sábado, 25 de enero de 2025

Nota sobre el momento (Por qué no)


AC,  22/01/2025
Traducido del francés
original en: https://www.facebook.com/communisation

Este momento histórico, en el que el Estado de Israel arrasa Gaza y comete un genocidio con el apoyo de las llamadas democracias avanzadas, y en el que un alto funcionario estadounidense hace públicamente el saludo nazi, la coincidencia de estos acontecimientos -uno históricamente trágico, el otro aparentemente ridículo y anecdótico- señala el fin de los cimientos ideológicos de las democracias liberales, tal y como se habían construido desde la posguerra. Es importante subrayar que este mundo ya no existía, pero estamos en ese momento en que los personajes de dibujos animados corren hacia el vacío y se dan cuenta de ello.
 

Todo lo que constituía la legitimidad ideológica de este mundo se está desmoronando abiertamente: el fascismo como frontera y el "Nunca más", la idea del derecho internacional y de los derechos humanos más allá de la razón de Estado, todos los piadosos deseos (nunca realmente respetados) de las democracias hegemónicas desde el final de la Guerra Fría y el hundimiento del bloque del Este, están completamente descompuestos. Esta descomposición ideológica de las democracias liberales aparece como un derrumbe moral y se manifiesta como tal: la codicia, el sentimiento de superioridad racial, la repugnante estupidez, el desprecio de lo vivo reducido a su utilidad económica, la razón instrumental y la violencia brutal sobre las que descansa la dominación de la burguesía aparecen sin ambages. La pérdida de esta legitimidad ideológica, de la pureza asumida de las naciones que derrotaron al nazismo y dejaron obsoleto al comunismo, abre posibilidades que la destrucción de Gaza y la masacre de su población nos ofrecen como perspectiva.
 

Todo Estado siempre ha tenido derecho a hacer lo que quisiera con su población, pero ahora esta posibilidad ya no está ideológicamente supeditada a ninguna otra razón superior a la razón de Estado. Todo vuelve a ser concebible, las perspectivas se abren: también el capitalismo necesita respirar. La palabra del momento será: ¿y por qué no? ¿Por qué no muros, masacres y deportaciones? ¿Por qué no la afirmación de la primacía de la razón económica sobre todas las demás? ¿Por qué no la afirmación de las superioridades raciales, sociales, de género, etc., puesto que de facto ya dominan? Ultima ratio, es evidentemente una vez más la guerra entre Estados y la guerra de los Estados contra sus poblaciones la que se perfila como el contexto de la próxima gran crisis capitalista, de modo que la distinción entre "guerra mundial" y "guerra local" corre el riesgo de perder todo sentido. Una vez más, Israel ha abierto el camino.
 

Quienes buscan un árbitro y unas reglas para este juego pierden el tiempo. No vamos a volver a los benditos días de las democracias liberales, y blandir como fetiches las anticuadas categorías de su pasada legitimidad no cambiará nada. Guerra por guerra, es más bien la cuestión de la guerra civil la que debe preocuparnos, y más allá la cuestión del desbordamiento de esos marcos mortificantes que son el Estado, el pueblo, la nación, la raza, la familia, el trabajo asalariado, el intercambio de mercancías, etc. En este contexto, la reapertura de la cuestión comunista en la práctica (como queramos llamarla) no debe verse como otro "por qué no", como una oportunidad histórica que hay que aprovechar, sino como un medio de sobrevivir, transformándolo radicalmente, a este mundo que se consume devorándonos.

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