martes, 17 de marzo de 2020

[Argentina] Sobre la cuestión social del Covid19

16 de marzo de 2020. Biblioteca Alberto Ghiraldo


Cuando anochecía el domingo, el presidente Alberto Fernández anunció por cadena nacional la suspensión de las clases y el cierre de las fronteras por 15 días para minimizar la circulación del coronavirus.

Tal como viene repitiendo desde septiembre del año pasado la conclusión es la misma: «Evitemos estar en las calles». No se puede estar en la calle para protestar, ni para pasear, ni para simplemente encontrarnos. Con o sin pandemia, como decía el general: «De la casa al trabajo y del trabajo a la casa».

Si la situación es tan grave como para adoptar medidas que impiden el funcionamiento de las escuelas, y es necesario cerrar bares, estadios y otros recintos ¿por qué nos mandan a seguir trabajando hacinados y a viajar hacia el trabajo amontonados en el transporte público? ¡Para producir para las necesidades de la economía!

Ya hay cada vez menos que develar. Los Estados hablan abiertamente de imponer medidas de "aislamiento social". Y en muchos países se comienzan a imponer ajustes económicos cada vez mas duros en nombre de la pandemia. A la vez que se refuerzan los controles y la militarización de las ciudades.

El FMI publicó, antes de la pandemia, sus previsiones en el Foro Económico de Davos, y su pronóstico de crecimiento para 2020 daba a la baja. Sus principales conclusiones fueron que la economía mundial se encuentra en una situación «peligrosamente vulnerable». Tal como señala Zibechi y otros: la epidemia no es la causa de la crisis económica sino su catalizador.
Quienes trabajan con contrato seguirán haciéndolo en peores condiciones. Quienes trabajen informalmente deberán pensar como sobreviven. Y quienes buscan trabajo se encuentran con un mercado laboral aún mas cerrado. Quienes tienen hijos deberán hacer todo esto mientras intentan cuidarlos. Y muchos hogares, centros de violencia familiar, se concentrarán aún más lo cual será un infierno cotidiano. Ni que decir de la situación de las personas prisioneras en cárceles y campos de refugiados.

Pero ya en diferentes ciudades (pese al miedo, la desconfianza y el control) la solidaridad no se hace esperar, así como tampoco la autoorganización para dar pelea a las consecuencias sociales de una pandemia en un mundo capitalista.


Tomado del muro de facebook Alberto Ghiraldo (biblio) 
 

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