser proletarix no es una creencia subjetiva, ni tampoco algo que reivindicar, es una realidad material que se debe superar.

Así, el feminismo como ideología separada, incluso en sus vertientes clasistas, no puede hacer una lectura completa de la realidad en la que vivimos por sí solo.

Desde el 18 de octubre y alimentado por el develamiento de las malversaciones de fondos cometidas, Carabineros de Chile ha estado en la palestra más que nunca, como lo que es: una institución nefasta. En este sentido, es necesario ser clarxs: todas las policías del mundo lo son, en tanto que su función es la preservación del orden capitalista, lo que incluye el reprimir y someter a quienes se levantan en lucha. Carabineros de Chile no es una institución reformable.

Al 20 de agosto de este pandémico 2020, se registran 23 femicidios consumados y 74 frustrados. Es sintomático de los caminos confusos que va tomando la “crítica” progresista, arrastrada por las abstracciones de igualdad ciudadana y el sentido común de la clase dominante, que nos cueste tantos debates discernir sobre cuáles son reivindicables y cuáles no lo son. Ante esto, cómo sería llevar hasta el fondo estos planteamientos: ¿No estamos todas, falta Norma? Disparando cegadores perdigones a quienes salen a luchar por transformar nuestras condiciones de existencia.

¡Por la emancipación humana!
¡Vamos hacia la vida!

[Argentina] Aquí y ahora la lucha continúa


Boletín La Oveja Negra
Rosario, 1° de agosto de 2020. Panfleto repartido el 1° de agosto en el corte del puente Rosario-Victoria contra las quemas en las islas

Hoy, es 1 de agosto, algunas compañeras y compañeros no están acá porque en la plaza Sarmiento se está realizando una actividad a tres años de la desaparición y posterior asesinato del compañero Santiago Maldonado.

Hoy nosotros estamos acá, cortando una ruta para que el humedal deje de arder. Hace tres años Santiago estaba en el Sur cortando otra ruta junto a los mapuches para recuperar su territorio. El sábado pasado y el anterior, gendarmería dejó prácticamente vía libre para que algunos camioneros nos atropellen y golpeen, la misma fuerza armada que asesinó a Santiago, la que hace unos años invadió la ciudad con la excusa del narcotráfico. Otra rama del mismo brazo armado de los poderosos es la que hoy tiene a Facundo Castro desaparecido.

Quizás eso lo entendimos, por eso hablamos de no delegar nuestro cuidado a los gendarmes, de no quedarnos tranquilos y hacer una barricada más grande, pero quizás seguimos tropezando con la misma piedra: dialogar con quienes son parte del problema. Es cierto, estamos acá para algo que no es apagar el fuego objetivamente, si no estaríamos del otro lado del río. Pero algunos desconfiamos y marcamos los límites de la legalidad y de las palabras de quienes gobiernan, los de ayer y los de hoy.

Depende cuál sea el conflicto que se atraviese y el descontento social, serán menos o más hostiles, pero jamás dejarán de defender los intereses de los ricos, de los terratenientes, esos que hoy están quemando las islas, esos que ayer construyeron este puente de mierda sobre el que estamos parados y se cagaron en todo, en quienes viven hace más de cien años en el Remanso Valerio, en toda la flora y fauna que hay, o mejor dicho había, en el humedal. “Hay que progresar” dicen algunos, y se van a justificar en que sirvió de conexión, para esto y lo otro. Lo mismo van a hacer el año que viene cuando concesionen el nuevo dragado del río: “vamos a poder exportar más toneladas” dirán. Y es cierto, conecta y se podrá exporta más… ¿Y? ¿Quién se beneficia con esto? ¿Quiénes son los que analizan qué conviene y qué no? ¿Quiénes firman estos acuerdos? ¿Quiénes hicieron vista gorda o formaron parte del negocio cuando se loteó “Los Marinos” frente a La Fluvial? Que no nos sorprenda una copia de Nordelta en un tiempo.

¿Podrán o querrán, mejor dicho, las gobernaciones detener las quemas? ¿Cómo detener las quemas sin detener la producción ganadera? No es por tercos, si a algo venimos acá no es a pelearnos entre quienes queremos que el fuego en las islas pare. Revisamos distintos proyectos que hay para la “ley de humedales”, y nos encontramos con que ninguno podrá literalmente apagar el fuego. En cambio, dicen que se usarán los humedales de forma sustentable, algunas zonas estarán protegidas, y en caso del no cumplimiento: multas, suspensión, cese de la actividad, etc. Y no es que seamos especialistas en leyes, es que ninguna ley podrá apagar un incendio que es causado por la sed de ganar dinero, que es la misma que arruina cada rincón del planeta. Existe ya el artículo 41 de la Constitución Nacional, el Convenio Ramsar aprobado en el año 1991 a través de la sanción de la Ley 23.919, también la ley 26.562 ¿por qué otra ley garantizaría que este modelo productivo no avance sobre nuestro medio? ¿Tantas vueltas hay que darle para entender que esto destruye la vida?

Ahora, mientras codo a codo nos hermanamos en la lucha, podemos también pensar que si no cambia todo no cambia nada, que si queman las islas, o el amazonas, o nos fumigan, es por la insaciable necesidad de ganar dinero de unos pocos. Porque la naturaleza, y nosotros los seres humanos como parte de ella, es vista como mercancía. Y es a este mundo de las mercancías al que debemos derribar.



[Argentina] Una reflexión a orillas del río

Boletín La Oveja Negra
Rosario, 25 de julio de 2020. Panfleto repartido el 25 de julio en el corte del puente Rosario-Victoria contra las quemas en las islas

Una vez más nos estamos encontrando.

El espectáculo horroroso del que somos testigos nos trajo hasta aquí para manifestarnos, para gritar, para juntarnos en este tiempo de aislamiento oficial.

Invitamos a reflexionar acerca de todos los atropellos que se llevan adelante contra la vida, que en este caso pone en el centro de la problemática al humedal, por la situación inmediata que se viene repitiendo hace varias semanas de quema permanente de montes y pastizales.

Queremos centrarnos en las acciones que se vienen llevando adelante, sus limitaciones y posibles escenarios de acción. En este sentido, vale recalcar que lo que nos une ante esta situación es la lucha, y que lo único que puede poner en tensión la urgencia de los incendios es la acción colectiva, en el seno de la movilización misma.

La impotencia de los primeros días se transformó en asambleas y encuentros y, sin que nadie nos lo ordene, y aunque más de uno nos haya tratado de delincuentes, el fin de semana pasado cortamos este puente y obstruimos por unas horas la normalidad. Esa normalidad basada en la circulación de mercancías, donde la destrucción de la naturaleza es el núcleo fundamental.

Hay mucha gente que se moviliza sinceramente, pidiendo una Ley de Humedales, una producción sustentable en las islas o un Parque Nacional. Estas soluciones se pintan como realistas e inmediatas pero ¿atacan al problema de fondo?

Desde la reforma del ‘94, la necesidad de una vida sana, reducida a derecho legal, se encuentra consagrada en el artículo 41 de la Constitución Nacional. En ese sentido, Argentina suscribe a todos los acuerdos ambientales internacionales: Protocolo de Kyoto, Protocolo de Montreal, Convención de Humedales y otros. También desde esa reforma, en el artículo 75 inciso 17 se reconoce la preexistencia al Estado de los pueblos originarios y sus territorios. Argentina también ha sido pionera en la creación de áreas protegidas. En 1922 crea el Parque Nacional del Sud, actual Nahuel Huapi, tercero del mundo después del Yellowstone en EEUU (1872) y el Banff en Canadá (1885). En cuestión de humedales, también participa del Convenio Ramsar.

Sin embargo, la realidad ha sido y es bien distinta tras las abstracciones de la legalidad. Desde los años 90 y en especial en los últimos veinte años, la destrucción de la naturaleza ha llegado a límites brutales. La expansión de la frontera agrícola se aceleró como pocas veces en la historia y la comida transgénica puebla nuestras mesas como nunca. 500 millones de litros de agrotóxicos son vertidos cada año en toda el área productiva agroindustrial. Entre 1998 y 2017 se arrasaron más de cinco millones de hectáreas de monte nativo, parte de los 35 millones que se desmontaron en total en el Cono Sur. El éxodo del campo a la ciudad no se detiene y las comunidades rurales, tanto criollas como indígenas, siguen siendo desalojadas, asediadas y reprimidas. Como corolario del histórico apriete que sufren las poblaciones que quedan dentro de los límites de áreas protegidas, en noviembre del 2017, por defender la tierra y la vida de su comunidad, Rafael Nahuel fue asesinado de un balazo en la espalda por Prefectura Naval tras una denuncia de Parques.

Entonces, queremos hacer la pregunta: ¿se podrá frenar todo este desastre con una ley? ¿Son más leyes lo que necesitamos?

El intendente Javkin en recientes declaraciones se lavó las manos, como si no pudiera hacer nada, afirmando que es un problema de Entre Ríos. El ministro de ambiente de la Nación, Juan Cabandié, anticipó en estos días una nueva figura legal, los “faros de preservación”, que daría una solución “de fondo” al problema del humo. Una vez más, el ojo vigilante y controlador señalará a quienes recorremos las islas, pero no a las ganancias de los ganaderos.

Queremos respirar aire puro, queremos caminar por los montes siendo parte de ellos, queremos bañarnos en el río como tantos miles de personas lo hicieron en el pasado. Queremos que otras especies animales sigan su vida tranquilamente, sin agrotóxicos, sin incendios, sin dragados ni alambrados.

El río, como todo lo que llamamos ‘naturaleza’, se halla en permanente cambio. Vida y muerte son una parte constitutiva suya: fluye, se seca, renace, observamos los cambios de color de los ciclos de su flora. Un día aquí una isla desaparece y otro día emerge un banco de arena que mañana será un monte tupido. Toda esa vida en constante ebullición, ¿cabe en la letra muerta de una ley de escritorio? ¿Es algo que se pueda vender al precio de una entrada, cual museo natural? ¿Tiene un funcionario político la sensibilidad de entender todo esto?

Compañeras y compañeros, esta lucha la hacemos entre todos. No es una guerra contra Entre Ríos, ni tampoco debemos permitir que sea el trampolín para que los especialistas de hoy sean los funcionarios de mañana. De este modo, discutamos las acciones que queramos llevar adelante entre nosotros y si los políticos tienen que enterarse, será por nuestras propias actividades, por el eco que de ellas se haga, y no por la invitación a una instancia en particular.

Sigamos luchando y encontrándonos. Sigamos conversando sobre hacia dónde queremos ir.

Después de todo, si hemos observado bien, sabremos que cuando el río se desborda es cuando más fecunda se vuelve la tierra...

lunes, 10 de agosto de 2020

Desde Beirut: «Justicia para las víctimas, venganza contra el régimen»

 

Anónimo
9 de agosto de 2020
Fuente: https://lundi.am/Depuis-Beyrouth-Justice-pour-les-victimes-vengeance-contre-le-regime
Traducción: José Sagasti

Este llamamiento colectivo, que acaba de ser transmitido por los amigos libaneses, fue megafoneado, expuesto y distribuido en los barrios afectados por la catástrofe de Beirut mientras una enorme multitud recorría las calles del centro de la ciudad.

Somos dueños de la calle y vamos a volver.

Todos nacimos el 4 de agosto de 2020, a las 6 p.m. en el puerto de Beirut, muelle número 12.

Ese día, todos nacimos, o mejor dicho, todos morimos. Algunos de nosotros volvimos a la vida, cadáveres llenos de vidrio y hormigón, residuos de Nitrato de Amonio. Todo lo que nos quedaba entonces, los cadáveres que somos, era medir el alcance del desastre que ha ocurrido en nuestra ciudad.

Esto no ocurrió como resultado de un catástrofe natural. Esto no es el resultado de una mala operación de trabajo o de un accidente de cualquier tipo. Tampoco es el resultado del estado general de corrupción que ha estado ocurriendo aquí por más de treinta años. La explosión del 4 de agosto de 2020 es un asesinato premeditado cometido contra el pueblo.

Así que hay quienes planearon, quienes ejecutaron, quienes se beneficiaron y quienes ahora se justifican.

4 de agosto de 2020, 6:00 p.m., muelle 12. Una guerra comenzó aquí, con cientos de muertos, miles de heridos, cientos de miles de desplazados y pérdidas inconmensurables. Esta guerra se podría haber evitado.
Ella había sido anunciada durante años. Podría haberse evitado la explosión pero sucedió. La bomba estalló y nosotros morimos. La pregunta sigue siendo: ¿Cuantas bombas más nos esperan?

El 4 de agosto de 2020, el poder asesino lanzó una bomba en el corazón de la capital, decretando que no había límites a su barbarie. No hay necesidad de esperar los resultados de las investigaciones, sabemos la verdad. Está grabado en los cuerpos y los heridos, en las calles que fueron afectadas, en los ojos de los sobrevivientes, en la memoria viva de las víctimas. No necesitamos comisiones de investigación que no sean más que copias de esta ley de amnistía, la misma ley que todavía da legitimidad a estos criminales.

En este día 4 de agosto de 2020, el gobierno ha demostrado que no sólo es corrupto, saqueador e incompetente, sino que es asesino. Ya no es posible que el pueblo coexista con él.

El 4 de agosto de 2020, el poder asesino lanzó una bomba en el corazón de la capital y así cortó el último cordón que nos ataba a ella. Ya no estamos buscando hechos que puedan restaurar nuestra confianza en este poder. La responsabilidad no recae en la persona que soldó la puerta del almacén, sino en los que soldaron el sistema.

Cien años después de la fundación del Líbano, nuestro contrato social es obsoleto, nuestro llamado estado soberano, nuestro llamado hogar de resistencia y nuestro llamado territorio de entendimiento nacional. Todo esto es una mentira. La verdad es esta: EL PUEBLO LIBANÉS ESTÁ BAJO OCUPACIÓN.

El 4 de agosto de 2020, toda la legitimidad de este poder cayó y ahora estamos en guerra con él. Ni sus políticos, ni sus instituciones, ni sus partidos, ni sus bancos, ni sus medios de comunicación son legítimos. Y esta legitimidad no será restaurada por las comisiones de investigación, las urnas y los gobiernos de rescate. La legitimidad hoy es nuestra, nosotros que limpiamos nuestras calles, cuidamos a nuestros heridos y lloramos a nuestros muertos.

El 4 de agosto de 2020, el gobierno reconoció su crimen al declarar el estado de emergencia militar.

No encontró nada más para cubrir su fracaso. Su única preocupación, antes de contar las víctimas o proporcionar ayuda, es eliminar cualquier objeción al respecto. La declaración de un estado de emergencia es una descarga de responsabilidad para el rescate y el socorro. La declaración del estado de emergencia es una declaración de guerra contra los sobrevivientes. Una declaración de estado de emergencia militar es una declaración de estado policial nacida del vientre de la explosión.

El 4 de agosto de 2020, el gobierno nos declaró la guerra.
En cuanto a nosotros, proclamamos el comienzo de la batalla por la liberación
Ya no es el 17 de octubre. No nos rebelaremos más, no nos manifestaremos más, no proclamaremos más nuestras demandas. Ha llegado el momento de la lucha.
Lucharemos para liberar nuestras instituciones de las manos de los usurpadores.
Lucharemos para liberar nuestra ciudad de los atacantes.
Lucharemos para liberar nuestras propiedades y ahorros del poder de los bancos.
Lucharemos para liberar al pueblo de la ocupación.
Lucharemos para liberarnos de este régimen.
Un día, "nuestro presidente" dijo: «Si no te gusta el país, entonces emigra».
Señor, desde el 4 de agosto de 2020, la batalla por su destitución ha comenzado.

¿Hasta cuándo estaremos a salvo?

domingo, 2 de agosto de 2020

CONTRA LA REPRESIÓN ESTATAL Y PARAPOLICIAL EN EL WALLMAPU


Vamos Hacia la Vida
1 de agosto 2020

Durante la noche del sábado y madrugada del domingo se sucedieron en tres comunas de la Araucanía dolorosos episodios de servilismo nauseabundo y despreciable racismo. Las municipalidades de Curacautín, Victoria y Traiguén se encontraban ocupadas por comunerxs Mapuche como forma de presión, en solidaridad con los presos políticos que llevan más de 90 días en huelga de hambre. Estas formas de lucha se suman a una serie de otras acciones solidarias y de sabotaje, las que han gatillado la represión más dura por parte del Estado chileno, amparando a su vez a grupos paramilitares y de ultraderecha ligados a intereses latifundistas y de diversas industrias y gremios patronales (forestales, agricultores, transportistas). Fueron estos grupos, en evidente complicidad con los aparatos tradicionales de la represión estatal (policías y militares), los que organizaron violentos desalojos de los edificios tomados, convocando a turbas serviles que se agrupaban entonando diversos cánticos racistas. Mujeres y niñxs fueron insultadxs y golpeadxs, casi linchadxs, y posteriormente detenidxs por la policía. Se quemaron también algunos vehículos de lxs comunerxs movilizadoxs y un rewe –importante símbolo espiritual mapuche- en Victoria. Imágenes que inundaron de ira y pena los corazones de quienes empatizamos con todas las manifestaciones de lucha contra la miseria del mundo capitalista.

El 31 de julio, el recién nombrado ministro del interior Víctor Pérez, siniestro personaje de la derecha más rancia, ferviente pinochetista y con estrechas relaciones con Paul Schäfer y Colonia Dignidad (que, además de secta inspirada en ideas fascistas, funcionara como centro de detención y tortura durante la Dictadura), visitó precisamente la ciudad de Temuco para dar una señal de apoyo a todos los grupos reaccionarios y anti-Mapuche que operan en los territorios en conflicto y, por lo visto en la última jornada, para coordinar los horribles ataques racistas que presenciamos.

El gobierno encabezado por Piñera, atravesado con crisis internas, hace rato viene optando por reforzar su base de apoyo más conservadora y fascistoide, incapaz de recuperar cualquier atisbo de apoyo popular que lo aleje de las históricas e inéditas cifras de rechazo que se ha ganado por su criminal actuar desde la revuelta del 18 de octubre, incluyendo el asesino rol que han jugado en el manejo de la pandemia del coronavirus. El nombramiento de un ultraderechista como Víctor Pérez es una clara señal de esta deriva en pos de una represión totalmente desbocada, que recurre al fomento de cuadrillas nacionalistas, las que desde luego contarán entre sus filas con los siempre despreciables pobres con vocación de vasallos, tal como vimos este fin de semana.

Por su parte, la Izquierda en su más amplio espectro, que fue incapaz de lograr alguna mínima conducción de la revuelta proletaria, revuelta que desbordaba los medios y fines de todo el aparataje político, incluyendo los supuestos “críticos”, y que con mucho esfuerzo ha introducido la consigna de una “nueva constitución”, plebiscito pactado con sangre mediante, no puede tampoco abordar las reivindicaciones Mapuche de territorio y autonomía (y por tanto, expulsión de las industrias capitalistas, forestales y agrícolas principalmente, de las zonas en conflicto) sin traicionar su existencia anclada en la sociedad burguesa: la política como esfera separada de la sociedad, como gestión del Estado siempre capitalista. Pretende simpatizar con su lucha, con sus demandas, y levanta como bandera, queriendo emular la constitución del gobierno -obviamente- capitalista de Evo Morales y el MAS boliviano, y crear así la figura de un Estado plurinacional que integraría al fin al pueblo Mapuche. Por supuesto, eso es un sinsentido. Las comunidades Mapuche no son chilenas, y sus reivindicaciones apuntan a dejar en claro aquello. No es la participación en un Estado nacional que a ellas se les presenta incluso más ajeno que a todxs nosotrxs, lo que podría solucionar de alguna manera el conflicto. Como obviamente tampoco lo hizo la constitución boliviana plurinacional: en cuanto los intereses de los capitalistas nacionales e internacionales chocaron con los de las diversas comunidades originarias de ese país, el Estado no tardó en tomar partido por los primeros; no podría ser de otra manera, el Estado ES SIEMPRE el instrumento de la clase capitalista.

La lucha del pueblo Mapuche se enmarca en una historia centenaria de resistencia a la imposición de las relaciones capitalistas, que desde tiempos de la conquista del continente americano por la corona española vienen expandiéndose y enraizando, masacrando a las culturas originarias, en un proceso de despojo y proletarización forzada, tal como aconteció en todo el planeta. Las formas de vida de estos pueblos, muchos de ellos sin jerarquías políticas definidas en su interior, entraron en abierta contradicción con el progreso de la civilización del Capital, teniendo que pagar por ello con sangre. Y mucha sangre es la que ha corrido. Pero esta tarea genocida la profundizaron y llevaron al paroxismo los estados independientes y republicanos. Es el Estado chileno, y no la corona española, el que mediante su ejército lleva a cabo la “Pacificación de la Araucanía”, masacrando a lxs Mapuche e integrándolos en su territorio, a costa, claro, precisamente de robarles sus tierras y condenarlos a la miseria.

Es contra este Estado que las luchas de las comunidades se dirigen. El mismo Estado contra el que nos alzamos desde siempre, y en este siglo, con mayor fuerza desde el 18 de octubre pasado, en todo el territorio denominado por las castas dominantes como Chile. La expulsión de los intereses capitalistas del territorio ancestral mapuche no va a lograrse por las vías institucionales que propone el reformismo progresista; el percibido aislamiento de esta lucha respecto a otras expresiones del movimiento proletario “chileno” debe ser disuelto precisamente al reconocer como un mismo combate, con todas sus diferencias y contradicciones, el que llevamos a cabo todxs quienes debemos alimentar con nuestras vidas la acumulación de capital.

En las multitudinarias manifestaciones que se sucedían a diario durante las jornadas de revuelta, abundaban por miles las “banderas mapuches” (bandera que por cierto es creada recién en la década del 90 por parte de una agrupación particularmente proclive a la política institucional. Las comunidades mapuche no tenían una bandera nacional propiamente tal, pues el concepto mismo de nación y su fetichismo simbolizado en una bandera son propios de la burguesía moderna, reutilizando simbolismos de sociedades de clase predecesoras). Es ahora cuando esa afirmación de solidaridad se debe hacer carne. Pero no solamente en la necesaria participación de actividades específicamente solidarias con esta lucha, sino fundamentalmente en la comprensión y en el asumir un antagonismo abierto y radical con la sociedad capitalista y todas sus instituciones, para de una vez por todas poner la vida misma, el respeto por nuestra historia y nuestra diversidad, en el centro de nuestras prioridades. Para crear una verdadera comunidad humana rica, heterogénea y solidaria.